martes, 23 de febrero de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO III DOMINGO CUARESMA CICLO C - 28 FEBRERO 2016


“TODOS TENEMOS NECESIDAD DE CAMBIAR”.



ORACION COLECTA

Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de las culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 3,1-8a.13-15

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.».
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés.».  Respondió él: «Aquí estoy.».
Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.».  Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.» Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.».
Moisés replicó a Dios: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?». Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: `Yo-soy' me envía a ustedes.». Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a ustedes. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaran de generación en generación".».

SALMO RESPONSORIAL (102)

El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor, 
y todo mi ser a su santo nombre. 
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas 
y cura todas tus enfermedades; 
él rescata tu vida de la fosa 
y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor hace justicia 
y defiende a todos los oprimidos; 
enseñó sus caminos a Moisés 
y sus hazañas a los hijos de IsraelR.

El Señor es compasivo y misericordioso,  
lento a la ira y rico en clemencia;
como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10,1-6.10-12

No quiero que ignoren, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquéllos. No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13,1-9

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.  Jesús les contestó: «¿Piensen que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así?. Les digo que no; y, si no se convierten, todos perecerán lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no se convierten, todos perecerán de la misma manera.» .
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?". Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".».

COMENTARIO

Nuestro evangelio de hoy, se encuentra dentro de la narración del viaje a Jerusalén, es decir, del camino de Jesús y de todo el que quiera ser su discípulo. Jesús es informado del asesinato de unos galileos por soldados romanos. Nada dice el texto acerca de la intencionalidad de los informantes. Por el comentario de Jesús se deduce que lo que a Lucas le interesa es la lectura religiosa del hecho.
 Existía entonces, la creencia generalizada de que determinadas desgracias personales eran consecuencia de un pecado precedente. Contando con esa creencia hace Jesús la siguiente pregunta: ¿Creen que, por haber sufrido tal suerte, esos galileos eran más pecadores que el resto de galileos?
Las palabras posteriores dejan bien clara que la pregunta no es en realidad tal, sino que se trata de un recurso retórico para hacer una afirmación rotunda: Esos galileos no son más pecadores que el resto de galileos. Y añade: Y si no se convierten, todos perecerán lo mismo. Este añadido es lo que a Jesús le interesa y no la creencia, en la que Jesús parece más bien no creer mucho. El problema no está en los muertos; el problema está en los vivos, que teorizan dando por sentado que la cosa no va con ellos.
El propio Jesús añade un segundo hecho, a partir del cual formula la misma pregunta retórica    cambiando únicamente de  personas. En vez de galileos habla de gente de Jerusalén. Galilea en el norte, Jerusalén en el sur. Galilea y Judea, es decir, la totalidad de Israel. La totalidad del pueblo de Dios es invitado a convertirse.
El texto concluye con la historia gráfica de una higuera que no da fruto, pero a la que no se arranca en la confianza de que lo dará. La parábola desempeña un doble papel, crítico y esperanzador. A su vez ilumina el sentido de la conversión, que no es sólo ruptura con algo mal hecho, sino también realización de algo nuevo y diferente.
Resumiendo: Todos tenemos necesidad de cambiar. Es lógico que deba rectificar si actúo mal. Pero, ¿qué debo rectificar si actúo bien?
Lo sorprendente del texto de hoy es que la invitación es válida en ambas hipótesis. En la primera el sentido de la invitación es obvio: dejar de actuar mal. Y esto cada uno lo sabe mejor que nadie.
En la segunda hipótesis el sentido de la invitación puede ser el siguiente: seguir siendo buenos pero de una manera diferente. Este matiz de estilo puede ser esencial que llegue a invalidar la bondad en la que nos sentimos instalados. El caminar cristiano tiene más de estilo y de modo que de contenidos morales. Estos últimos se comparten con los no cristianos; el estilo y el modo, no. Desafortunadamente hemos sido enseñados a identificar y confundir caminar cristiano y caminar moral

PLEGARIA UNIVERSAL

Amar a Dios y amar al hermano, era el plan establecido por Dios para la creación. Y tras la caída, Cristo viene a darnos claro ejemplo de la calidad de dicho Amor: hasta la muerte:

1.- Por la Iglesia en el mundo para que en este tiempo de Cuaresma, a través de la lectura y meditación de la Palabra de Dios, despertemos nuestro espíritu de servicio y de entrega como Cristo nos encomienda en su evangelio. Roguemos al Señor.

2.- Por los catequistas de nuestra parroquia para que, a ejemplo de los Santos Padres de la Iglesia, defensores de la doctrina católica sean personas de mucha sensibilidad espiritual y estén preparadas para dar razón de la esperanza cristiana. Roguemos al Señor.

3.-  Por los catecúmenos que han decidido seguir y profundizar el misterio de Cristo para que el Señor obre en sus corazones el milagro de la fe y el compromiso de ser testigos del evangelio en el mundo. Roguemos al Señor.

4.-  Por los matrimonios jóvenes, para que cada día, con la ayuda de Dios, descubran la riqueza del sacramento, el amor, la fidelidad y la mutua entrega y reconociéndolos vivan con alegría. Roguemos al Señor.

Señor, ayúdanos a prepararnos para celebrar la Pascua, en la que celebramos el recuerdo de nuestro bautismo, no como un acontecimiento del pasado, sino como una fuerza presente que nos hace vivir plenamente nuestra vocación, nuestros compromisos cristianos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedios, Señor que la celebración de este eucaristía perdone nuestras deudas y nos ayude a perdonar a nuestros deudores. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna salvación te suplicamos, Señor que se haga realidad en nuestra vida lo que hemos recibido en este sacramento. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 29: Ry.5, 1-15ª; Sal 41; Lc. 4, 24-30.
Martes 01: Da. 3, 25.34-43; Sal 24; Mc. 18, 21-35.
Miércoles 02: Deut. 4, 1.5-9; Sal 147; Mt. 5, 17-19
Jueves 03: Jer. 7, 23-28; Sal 94; Lc. 11, 14-23.
Viernes 04: Os. 14, 2-10; Sal 80; Mc. 12, 28b-34.
Sábado 05: Os. 6, 1-6; Sal 50; Lc. 18, 9-14.
Domingo  06: Jos. 5, 9ª.10-12; Sal 33; Cor. 5, 17-21; Lc. 15, 1-3.11-32.



COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 13, 1-9

Siempre se ha hablado de muertes trágicas. En la época de Jesús, el rumor público hacía las veces de radio o televisión. Pilato acaba de eliminar a unos galileos. Y Jesús recuerda entonces a los 18 que habían muerto al derrumbarse una torre, para sacar de estos dos hechos una lección sobre la muerte repentina. Existía entonces, la creencia generalizada de que determinadas desgracias personales eran consecuencia de un pecado precedente. Jesús niega el vínculo entre esos sucesos y una culpabilidad  de cualquier tipo. A continuación añade: Y si no se convierten, todos perecerán lo mismo. Este añadido es lo que a Jesús le interesa y no la creencia, en la que Jesús parece más bien no creer mucho. El problema no está en los muertos; el problema está en los vivos, que teorizan dando por sentado que la cosa no va con ellos. ¿Estamos preparados para una muerte repentina? Una confesión general sería una forma de ponernos en regla; pero un mes más tarde, ¿cómo estaríamos?, volverían nuestras tendencias y nuestras faltas, no es ésa realmente la solución.
Recuerda alguien que una vez tuvo que arrancar unos cardos que habían invadido un rincón del jardín.  Le prestaron una hoz y las arrasó; pero volvieron a brotar más abundantes que nunca. Uno más astuto le dijo: ”Hay que ir a las raíces, ¡bien hondo!”. Para  estar siempre preparados a morir, no hay nada mejor que arrancar las malas hierbas en profundidad. Jesús le llama a esto: “Ponerse a hacer penitencia”. Y en forma de parábola añade una severa advertencia: “¡Despierten!. Ya pasan años sin dar fruto. ¡Ya basta!”.
Buena meditación en tiempos de cuaresma, unos días que se nos ofrecen cada año para lograr finalmente la famosa conversión de la primera llamada del evangelio: “Den el fruto que corresponde al arrepentimiento” (Lc. 3, 8). Podemos ver la conversión como una parada, como un cambio de dirección o como una producción. Un hombre avanzaba de cualquier modo, produciendo lo mejor y lo peor. De pronto se para: “¿Qué es lo que estoy viviendo? ¿A dónde me lleva todo esto?”. Si todo va bien, se pondrá a rezar para ver claro y encontrar la fuerza de emprender un nuevo camino: el del evangelio. La esencia de la conversión es esa decisión de vivir en adelante según el evangelio. ¡Empezando cuanto antes a vivirlo!. Arrancar los cardos en profundidad, plantar buenos pensamientos, buenas decisiones y vigilar los frutos. Ver si después de haber escogido el evangelio se producen la verdad actos de evangelio. Entonces cuando en la tele, en el periódico o al teléfono nos enteramos de una muerte repentina, después de mostrar nuestra compasión y de rezar por el difunto podremos pensar pacíficamente en nuestra propia muerte. Resumiendo: Todos tenemos necesidad de cambiar.



2.- -"Se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos...": Dos episodios violentos dan pie a Jesús para notar que no son sólo culpables los que sufren algún castigo, sino todos: los galileos y los habitantes de Jerusalén. Y que es necesario, por tanto, entrar en el camino de la conversión. El primer caso es el de unos galileos que fueron muertos mientras ofrecían un sacrificio. Parecería que se trataba del sacrificio del cordero pascual que debía realizarse en el recinto del Templo. No sabemos a qué hecho se refiere el evangelista; per sí sabemos, por ejemplo, que Pilato actuó violentamente contra los samaritanos cuando subían a su santuario de Garizim, el año 35 d.C.
-"Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé": Se trata de una de las torres de la antigua muralla de Jerusalén, cerca de la piscina, en el torrente Cedrón. Parecería que es un hecho conocido, recientemente, por los oyentes de Jesús. Uno y otro hecho desembocan en una advertencia: "si no os convertís, todos pareceréis de la misma manera".
-"Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera...": La parábola que Lucas añade en este contexto refuerza la advertencia sobre la conversión. Los galileos y los que murieron bajo la torre, no murieron porque fueran más pecadores que los demás. Toda muerte repentina debe hacernos mirar hacia nosotros mismos: tenemos un tiempo para nuestra vida y debemos aprovecharlo. La llamada de Jesús es la última oportunidad que se nos da; como en la parábola, a la higuera se le da un tiempo para que no sea improductiva.
J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1995, 4



3.- El evangelio nos reconcilia con el Dios de la misericordia y de la paciencia. Interpretando Jesús unos hechos recientes de muertes violentas y desgracias, enseña claramente que no son castigos, que Dios no entra en ese juego. Lo mismo dirá cuando le pregunten sobre el pecado del ciego de nacimiento. Que nadie juzgue al otro. Que todos nos juzguemos a nosotros mismos.
No acabamos de convencernos de que Dios no castiga, que Dios no quiere la muerte, que todo sucede según las leyes naturales, para malos y buenos. Es casi blasfemo decir, cuando alguien muere prematuramente: «Dios lo ha querido», «Dios se lo ha llevado». ¿Tanta prisa tiene Dios, con toda una eternidad por delante? ¿Le necesitaba Dios más que sus hijos o sus padres? La diferencia entre los buenos y los malos no está en que se sufra más o menos, sino en la manera de sufrirlo.
El Dios de la paciencia. Dios no castiga, sino que espera, como el agricultor el fruto. Una paciencia infinita, un año y otro... y otro.
CARITAS 1995.Pág. 81




viernes, 19 de febrero de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO II DOMINGO CUARESMA CICLO C - 21 FEBRERO 2016

SU ROSTRO SE TRANSFIGURÓ



ORACION COLECTA

Señor, Padre santo, tu que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 15,5-12.17-18

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» .
Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.».
Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?».
Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.».
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abran en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río.».

SALMO RESPONSORIAL (26)

El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?.
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?. R.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mí corazón:
«Buscad mi rostro.». R.

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilioR.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3,17–4,1

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,28b-36

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escúchenle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

COMENTARIO

Lucas en el evangelio de hoy se centra en primer lugar en Jesús. Mientras ora, su rostro y sus vestidos empiezan a resplandecer. Dos hombres, también resplandecientes, le hablan de su resurrección en Jerusalén. A continuación se centra en Pedro, Juan y Santiago. No comprenden, y ante la marcha de Moisés y Elías se ofrecen voluntarios a construir alojamientos. Pero una nube envuelve a los tres seres gloriosos con el consiguiente miedo de Pedro y sus dos compañeros, que oyen cómo una voz les habla de Jesús.
Comentemos:  Trasladémonos al capítulo 24 de Lucas. Unas mujeres descubren que el sepulcro de Jesús está vacío. De repente se les presentan dos hombres con vestidos refulgentes.
El miedo se apodera de ellas y los dos hombres les dicen que Jesús vive. Hay demasiados elementos comunes en ambos relatos para no ver que entre ellos existe una relación intencionada por parte del autor.
Esta relación nos ayuda a comprender el sentido del texto de hoy. En él no se trata de la muerte de Jesús, sino de su vida gloriosa. Nos hallamos ante una anticipación de esa vida. Es curioso y significativo el término empleado por Lucas para designarla: éxodo, salida. De Egipto a Israel fue el éxodo-tipo, el inicial, el nuclear. Pero este inicio y este núcleo se han ido ampliando y desarrollando hasta culminar en el éxodo de Jesús, en su salida de la muerte a la vida. De la muerte real a la vida real. Los éxodos anteriores, representados por Moisés y Elías, se dan cita en este último y en él tienen su culminación. Todo es fabuloso y todo es real en él. Es la realidad de la vida de Jesús a pesar de la muerte. No es fácil, sin embargo, la captación y aceptación de esta realidad. El desconcierto de Pedro y sus dos compañeros lo ejemplariza. La transfiguración, que el evangelista sitúa como un alto en el camino que sube a Jerusalén, no ha sido otra cosa que una anticipación momentánea de la última meta y como un aliento para seguir caminando. Jesús les manda que callen lo que han visto hasta que todo se cumpla y el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos (Mt 17,9). El domingo pasado contemplábamos a Jesús fiel a su vocación terrestre, sin caer en la tentación de forzar a Dios y sin ángeles a su servicio. Hoy es el propio Dios quien sale al encuentro de Jesús. Pedro y sus compañeros se asustan. Temen que la nube, símbolo de la presencia de Dios, vaya a destruir a quienes ha envuelto. Muy al contrario, es el propio Dios quien acredita a Jesús. Escúchenlo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Jesús, ha mostrado hoy su Gloria. Cristo da plenitud a todo el Antiguo Testamento y nos lleva al Padre. Hoy pedimos a través de Él, que nos cieguen los reflejos de este mundo y vivimos siempre guiados por la luz de la Transfiguración:

1.- Por la Iglesia universal, de manera especial por el Papa y los Obispos para que, fortalecidos con el espíritu de Cristo y con su entrega generosa, no desmayen ser sus testigos  y signos creíbles de esperanza para todas las naciones. Roguemos al Señor.

2.- Por todos nosotros los laicos comprometidos de nuestra comunidad, para que en este tiempo de Cuaresma, animados por la Palabra de Dios, seamos fieles a la vocación que hemos recibido de Dios y gastemos nuestra vida al servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor.

3.- Por los miembros de nuestras comunidades, para que, reanimados por el espíritu de la Cuaresma, se acerquen a la Iglesia, retornen al encuentro con los hermanos y pongan en práctica las obras de misericordia. Roguemos al Señor.

4.- Por las vocaciones religiosas y sacerdotales para que el Señor suscite en el corazón de muchos jóvenes  la vocación y la valentía    de  ser  testigos  especiales de Cristo para nuestros pueblos. Roguemos al Señor.

A transfiguración es un misterio no solo para admirar y contemplar sino también para vivir. El tiempo de Cuaresma nos invita a  escuchar los llamados a la conversión, a llevar una vida conforme al Evangelio de Jesucristo, a compartir fraternalmente con los demás, en especial con los más necesitados,    a  intensificar  la  oración   y la purificación. Por Jesucristo nuestros Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Te pedimos, Señor, que esta oblación borre nuestros pecados, santifique los cuerpos y las almas de tus siervos y nos prepare a celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Te damos gracias, Señor porque al darnos en este sacramento el cuerpo glorioso de tu Hijo nos haces participes  ya en este mundo, de los bienes eternos de tu reino.  Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 22: Ped. 5, 1-4;  Sal  22;  Mt. 16,   13-19.
Martes 23: Is. 1, 10. 16-20;  Sal  49; Mt. 23, 1-12.
Miércoles  24: Jer. 18, 18-20; Sal 30; Mt. 20, 17-28.
Jueves 25: Jr.  17, 5-10;  Sal 1;  Lc.   16, 19-31.
Viernes 26: Gn. 37, 3-4, 12-13ª,17b-28.; Sal 104; Mt. 21, 33-43, 45-46.
Sábado 27: Mi. 7, 14-15.18-20; Sal 102; Lc. 15, 1-3.11-32.
Domingo 28: Ex. 3, 1-8ª.13-15; Sal 102; C0r. 10, 1-6.10-12; Lc. 13, 1-9.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc/09/28b-36
Par.: Mt 17, 1-9  Mc 9, 2-10

1.- Texto. Tres puntos revisables. Primero, la conversación de Moisés y Elías es sobre la salida de Jesús en Jerusalén. Segundo: Las palabras de Pedro son más fieles al original de la siguiente manera: nuestra presencia aquí es oportuna pues podemos construir tres tiendas. Tercero. La traducción litúrgica parece suponer que los envueltos en la nube son los discípulos. El original no es ni mucho menos tan explícito. Creo que los envueltos son Jesús, Moisés y Elías.
Lucas se centra en primer lugar en Jesús. Mientras ora, su rostro y sus vestidos empiezan a resplandecer. Dos hombres, también resplandecientes, le hablan de su resurrección en Jerusalén. A continuación se centra en Pedro, Juan y Santiago. No comprenden, y ante la marcha de Moisés y Elías se ofrecen voluntarios a construir alojamientos. Pero una nube envuelve a los tres seres gloriosos con el consiguiente miedo de Pedro y sus dos compañeros, que oyen cómo una voz les habla de Jesús.
ALBERTO BENITO
DABAR 1986, 16



2.- Texto. Se articula dentro de un contexto en el que Jesús acaba de hablar de su muerte y de su resurrección, de la necesidad de ese camino para todo el que quiera ser su discípulo y del anuncio de que algunos de los presentes verán el Reino de Dios antes de que mueran.
En este contexto Lucas nos presenta a Jesús subiendo a un monte en compañía de Pedro, Juan y Santiago, con la finalidad concreta de orar, y no de manifestarse a sus discípulos. La referencia a la oración es típica de Lucas. Un judío oraba varias veces al día, pidiendo a Dios la venida del Mesías. Lucas parece presuponer que se trata de la oración de primeras horas de la noche, puesto que de los tres discípulos dice más adelante que se caían de sueño.
MU/EX: La descripción de la transformación de Jesús y el diálogo con Moisés y Elías la sitúa Lucas durante la oración de Jesús. La escenografía es escatológica: color blanco, brillo, gloria o resplandor, Moisés y Elías, cuya vuelta se esperaba para el final de los tiempos. Es decir, Lucas se sitúa en este final y lo describe desde las concepciones y los símbolos con que los judíos se lo imaginaban. El diálogo versa sobre el éxodo de Jesús. Es el término que emplea el texto griego, y no muerte como dice la traducción litúrgica. El término, en sí mismo, suena al éxodo de Israel, a su salida de la cautividad de Egipto para entrar en la tierra prometida. Tanto Moisés como Elías habían hecho la experiencia de un camino que va de la opresión a la liberación.
La experiencia de Elías la encuentras en 1 Reyes 19. El camino del que ha hablado Jesús a sus discípulos en el texto anterior al de hoy es exactamente el mismo: de la muerte (opresión) a la resurrección (liberación).
En medio de la escenografía escatológica entran en acción Pedro y sus dos compañeros. Su entrada coincide con la marcha de Moisés y Elías, marcha que Pedro cree poder evitar haciendo una propuesta desafortunada. No sabía lo que decía. La situación escatológica sigue. El propio Dios se hace presente bajo el símbolo de una nube envolvente y habla a los tres discípulos sobre Jesús. Moisés y Elías no están ya. Sólo Jesús es el importante y a quien hay que escuchar, ya que se trata de un mensajero o enviado muy especial: es el Hijo de Dios. Los éxodos pasados, representados por Moisés y Elías, no existen ya, eran prefiguraciones, anticipos. El éxodo último y definitivo, que completa y da sentido a los anteriores, es el de Jesús, su muerte y su resurrección. Cuando éstos tengan lugar realmente, algo decisivo habrá acontecido en el tiempo: éste habrá empezado a ser efectivamente escatológico, es decir, último y definitivo. Hoy, segundo domingo de cuaresma, todo esto tiene sólo valor literario. El domingo de Pascua todo esto tendrá además valor real.
Resumiendo: En su línea de instrucción cristiana expresiva y gráfica Lucas nos presenta la muerte y resurrección de Jesús como el último y definitivo éxodo, que da paso al nuevo tiempo.
Comentario. Caminar en cristiano es hacerlo en comunicación con Dios. Una vez más insiste Lucas en esto ofreciéndonos el modelo de Jesús en oración. Pero sigue sin ofrecernos el modelo de oración de Jesús. Esto lo hará más adelante, en el cap., 11: el Padrenuestro. Según este modelo, orar es pedir a Dios que Él sea realidad entre nosotros, de forma que entre nosotros todo sea diferente.
Al ser Dios realidad en Jesús, Lucas concibe el camino de Jesús como la realización de lo que en la Biblia se llama el Reino de Dios. Culminación y apoteosis de este Reino es la resurrección de Jesús. Desde ella escribe Lucas su relato, imaginándosela como muchos judíos imaginaban entonces el final de los tiempos.
El modelo de camino de Jesús es un modelo de éxodo, es decir, el sentido de la marcha va de la opresión a la liberación. Ese es también el modelo de camino al que somos invitados. Siguiendo, pues, el camino de Jesús sabemos por anticipado y con absoluta certeza que caminamos en dirección liberadora. Con un bagaje así, tan poco pesado y sin embargo tan importante, el camino es otra cosa.
A.- BENITO
DABAR 1989, 14



3.- Los tres discípulos que serían testigos del abatimiento de Jesús en Getsamaní, fueron elegidos antes para ver su gloria en el Tabor.
La blancura de los vestidos de Jesús y el nuevo aspecto de su rostro (Mateo dice que aquellos se tornaron blancos como la luz y que su rostro resplandecía como el sol) no son más que la manifestación de la dignidad y la gloria que le correspondía como Hijo de Dios. Moisés y Elías, representando a la Ley y los Profetas -todo el Antiguo Testamento-, conversan con Jesús de lo que aún ha de cumplirse en Jerusalén. Toda la historia de la salvación culmina en Jesucristo, pero el momento de esta culminación es la hora de su exaltación en la cruz. El Tabor no se explica sin el Calvario. TABOR/CALVARIO
A pesar de que sólo hace seis días (Mt 17, 1) desde que Jesús les había anunciado su pasión y muerte en Jerusalén y había reprendido precisamente a Pedro porque intentó torcer su camino, éste sigue sin entender nada. Piensa que ha llegado la hora de disfrutar el triunfo y que puede ahorrarse lo que ha de suceder todavía.
La "nube", o la "columna luminosa", es en la biblia el símbolo de la presencia de Dios. Aquí aparece como respuesta a la proposición de Pedro. De la nube sale la voz de Dios. El signo de la nube es interpretado por la palabra. Y la palabra confirma a Jesús como enviado de Dios, como Hijo que ha venido a cumplir su voluntad. A él deben atenerse Pedro y sus compañeros. Lo fascinante y lo tremendo de la presencia de Dios, de la teofanía, se advierte en las palabras de Pedro y en el temor de los tres discípulos al ser introducidos dentro de la nube.
La transfiguración, que el evangelista sitúa como un alto en el camino que sube a Jerusalén, no ha sido otra cosa que una anticipación momentánea de la última meta y como un aliento para seguir caminando. Jesús les manda que callen lo que han visto hasta que todo se cumpla y el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos (Mt 17,9).
EUCARISTÍA 1982, 11



4..- Texto. Sirviéndose de un dato cronológico preciso, el autor relaciona la escena que va a seguir con las palabras precedentes de Jesús (cfr. estas palabras en Lc. 9, 22-27). El marco y la circunstancia son los mismos que en Lc. 6, 12. Descripción de la escena en los vs. 29-31. Es importante observar que el autor deja fuera de esta descripción a Pedro, Santiago y Juan. Así pues, el autor divide en dos al grupo que ha subido a la montaña. De un lado, Jesús: de otro, los tres. Si seguimos observando con atención, percibiremos que entre Jesús y los tres no hay comunicación de ningún tipo. Jesús habla de sus cosas con Moisés y Elías, pero no con Pedro, Santiago y Juan. Más aún, Pedro no sabe lo que dice. Tenemos, pues, el ámbito de Jesús por un lado y el ámbito de los tres por otro. Dos ámbitos irreductibles, puesto que no pueden comunicarse ni, consiguientemente, entenderse. La solución a esta situación es la nube, conocido vehículo plástico de la presencia de Dios. Envolviéndolos a los tres, la nube los sitúa en el ámbito mismo en que están Jesús, Moisés y Elías. La comunicación puede ya tener lugar y con ella el entendimiento.
Comentario. Como indicaba al comienzo, el texto de hoy tiene mucho que ver con las palabras de Jesús en Lc. 9, 22-27, palabras que a su vez habían sido motivadas por la anterior respuesta de Pedro a la pregunta de quién es Jesús (cfr. Lc. 9, 18-20). Entre Pedro y Jesús se había producido una dialéctica, una tensión.
Pedro tiene una concepción de la persona de Jesús que Jesús ni comparte ni acepta. Ambos se mueven en ámbitos distintos. Es lo que Lucas pone plásticamente de manifiesto en el relato de hoy.
PEDRO/INCREDULIDAD D/IMAGENES-FALSAS: Pero si de la constatación del hecho de la disparidad de concepciones pasamos a los contenidos de esa disparidad, la sorpresa que nos llevaremos será mayúscula, pues descubrimos que Pedro se mueve ni más ni menos en la misma línea en que se movía el tentador del domingo pasado. Pedro concibe a Jesús en términos del omnipotente que puede y debe imponer su mano. Pedro no entra por la concepción de un Jesús trajinado por el acontecer histórico. Pedro no entra por Jerusalén. Pedro quiere un Jesús fuerte, de rompe y rasga, que ponga las cosas en su sitio con autoridad y dominio. En última instancia: quiere un Dios como tiene que ser. ¡Un Dios como tiene que ser! ¡Qué expresión tan castiza y significativa! Pero, mira por dónde, Dios no quiere ser así. La voz de Dios, al final del relato, tiene de todo menos de omnipotente y poderosa. No es una orden; es una invitación. ¡Qué fantástico es este Dios de Jesús! Cansado de ser el Dios que los humanos queremos que sea, hoy nos pide que le dejemos ser simplemente el Dios de Jesús y que le aceptemos así. El domingo pasado hablábamos de tentaciones de Jesús. Hoy hay que hablar de tentaciones de Pedro. Los dos relatos se complementan para ofrecernos un Dios inédito. Inédito porque sigue habiendo muchos Pedros que desean un Dios como tiene que ser, un Dios en su puesto.
EUCARISTÍA 1983, 17



5.- "Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar": La narración de la transfiguración en Lucas sigue a las palabras sobre el seguimiento y las actitudes del discípulo. Se trata de presentar a quién se sigue. Es imposible determinar lo que hay en la escena de histórico y lo que hay de simbólico. No podemos reducirlo a una sola dimensión y debe leerse desde la perspectiva postpascual.
-"Pedro y sus compañeros... vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él ": Jesús habla con Moisés y Elías sobre su "muerte". Literalmente el término es "éxodo", que adquiere una riqueza de sentidos: en el marco geográfico de Lc es una referencia al camino que Jesús inicia hacia Jerusalén y que le conducirá a la muerte; y con el trasfondo del AT es la referencia a la liberación de Egipto (fijémonos en la relación de Moisés con el Éxodo y, también, de Elías con el monte del Horeb, lugar de la alianza), clave de la manifestación de la gloria del Señor. Jesús caminando hacia la muerte también manifiesta la gloria del Señor a sus discípulos.
-"Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle ": Hay ciertamente una estrecha relación de esta escena con la del Bautismo. Si hasta ahora, en el evangelio, Jesús ha sido presentado como el Mesías y el Hijo del Hombre, ahora se da un paso más en la comprensión de su personalidad: es el Hijo que hay que escuchar para entrar en la gloria del Reino. Las figuras de Moisés y Elías hacen de contraluz. Son los dos representantes de los profetas que se tenía que escuchar en la Antigua Alianza. Ahora hay que escuchar a Jesús "solo".
-"Ellos guardaron silencio... ": Durante el ministerio de Jesús, los discípulos, pese a haber entrado en la nube de la revelación de Dios, no han sido aún capaces de entender y expresar claramente quién es Jesús. Después de la resurrección serán capaces de proclamar la gloria que han contemplado en el Hijo.
J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1995, 4



6.- Otra epifanía de Jesús, nueva teofanía de Dios: «mientras oraba» el hombre interior de Jesús se manifiesta, descorriendo el velo de su cuerpo.
La escena está llena de contrastes. Jesús se encuentra en plena gloria pero habla de su muerte. Los discípulos casi entran en el cielo, pero están asustados y «se caían de sueño». Quieren quedarse allí, pero tienen que bajar y subir a Jerusalén. Dios les manifiesta al Hijo escogido, pero se les ordena no decir nada.
Se trata de un anticipo de nuestra esperanza. Jesús transfigurado es el modelo en el que seremos transformados. Pero antes hay que escucharle, hay que seguirle, hay que subir con él hasta la cruz, hay que entrar en la nube de Dios. La cruz es la gran teofanía de Dios, y es amando hasta la muerte como nos transformaremos definitivamente. No es cuestión de hacer chozas en el monte, sino de bajar a las simas donde sufren los hermanos.
En el relato hay circunstancias parecidas a las alianzas con Abraham y con Moisés, sólo que en plenitud.
CARITAS
PASTOR DE TU HERMANO
CUARESMA 1986.Pág. 30


viernes, 12 de febrero de 2016

LECTURA Y COMENTARIO I DOMINGO CUARESMA CICLO C - 14 FEBRERO 2016


LA TENTACIÓN: QUERER ESCAPARSE DEL ESFUERZO DE VIVIR


ORACION COLECTA

A celebrar un año más la santa Cuaresma concédenos, Dios todopoderoso avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio 26,4-10

Dijo Moisés al pueblo: «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: "Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado." Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.».

SALMO RESPONSORIAL (90)

Está conmigo, Señor, en la tribulación

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R.

No se te acercará la desgracia, 
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.

Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.» R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10,8-13

La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.» Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4,1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.».
Jesús le contestó: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.».
Jesús le contestó: «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras".».
Jesús le contestó: «Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".».
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

PLEGARIA UNIVERSAL

Señor en este primer domingo de Cuaresma te pedimos nos des fortaleza y gracia para superar las tentaciones:

1.- Pidamos por la Iglesia Universal: al empezar este tiempo de Cuaresma, nos esforcemos en preparar nuestro corazón y meditando la Palabra de Dios, busquemos siempre hacer la voluntad divina. Roguemos al Señor.

2.- Pidamos por nuestras parroquias y por nuestras pequeñas comunidades que se esmeran en apoyar a nuestros hermanos abandonados y necesitados, para que  nuestro sacrificio y nuestra caridad alivien su sufrimiento. Roguemos al Señor.

3.- Pidamos por los que trabajan en pastoral de nuestra parroquia para que el Señor los bendiga e ilumine en el trabajo que desempeñan en bien de la evangelización. Roguemos al Señor.

4.- Pidamos por los hermanos que dejan sus casas e incluso sus tierras a causa de la violencia y la guerra para que no pierdan la esperanza, sino que más bien encuentren fortaleza, ánimo y apoyo gracias a l solidaridad y oración de todos nosotros. Roguemos al Señor.

Señor, en este tiempo de Cuaresma, a través de una selección adecuada de la Palabra de Dios para cada día, nos vas señalando el camino que debemos seguir, el Dios que nos ha llamado y Cristo que es el camino están con nosotros en esta marcha cuaresmal para llegar a la Pascua, signo del paso final y definitivo hacia el Padre Dios. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Te rogamos, Señor que nuestra vida sea conforme con las ofrendas que te presentamos y que inauguran el camino hacia la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Después de recibir el pan del cielo que alimenta la fe, consolida la esperanza y fortalece el amor, te rogamos, Dios nuestro que hagas sentir hambre de Cristo, pan vivo y verdadero y nos enseñes a vivir constantemente de toda palabra que sale de tu boca. Por Jesucristo nuestro Señor.

COMENTARIO

“Tentación”: esta palabra evoca de ordinario unos combates parciales, muchas veces de orden sexual. Pero aquí, el desierto, el hambre, la impresionante toma de conciencia de Jesús en el momento de comenzar su misión, nos indican  la importancia más global de este combate. Se trata de la “gran tentación”: buscar en Dios unos poderes mágicos para orillar las dificultades. Durante su ayuno de cuarenta días en el desierto Jesús midió la enormidad de lo  que iba a emprender: cambiar las ideas sobre Dios, contradecir a los “sabios” oponerse a los poderosos, proponer una justicia y un amor que deberían superar en mucho lo que enseñaban los fariseos. Le dirán: “¿Quién eres tú para hablar de ese modo, si no eres más que un pobre Galileo?”. Y allí está el tentador de la gran tentación: “Si de verdad eres el Hijo de Dios, ¡qué gran poder tiene en tus manos!
Puedes subyugar al mundo entero”. Con esa fortaleza tan serena que revela el Espíritu, Jesús se niega a jugar a ser mago. El misterio de la encarnación es Dios que entra en la condición humana sin protección alguna y sin poderes especiales. Un superhombre no habría podido decirnos: “Síganme, imítenme”.
Y nosotros, los que queremos seguirle, ¿Vamos a pedir  facilidades y poderes mágicos? Es el mismo Jesús el que nos invita a pedírselo todo: el pan, el perdón, la ayuda que  necesitamos. Hay una buena petición de ayuda y una mala. Escuchemos bien la última réplica de Jesús: “Está mandado: No tentarás al Señor, tu Dios”. “Tentar a Dios” es esperar de él cosas que lo falsearían todo: lo que él es, lo que somos nosotros, la vida que nos da. Nos gustaría una vida menos penosa, menos angustiosa, llena de felicidad y de gozo. Y sentimos muchas veces la tentación de pedirle esto a la religión.
La fe nos ofrece no unos medios para hacer la vida más fácil, sino la posibilidad de vivir a fondo lo fácil y lo difícil. Esto, es llevar una verdadera vida de hombre: ser en el grado más alto lo que hay que ser y sacar partido de todo. El Padre Six definía así a santa Teresa de Lisieux: “Sacó partido de todo para amar”.  En eso es en lo que piensa Jesús durante los cuarenta días: en hacer lo que tiene que hacer, con los medios de un hombre, con el corazón y el corazón de un hombre. ¡Qué tonto  ese demonio que viene a proponerle unos medios mágicos para deslumbrar y subyugar  a todos! ¡Pero no es tan tonto! Sabe jugar con el espejismo de la gran tentación: utilizar caminos cortos y medios poderosos para triunfar. “Si de verdad eres el Hijo de Dios, ¡sírvete de tus poderes!”. También a nosotros nos sopla Satanás: “Dios te ama; lE puedes pedir todo”.  Hará incluso de profesor: “Está escrito.......”. Nosotros le responderemos con Jesús: “Está dicho” que no hay que pedirle a Dios que nos libre del esfuerzo de vivir.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 15: Lev. 19, 1-2.11-18; Sal 18; Mt. 25, 31-46.
Martes 16: Is. 55, 10-11; Sal 33; Mt. 6, 7-15.
Miércoles 17:  Jon. 3, 1-1º; Sal 50; Lc. 11, 29-32.
Jueves 18: Esther 14, 1.3-5.12-14; Saln137; Mt. 7, 7-12.
Viernes 19: Ez. 18, 21-28; Sal 129; Mt. 5, 20-26.
Sábado 20: Deut. 26, 16-19; Sal 118; Mt. 5, 43-48.

Domingo 21: Gn. 15, 5-12.17-18; Sal 26; Fl. 3, 17—4, 1; Lc. 9, 28b-36.



COMENTARIOS AL EVANGELIO Lc 4, 1-13
Par: Mt 4, 1-11

1.- El relato de la tentación que hace San Lucas se asemeja sensiblemente al de Mateo. Basta, pues, remitir al lector al comentario del Evangelio del primer ciclo. Eso no obstante, se da una diferencia importante entre Lucas y Mateo relativa a la utilización del Sal 90/91. Lucas lo introduce en la última tentación (vv. 9-12), mientras que Mateo lo aplica a la segunda. Además, Lucas lo cita con más extensión que Mateo (comparar el v. 10 con Mt. 4, 6), siendo así que, tanto uno como otro, propenden a reducir sus citas y que probablemente han desestimado la alusión al Sal 90/91, 13, que Mc. 1, 13 ha conservado. Por otro lado, Lucas no menciona el "servicio de los ángeles" al que Mateo y Marcos atribuyen una gran importancia.
Otra diferencia entre Mateo y Lucas se refiere al orden de las tentaciones. Mateo, sin duda más primitivo, se inspira en un orden geográfico: sucesivamente el desierto, Jerusalén, el mundo entero, y trata de presentar su relato como una réplica a las tentaciones del desierto siguiendo el orden propuesto por Ex. 16, 17, y 32. Lucas, por su parte, no siente esa preocupación. Habla a pagano-cristianos, para quienes los nexos con el pueblo antiguo del desierto son poco determinantes. Por eso prefiere presentar las tres tentaciones en un orden nuevo que recuerda las tentaciones del primer hombre, Adán, y por eso recuerda que Jesús era un descendiente suyo (Lc. 3, 38), y tras las tentaciones del primer hombre entrevé las tentaciones habituales de todo hombre.
* * * *
a) Así, la segunda tentación (la tercera en Mateo) experimenta ciertos retoques: Satanás aparece en ella como el soberano de la humanidad (v. 6), alusión probable al dominio adquirido sobre el hombre en el paraíso terrestre. No propone, pues, a Jesús una realeza mesiánica universal, como en Mateo, sino la posibilidad con la que sueña todo hombre: dominar algún día el mundo al precio de cualquier concesión. Adán tenía el poder de dominar la tierra, pero ha preferido recibir ese poder de Satanás antes que de Dios; Cristo, merced a su victoria sobre la tentación, restablece la situación degradada por el primer hombre. Por eso aparece menos como el nuevo Moisés, como en Mateo, que como el jefe y el ejemplo de una nueva humanidad.
b) Hemos de detenernos también en el alcance de las referencias al Sal. 90/91 en los relatos de la tentación.
Es del todo evidente que, al pedir a Cristo que se tire desde lo alto del Templo, el demonio no pide tan solo un gesto de ostentación que presentar ante la multitud concentrada, puesto que no se hace mención alguna de posibles espectadores. Parece más bien que en todo eso hay una alusión a ciertas tradiciones judías que se imaginaban que el pueblo había sido "llevado" por la shekina (SEKINA:la gloria divina) a lo largo de su periplo. Jesús habría sentido la tentación de hacerse llevar a su vez por esa shekina localizada ahora en el Templo. Arrojarse desde lo alto del Templo era garantizarse una muerte segura; contar con la shekina o con los ángeles para salvarse equivalía a pedir a Dios que le librara de la muerte (cf. Mt. 26, 53). Jesús se niega, pues, a solicitar de Dios un medio de librarse de la muerte: de esa forma replica a Adán (Gén. 3, 3) y trata de vivir su vida dentro de una fidelidad total a la condición humana: será, pues, un Siervo paciente. c) Sobre este punto preciso de la colaboración de los ángeles, Lucas se aparta de Mt. 4, 11 y Mc. 3, 13: a sus ojos, Jesús se distingue ante todo por su negativa a recurrir a medios sobrenaturales y a poderes celestiales para sustraerse a su destino. Mateo y Marcos, por el contrario, se han quedado con la idea de un servicio de Cristo por los ángeles con el fin de hacer comprender a sus lectores que era realmente el Mesías esperado.
* * * *
No carece de interés el que, como final de su relato (v. 13), señale Lucas que las tentaciones de Jesús sean todas las que puede soportar un hombre y que anuncie que se repetirán en el "tiempo señalado", en el momento en que Cristo se adelantará hacia la muerte. El relato de Lucas sobre las tentaciones nos presenta, en efecto, un conocimiento muy profundo del hombre.
El hombre aparece en él sometido por naturaleza a la tentación.
Trata de comer del árbol del conocimiento para estar capacitado, lo mismo que Dios para definir el bien y el mal y para absolutizar así sus conocimientos éticos, permitiéndose juzgarlo todo y condenar lo que le parece. Trata de absolutizar su vida precaria tratando de triunfar sobre la muerte. Y si no cuenta con ángeles para que le lleven en sus manos, ha encontrado garantías y seguridades para hacerse la ilusión de que es dueño de su futuro y de su vida. Trata, finalmente, de asegurarse su opinión, inventa el anonimato de las calles y de las masas, los medios de publicidad y de propaganda y se arrodilla con todo el mundo ante los mismos dioses con el fin de no tener que tomar soluciones personales y libres.
En el fondo, el hombre tiene sed de seguridad y esa sed debe respetársele. Pero Jesús demuestra que ese ansia de seguridad no puede satisfacer la absolutización de los medios humanos ni la divinización de las ideas y de las técnicas. No hay más que una posibilidad: proclamar que la condición terrestre está marcada por la muerte y aceptar el vivirla tal cual es, en su ambigüedad, incluso en su absurdo, aferrarse con las dos manos a la realidad siempre doble y vivirla junto con el único que ha logrado vivirla en la muerte aceptada con normalidad.
Este es el sentido de la condición humana que hay implícito en el relato de la tentación. Jesús no se limita a decir que el sentido de la vida humana se encuentra en la comunión con Dios; subraya ante todo que esa comunión no puede ser vivida realmente sino en la renuncia a toda absolutización de lo humano y en la proclamación de la muerte -primero la de Cristo, después la de cada uno de los hombres- que ridiculiza constantemente al Adán divinizado.
La asamblea eucarística agrupa a hombres que quieren ser fieles a su condición terrestre y, al mismo tiempo, a esa zona que hay en ellos y que es de Dios. No depende demasiado de la Palabra y del Pan distribuido para agruparnos cada vez más y elaborar un itinerario de fidelidad a esa participación de Dios, que "susurra en nosotros palabras misteriosas" que solo el Padre oye, y no hay dificultad en que nosotros las escuchemos y adaptemos a ellas nuestras obras en medio de las tentaciones de este mundo.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III

MAROVA MADRID 1969.Pág. 25 ss



2.- Texto. Comienza con una presentación de Jesús bajo la influencia de dos fuerzas contrapuestas durante cuarenta días en un desierto. Durante ese período de tiempo se da simultaneidad de tentación por parte del diablo y de guía por parte del Espíritu. Esta presentación es algo así como el telón de fondo estático que va a ser reproducido en acción en lo que sigue a continuación.
Con este procedimiento Lucas cambia el sentido escatológico-paradisíaco que tenía la escena en Marcos y le confiere un sentido de ejemplaridad para el lector. Este tiene en Jesús un espejo donde mirarse y un ejemplo a imitar. El espejo y ejemplo pueden parecer inaccesibles en razón de la filiación de Jesús según la escena del bautismo. Pero entre esa escena y el texto de hoy Lucas ha intercalado una genealogía humana de Jesús que termina en Dios. En esta línea y en este sentido también el lector tiene su fuente en Dios. Primera ejemplificación (vs. 3-4). Situación de hambre. Di que esta piedra se convierta en pan (diablo). No sólo de pan vive el hombre (Jesús).
Segunda ejemplificación (vs. 5-8). Situación de poderío y de grandeza. Tuyo será, si te pones de rodillas y me adoras (diablo). Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él darás culto (Jesús).
Tercera ejemplificación (vs. 9-12). Situación de control sobre Dios. Tírate de aquí abajo (diablo). No pondrás a prueba al Señor tu Dios (Jesús).
Lucas cierra su relato emplazando al lector para un nuevo relato de ejemplaridad de Jesús en una prueba satánica. Esto será en el capítulo 22, la víspera de su muerte. Véase Lc. 22, 3.53.
Resumiendo: Fiel a su línea, trazada en el prólogo a Teófilo, de profundizar en la instrucción cristiana. Lucas nos ofrece hoy tres ejemplos de actuación filial de Jesús bajo la fuerza del Espíritu en situaciones de dificultad y de prueba.
Comentario. Todas las ejemplificaciones tienen que ver con Dios y con la condición filial del probado. A través de ellas queda muy claro que Dios es alguien con sentido para Jesús, alguien cercano, querido en todo momento y circunstancias, alguien valorado por encima de cualquier otro valor.
A Jesús se le invita a hacer el viaje de su vida en solitario, sin la compañía de Dios. Pero Jesús opta por Dios como compañero de camino. Prefiere su compañía a la seguridad del pan y del poder en soledad. Y si prefiere la compañía de Dios no es porque piense que con El va a tener ventajas y privilegios o que se va a eximir de correr riesgos. No, Jesús no busca la compañía de un dios de quien echar mano en beneficio propio cuando surja la dificultad. Jesús quiere al Dios que se ha revelado en la historia del Pueblo del que él forma parte, un Dios que ha generado el ansia y la voluntad de vivir en libertad, un Dios que comparte radicalmente todos y cada uno de los riesgos del camino que es la vida, un Dios en cuya compañía ningún riesgo es grande o insalvable.
Este es el Dios desde el que Jesús vive. Este es el Jesús que Lucas nos propone como ejemplo a imitar.
ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 13



3.- El mismo Espíritu que descendió sobre Jesús en el Jordán es el que conduce a Jesús al desierto para ser tentado. Por tanto, las tentaciones son queridas expresamente por Dios (cf. Mt 4, 1).
También en esto, en la prueba y en la tentación, el Hijo de Dios se hizo semejante a todos los hombres ( Heb. 4, 5).
En la primera tentación, el diablo pretende que Jesús resuelva sus propios problemas, el hambre, utilizando para sí el poder que ha recibido del Padre. Es la tentación de bajar de la cruz y no beber el cáliz que el Padre le ha preparado: "A otros ha salvado y a sí mismo no puede salvarse. Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él". (Mt 27,42). Jesús vence con "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Ef 6, 17). Toma su argumento y su defensa de Dt 8, 3. La palabra de Dios, expresión de la voluntad del Padre, es poderosa para mantener al hombre en la verdadera vida. Y ésa, no el pan, es el auténtico alimento de Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y acabar su obra" (Jn 4, 34).
En la segunda tentación, que es la tercera en Mt, el diablo muestra a Jesús fantásticamente, "en un instante", todos los reinos del mundo. Se vanagloria de que todos le pertenecen y se los ofrece con tal de que se haga su esclavo. Si hubiera cedido a la tentación del poder, Jesús no hubiera muerto en la cruz. Pero Jesús prefirió luchar contra esa tentación, recurriendo también a la palabra de Dios (cf. Dt 6, 13).
La tercera tentación (segunda de Mt) enlaza mejor con la primera.
Pues el diablo toma pie en la confianza de Jesús en la palabra de Dios: "Si se vive de la palabra de Dios, ¿por qué ha de temer la muerte el que confía en esa palabra?". El diablo quiere inducir a Jesús a un abuso de confianza en la palabra de Dios, que promete proteger al justo (cf. Sal 91; primera lectura de hoy). Es la tentación de disponer a ultranza de Dios y de tomarle la palabra, en vez de ponerse confiadamente a su disposición. Jesús responde de nuevo con otra cita bíblica (Dt 6, 13).
EUCARISTÍA 1989, 8



4.- Comentario. Este debe comenzar hoy por una confesión muy personal: me siento desbordado por el texto. Después de darle vueltas y vueltas, sigue escapándoseme. ¿Relato de unos hechos o resumen anticipado de una vida sujeta a tentación? ¿Qué intención le movió a Lucas a escribir esta página? ¿Alguien se le acercó a Jesús trayéndole y llevándole de un sitio a otro? Porque Jesús está trajinado por dos fuerzas contrapuestas: el espíritu y el diablo. ¿Fuerzas? ¿Personas? Por la nota del v. 13 tengo más bien la sensación de hallarme ante una dramatización anticipada y programática de las dificultades y riesgos de Jesús hasta la víspera de su muerte en el huerto de los olivos. A este momento se refiere Lucas cuando dice que el demonio se marchó hasta otra ocasión. Lucas distinguiría, pues, dos tipos de pruebas a que Jesús estuvo sometido: las relacionadas con su actividad y las relacionadas con su muerte.
Las pruebas relacionadas con su actividad las tipifica al comienzo de la misma en tres. La primera es una incitación al ejercicio prepotente de la condición de hijo de Dios. La segunda es una incitación a romper con Dios. La tercera, una incitación a disponer de Dios en beneficio propio.
Jesús basa su respuesta en las viejas páginas del Deuteronomio, el libro de viaje que marca pautas y señala actitudes para el camino. En última instancia, a lo que a Jesús se le ha incitado es a hacer el viaje de su vida en solitario, sin la compañía de Dios. Pero Jesús opta por Dios como compañero de camino. Prefiere su compañía a la seguridad del pan y de las posesiones en soledad. Y si prefiere la compañía de Dios no es porque piense que con el va a tener ventajas y se va a evitar riesgos. No, Jesús no quiere un Dios de quien usar en beneficio propio. Jesús quiere un Dios con quien compartir radicalmente todos y cada uno de los riesgos del camino que es vivir.
EUCARISTÍA 1983, 16



5.- 1. Dile a esa piedra que se convierta en pan. No sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios. ¿Quién es Dios para Jesús? ¿Es Dios una referencia real y operativa en su vida? ¿O es simplemente un dato intrascendente y que no cuenta para nada? A lo largo del último Adviento y, más concretamente, el domingo pasado, hemos descubierto que esta problemática es central en la obra de Lucas.
2.Si te arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Al Señor tu Dios adorarás y a El solo darás culto. En Oriente, postrarse es un reconocimiento de autoridad. Esta segunda tentación ahonda en la dirección de la primera. ¿Es Dios el valor supremo? ¿Cuenta más que una lógica de lo posible-imposible? ¿Más que el realismo y el cálculo?
3.Tírate. No tentarás al Señor tu Dios. Se trata, en realidad, de un test al propio Dios, cuya intervención expresa se pide. Jesús es invitado a forzar esa intervención. A esta tentación la podríamos denominar manipulación o uso indebido de Dios. Responde a una concepción de Dios como tapadera o tapa-agujeros.
Es curioso. A diferencia de Mateo y de Marcos, Lucas no habla de ángeles sirviendo a Jesús. Tal vez es intencionada esta supresión, al servicio de lo cotidiano y de los límites de la condición humana. El relato termina con la sencillez y la grandeza de una vida humana que no fuerza las puertas de lo sobrenatural, sino que permanece fiel a su vocación terrestre. De ahí, tal vez, el dulce encanto del Jesús de Lucas.
ALBERTO BENITO
DABAR 1986, 15
  


6.- -"Durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo": En la última narración preparatoria para el ministerio público, Lc presenta las pruebas que Jesús sufre como Hijo de Dios. El orden de las pruebas es diferente del evangelio de Mt. Para Lc la última se sitúa en Jerusalén, es el lugar donde conduce el camino que Jesús sigue a lo largo de la narración evangélica. No podemos hacer ninguna reconstrucción histórica sobre los hechos aquí narrados.
Su carga simbólica y teológica es demasiado fuerte, pero es verdad que se fundamenta en una base muy real: Jesús durante su vida sufre la prueba de una oposición a su misión. -La finalidad básica de las tres tentaciones es la de corregir una idea equivocada de la misión de Jesús como Hijo de Dios. Se propone a través de una comparación con la actitud del pueblo de Israel en el éxodo: donde este pueblo falló, allí Jesús permanece fiel a la voluntad del Padre que le envía.
- "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre": La controversia de la primera tentación tiene como respuesta DT, 8, 3. Israel deseaba en el desierto las comidas de la esclavitud de Egipto y Dios debe intervenir con el maná para que reconozca de una vez quién es su Salvador. Jesús, en cambio, no utiliza su relación con Dios en provecho propio, sino que está a la disposición de Dios que le envía.
- "Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto": Jesús debe responder ante la tentación de aceptar el poder de manos de alguien que no es Dios. Lo hace con la cita de Dt 6, 13, que forma parte de la exhortación de Moisés al pueblo de Israel para estar vigilante ante la seducción de las divinidades cananeas al entrar en la tierra prometida.
- "Está mandado: No tentarás al Señor tu Dios": La última tentación, en Jerusalén, consiste en la posibilidad de manifestarse con los poderes extraordinarios de Hijo de Dios, según las expectativas humanas. La respuesta de Dt 6, 16 pertenece a las palabras de Moisés en las que recuerda al pueblo que puso a prueba a Dios exigiendo el agua en el desierto (Ex 17, 1-7) y exhorta a nunca más tentar a Dios.
JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989, 4



7.- Texto. En total coincidencia con los otros dos sinópticos, Lucas habla de una permanencia de Jesús en el desierto de Judá después de ser bautizado por Juan en aguas del río Jordán. El desierto de Judá no es un mar de arena, sino una interminable sucesión de montañas y colinas áridas y desoladas, separadas por torrenteras y desfiladeros, cuyo límite oriental lo forman en gran parte los setenta y seis kilómetros de longitud del mar Muerto, tórrida hondonada a trescientos noventa y cuatro metros bajo el nivel del Mediterráneo. Una tierra apta sólo para beduinos y gentes con temple de acero. Esta fue la tierra de los esenios de Qumrán y de Juan Bautista, apenas profanada por las sibaritas construcciones de Herodes el Grande en lo alto de la fantástica fortaleza natural inexpugnable que es Masada. En esta tierra se forjó también Jesús durante un tiempo presumiblemente prolongado, que la tradición sinóptica reduce simbólicamente a cuarenta días por probable influjo de los cuarenta años de camino del pueblo judío entre Egipto y la tierra de Israel. Lucas es el único evangelista que habla de una movilidad de Jesús por el desierto, a la vez que resalta más que los otros su carácter de hombre del Espíritu.
Este carácter, sin embargo, no va a eximir a Jesús de la prueba; más aún, se pone de manifiesto y ratifica a través de ella.
Las tres pruebas que conforman el texto revelan un denominador común: determinar el papel que juega Dios en la vida del hombre Jesús. La primera prueba, enraizada en las difíciles condiciones de subsistencia en el desierto de Judá, plantea a Jesús la posibilidad de subsistir prescindiendo de Dios. La segunda, enraizada en la innata apetencia humana de dominio y de grandeza, plantea a Jesús la posibilidad de renunciar a Dios. La tercera, enraizada como la anterior en lo hondo del ser humano, en concreto, en la apetencia de manejo y de control para los propios fines particulares, plantea a Jesús la posibilidad de servirse de Dios en beneficio propio.
Sólo la primera prueba responde al marco del desierto de Judá; las otras dos desbordan ese marco, explícitamente en el caso de la tercera. El alero o pináculo del templo de Jerusalén es el ángulo amurallado suroriental de la explanada del templo; mira hacia el torrente Cedrón desde una altura aproximada de veinticinco metros, en tiempos de Jesús unos cincuenta. El último versículo del texto reproduce la técnica narrativa de Lucas de abarcar e incluir en un solo relato amplios periodos de tiempo.
En el caso concreto que nos ocupa, el tiempo abarcado por el relato llegaría hasta los acontecimientos de la pasión, que Lucas comienza a narrar en el cap. 22, es decir, el relato tipifica las pruebas del hombre Jesús hasta sus últimos días. Gracias a esta técnica Lucas puede ofrecernos un cuadro con un elevado valor didáctico y de ejemplaridad, en consonancia con la intención explícitamente manifestada en el prólogo dedicado a Teófilo.
Comentario. Enraizadas en la imperiosa necesidad de tener que subsistir o en las más innatas apetencias humanas, las tentaciones que acecharon a Jesús tenían todas un único objetivo: cortar la corriente vital de comunión y de comunicación entre Jesús y Dios. Es ésta la tentación por antonomasia, la única realmente acreedora a tal nombre. Si las tentaciones comportan un fatal riesgo para nuestra vida, ello es debido a que cortan la corriente vital entre nosotros y Dios. Y si esa corriente no funciona, se vive en el reino del pecado, se ha sucumbido a la tentación, aun cuando podamos no ser conscientes de ello. Hoy como ayer, éste es el radical problema humano. Con demasiada frecuencia hablamos de tentaciones en minúscula; con demasiada poca frecuencia hablamos de la única tentación que debería preocuparnos: la de vivir prescindiendo de Dios, renunciando a El o sirviéndonos de El: todo ello hay en la viña del Señor.
ALBERTO BENITO
EUCARISTÍA 1992, 18



8.- Los tres primeros capítulos de san Lucas constituyen como una especie de introducción general que presenta los actores del evangelio, especialmente Jesús. Sin embargo, entre Dios y el hombre queda todavía un personaje que juega un papel preponderante. Su nombre propio es "tentador" o diablo. De su intención y sus funciones habla este pasaje.
Las tentaciones de Jesús no constituyen un hecho que se ha dado simplemente en el comienzo de su vida, aunque a primera vista nos pudiera parecer que el texto así lo indica (cfr 4, 1-2. 13). Situadas todavía en el prólogo, que terminará precisamente en 4, 13, las tentaciones reflejan una nota que resuena en todo el evangelio: viniendo de Dios, y siendo un hombre de la tierra, Jesús ha tenido que enfrentarse con la fuerza amenazante del mal al que derrota.
Debemos recordar que el tentador de este relato no es un simple demonio de los muchos que de acuerdo a la manera de pensar de aquellos tiempos invadían la existencia de los hombres. Aquí se alude al diablo (o a Satán), el jefe de todos los espíritus perversos que se ha revelado contra Dios, ha roto su armonía sobre el mundo, ha pervertido nuestra tierra.
Según la concepción apocalíptica judía, en el momento actual Dios se halla oculto sobre el plano de su vida trascendente. Mientras tanto, nuestro mundo se encuentra sometido al poder de lo diabólico (4, 6). Ciertamente, Dios vendrá a mostrarse en el final y romperá la fuerza de Satán. Pero, en el momento actual, todo sucede como si Dios no existiese, como si el Diablo fuera el rey de nuestra tierra. Pues bien, en esa tierra dominada por Satán viene a mostrarse la figura y la actuación del Cristo, al que se llama "Hijo de Dios" (cfr Lc 2,22). La lucha entre Jesús y el Diablo resulta inevitable. Del sentido de esta lucha trata nuestro texto.
Las tentaciones de Satán se identifican con el riesgo de esclavitud que presuponen los poderes de este mundo. Está en principio el riesgo del "pan" por medio del cual se quiere convertir a Dios en una simple garantía de prosperidad material y seguridad económica (4, 3-4). Está después el peligro de la "política" que se concreta en el deseo de mandar y de ordenar las estructuras de este mundo, utilizando para ello los poderes de Satán, que es el principio de todo poder esclavizante (4, 5-8). Está finalmente el riesgo de la confianza radical en el milagro, el sometimiento a una verdad espectacular y externa que nos libera del humilde esfuerzo de la fe de cada día (4, 9-13).
Sólo comprenderá el valor de las tentaciones de Jesús aquél que se detenga a meditar en las razones que le ofrece el diablo. En un mundo en que millones mueren de hambre, ¿no tendrá razón Satán cuando suplica simplemente que Jesús y que la iglesia ofrezcan pan a los que esperan? En un mundo en el que oprimen toda clase de tiranos, ¿no es lógico que Cristo y que la iglesia se convirtieran en centro de poder y garantía de un imperio de paz y de confianza? Sobre una tierra en que millones de personas se sienten incapaces de llegar a la verdad, ¿no sería lógico que Cristo y que la iglesia se sirvan de milagros para hacer que todos crean? Pienso que muchos de nuestros cristianos responderían y responden hoy de una manera diferente a la de Cristo ante la urgencia de las mismas tentaciones. Pienso que muchos de nosotros hemos dado la razón al diablo.
Ante la vieja y nueva tentación conservan su valor las respuestas de Jesús. a)El verdadero pan del hombre es más que la comida. El ser humano es más que simple economía; por eso es necesario alimentar el corazón con la palabra del evangelio, de manera que los hombres se repartan mutuamente lo que tienen. b) El poder del evangelio no es simple dominio político del mundo. Toda opresión interhumana, por más orden que produzca, es don del diablo. Lo que Jesús ofrece a los suyos es la obediencia a Dios y la exigencia del servicio mutuo. c) Dios habita en el campo de la fe y no a la altura de un prodigio externo; sólo quien tenga confianza en la vida y encuentre en el fondo el amor que Jesús nos ofrece, sólo quien se arriesgue a creer y suscitar la fe en los demás, podrá entender lo que Cristo significa.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1253 ss.



9.- Después del bautismo en el Jordán, que lanza a Jesús a la misión, y antes de empezarla predicando y actuando en Galilea, los sinópticos nos presentan esta escena llena de significado que simboliza y sintetiza, por contraste, el estilo de Mesías que Jesús quiere ser.
Jesús se dispone a empezar su anuncio del Reino. La escena de plegaria en el Jordán en la que ha sido manifestado como Hijo amado de Dios, continúa ahora más pausadamente, en el encuentro con el Padre en el desierto, donde le mueve la fuerza del Espíritu. Y aquí se plantea qué es lo que ha de significar su misión. Y el planteamiento es radicalmente realista: experimentar todo lo que le desviaría del camino de Dios, y vencerlo, y disponerse a emprender su misión según la manera de pensar de Dios y no del diablo (cf. Mc 8,31-33). Como el diablo no puede desviarle del camino de Dios, le deja hasta una nueva oportunidad: será en la pasión, "la hora del poder de las tinieblas" (22,53), cuando Jesús tendrá que decidir si llegar hasta el final en el camino de Dios, y volverá a vencer. Colocando esta escena aquí los evangelistas están diciendo varias afirmaciones: que Jesús es humano, y que por tanto se le plantean problemas y oscuridades sobre la misión que ha de llevar a cabo; que los cristianos y la Iglesia también somos humanos, y tener tentaciones no descalifica a nadie; y que hay unas determinadas tentaciones, las que tuvo Jesús, que son las que más hay que combatir, porque son las que contradicen más radicalmente el camino de Jesús.
Las tres tentaciones quedan ciertamente bien caracterizadas y en definitiva son muy similares: son proponer a Jesús que actúe (y busque eficacia evangelizadora) por otros caminos diferentes (contrarios) al contenido mismo de lo que quiere anunciar: el amor fiel, confiado, entregado (hasta la muerte si es menester), como única manera de vivir que realmente humaniza y diviniza. Frente a eso, el diablo propone:
1) Escapar de las dificultades de este amor entregado, y buscar tranquilidad y bienestar utilizando el nombre de Dios.
2) Dominarlo todo, y poder imponer lo que Jesús quiera imponer (es la tentación más "diabólica": en las otras dos, el diablo dice a Jesús que haga intervenir a Dios; en ésta no le es necesario).
3) Conseguir la adhesión de la gente engatusándolos con actuaciones espectaculares en lugar de buscar convertir los corazones a Dios.
MISA DOMINICAL 1993, 3