miércoles, 27 de mayo de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO SANTISIMA TRINIDAD TO CICLO B - 31 MAYO 2015

CONTEMPLACIÓN TRINITARIA



ORACION COLECTA

Dios Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio, concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna trinidad y adorar su unidad todopoderosa. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Primera lectura: Dt 4,32-34.39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con ustedes en Egipto, ante sus ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 32)

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.

La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.

La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos, porque él lo dijo, y existió, él lo mandó, y surgió. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambreR.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.

SEGUNDA LECTURA

Segunda lectura: Rm 8,14-17

Hermanos: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo  28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y saben que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.».

COMENTARIO
  
La Santísima Trinidad es el núcleo esencial de la fe cristiana: confesamos a un Dios Trino y Uno a la vez. Y, toda nuestra vida espiritual gira en torno a la Trinidad (cuando entramos a la Iglesia, al salir de casa, al concluir o iniciar la Liturgia, los sacramentos, etc.). En ella gozamos con el secreto más guardado por Dios Padre, Hijo y Espíritu: el amor.
Hay una sugerente leyenda que nos narra, cómo un peregrino, camino de un santuario llamó a una casa y preguntó por el dueño del hogar. Uno de los hijos, le respondió, tranquilo; dígame lo que Ud. desee que, aquí, los tres decidimos. Aquí, los tres, pensamos de igual manera. La Santísima Trinidad es el hogar donde habitan tres personas que, aun siendo distintas, tienen un mismo fondo; los mismos pensamientos; los mismos ideales. Una de ellas, Jesús, nos manifestó de una forma radical y nítida a la vez, el auténtico rostro de Dios: el amor, con pasión y sin medida, por el hombre. Otra de ellas, el Espíritu, es la permanencia viva, real y operativa de los deseos de un Dios Padre que se nos sigue revelando, día a día, con toda la cercanía de la que es capaz. Y que disfruta cuando ve a sus hijos  continuar la misión que Jesús nos encomendó. Dios siempre será un misterio. Pero, cuando le invocamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, sabemos que estamos llamando a la misma puerta de una misma casa: el cielo. Dios siempre será un misterio de amor. Y es que, la Trinidad, nos invita a mirar hacia lo alto. Y es que, el amor de Dios, es tan infinitamente gigantesco, tan unitario, tan contemplativo que nos invita a alzar nuestros ojos y descubrir la grandeza de un Dios que se desparrama en tres personas que -aun siendo distintas- tienen un común denominador: el amor; el interés por la humanidad; la comunión entre ellas.  Es un enigma para disfrutarlo, para quedarnos embelesados cantando la gloria de la Trinidad. La Trinidad es la gran familia que vive en el corazón de Dios. Ojala que nosotros, llamándola tantas veces como lo hacemos: ¡En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo!, nos sintiésemos también tocados para  vivir como “Uno” en el amor, en la caridad, en la esperanza, en la fe, en el compromiso y en la fidelidad a la Iglesia. Nuestro mejor final, para estas palabras, tienen que ser en este día: ¡Gloria a la Trinidad!. Así profesamos nuestra fe: Creo en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Así celebramos la liturgia: Por Cristo, a ti Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo.  Así vivimos: empezamos a vivir en el bautismo. Hemos sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así oramos: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Señor, tus ojos están puestos en los que esperan tu misericordia, por eso ponemos nuestras peticiones ante ti, confiando en la generosidad de tu corazón. Decimos: Señor, confiamos en la generosidad de tu corazón.

1.- Por la Iglesia, para que de razones sólidas para ceder y esperar, y para que nos ayude a poner nuestras vidas en ls manos de Dios, con la certeza de la que la Trinidad habita en cada uno de nosotros. Señor, confiamos en la generosidad de tu corazón

2.- Por el Papa, los Obispos, los sacerdotes; para que nos enseñen a creer en la Trinidad y arrodillarnos ante el misterio para experimentar: la vida, el amor y la plenitud de Dios.  Señor, confiamos en la generosidad de tu corazón

3.- Pedimos por todos los religiosos y religiosas de vida contemplativa, que viven con tanta plenitud la Trinidad de Dios; para que el Señor les dé fuerza y les ayude a seguir adelante, pues ellos son el alma y el cimiento de la Iglesia. Señor, confiamos en la generosidad de tu corazón

4.- Por las naciones, los pueblos, las familias, las personas que no encuentran la paz; para que el Señor ablande su corazón y los lleve: a aceptar, a perdonar, a compartir, llegando así a la concordia y la tranquilidad.  Señor, confiamos en la generosidad de tu corazón
5.- Por las familias para que la Trinidad las marque con su sello, siendo creadoras de vida, portadoras de amor y constantes en comunicación. Señor, confiamos en la generosidad de tu corazón

Todo esto lo ponemos en manos de Dios en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Por la invocación de tu santo nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos y transfórmanos por ellos en ofrenda perenne a tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Al confesar nuestra fe en la Trinidad santa y eterna y en su Unidad indivisible, concédenos, Señor y Dios nuestro. Encontrar la salud del alma y del cuerpo en el sacramento que hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.

COMENTARIO
  
La Santísima Trinidad es el núcleo esencial de la fe cristiana: confesamos a un Dios Trino y Uno a la vez. Y, toda nuestra vida espiritual gira en torno a la Trinidad (cuando entramos a la Iglesia, al salir de casa, al concluir o iniciar la Liturgia, los sacramentos, etc.). En ella gozamos con el secreto más guardado por Dios Padre, Hijo y Espíritu: el amor.
Hay una sugerente leyenda que nos narra, cómo un peregrino, camino de un santuario llamó a una casa y preguntó por el dueño del hogar. Uno de los hijos, le respondió, tranquilo; dígame lo que Ud. desee que, aquí, los tres decidimos. Aquí, los tres, pensamos de igual manera. La Santísima Trinidad es el hogar donde habitan tres personas que, aun siendo distintas, tienen un mismo fondo; los mismos pensamientos; los mismos ideales. Una de ellas, Jesús, nos manifestó de una forma radical y nítida a la vez, el auténtico rostro de Dios: el amor, con pasión y sin medida, por el hombre. Otra de ellas, el Espíritu, es la permanencia viva, real y operativa de los deseos de un Dios Padre que se nos sigue revelando, día a día, con toda la cercanía de la que es capaz. Y que disfruta cuando ve a sus hijos  continuar la misión que Jesús nos encomendó. Dios siempre será un misterio. Pero, cuando le invocamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, sabemos que estamos llamando a la misma puerta de una misma casa: el cielo. Dios siempre será un misterio de amor. Y es que, la Trinidad, nos invita a mirar hacia lo alto. Y es que, el amor de Dios, es tan infinitamente gigantesco, tan unitario, tan contemplativo que nos invita a alzar nuestros ojos y descubrir la grandeza de un Dios que se desparrama en tres personas que -aun siendo distintas- tienen un común denominador: el amor; el interés por la humanidad; la comunión entre ellas.  Es un enigma para disfrutarlo, para quedarnos embelesados cantando la gloria de la Trinidad. La Trinidad es la gran familia que vive en el corazón de Dios. Ojala que nosotros, llamándola tantas veces como lo hacemos: ¡En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo!, nos sintiésemos también tocados para  vivir como “Uno” en el amor, en la caridad, en la esperanza, en la fe, en el compromiso y en la fidelidad a la Iglesia. Nuestro mejor final, para estas palabras, tienen que ser en este día: ¡Gloria a la Trinidad!. Así profesamos nuestra fe: Creo en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Así celebramos la liturgia: Por Cristo, a ti Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo.  Así vivimos: empezamos a vivir en el bautismo. Hemos sido bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así oramos: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 1: San Justino, Mártir (MO) Tob 1, 1ª.2, 1-9; Sal 111, 1-6; Mc 12, 1-12.
Martes 2: Tob 2, 9-14; Sal 111, 1-2.7-9; Mc 12, 13-17.
Miércoles 3: San Carlos Luanga y Compañeros, mártires (MO) Tob  3, 1-11ª.16-17ª; Sal 24, 2-9; Mc 12, 18-27.
Jueves 4: Tob 6, 10-11; 7, 1.9-17; 8, 4-9ª; Sal 127, 1-5; Mc 12, 28b-34.
Viernes 5: San Bonifacio, Obispo y Mártir (MO) Tob 11, 5-17; Sal 145, 1-2.6-10; Mc 12, 35-37.
Sábado 6: Tob 12, 1.5-15.20; Sal de Tob 13, 2.6-8; Mc 12, 38-44.

Domingo 7: El  Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (S)Ex 24, 3-8; Sal 115, 12-13.15-18; Heb 9, 11-15; Mc 14, 12-16.22-26.

jueves, 21 de mayo de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO DE PENTECOSTES CICLO B - 24 MAYO 2015

“¡VEN ESPÍRITU SANTO!”



ORACION COLECTA

Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificar a tu Iglesia, extendía por todas las naciones, derrama los dones de tu espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos, preguntaban: «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?. Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 103)

Envía tu Espíritu, Señor,  y repuebla la faz de la tierra

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!.
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturasR.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12,3b-7.12-13

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 20,19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a ustedes.».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.».
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonaran los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos.».

COMENTARIO

Celebrar la fiesta de Pentecostés, es pensar  en el Espíritu Santo y  decirle: “¡Ven!”. Entonces, el Espíritu es invasor. Y es menester que nos invada ya que la vida cristiana es una experiencia de vida invadida por el Espíritu. Él no tiene rostro, pero todos sus nombres dicen que es invasión: fuego, agua, espíritu, respiración, viento. Desde que viene, actúa. La Biblia está llena de él, pero no habla de él: dice lo que hace. Él está en todos los comienzos: es el Espíritu de lo que ha de nacer y el Espíritu del primer paso que cuesta. En Pentecostés hizo que la Iglesia despegase y tomara vuelo. Hay que decirle: “Ven”, cuando se bloquea algo en nuestra vida personal o colectiva.
Después de la fuerza de la partida, es la fuerza de la marcha hacia adelante. La audacia de hablar, de insistir, de crear. Para ver todo esto tenemos los Hechos de los apóstoles. (¡Tendríamos que leerlos más!) y cualquier vida de un santo.
Él es el huésped interior, el espíritu de las profundidades que sin él quedarían sin explorar. El nos arranca de lo superficial, no hace vivir en donde se hunden las raíces y donde manan las fuentes. Y nos impulsa hasta el fin: “Les guiará a la verdad completa” (Jn. 16, 13). Puede hacer que se recorran enseguida itinerarios sorprendentes. El evangelio de hoy nos revela este poder de transformación inmediata y total. A unos hombres aterrorizados les dice Jesús: “Yo les envío”. ¿Unos pobres hombres enviados a la conquista del mundo?. Sí, pero Jesús añade: “Reciban el Espíritu” Nos lo dio y no lo sigue dando. Podemos recibir el Espíritu: esto depende de la fuerza de nuestro” “¡ven!”.  ¿Por qué pedimos tan poco el Espíritu? ¿Por miedo a unos mundos extraños de iluminación de “carismas”? ¿O quizás por medio a comprometernos? Si digo “¡Ven!”, ¿hasta dónde me llevará?. Quizás ante los tribunales. Lo dice el evangelio: “Cuando les entreguen a los tribunales, no se preocupen por lo que van a decir; será el Espíritu de su Padre quien hable por medio de ustedes”. Decir “¡ven!” al Espíritu puede llevar muy lejos. Desde los primeros mártires hasta los perseguidos en muchas partes del mundo y de nuestra América Latina, ir hasta el fin es arriesgarse a la cárcel, a la tortura, a la muerte. ¿Y nosotros no? ¿Quién puede prever cuál será nuestro mañana?.
No hay dos evangelios ni dos Espíritus.  La única verdadera devoción al Espíritu Santo es decirle: “¡Ven!”, no para una cita tranquila con él, sino para dar el paso  de amor y de valentía que  la vida nos pide.

PLEGARIA UNIVERSAL

Padre envía tu espíritu y sus dones sobre nosotros y sobre este mundo, haz que tu reino de amor y justicia llene cada rincón de nuestro mundo y primeramente cada rincón de nuestro corazón. Ven Espíritu y envía tus siete dones.

1.- Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu sabiduría las acciones del Santo Padre Francisco, las de todos los obispos y diáconos para que guiados  por ella lleven a la iglesia a la unidad necesaria y así sea, luz que ilumine al mundo entero. Ven Espíritu y envía tu siete dones.

2.-Envia, Señor, tu Espíritu y asiste con tu entendimiento a todos los gobernantes de la tierra para que juntos busquen el bien común y así prosperemos todos en paz y fraternidad. Ven Espíritu y envía tus siete dones.

3.- Envía, Señor tu Espíritu y asiste con tu Consejo a todos aquellos que andan alejados de la Iglesia, haz que comprendan el tesoro que lleva dentro, tu Palabra y tu Eucaristía, a pesar de ser llevada en vasijas de barro. Ven Espíritu y envía tus siete dones.

4.- Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Fortaleza a todos aquellos que sufren o están abatidos o enfermos, haz que recibiendo esa ayuda en su interior afronten con mayor serenidad las dificultades y salgan pronto vencedores de ellas. Ven Espíritu y envía tus siete dones.
5.- Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Ciencia a todos los niños y jóvenes hacen su primera comunión o su confirmación, llévales a descubrir que en Cristo está el verdadero valor de todas las cosas. Ven Espíritu y envía tus siete dones.

6.- Envía, Señor tu Espíritu y asiste con tu Piedad a todos los seglares que trabajan por la expansión del evangelio para que sea bajo la acción del Espíritu Sato y promuevan la unidad entre todos los miembros de la Iglesia. Ven Espíritu y envía tus siete dones.

7.- Envía, Señor tu Espíritu y asiste con el temor de Dios a todos tus fieles que se reúnen alrededor de tu mesa. Para que sea el cumplir ante todo tu voluntad, el verdadero motor de nuestras vidas. Ven Espíritu y envía tus siete dones.

Padre, estamos necesitados de la acción del Espíritu, haz que venga pronto a nuestros corazones para que trasformados por El salgamos a transformar el mundo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Te Pedimos,  Señor que según la promesa de tu Hijo el Espíritu Santo nos haga comprender la realidad misteriosa de este sacrificio y nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Oh Dios, que has comunicado a tu Iglesia los bienes del cielo, conserva los dones que le has dado, para que el Espíritu Santo sea siempre nuestra fuerza y la eucaristía que acabamos de recibir acreciente en nosotros tu salvación. Por Nuestro Señor Jesucristo..

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes: Eclo 17, 20-28; Sal 31, 1-2.5-7; Mc 10, 17-27.
Martes: Santa Mariana de Jesús Paredes (Virgen) (F). Ap 2, 1-5 (o bien: Flp 4,4-9); Sal 44; Mt 11, 25-30.
Miércoles: Eclo 36, 1-2ª.5-6.13-19; Sal 78, 8-9.11.13; Mc 10, 32-45.
Jueves:  Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote (F). Jer. 31, 31-34; ó Hb 10, 11-18; Sal 109, 1b-e.2.3; Mc 14, 22-25.
Viernes: Eclo 44, 1.9-13; Sal 149, 1-6.9; Mc 11, 11-26.
Sábado: Eclo 51, 17-27; Sal 18, 8-11; Mc 11, 27-33.
Domingo: La Santísima Trinidad (S). Dt 4, 32-34.39-40; Sal 32, 4-6.9-18-20.22; Rom 8, 14.17; Mt 28, 16-20.


martes, 12 de mayo de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO DE LA ASCENSION DEL SEÑOR CICLO B - 17 MAYO 2015

SUBIÓ AL CIELO Y SE SENTÓ A LA DERECHA DE DIOS



ORACION COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No se alejen de Jerusalén; aguarden que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo les he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días ustedes serán bautizados con Espíritu Santo.». Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?».
Jesús contestó: «No les toca a ustedes conocer
los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, reciban fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.».
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo?. El mismo Jesús que les ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 46)

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas

Pueblos todos batan palmas, 
aclamen a Dios con gritos de júbilo; 
porque el Señor es sublime y terrible, 
emperador de toda la tierra. R.

Dios asciende entre aclamaciones; 
el Señor, al son de trompetas; 
toquen para Dios, toquen, 
toquen para nuestro Rey, toquen. R.

Porque Dios es el rey del mundo; 
toquen con maestría. 
Dios reina sobre las naciones, 
Dios se sienta en su trono sagrado. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,17-23

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de su corazón, para que comprendan cuál es la esperanza a la que los llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

EVANGELIO

Conclusión del santo evangelio según san Marcos 16,15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.».
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

COMENTARIO

Cuando intentamos hablar de Jesús que nos deja elevándonos por las nubes, opacamos el misterio de la ascensión: hacemos de él una ausencia, siendo así que los evangelistas nos hablan del misterio de la presencia multiplicada. Marcos nos hace percibir muy bien todo esto yuxtaponiendo con toda claridad unas cosas contradictorias: “El Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el mensaje por todas las partes y el Señor cooperaba confirmándolo”. Mateo habla solamente de presencia; es la última palabra  de Jesús: “Yo estoy con ustedes cada día, hasta el fin del mundo”  Lucas acentúa más bien la ausencia “Se separó de ellos y lo llevaron al cielo”. Lo subraya más aún en los Hechos: “Lo vieron subir, hasta que una nuble lo ocultó a sus ojos” (Hechos 1, 9). Pero en su evangelio hace esta observación sorprendente: “Los discípulos se volvieron a Jerusalén llenos de alegría”. ¿Alegres porque se habían llevado a Jesús? Esta ausencia se va a convertir en una presencia mayor”. Por eso, en los Hechos, dos ángeles (hemos de entender a Dios) les dan una reprimenda a los discípulos: “¡Que hacen ahí plantados mirando al cielo?” (Hch. 1, 11).
¿Ausencia,  presencia?  ¿Buscar  a  Jesús  en  el cielo, trabajar con él en la tierra? El esfuerzo de fe que se nos pide consiste en que unifiquemos dos relaciones con Jesús aparentemente muy distintas. Si, Jesús “está a la derecha del Padre”. Esto quiere decir “en la gloria de Dios”. Jesús resucitado  sigue siendo un hombre, uno de nosotros; por consiguiente, ¡Un hombre ha entrado en la gloria de Dios? Y nosotros con él, si creemos en la unidad de todos los hombres en Jesucristo. ¿Cómo no va a quedar ya imantada nuestra propia vida por esta vida de Jesús en el cielo, que nos atrae día tras día “fijando nuestro deseo, como dice magníficamente san León Magno, en  donde  la  mirada  es  incapaz  de llegar?”.
¡La fe sí que llega! Durante su vida terrena, la gente vio, escuchó  tocó a Jesús. Pero ¿cómo? ¿Y con qué resultados? Fueron muy pocos los que sospecharon su misterio y trabaron relación con él. Cuando parece que “se marcha” en la ascensión se convierte por el contrario en aquel que será la presencia para cualquier hombre que le abra su vida. Por eso precisamente Lucas podía decir: “Se lo llevaron al cielo y los discípulos volvieron llenos de alegría”. Fueron ellos los primeros en realizar la experiencia de la nueva presencia.
Lejos de perderlo, ganaban la facultad de vivir en adelante con él en una intimidad de pensamiento y de acción que palpamos tan bien como leemos los Hechos: “Yo estoy con ustedes”. La dificultad (¡tan grande!) es que fue necesario pasar del trato familiar, del rostro y de la voz, a la aproximación de la fe. Cito una vez más a san León: “La fe estaba llamada a tocar, no con una mano carnal, sino con una inteligencia sobrenatural, al Hijo único igual al que lo engendra”. Nunca se le pide tanto a nuestra fe como en este misterio de la ascensión en donde esa fe tiene que aprender a vivir con Jesús en el cielo y en la tierra.

PLEGARIA UNIVERSAL

Cristo, está a la derecha de Dios para interceder por nosotros y por eso le dirigimos estas oraciones a nuestro Padre Dios y respondemos: Te rogamos, óyenos.

1.- Por la Iglesia Universal y por el Papa Francisco, para que su magisterio nos muestre el camino hacia las moradas del cielo. Te rogamos, óyenos.

2.-Por la unidad de los cristianos, para que reconozcamos todos que el único Pastor es el Señor Jesús, que está a la derecha del Padre. Te rogamos, óyenos.

3.- Por los frutos de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales para promover la nueva evangelización en la era digital con verdad y autenticidad y por todos aquellos que  trabajan en la divulgación de la Palabra de Dios con las nuevas tecnologías y especialmente en internet. Te rogamos, óyenos.

4.-  Por los gobernantes y políticos, por quienes tienen poder de decisión respecto los caminos del mundo y de los hombres, para que sus juicios sean en bien de los hermanos e inspirados desde el cielo. Te rogamos, óyenos.

5.- Por todos aquellos, laicos o religiosos, cristianos o no, pero que trabajan por la construcción de la paz, para que sigan firmes en su condición pacífica y comprendan que es el Espíritu quien les infunde la idea de la paz y de la renovación del mundo. Te rogamos, óyenos.

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, escucha nuestras peticiones que ponemos en tus manos, para que tu nos des lo que más nos conviene. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Te presentamos, Señor nuestro sacrificio para celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo; que la participación en este misterio eleve nuestro espíritu a los bienes del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Dios todopoderoso y eterno que, mientras vivimos aun en la tierra, nos das parte en los bienes del cielo, haz que deseemos vivamente estar junto  a Cristo, en quien nuestra naturaleza humana ha sido tan extraordinariamente enaltecida que participa de tu misma gloria. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 18: Hch 19, 1-8; Sal 67, 2-7; Jn 16, 29-33
Martes 19: Hch 20, 17-27; Sal 67, 10-11.20-21; Jn 17, 1-11ª.
Miércoles 20: Hch 20, 28-38; Sal 67, 29-30.33-36; Jn 17, 11b-19.
Jueves 21: Hch 22, 30; 23, 6-11; Sal 15, 1-2.7-11; Jn 17, 20-26.
Viernes 22: Hch 25, 13-21; Sal 102, 1-2.11-12.19-20; Jn 21, 15-19.
Sábado 23: Hch 28, 16-20.30-31; Sal 10, 5-6.8; Jn 21, 20-25.
Vigilia de Pentecostés: Gn 11, 1-9; ( o bien Ex 19, 3-8ª.16-20b9; (o bien: Ez 37, 1-14); (o bien: Jl 3, 1-5); Sal 103; Rm 8, 22-27, Jn 7, 37-39.
Domingo 24: Pentecostés. Hch 2, 1-11; Sal 103; 1Co 12, 3b-7.12-13; Jn 20, 19-23.

jueves, 7 de mayo de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO VI DOMINGO PASCUA - 10 MAYO 2015

EL GOZO DE AMAR


ORACION COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando  con fervor estos días  de alegría en honor de Cristo Resucitado y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10,25-26.34-35.44-48

Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú.».
Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.».
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió: «¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?».
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 97)

El Señor revela a las naciones su salvación

Canten al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera, 
griten, vitoreen, toquen. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4,7-10

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 15,9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los he elegido y los he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que lo que pidan al Padre en mi nombre se lo dé. Esto lo mando: que se amen unos a otros.».

COMENTARIO

Juan, en las dos lecturas de este último domingo de Pascua, destaca lo que es el toque definitivo de la vivencia de la fe: el amor, el ágape. Interesa subrayar y meditar las notas más características, según Juan, de este amor.
El amor cristiano nace y empieza en Dios. Originariamente es cosa de Dios y no nuestra, la iniciativa es suya. Dios es amor, origen y motor del amor. El Hijo, Jesús, se origina del Padre en un proceso de Amor, que es el Espíritu. Este amor en Dios es comunidad, trinidad.
Y este amor se va manifestando en la creación, en la encarnación, en filiación, en la amistad, en la alegría definitiva del encuentro final. Pero siempre el origen y el término es Dios.
El signo más claro, la encarnación de ese amor, es Jesús. Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio Hijo. Tanto nos amó Jesús que se entregó a la muerte por nosotros. Jesús  es  la medida del amor de Dios y el ejemplo a seguir.
Todas las palabras de Jesús, todos los hechos de su vida tienen este sentido. Jesús es el amor de Dios hecho rostro humano. Este amor que nace en el Padre y pasa por Jesús termina necesariamente en los hermanos. Esto, para Juan, está bien claro y lo repite mil veces en su Evangelio y en sus cartas.
El amor cristiano es ambivalente, tiene dos polos: Dios y los hermanos (el hombre). Quien no ama al hermano no conoce a Dios, no conoce a Jesús, no ha entendido lo que es la fe cristiana.  Sin amor a Dios y a los hermanos no hay fe cristiana.
Y un amor que tiene que concretarse en frutos, en obras. Juan nos indica, también, algunos de los frutos del amor, como son la amistad, la gracia, la oración, las obras y la alegría.
En el ambiente pascual en que estamos habría que destacar la alegría. "Que mi alegría esté en ustedes y la alegría de ustedes llegue a plenitud" (Jn 15, 13).
Con frecuencia apelamos a ciertas razones para no seguir este camino del amor. Si tratamos, decimos, con amor a los demás, si dialogamos con todos, si nos abrimos sin prejuicios, los demás se aprovecharán y sacarán ventaja, o serán unos desagradecidos, o nos harán perder inútilmente el tiempo...
 Por eso, se sigue razonando, es mucho más práctico una buena disciplina, una mano dura, una cierta dosis de castigos, una prudente distancia, un cubrirse las espaldas, etc.
Estos criterios los puede dictar la prudencia humana, pero no el amor cristiano.

PLEGARIA UNIVERSAL

Cristo nos asegura que la actitud del cristiano es el Amor. Amor que nos viene del Padre, amor que da fruto y fruto que dura. Pedimos a Dios que nos aumente la capacidad de amar al prójimo diciendo: Señor, ayúdanos a amar a los demás

1.- Por el Papa Francisco, para que siga incansable en su labor de esparcir Amor por todo el mundo. Señor, ayúdanos a amar a los demás.

2.- Por los que viven lejos de su familia por necesidades de trabajo o por enfermedad para que encuentren en su entorno el Amor que Dios nos brinda en los hermanos. Señor, ayúdanos a amar a los demás.

3.-  Por los enfermos, sobre todo los más desamparados y los que se sienten faltos de cariño, para que encuentren amor y sanación dones que nos viene de lo alto. Señor, ayúdanos a amar a los demás.

4.- Por los que dedican su vida al cuidado de los enfermos para que no desfallezcas en su esfuerzo y encuentren en su trabajo frutos de los que duran. Señor, ayúdanos a amar a los demás.

5.- Por todas las madres que hoy celebran su día, para que el Señor bendiga sus esfuerzos y sacrificios a favor de su familia y otorgue el descanso eterno a aquellas que ofrendaron su  vida en el amor. Señor, ayúdanos a amar a los demás.

Señor, atiende con prontitud y amor estas suplicas que ante ti presentamos y no dejes de atender aquellas que llevamos en nuestro Corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Que nuestra oración Señor y nuestras ofrendas sean gratas en tu presencia, para que así, purificados por tu gracia, podamos participar más dignamente en los sacramentos de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que los sacramentos pascuales den en nosotros fruto abundante, y que el alimento de salvación que acabamos de recibir fortalezca nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 11: Hch  16, 11-15; Sal 149, 1-6.9; Jn 15, 26—16, 4ª.
Martes 112:  Hch 16, 22-34; Sal 137, 1-3.7-8; Jn 16, 5-11.
Miércoles 13: Hch 17, 15.22—18,1; Sal 148, 1-2.11-12.14; Jn 16, 12-15.
Jueves 14:  San Matías, apóstol (F) Hch  1, 15-17.20-26; Sal 112; Jn 15, 9-17.
Viernes 15: Hch 18, 9-18; Sal 46, 2-7;  Jn 16, 20-23ª.
Sábado 16:  Hch 18, 23-28; Sal 46, 2-3.8-10; Jn 16, 23b-28.
Domingo 17: La Ascensión del Señor (S)
Hch 1, 1-11; Sal 46, 2-.6-7.8-9; Ef. 4, 1-13; ,Mc 16, 15-20.