jueves, 29 de octubre de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DÍA DE TODOS LOS SANTOS - 01 NOVIEMBRE 2015

DÍA DE TODOS LOS SANTOS
  


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los Santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis 7,2-4.9-14

Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causen daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.».
Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.». Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.». Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?». Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.». Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 23)

Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.

Quién puede subir al monte del Señor?.
Quién puede estar en el recinto sacro?.
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R

Ése recibirá la bendición del Señor, 
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3,1-3

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,1-12

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes.».

COMENTARIO

La Iglesia nos pide dar una mirada al cielo, que es nuestra futura patria, para ver allí esa muchedumbre incontable de Santos, procedentes de Israel y de toda nación, pueblo y lengua, los cuales revestidos de blancas túnicas y con palmas en las manos, alaban sin cesar al Cordero sin mancha. Cristo, la Virgen,  los nueve coros de ángeles, los Apóstoles y Profetas, los Mártires con su propia sangre purpurados, los Confesores, radiantes con sus blancos vestidos, y los castos coros de Vírgenes forman ese majestuoso cortejo, integrado por todos cuantos acá en la tierra se desasieron de los bienes caducos y fueron mansos, mortificados, justicieros, misericordiosos, puros, pacíficos y perseguidos por Cristo. Entre esos millones de Justos a quienes hoy honramos y que fueron sencillos fieles de Jesús en la tierra, están muchos de los nuestros, parientes, amigos, miembros de nuestra familia parroquial, a los cuales van hoy dirigidos nuestro culto. Ellos adoran ya al Rey de reyes y Corona de todos los Santos y seguramente nos alcanzarán abundantes misericordias de lo alto. 
Esta fiesta común ha de ser también la nuestra algún día, ya que por desgracia son muy contados los que tienen grandes ambiciones de ser santos, y de amontonar muchos tesoros en el cielo. Alegrémonos, pues, en el Señor, y al considerarnos todavía bogando en el mar revuelto, tendamos los brazos, llamemos a voces a los que vemos gozar ya de la tranquilidad del puerto, sin exposición a mareos ni tempestades. Ellos sabrán compadecerse de nosotros, habiendo pasado por  más recias luchas y penalidades que las nuestras. Muy necios seríamos si pretendiéramos subir al cielo por otro camino que el que nos dejó allanado Cristo Jesús y sus Santos. La Iglesia Católica ha llamado "santos" a aquellos que se han dedicado a tratar de que su propia vida le sea lo más agradable posible a Nuestro Señor. Hay unos que han sido "canonizados", o sea declarados oficialmente santos por el Papa, porque por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico. Se necesita toda una serie de trámites rigurosos. Los santos "canonizados" oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que ya están gozando de Dios en el cielo. A ellos especialmente está dedicada esta fiesta de hoy. La Santa Biblia afirma que al Cordero de Dios lo sigue una multitud incontable. En el cielo están los “los angelitos, San Chofer de colectivo, Santa Lavandera de ropa, San Mensajero, Santa Secretaria, Santa Madre de familia y San Gerente de Empresa. San Obrero de construcción y San Agricultor. San Colegial y Santa Estudiante. Santa Viuda, Santa Solterona, Santa Niña y Santa Anciana. San Sacerdote, San Obispo, San Pontífice,  San Limosnero, San Celador, Santa Cocinera, San inquilino, San Periodista, San Médico, San Millonario, San Pobre, San Joven, San Viejito, San Desempleado y muchos más que amaron a Dios y cumplieron sus deberes de cada día. Señor Jesús: que cada uno de nosotros logremos formar también parte un día en el cielo para siempre del número de tus santos, de los que te alabaremos y te amaremos por los siglos de los siglos. Amén. Esta es la voluntad de Dios: Que lleguemos a la santidad.

PLEGARIA UNIVERSAL

Hoy es el día en que celebramos a todos aquellos que guiaron su vida mediante las bienaventuranzas, nosotros queremos seguir su ejemplo y hoy nuestra petición es: Señor, que nos guie tu espíritu.

1.- Por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y todos aquellos que componen la Iglesia, para que con la ayuda de las bienaventuranzas conserven blancas sus vestiduras. Roguemos al Señor.

2.- Por los gobernantes, para que sea su dedicación preferente hacia los que sufren, lloran, tienen sed  de justicia. Roguemos al Señor.

3.- Por los que sufren persecución por defender la Palabra, por los que trabajan por la Paz, para que la promesa de Jesús  les anime a seguir en esta dirección. Roguemos al Señor.

4.- Por todos aquellos que sinceramente buscan al Señor, sin encontrarlo, o aquellos que aún no lo conocen, para que la Iglesia sea capaz de llegar a sus corazones a llevar la luz de la fe. Roguemos al Señor.

5.- Por todos los que hemos recibido el Bautismo que nos hace ser hijos de Dios, para que conservemos siempre blanca esa vestidura. Reguemos al Señor.

6.- Para que Dios conceda buen tiempo a nuestro campos y las cosechas abundantes nos hagan más libres y más alegres en su servicio. Roguemos al Señor.

7.- Para que el Señor que domino al viento y al mar, aleje de nuestros campos el mal tiempo. Roguemos al Señor.

Padre, atiende estas plegarias que te presentamos y  ayúdanos  a vivir cada vez más de cerca el espíritu de las bienaventuranzas. Te lo pedimos por Jesucristo que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Dígnate aceptar, Señor, las aprendas que te presentamos  en honor de todos los Santos y haz que sintamos interceder por nuestra salvación a todos aquellos que ya gozan de la gloria de la inmortalidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Señor, te proclamamos admirables y el solo Santo entre todos los  santos, por eso imploramos de tu misericordia que, realizando nuestra santidad por la participación de la plenitud de tu amor, pasemos de esta mesa de la Iglesia peregrina al banquete del reino de los cielos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ACCION DE GRACIAS

    Bajo tu amparo nos acogemos,
    Santa Madre de Dios;
    no deseches las oraciones
    que te dirigimos
    en nuestras necesidades,
    antes bien
    Líbranos  de todo peligro,
    ¡Oh Virgen Gloriosa y bendita!
    Amen.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 02: Conmemoración de todos los fieles Difuntos Jb 19, 1.23-23ª; Sal 24; Flp 3, 20-21; Mc 15, 33-39; 16, 1-6.
Martes 03: San Martin de Porres, religioso (S) Is 58, 6-11; Sal 1; 1Co 12, 31—13, 13; Mt 11, 25-30.
Miércoles 04: San Carlos Borromeo, Obispo (MO) Rom 13, 8-10; Sal 111, 1-2..4-5.9;  Lc 14, 25-33.
Jueves 05: Rom 14, 7-12; Sal 26, 1.4.13-14; Lc 15, 1-10.
Viernes 06: Rom 15, 14-21; Sal 97, 1-4; Lc 16, 1-8.
Sábado 07: Rom 16, 3-9.16.22-27; Sal 144, 2-5.10-11; Lc 16, 9-15.
Domingo 08:  XXXII Del Tiempo Ordinario 1Re 17, 10-16; Sal 145, 7-10; Heb 9, 24-28; Mc 12, 38-44.



miércoles, 21 de octubre de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO CICLO B - 25 OCTUBRE 2015

NO PERDER EL CONTACTO


ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad, y para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 31,7-9

Así dice el Señor: «Griten de alegría por Jacob, regocíjense por el mejor de los pueblos; proclamen, alaben y digan: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Miren que yo les traeré del país del norte, los congregaré de los confines de la tierra.
Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito.».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 125)

El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 5,1-6

Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades.
A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón.
Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.».

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.».
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.».
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.». Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?».
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.».
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.». Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

COMENTARIO

Los cuatro domingos anteriores están marcados por el "camino hacia Jerusalén" y hallan hoy su culminación. La referencia topográfica es lo bastante importante para que ninguno de los sinópticos la olvide: Jericó.  El hecho: Jesús ilumina al ciego que puedan caminar con él hacia Jerusalén.  Se destaca la plegaria del ciego: "Maestro, que pueda ver". La primera lectura,  en  cambio, recoge las palabras proféticas que anuncian la obra de Jesús: "Entre ellos hay ciegos y cojos... una gran multitud  retorna”. Se trata del retorno a la tierra prometida, después del durísimo destierro; se trata de una nueva reunión... "de los confines de la tierra", porque "el Señor ha salvado a su pueblo" (1. lectura).
Cierto, "el Señor ha estado grande con nosotros..." (Salmo responsorial). Es interesante notar que no hay, en el evangelio, ninguna orden de guardar secreto. Podríamos decir que ha llegado el momento en el que ya no hay el peligro de entender el mesianismo  de Jesús de un modo equivocado.  Está muy claro que Jesús es el Siervo que "pone su vida" (evangelio del pasado domingo). ¡Ahora se hace la luz!
 El ciego de Jericó es una figura del cristiano (paralela a la del sordomudo a quien Jesús dijo: "¡Effetá!").  Anuncia, desde ahora, el acto de fe del centurión que, al morir Jesús,  será iluminado para  decir: “Este hombre era el Hijo de Dios".
Anuncia la multitud de iluminados, es decir, bautizados, que su misterio pascual, en este camino donde Él nos ha precedido, hacia la Jerusalén de la gran congregación universal.
Aplicado a nuestras vidas, vemos que las referencias al camino, a la luz, al retorno, a la acción  transformadora  de Dios, a la ciudad de la gran congregación,  están  llenas de posibilidades   para  una  actualización de las lecturas de hoy.  La primera, en torno al tema del camino.
Aquí el camino es  la  vida de Jesús, culminado en el misterio pascual, del que Él tantas veces nos anuncia su proximidad, a la vez que nos invita a  la  participación.
El salmo, desde las imágenes del pueblo que retorna, explica muy bien este camino: es un "sembrar con lágrimas" (¡qué expresiva es la narración  de  Lucas  cuando habla de   Jesús  que  "lloró  al aproximarse y ver la ciudad", Lc 19, 41!), pero también "cosechar entre cantares" (véase Jn 16, 20-22). Sólo cuando Jesús ilumina, puede entonces el hombre ver claro que éste es el camino; y a nosotros, a pesar de estar ya "iluminados", nos es preciso  invocar el Señor como "nuestro Maestro": ¡Que pueda ver!.
Si permanecemos indiferentes puede pasar que nos quedaremos sentados pidiendo limosna a cualquiera que pase, o nos dejaremos atemorizar por tantas personas y cosas que procuran hacer callar nuestra plegaria.

PLEGARIA UNIVERSAL

Confiados en que la oración de los pobres llega hasta el Señor, elevemos con humildad nuestra petición a Dios:

1.- Tu eres la luz del mundo. Acuérdate de todos los que han recibido en la Iglesia la misión de iluminar a los demás con tu palabra: los pastores, los catequistas, los teólogos. Roguemos al Señor.

2.-  Tú atiendes siempre al que te llama. Acuérdate de los que buscan a tientas una luz que de sentido pleno a su vida: tanto no creyentes de buena voluntad. Roguemos al Señor.

3.- Tú escuchaste la súplica del ciego Bartimeo. Acuérdate de los enfermos e imposibilitados y de todos los que cuidan de ellos. Roguemos al Señor.

4.- Tu nos preguntas: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Acuérdate de nosotros, que no vemos claro tu camino y no nos atrevemos a seguirte. Roguemos al Señor.

Dios nuestro, luz para los ciegos y consuelo para los afligidos, que en tu Hijo nos has dado al Sumo Sacerdote justo e indulgente hacia los que pecan pro ignorancia o error, escuchas las suplicas de tu familia y haz que todos los hombres experimenten la intercesión de Jesús, el Señor, y retornen al camino que conduce a ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Con estas ofrendas, Señor, recibe las suplicas de tus hijos, para que esta eucaristía celebrada con amor nos lleve a la gloria del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Lleva a su término en nosotros, Señor, lo que significan estos sacramentos, para que un día poseamos   plenamente cuanto   celebramos  ahora  en estos ritos sagrados. Por Jesucristo nuestro  Señor.

ACCION DE GRACIAS

    Bajo tu amparo nos acogemos,
    Santa Madre de Dios;
    no deseches las oraciones
    que te dirigimos
    en nuestras necesidades,
    antes bien
    Líbranos  de todo peligro,
    ¡Oh Virgen Gloriosa y bendita!
    Amen.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 26: Rom. 8, 12-17; Sal 67, 2.4.6-7.20-21; Lc 13, 10-17.
Martes 27: Rom 8, 18-25;  Sal 125, 1-6; Lc 13, 18-21.
Miércoles 28: El Señor de los Milagros (F) Nm 21, 4b-9; Sal 83;  Flp 2,  5-12;  Jn 3, 11-16.
Jueves 29: Santos Simón y Judas, Apóstoles (F) Ef 2, 19-22; Sal 18; Lc 6, 12-19.
Viernes 30: Rom 9, 1-5; Sal 147, 12-15.19-20; Lc 14, 1-6.
Sábado 31: Rom 11, 1-2ª.11-12.25-29; Sal 93, 12-15.17-18; Lc 14, 1.7-11.
Domingo 1: Todos los santos (S) Precepto. Ap. 7, 2-4.9-14; Sal 23; 1Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12ª.



OTROS COMENTARIOS AL EVANGELIO

Mc 10, 46-52

1.- Texto. Como última escena en el camino hacia Jerusalén nos encontramos con el relato de curación del ciego Bartimeo. Como escena de curación rompe con algo que había sido habitual en los relatos de curación de Marcos: Jesús no aparta al ciego de entre la muchedumbre. Al contrario, es Jesús quien pide a la gente que vaya en busca del ciego.
Más aún, en diálogo público con el ciego, Jesús le pregunta por sus deseos, a los que, públicamente accede. Este diálogo con iniciativa de Jesús es otra novedad en los relatos de curación de Marcos. Gracias a este diálogo Marcos consigue que se nos queden bien grabadas dos frases: ¡Maestro, que pueda ver! ¡Anda, tu fe te ha curado! Pero Marcos no termina el relato con el encargo de guardar silencio, al que también nos tenía habituados.
En lugar de este encargo leemos lo siguiente: Y lo seguía por el camino. Caemos en la cuenta que tras el imperativo ¡anda! se escondía una invitación al seguimiento en el camino, el camino concreto hacia Jerusalén, hacia la cruz y la resurrección. Marcos ha elaborado un relato de visión del camino.
Comentario. La historia exegética del texto demuestra que nos hallamos ante un texto simbólico: Jericó es la tierra; el ciego, la humanidad irredenta; las gentes que impiden los gritos del ciego, las fuerzas que distraen del cristianismo; el camino a Jerusalén, el camino al mundo celeste.
Una vez más hay que repetir que la debilidad de esta simbología radica en no estar basada en la globalidad de la obra o macrotexto de Marcos. En el caso concreto de la exégesis de este texto, tal vez lo único que se debe salvar de ella es su intuición de que nos hallamos ante un texto simbólico. El resto mejor es olvidarlo.
Desde que Marcos nos ha hecho saber que el Reino de Dios está abierto a todos y que es un camino que pasa por la muerte y la resurrección, desde ese momento ya no necesita envolver en el silencio a la persona y a los milagros de Jesús. Y no lo necesita porque ya no hay lugar para malinterpretar la persona de Jesús y sus acciones. A partir de ese momento Marcos ha centrado su interés en despertar actitudes y comportamientos en consonancia con el Reino de Dios así concebido. Es lo que hemos ido descubriendo los domingos últimos.
¿Y hoy? Hoy, sencillamente, nos invita a que gritemos: ¡Maestro, que pueda ver! Nos invita a pedir una visión muy concreta: la del camino a Jerusalén, su meta y las actitudes a tener. ¡Que pueda ver ese camino p ara seguirlo! Esto es a lo que Marcos llama tener fe. Es la fe que hace posible lo imposible, como ya ha dicho el Maestro en 9, 23: Todo es posible para el que tiene fe.
No es por aguar la fiesta, pero hay algo que se deduce secundariamente del relato de hoy. Esta fe, esta visión, no son multitudinarios. En el relato la gente funciona como contrapunto folklórico. No quiero decir con esto que Marcos sea pesimista. Pero sí se revela como un autor tremendamente realista en lo que a entrar en el Reino de Dios se refiere.
Recuérdese que entrar o no entrar en el Reino de Dios es una cuestión distinta de salvarse o condenarse.
DABAR 1988, 53



2.- Marcos cierra el bloque de enseñanza pormenorizada de Jesús al grupo cristiano antes de la llegada a Jerusalén con un episodio narrativo. En él todos los participantes son presentados en movimiento, a excepción del ciego, que aparece sentado al borde del camino y pidiendo (v. 46; Bartimeo no es en realidad nombre propio, sino la formulación aramea de "hijo de Timoteo"). Desde su inmovilidad el ciego interpela a Jesús a gritos (vs. 47-48). Jesús se detiene, siendo entonces el ciego quien se pone en movimiento hacia Jesús (vs. 49-50). La escena se hace totalmente inmóvil para dar paso al diálogo; breve porque Jesús tiene que continuar el camino, en el que el ex-ciego quiere también acompañarle.
Interpelación: el hijo de Timoteo no puede seguir a Jesús porque no ve; en cuanto ve le sigue. Ver ¿qué? La respuesta a esta pregunta constituye sin duda la clave de la lectura de todo el episodio.
En el v. 47 Marcos da elementos suficientes para responder a la pregunta: Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: Hijo de David. Es decir, el ciego afirma que Jesús Nazareno es Hijo de David. Jesús Nazareno equivale a lo que hoy llamamos nombre y apellido: su mención resulta aquí inesperada. Hijo de David es un título mesiánico. El ciego ve en los rasgos humanos, tremendamente humanos de Jesús, al Mesías. En este sentido profundo ya no es ciego; por eso le dice Jesús: Tu fe te ha curado (v. 52). Un ciego fisiológico es quien ve realmente, mientras muchos videntes fisiológicos en realidad no ven:
Muchos le regañaban para que se callara (v. 48). Nos encontramos con la misma problemática desarrollada por Juan en el cap. 9 de su evangelio; léase, por ejemplo, 9, 40-41.
Visto en la perspectiva global del evangelio de Marcos, este episodio es enormemente realista y desgarrador. Muchos son los que acompañan a Jesús pero sólo un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna es capaz de ver a Jesús y seguirle. Un ciego, es decir, un hombre con capacidad de asombro, de admiración, de aceptación, de disponibilidad; un hombre que todo lo espera sin exigir nada.
DABAR 1976, 57



3.- Nos encontramos en la última etapa de la subida de Jesús a Jerusalén. El evangelio de los próximos domingos pertenece ya a la actividad desarrollada en el interior de la ciudad antes de la pasión y muerte. Las narraciones de milagros que encontramos en esta parte del evangelio de Marcos son muy escasas, y la de hoy nos ofrece un conjunto de características peculiares;
-En primer lugar, queda situada geográficamente: a la salida de Jericó, lugar de paso y una de las últimas etapas de los que iban a Jerusalén procedentes del Jordán. Además, Jesús va acompañado de "bastante gente", posiblemente hay entre ellos peregrinos que van a la fiesta de Pascua y que son los que le aclaman al entrar en Jerusalén (cf. Mc 11).
-También el ciego tiene nombre propio: Bartimeo (y se especifica, además, que era el hijo de Timeo). Este hombre, privado de la vista y condenado a vivir de las limosnas de la gente, es -como eran todos los ciegos- un representante de la miseria y de la desesperanza humana. Pero al oír que pasa Jesús no quiere de ningún modo dejar escapar su oportunidad. Su actuación está llena de detalles significativos:
-En primer lugar, llama a Jesús con el título de "Hijo de David", título mesiánico popular que incluye las esperanzas políticas y nacionalistas centradas en el restablecimiento de la monarquía davídica. Jesús, en el momento en que ha emprendido decididamente el camino que va a conducirle a la muerte, no rechaza ya el título de Mesías. La gente sí que pretende hacer callar a Bartimeo (¿quizás porque no comparte su opinión sobre el mesianismo de Jesús?).
-Cuando sabe que Jesús le llama, el ciego no duda ni un momento en dejar el manto y en dirigirse hacia él; el manto debía tenerlo extendido en el suelo para recoger en él la limosna: se desprende, por tanto, de aquello que le permitía sobrevivir porque cree que ha terminado su situación de ceguera.
-No hacía falta que dijeran a Jesús qué es lo que quería el ciego, pero quiere que sea él mismo quien exprese su deseo: "Maestro, que pueda ver".
-La curación se produce sólo por la palabra de Jesús, no va acompañada por ningún gesto. Es la confianza del ciego en Dios y en el poder curativo de Jesús -una confianza que ha quedado expresada en el conjunto de las palabras y acciones del ciego- lo que la ha hecho posible.
-Pero las palabras finales hablan de salvación. La fe no ha conducido a Bartimeo sólo a recobrar la vista, sino a la adhesión personal y al seguimiento de Jesús "por el camino".
Sigue a Jesús por el camino que lleva a Jerusalén y a la muerte: ésta es la verdadera salvación.
MISA DOMINICAL 1982, 20



4.- Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino (evangelio). Después de estas palabras empieza el relato de la entrada de Jesús en Jerusalén. Marcos contrapone adrede la actitud de los discípulos, que no se deciden a seguir a Jesús por el camino de la cruz y la de este ciego a quien el Señor abre los ojos y él inmediatamente le sigue. También el día de Pascua tuvo lugar la iluminación espiritual de los discípulos (Lc 24,45), que se convirtieron en hombres nuevos, capaces de seguir a Jesús. 
Recordemos las palabras con que el cuarto evangelio acaba el relato de la curación del ciego de nacimiento: "Dijo Jesús: Para un juicio he venido yo a este mundo: para los que no ve, vean, y los que ven, se queden ciegos. Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: ¿También nosotros estamos ciegos? Jesús les contestó: Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís como véis, vuestro pecado persiste" (Jn 9,39-41). 
Estos textos nos ayudan a no caer en clasificaciones precipitadas: ¿dónde están los verdaderos ciegos? Debemos anunciar a todos los hombres y a todos los pueblos el amor salvador de Dios que se nos ha manifestado en Jesús. Debemos saber descubrir a todos los que están sentados al borde del camino, prontos a levantarse y seguir a Jesús. Y mientras tanto, ¿qué hacemos los cristianos de toda la vida?
JOSEP M. TOTOSAUS


5.- -"Maestro, que pueda ver", que pueda seguir caminando, que aprenda a esperarlo todo de ti y todo de mí mismo, que aprenda a no hacerme ilusiones y a mantener la ilusión, a crecer en la esperanza de tus promesas sin creerme que todo me lo vas a dar hecho. Que aprenda a seguir caminando.
BERNARDINO HERNANDO



6.- La iniciación en la fe comienza de entrada con una manifestación de Jesús en la vida del hombre: es necesario que Cristo "pase por allí" (/Mt/20/30). Pero esa manifestación es misteriosa: el ciego, que representa aquí al hombre por el camino de la fe, no ve a Jesús: presiente tan sólo la presencia del Señor en los acontecimientos (v. 47a), pero expresa ya su fe poniéndose a disposición de la iniciativa salvífica de Dios (v. 47b). Esta apertura a Dios es puesta inmediatamente en tela de juicio por el mundo que le rodea (v. 48a), y necesita todo su empuje vital para mantener su decisión de apertura al Hombre-Dios (v. 48b). El candidato a la fe se encuentra entonces con que es objeto de la atención de alguien que le descubre el llamamiento de Dios, que le invita y le anima a convertirse ("levantarse" o resucitar y "desprenderse de su manto" o despojarse del hombre viejo: vv. 49 y 50).
Ahora es cuando se inicia el diálogo final: ¿Qué quieres...? (v. 51). Se trata del compromiso definitivo, expresado en forma de pregunta y de respuesta con el fin de dejar bien clara la libertad total de las dos partes contratantes de la Alianza.
Finalmente, le es devuelta la vista al ciego como una visión de la fe (vv. 51-52) que le obliga inmediatamente "a seguir" a Cristo "por el camino".
El ciego es realmente el testigo perfecto del paso de la carne al espíritu, del egoísmo a la misión. Esta paso se realiza en cinco tiempos: la marcha hacia Dios por efecto de la presión de la conciencia personal y a pesar de los obstáculos del mundo; la marcha hacia Cristo al ver su llamamiento y al escuchar su Palabra; la entrega de uno mismo al Maestro mediante la conversión y el desprendimiento del hombre viejo; la comunión con Cristo en la visión de la fe, y finalmente, el caminar en Cristo y en su seguimiento, a través del mundo y para ser en medio de él signo del Reino.
MAERTENS-FRISQUE



7.- Jesús va de camino a Jerusalén. Sube por última vez a Jerusalén. Abandonó Galilea y, evitando pasar por tierras de Samaria, marchó por la orilla oriental del Jordán y por la Perea, siguiendo la ruta que pasa por Jericó (cfr. 10, 1). Ya en esta ciudad, que dista unos 30 km de Jerusalén, realiza el último milagro que narran los sinópticos. El texto de Marcos es, también en este caso, el que nos ofrece una narración más viva y cercana a lo acaecido.
Bartimeo, echado al borde del camino, ha oído hablar de Jesús y se ha enterado que va a pasar por allí. Mientras pide limosna a los peregrinos que suben a Jerusalén, este pobre ciego pone toda su confianza en el que ha de venir, en el Mesías o Hijo de David. Por el rumor de la gente y el griterío se da cuenta de que se aproxima Jesús y que con él ha llegado su gran oportunidad. Entonces se pone a gritar con todas sus fuerzas llamando a Jesús Hijo de David, que era el nombre o título con que el pueblo designaba al Mesías prometido. De este Mesías se esperaba la salvación nacional y el cumplimiento de todas las promesas que Dios hiciera a Israel (cfr. 11, 10). Se esperaba también que curara a los ciegos, de ahí la gran confianza de Bartimeo.
Los que marchaban delante del grupo, al oír los gritos del ciego y lo que decía, le mandaron callar (Lc 18, 39). Pero Jesús se detuvo y lo mandó llamar. Bartimeo, aumentada su confianza, se puso de un salto delante de Dios. La pregunta de Jesús le ofrece la ocasión de expresar claramente cuál es su deseo y cuánta su confianza. Bartimeo llama a Jesús "Rabbuni" ("Maestro mío"), es un título menos frecuente y más honorífico que "Rabbi". También se expresa el gran respeto que le merece aquél a quien ha reconocido como Mesías.
Jesús le concede la gracia que le ha pedido y le dice que su fe le ha curado (cfr. 5, 34). Bartimeo tiene ya luz y camino. Bartimeo no se quedará sentado en las tinieblas, seguirá a Jesús "glorificando a Dios" (Lc 18, 43). La confesión de este ciego, que ha aclamado a Jesús como Hijo de David, ha desvelado públicamente el misterio mesiánico del Profeta de Nazaret. Pronto será todo el pueblo el que aclame a Jesús en Jerusalén y le salude como Mesías, como el que viene en nombre del Señor. Pues ha llegado el momento en el que, si callan los discípulos de Jesús, "gritarán las piedras" (Lc 19, 30).
EUCARISTÍA 1982, 40



8.- Con el relato de hoy acaba la predicación de Jesucristo por tierras de Palestina. Jesucristo sale de Jericó, a unos 28 km de Jerusalén, y se dispone a hacer su entrada en ella, el domingo de Ramos. Y este relato conciso, vivo, esquemático, de la curación del ciego, sintetiza la obra de Jesucristo (cf. Ia profecía de la 1ª lectura) y expresa la actitud del discípulo hacia él.
Los gritos del ciego contrastan con el misterio con que todo el evangelio ha envuelto la figura de Jesucristo: ¡sólo los demonios llamaban, habitualmente, con títulos mesiánicos a Jesús! Aquí, en cambio, el ciego reconoce a Jesucristo sin ninguna ambigüedad como el heredero de las promesas hechas por Natán a David de parte de Dios (cf. 2Sam 7,12-16): es la afirmación de Jesús Mesías al término de su vida pública, afirmación que seguidamente será reafirmada por la entrada en Jerusalén . Y esta afirmación va acompañada de la demanda de compasión, actitud fundamental del creyente ante Jesucristo salvador (cf. el "Señor, ten piedad" de la misa).
También en línea con este reconocimiento público de la mesianidad de Jesucristo, destaca que los que quieren hacer callar al ciego son los que acompañan a Jesucristo, mientras que él, al contrario de lo que hacía habitualmente, no se molesta ante las aclamaciones.
Jesucristo hace al ciego la misma pregunta que había hecho el domingo pasado a los hijos de Zebedeo ("¿Qué quieres que haga?"). Pero mientras aquellos habían respondido considerando a Jesucristo como un gobernante poderoso dispuesto a adjudicar prebendas, el ciego responde como alguien que ha entendido cuál es la misión de Jesucristo: servir, llevar vida a los pobres con una actitud no dominante sino servidora.
La curación es explicitada de manera muy sintética, sin prestarle casi atención y sin que se produzcan las habituales reacciones admirativas de los asistentes: en nuestro relato, el evangelista ha querido dar más importancia a la situación concreta del hombre curado que a la curación misma. Y esta situación concreta se presenta claramente, como paradigma de la situación del creyente; 1) la fe es lo que hace que el hombre sea salvado; 2) el creyente "ve" gracias a la palabra de Jesucristo; 3) el creyente "sigue" a Jesús "por el camino" (recordemos que la palabra "camino" es ampliamente utilizada en la antigua Iglesia para significar la vida cristiana).
J.. LLIGADAS

MISA DOMINICAL 1994, 13

martes, 6 de octubre de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXIX TIEMPO ORDINARIO CICLO B - 18 OCTUBRE 2015

CÓMO NOS SALVAMOS?



ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 53,10-11

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 32)

El Señor es compasivo y misericordioso

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 4,14-16

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un no sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.».
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por ustedes?».
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.».
Jesús replicó: «No saben lo que piden, ¿son capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron: «Lo somos.».
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberán, y los bautizare con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Saben que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Ustedes, nada de eso: el que quiera ser grande, sea su servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.».

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos, concluimos esta primera parte de nuestra celebración orando por la Iglesia por la comunidad humana universal, para que viva iluminada por la luz de la fe:

1.- Por la santa Iglesia: para que, fiel al encargo de Jesús, proclame entre todos los pueblos la Buena Nueva de la que ella es portadora. Roguemos al Señor.

2.- Por el Papa Francisco, los obispos y todos los que con ellos tienen la primera responsabilidad en la evangelización; para que correspondan a sus palabras con una vida santa. Roguemos al Señor.

3.- Por las vocaciones misioneras; para que surjan jóvenes generosos, dispuestos a dejarlo todo  para anunciar el evangelio entre quienes lo ignorar. Roguemos al Señor.

4.- Por todas las personas que aún no conocen a Jesús para que el Señor ilumine su inteligencia y abran su corazón para que acojan la fe. Roguemos al Señor.

5.- Por nosotros: para que sintamos como propio el deber de sr apóstoles y misioneros de la salvación cristiana. Roguemos al Señor.

6.- Para que Dios conceda buen tiempo a nuestro campos y las cosechas abundantes nos hagan más libres y más alegres en su servicio. Roguemos al Señor.

7.- Para que el Señor que domino al viento y al mar, aleje de nuestros campos el mal tiempo. Roguemos al Señor.

Señor, Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo al mundo para esperanza y salvación, y quisiste que nosotros, los cristianos, continuaremos en la tierra la obra de tu Hijo, escucha nuestras oraciones que te presentamos por  medio de tu mismo Hijo y hermano nuestro, Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos Señor, ofrecerte estos dones con un corazón libre, para que tu gracia pueda purificarnos en estos misterios que ahora celebramos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

La participación frecuente en esta eucaristía nos sea provechosa, Señor para que disfrutemos de tus beneficios en la tierra y crezca nuestro conocimiento de los bienes del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

ACCION DE GRACIAS

Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
Líbranos  de todo peligro,
¡Oh Virgen Gloriosa y bendita!
Amen.

COMENTARIO

 “El hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos”.
Por amor a nosotros, el Padre envía a su Hijo dándole la misión de liberar a los hombres de lo que les impide amar. La muerte de Jesús es una cosa terrible, difícil de comprender. El Padre no quiso directamente la muerte  de su Hijo; le confió una misión difícil que resultaría mortal.
Lo envió a un mundo en donde, para enseñar la caridad fraterna y la verdad de Dios, había que oponerse a todos los poderes orgullosos, egoístas y farisaicos. Jesús veía adónde lo llevaba aquello, sintió angustia, pero no rechazó el cáliz: su muerte es el final de una fidelidad total a su misión. Nunca hemos de separar de toda su vida entregada por completo esa muerte que era el signo y la cima de su entrega: “Habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”.
Ese es el sentido de aquel terrible: “El Mesías tenía que sufrir”  y en ese sentido puede también decirse que “todo estaba escrito”. Lucas dirá: “Empezando por Moisés y siguiendo por los profetas,  les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura”. La vida y la muerte de Jesús son únicas debido a su valor universal.
Según la frase de san Pablo, el “nuevo Adán” nos quiere hacer pensar en la unidad del género humano en Adán, que prefiguraba la unidad en Cristo.
Somos hechos para amar, pero Jesús miraba  con su lucidez  de hombre: mucho egoísmo, mucho odio, una sexualidad desquiciada, la esclavitud del dinero, miedos y  temores de todo tipo como si no existiera el Padre celestial. Jesús comienza su obra de salvación enseñando y actuando totalmente en el amor y por primera vez el amor era verdaderamente libre y podía recrear el mundo.
En la cruz, no se deja vencer por el odio. Frente al Padre que deja que se hunda en el abandono absoluto frente  sus enemigos y sus verdugos, Jesús logra superar aquello en donde nosotros nos habríamos quedado encerrados. Y detrás de él pasamos nosotros.
Con él podemos decirle al Padre en la más dura de las noches: “Padre, en sus manos encomiendo mi espíritu”.
Y a los imperdonables: “Padre, perdónales”. Sabemos que perdonar es la cima más ardua del amor, la prueba de que somos libres para amar.
Pero el amor de Jesús en la cruz no nos libera sino porque Dios al resucitarlo ratifica esa vida y esa muerte e inaugura el nuevo mundo donde, en Jesús podemos escoger el amor como lógica.
Jesús nos da el ejemplo de esa vida en el amor, y de las fuerzas para seguir siendo libres para amar.
El no es solamente el que abrió el mundo nuevo, en donde entramos por el bautismo y por la fe; es también él  ese mundo nuevo.
Y en él es cómo podemos vivir salvados: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gál 2, 20).

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 19: Rom. 4, 20-25; Lc. 1, 68-75.; Lc. 12, 13-21.
Martes 20: Rom. 5, 12.15.17-19.20b-21; Sal 39; Lc. 12, 5-58.
Miércoles 21: Rom. 6, 12-18; Sal 123; Lc. 12, 39-48.
Jueves 22: Rom. 6, 19-23;  Sal 1;  Lc. 12,  49-53.
Viernes 23: Rom. 7, 18-25ª; Sal 118; Lc. 12, 54-59.
Sábado 24: Rom. 8, 1-11; Sal 23; Lc. 13, 1-9.
Domingo 25:  XXX Del Tiempo Ordinario

Jr. 31, 7-9; Sal 125, 3-6; Hb. 5, 1-6; Mc. 10, 46-52.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 10, 35-45

Los versículos que encuadran los desarrollos centrales, presentan al mismo Hijo del hombre frente a la muerte. En el intermedio, se contraponen ciertas frases, que exponen las particularidades del texto. En el v. 33, el Hijo del hombre es "objeto" de una acción cuyos actores son algunos judíos y paganos.
Así, se Le entrega. se Le condena, se Le vuelve a entregar, se Le hace objeto de burla, se Le escupe, se Le azota y, finalmente, se Le mata. En el v. 45, al revés, todos estos actores han desaparecido; solamente persiste un sujeto, que es el Hijo del hombre: El viene y El da su vida. El cambio de actores es algo más que un detalle gramatical; se trata de dos maneras de presentar la Pasión y de expresar su sentido. En el v. 33, el Hijo del hombre vive la experiencia histórica de un hombre víctima de la maldad de los que le rodean, que actúan sobre él; pero este mismo Hijo del hombre que aquí padece, más adelante es el único que actúa. Vive la dependencia humana; pero la vive de modo tan magistral, que es él quien entrega lo que se le arrebata y en el momento mismo en que se le arrebata. Es entregado; y quien entrega su vida es él. ¡Asombroso personaje!.
Louis Monloubou
Edit. Sal Terrae Santander 1981.Pág. 140




2.- -Lo que Jesús acaba de decir a Santiago y a Juan lo generaliza después dirigiéndose a los diez restantes y apoyándose sobre el tema del servicio (vv. 41-45). Jesús descubre la conciencia que El tiene de su misión: él es Mesías e Hijo del hombre, pero también el Siervo paciente inmolado por la multitud (v. 45; cf. Is 53, 11-12). Consciente de su misión de jefe y de la proximidad de su muerte, que le impedirá ejercer esta misión, Jesús deposita en Dios su confianza y descubre que sólo será Jefe después de haber servido como siervo de Yahvé.
Pero Jesús exige a sus apóstoles que sigan la misma evolución psicológica. Lo mismo que El ha descubierto su vocación de Siervo paciente, los apóstoles deben descubrir el sentido del servicio (vv. 43-44).
-El v. 45 es uno de los más importantes del evangelio de Marcos, pues es prácticamente el único de los relatos sinópticos que presenta a Jesús como rescate. La idea es probablemente primitiva y el texto auténtico: no sería la primera vez que Jesús se inspira en la teología del Siervo paciente y el valor soteriológico de la muerte (Is 53, 10 u 12; Sal 48/49, 7-9, 15; Dan 7, 14). El rescate designa lo que el hombre ofrece a alguien como compensación de aquello a que tendría derecho. Ahora bien: hay una cosa por la que el hombre no tiene ningún rescate que ofrecer: su propia vida, de la que se adueña la muerte sin posible compensación (Mc 8, 36-37), a menos que el mismo Dios proponga un rescate (Sal 48/49, 9 y 15; cf. Is 52, 3). Jesús es portador de ese rescate ocupando voluntariamente el lugar de personas no solo mortales, sino también culpables (Is 53, 10).
Como voluntaria que era ("dar su vida"), esa sustitución es, por el hecho mismo, sacrificial; es, además, universal ("por muchos"). Estas dos notas son específicas de Marcos y no tienen antecedente alguno en la tradición bíblica. Se da, además, una tercera nota: es ese "Hijo del hombre", ese Juez trascendente de Dan 7, quien, en lugar de juzgar y condenar, pagará el rescate que liberará a los culpables; carga sobre Sí, en cierto modo, su suerte y su condena. Mientras que en Dan 7, 14 el Hijo del hombre debía ser servido, en Mc 10, 45 está hecho para servir a los acusados. De ahí que Cristo no deje de creer que está llamado a una exaltación paralela a la del Hijo del hombre, pero sabe también cuál va a ser el camino de esa exaltación: el servicio y el sacrificio.
Este Evangelio considera, por tanto, a la pasión de Jesús y a su resurrección, en sus repercusiones sobre la vida cristiana: "es necesario" beber el cáliz para sentarse en los tronos, bautizarse en la prueba para juzgar a la tierra, servir para ser jefe. El sufrimiento entra de pleno derecho en la vida del discípulo y no solamente este sufrimiento accidental, moral y físico que forma parte de la condición humana, sino también el sufrimiento característico de la oposición y del abandono que llevó a Jesús a la cruz.
El aislamiento del cristiano actual en un mundo secularizado y ateo es, quizá, una situación previa a esta oposición, y también una manera de llevar la cruz con Jesús en la celebración de la Eucaristía.
Maertens-Frisque
Marova Madrid 1969.Pág. 189




3.- Texto. Cuarto alto docente en el camino hacia Jerusalén. La enseñanza arranca de una nueva mención explícita de los acontecimientos de Jerusalén. Son los vs. 32-34, inmediatamente anteriores, con los que empalma el texto de hoy. Los destinatarios son los doce. El procedimiento es en parte similar al de los dos últimos domingos. la primera parte sirve para introducir el tema, objeto de la enseñanza de Jesús en la segunda.
-Primera parte (vs. 35-41).
Cuando Marcos desveló por primera vez el camino de Jesús y de sus seguidores, recogía una frase de Jesús en la que se hacía referencia a una llegada del Hijo del hombre envuelto en la gloria del Padre (Mc 8, 38). Santiago y Juan, dos de los doce, solicitan ahora una participación preeminente en esa situación. Esta solicitud viene a ser una segunda edición de la conversación sobre rango y prioridades reseñada en Mc. 9, 33-34. La solicitud ocasiona la indignación de los otros diez. La situación creada en el grupo determina la enseñanza de Jesús a los doce. Sin embargo, antes de esa enseñanza Jesús explica a Santiago y a Juan que lo que en realidad le están pidiendo es poder estar a su derecha y a su izquierda el día de Viernes Santo. En la globalidad de la obra de Marcos, la frase "está ya reservado" remite a 15, 27: "Estaban crucificados con él dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda".
Jesús les dice a Santiago y a Juan que el concederles esto no depende de él, sino de otros. Estas palabras no deben leerse a la luz del paralelo de Mateo, quien habla de un estar reservado por el Padre. En la versión de Marcos la referencia no es a Dios, sino a la instancia humana que dictará la sentencia de muerte de los dos malhechores.
La enseñanza a los doce comienza con una referencia realista a las situaciones de opresión propiciadas por el ejercicio del poder. La referencia le sirve a Jesús de contramodelo para los doce: Vosotros nada de eso.
En segundo lugar, Jesús les propone su propio modelo, que no es sino una nueva versión del propuesto en 9, 35: El que quiera ser grande, sea servidor; el que quiera ser primero, sea esclavo. Enunciado por paradoja, en la que los segundos miembros niegan a los primeros: servidor niega a grande; esclavo a primero.
Este modelo arranca y tiene su razón de ser en el ejemplo del Hijo del Hombre, que no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. La primera lectura de hoy nos ofrece el trasfondo de estas palabras (Is 53, 10-12).
Comentario. Los acontecimientos de Jerusalén proyectan toda su luz sobre el texto de hoy, más aún, son ellos los que en realidad configuran el texto. En primer plano el Calvario, con Jesús y los dos malhechores flanqueando la cruz de Jesús. Esta cruz es la gloria de Jesús, la irrupción poderosa del Reino de Dios, en una superposición de muerte y vida, cruz y resurrección.
Desde este trono, desde este servicio único de vida, arranca el modelo al que deben mirar los doce para negar con su actuación las categorías de grande y primero.
De las cuatro sesiones de enseñanza destinadas a los discípulos, Marcos ha dedicado dos al ejercicio de la autoridad por parte de los doce. El tema lo consideró importante y, tal vez, preocupante.
Dabar 1988, 52




4.- Sentido del texto. Santiago y Juan formulan su petición desde los modelos habituales del poder. Pero ¿a donde conducen esos modelos? A matar. Así lo ve Marcos, puesto que nos remite a la escena de la crucifixión. Allí, en efecto, aparecen a derecha e izquierda de Jesús otros dos crucificados. El estar a la derecha o a la izquierda no es efectivamente algo que dependa de Jesús; es el poder quien reserva estos puestos. Por eso no saben lo que piden Santiago y Juan. ¡Qué critica tan fina al poder! Crítica, por otro lado, explícita en el v. 42.
Como sucedía en Mc. 9, 33-48, también en esta ocasión se dirige Jesús a los doce, es decir, a aquéllos que tienen la responsabilidad de mando dentro de la comunidad cristiana.
Y una vez más les exhorta a no ejercer ese mando según los modelos habituales del poder (vs. 43-44). Pero en esta ocasión la exhortación adquiere toda la grandeza y fuerza dramáticas de la última voluntad de una persona. En efecto, el v. 45 recoge las últimas palabras de la enseñanza de Jesús a los suyos. Son un grito y un ofrecimiento. Esta puede ser su paráfrasis: "Si no hacéis caso a mi vida, haced al menos caso a mi muerte. El poder me va a asesinar. Que mi cuerpo muerto sea la señal de lo que da de sí el poder. Que ese cuerpo os haga tomar conciencia de la necesidad de salir de unos sistemas mortíferos. Que ese cuerpo os rescate de esos sistemas". San Pablo lo ha entendido perfectamente cuando hace de la cruz el emblema cristiano. Todo esto es mucho más que una simple máxima ascética.
Dabar 1982, 52




5.- Jesús se siente lleno de valor y seguro de sí mismo, y camina delante de todos para ir a Jerusalén, donde le espera el suplicio. Al mismo tiempo trata de convencer a sus seguidores de que no hay esperanza alguna de conseguir un éxito político. ¿Quién seguirá hasta el final a un jefe que solamente promete la resurrección? ¿Cómo debe ser un jefe? ¿Cómo se portan los jefes, el jefe del equipo, el jefe de la familia? Los jefes de estado pasan sonriendo a la muchedumbre y abrazan al niño que les rindió homenaje, pero, ¿quién sirve y quién se hace servir? Jesús ha venido a servir, y su servicio a la humanidad será su muerte voluntaria: "Se hizo obediente, tomó la condición de esclavo y murió en una cruz" (Flp 2, 9).
Beber la copa y bautizarse son modos de decir que expresan en forma figurada los sufrimientos y la muerte de Jesús (cf. Notas a /Mt/20/20-28). A continuación, un breve poema de LAOTSE, sabio chino muy antiguo, referente a este mismo tema:
"¿Qué han hecho el río y el mar
para ser reyes de los cien valles?
Se han puesto debajo de ellos
y por eso reinan en los cien valles.
Si el santo quiere estar encima del pueblo,
que sepa primero hablar con humildad.
Si quiere encabezar el pueblo,
que se ponga en el último lugar.
Así está el santo encima del pueblo
y no le parece pesado,
dirige al pueblo
y no le parece pesado,
dirige al pueblo
y no hace sufrir al pueblo.
Con gusto lo ponen a la cabeza y no se cansan de él.
Como no rivaliza con nadie,
nadie puede rivalizar con él"
Tomado De La BIBLIA Latinoaméricana
 Ediciones Paulinas. Verbo Divino




6.- Jesús acaba de anunciar claramente a sus discípulos cómo ha de padecer y morir en Jerusalén para resucitar al tercer día (vv. 32-34). Sin embargo, y aunque no es la primera vez que les habla sobre este particular, sus discípulos siguen sin entender nada (cfr. 9, 32). Jesús marcha resueltamente delante de ellos, preocupado y sabiendo adónde va, pero los discípulos andan despistados y distraídos por cosas muy diferentes. Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se adelantan del grupo y dan alcance al Maestro. Van a pedirle nada menos que ocupar los dos primeros puestos en el reino que, según pensaban, iba a inaugurarse de un día para otro.
Jesús no les echa en cara propiamente su ambición, sino su ignorancia, pues no comprenden que el único camino que lleva a la gloria pasa por la cruz. "Beber el cáliz" es aceptar la voluntad de Dios, empaparse de la voluntad de Dios, aunque ésta sea un "mal trago" para los hombres; "ser bautizado" es tanto como sumergirse en la amargura de la muerte. Con estas palabras alude Jesús al martirio que le espera en Jerusalén y pregunta a los dos hermanos si van a ser capaces de seguirle hasta ese extremo. Porque esto es lo que debiera preocuparles y no sentarse en los primeros puestos. La ambición de los hijos de Zebedeo indigna a sus compañeros, y el grupo se divide.
Pero Jesús, dejando a un lado la cuestión de rangos y precedencias en el reino futuro, los reúne de nuevo y les enseña cómo deben comportarse ahora en el reino de la comunidad. En primer lugar, constata el hecho de que los jefes y los grandes tiranizan y oprimen a los pueblos. El abuso de poder es un hecho fácilmente comprobable en todos los pueblos, tanto que Jesús lo da por sabido.
Por eso la aspiración de sus discípulos no ha de ser el poder sobre los demás, sino el servicio a los demás. Ya que en esto consiste la única grandeza, y el que oprime a los demás es un miserable. A la "voluntad de poder" Jesús opone la "voluntad de servicio"; al imperio autoritario de los jefes y los grandes de este mundo, la "diaconía" (=servicio) evángelica. Cuando la iglesia se aparta de una estructura fraternal y, adaptándose a las formas de este mundo, se convierte en un instrumento de poder con rangos y escalafones, se aparta de la voluntad de Jesús.
Como ha de ser el servicio a los demás y hasta qué extremo, lo dice Jesús con su propia vida y con su muerte; pues él no ha venido al mundo para vivir como un señor, sino para morir como un esclavo. Jesús ha querido ocupar el último lugar de todos, la cruz, para servir a todos dando la vida por todos.
Estas palabras, en las que Jesús afirma el valor redentor de su muerte, son una clara alusión al texto de Isaías (53, 11s, de la primera lectura de hoy; cfr. Mc 14, 24). Jesús es el Siervo de Yavé, el "uno" que muere por "muchos", es decir, por todos. Tanto en el texto de Isaías como en otros lugares bíblicos (p. e. Rom 5, 12ss), la palabra "muchos" (que se contrapone a "uno") equivale a "todos". Por lo tanto, Jesús muere por todos los hombres y no sólo por los hijos de Israel. Lo cual debió extrañar sin duda a los judíos por las siguientes razones: a) Porque consideraban que sólo los hijos de Israel podían esperar la salvación prometida. b) Porque la idea de un Mesías que salvara con su muerte les era desconocida, a pesar de lo que había profetizado Isaías. c) Porque no creían que todo el pueblo de Israel necesitara ser redimido del pecado.
Eucaristía 1982, 47




7.- Texto. 
Incide en la misma temática con la que Marcos, abría hace cuatro domingos, la enseñanza reservada a los discípulos (cfr. Mc 9, 30-37). Y como entonces, los destinatarios son también los doce. La ocasión es la pretensión de los hijos de Zebedeo y el malestar originado dentro del grupo por una tal pretensión. El autor recoge un incidente interno rigurosamente histórico y, a diferencia de Mateo, lo hace sin rodeos ni paliativos.
Marcos refiere la respuesta de Jesús a los dos hermanos con la mirada puesta en su posterior relato de la crucifixión. En la pluma de Marcos ese relato adquiere la paradójica forma de una entronización, en la que a derecha e izquierda de Jesús hay otros dos crucificados. Por ese motivo puede decir Jesús a los dos hermanos que no saben lo que están pidiendo y que de dicha entronización él no es responsable, sino otros. La frase "está ya reservado" no hay que leerla, como hacen algunos manuscritos, bajo el influjo del paralelo de Mateo. En Marcos Jesús no está refiriéndose en ella a su Padre, sino a los responsables de su muerte.
Por el mismo motivo puede hablar Jesús a los dos hermanos de un cáliz y de un bautismo a compartir con él. Esta es la gloria de la que Jesús sí puede hablarles y la que les ofrece y promete (recuérdese el "con persecuciones del último domingo). La enseñanza al resto del grupo de los doce es un desarrollo de la frase recogida en Mc. 9, 35: El que quiera ser el primero, que sea el último y el servidor. El desarrollo parte de un diagnóstico sobre los gobernantes de la época. El diagnóstico está hecho con la mirada puesta en la situación internacional. La expresión "los pueblos" era el término judío para referirse a los no judíos. El conocimiento de la historia demuestra lo certero y ajustado a la realidad de este diagnóstico.
Pero entre vosotros no debe ser así. Esta frase marca la necesidad de una línea divisoria. Entre vosotros no debe existir más grandeza que la del servicio a los demás. Y ello a imitación de un Maestro cuya vida es una oferta consciente de servicio para liberar a los hombres de la lacra del dominio de unos sobre otros.
Comentario. 
Resulta por sí mismo significativo que en un evangelio sin apenas enseñanzas de Jesús se repita la misma temática para abrir y cerrar las páginas reservadas a instruir a los discípulos. Las relaciones interpersonales y el ejercicio de la autoridad preocupó indudablemente a Marcos.
No es para menos, pues se trata de un problema que tiene sus raíces en la tendencia prácticamente instintiva que todos tenemos a dominar y que se manifiesta en cualquiera de los órdenes de la vida. Nos gusta tener a los demás debajo. Estos demás podrán ser pocos o muchos, pero en definitiva tenemos necesidad de sentirnos sobre alguien. ¡Y con qué intransigencia y dureza nos empleamos cuando esta necesidad parece escapársenos! El servicio a los demás es bastante más que una bella frase; supone la negación de un instinto que nos corroe. Por eso resulta tan difícil dar forma concreta a ese servicio. Sucede a veces que el servicio es la cara oculta del dominio o del orgullo. La enseñanza de este texto cuenta en nosotros con otro enemigo añadido: la impresión y, en ocasiones, el convencimiento de que estar al servicio de los demás resulta imposible hoy. Si nos halláramos ante una impresión y un convencimiento generalizados, existirían motivos más que suficientes para compartir la preocupación que llevó a Marcos a insistir en esto de la grandeza y del dominio y la necesidad de la línea divisoria seguiría siendo una urgencia.
Dabar 1991, 50



8.- Este es prácticamente el único pasaje de los sinópticos que nos presenta a Jesucristo como "rescate" de los hombres. El rescate, en el Antiguo Testamento es la compensación económica que hay que pagar por un delito cometido (Nm 35, 30-31: el homicida culpable será condenado a muerte, y no se le aceptará rescate por su vida), o la cantidad pagada por la liberación de un cautivo o un esclavo (Lv 25, 51-52; cf. Is 45, 13). Pero el hombre camina inexorablemente hacia la muerte, y no tiene nada que ofrecer para asegurarse una vida sin fin: "¿Qué hombre podrá redimirse y pagar a Dios su rescate? La vida humana no tiene precio; no vale el dinero para adquirirla, para comprar el derecha de vivir eternamente y escapar de la muerte" (/Sal/049/8-10). Sólo Jesucristo, al "dar" voluntariamente su vida como rescate por "todos", nos abre las puertas de la vida eterna.
Hilari Raguer
Misa Dominical 1976, 18


9.- -"Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda": Vemos a los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, pidiendo un privilegio personal, precisamente después que Jesús haga un anuncio de la pasión que le espera en Jerusalén. Así el evangelista subraya la interpretación equivocada que aún tienen los discípulos del término del camino que los conduce a Jerusalén. Allá será el lugar de la revelación: pero, ¿cuál? La petición de los dos discípulos no se refiere, ciertamente, a un lugar de privilegio en un reino mesiánico de carácter temporal. Esta perspectiva no es la del evangelista. Se trata de pedir la participación en la gloria y en el juicio el día de la manifestación del Hijo del Hombre en los últimos tiempos. ¿Por qué es criticable esto? Lo es en cuanto pasan por alto que la revelación en Jerusalén será a través de la cruz.
-"¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?": El cumplimiento de la petición de los discípulos tiene una exigencia expresada con una doble imagen: el cáliz y el bautismo. A la luz del AT conviene entender la imagen del cáliz como referencia al destino que Dios da a las personas o a todo el pueblo, sea este destino bueno o malo. También designó el castigo sobre los impíos o más tarde el sufrimiento de los mártires. Es, pues, una alusión de Jesús a su pasión y muerte, que a la vez es juicio de salvación para los impíos. La imagen del bautismo también debe enmarcarse dentro de esta referencia: la pasión y muerte como una corriente de agua que arrastra y ahoga. Los discípulos deben participar a través de los sufrimientos y la misma muerte, a causa de su seguimiento de Jesús; está será la medida de los privilegiados. La afirmación de que los dos discípulos participarán de ella parecería indicar el conocimiento por parte del evangelista de su martirio (el de Santiago está en Hch 12, 2; el de Juan, es más difícil de precisar históricamente).
-"El que quiera ser grande, sea vuestro servidor": Frente a la reacción adversa de los demás discípulos ante los hijos de Zebedeo, está la enseñanza de Jesús: los gobernantes y los grandes "parecen" como si dominaran el mundo. Un poco de ironía en las palabras de Jesús: quien verdaderamente domina el mundo es el mismo Dios, los demás sólo se lo piensan. Pero la finalidad de la enseñanza se dirige al seno de la comunidad: el que quiere presidir debe actuar como servidor. Su fundamento no es otro que el servicio y la muerte del Hijo del hombre por todos. Trasfondo la 1. lectura: pero mientras allá se acentúa la realización del plan de Dios, aquí se subraya la entrega voluntaria de Jesús a la muerte.
Joan Naspleda
Misa Dominical 1988, 30




10. I/PODER 
La pregunta de los hijos del Zebedeo es interpretada por Jesús en dos tiempos. El primer tiempo se refiere a la posibilidad de que los discípulos lo acompañen en su gloria. El segundo tiempo alude al eventual privilegio de poder reservar los primeros puestos a favor de dos determinados discípulos, como si fuera algo debido a ellos. Al primer tiempo Jesús responde sencillamente: llegar a la gloria es posible, pero antes hay que pasar por el "bautismo" de Jesús y beber su "copa". Ambas imágenes se refieren claramente a la superación de dificultades, incluso la muerte.
Sin embargo, la respuesta al segundo tiempo es dura. El derecho a la reserva de los primeros puestos es una pretensión del orgullo humano, que no va bien con la "teología de la gratuidad" tal como es insistentemente presentada por nuestro evangelista.
A continuación, tras la indignación de los "diez", Jesús les presenta las razones profundas de esta nueva economía de la "comunidad-sin-poder". Jesús contrapone la comunidad mesiánica a la sociedad civil, más concretamente al Estado.
En el Estado están "los que son considerados jefes". Ellos "dominan con dureza" y "hacen sentir el peso de su autoridad". Este subrayado del aspecto negativo y del carácter prevaricador del poder es conservado por Mateo, pero profundamente suavizado por Lucas. Mateo conserva los dos verbos de Marcos: "katakyriéousin, katexousiádsousin" (Mt 20, 25); por el contrario, Lucas suprime la preposición "kata", que da la idea del abuso y de la prevaricación, y dice simplemente: "kyriéousin exousiádsontes" (Lc 22, 25); aún más, añade una especie de atenuante: el que ejerce el poder a veces es llamado "bienhechor".
Naturalmente la figura opuesta al que manda es la del que sirve. Pues bien, en la comunidad cristiana los "jefes" tendrán paradójicamente la tarea de "servir". Por lo tanto, una iglesia que sea una imagen trastocada del Estado no corresponde realmente al proyecto esencial de su fundador. Por eso, el gravísimo pecado de la Iglesia es precisamente el organizarse a imagen y semejanza del Estado o de insertarse como parte integrante de su estructura.
La razón última de este planteamiento en la Iglesia está precisamente en el hecho de que "el hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate de la humanidad". Para entender este importantísimo versículo, tenemos que partir de un hecho seguro; el gesto de servir y de darse en rescate constituye la motivación de esta eclesiología paradójica. Efectivamente, el versículo 45 empieza con una casual ("kai gar", o sea "porque").
¿Qué quería decir Jesús con la alusión al "rescate"? "Rescate" ("lytron") es el precio dado para liberar a un prisionero de guerra o a un esclavo. Pero ¿de qué rescata Jesús a la humanidad? Lógicamente, ateniéndonos al contexto inmediato, debemos pensar que el rescate concierne a la situación de servidumbre y opresión, a la que está sometida la humanidad a causa de los que ejercen sobre ella un poder abusivo. Según la descripción del evangelista, nuestro mundo es un mundo de esclavos; Jesús no viene a rescatar estos esclavos convirtiéndose él, con su iglesia, en un nuevo "rey", ni siquiera un "rey bienhechor", sino convirtiéndose paradójicamente en un esclavo. Diríamos que la cura propuesta por Jesús no es alopática, sino homeopática (similia similibus curantur): la esclavitud del hijo del hombre y de su iglesia actúa como una especie de vacuna.
En este caso, el rescate se da, por así decirlo, no a Dios sino al príncipe de este mundo (Jn 12,31; 16,11; 1 Jn 5,19), al dios de este mundo (2 Cor 4,4 ), que en la tentación le dice expresamente a Jesús, tras haberle hecho ver en un momento todos los reinos de la tierra: "te daré todo este poder y la gloria de estos reinos, porque me ha sido concedida y la concedo a quien quiero" (Lc 4, 6). El diablo es el gran emperador del mundo, que nombra, como lugartenientes suyos, a los jefes de Estado. Cono vemos, en el NT, especialmente en san Pablo, es constante la idea de que el poder es un espacio de tentación.

El mundo, pues, es un mundo de esclavos, manipulados por fuerzas autoritarias que, en el fondo, son demoníacas. Jesús no viene a quitarles el poder a los que de hecho lo ejercen: en el plan misterioso de Dios ellos continuarán ejercitando su poder, más o menos opresivo, hasta el fin de la historia. Sin embargo, Jesús, ya desde ahora, inicia el rescate de la humanidad, dándose a sí mismo como víctima del poder y convirtiéndose a sí mismo en el siervo de todos. Es una liberación paradójica: su iglesia no deberá ofrecerle al "poder demoníaco" la alternativa de un "poder cristiano". Esta sería la mayor y más peligrosa tentación. Ella deberá existir como comunidad, en cuyo seno no exista el cáncer del poder, ni eclesiástico ni civil. Solamente una comunidad de "siervos", sin ambiciones políticas, podrá ayudar eficazmente a la humanidad a liberarse de las fuerzas que la oprimen.
Comentarios a la Biblia Litúrgica NT
Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 1178 Ss.




11. ACI DIGITAL 2003
35. Estos "hijos del trueno" (3, 17) recordaban los doce tronos (Mat. 19, 28) y pensaban como los que oyeron la parábola de las minas (Luc. 19, 11), como los del Domingo de Ramos (11, 10), como todos los apóstoles después de la Resurrección (Hech. 1, 6), que el Reino empezaría a llegar. Jesús no condena precisamente, como algunos han creído, esta gestión que su primos hermanos intentan por medio de su madre la buena Salomé (Mat. 20, 20) y que, si bien recuerda la ambición egoísta de Sancho por su ínsula, muestra al menos una fe y esperanza sin doblez. Pero alude una vez más a los muchos anuncios de su Pasión, que ellos, como Pedro (Mat. 16, 22), querían olvidar, y les reitera la gran lección de la humildad, refiriéndose de paso a arcanos del Reino que San Pablo habría de explayar más tarde en las Epístolas de la cautividad. 
39. Ese bautismo a que Jesús alude no parece ser sino el martirio. Véase Luc. 12, 50. Ambos apóstoles lo padecieron (Hech. 12 y nota), si bien Juan salió ileso de su "bautismo" en aceite hirviendo. Cf. Juan 21, 22 y nota: Jesús le respondió: "Si me place que él se quede hasta mi vuelta, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme". S. Agustín interpreta este privilegio de Jesús para su íntimo amigo, diciendo: "Tú (Pedro) sígueme, sufriendo conmigo los males temporales; él (Juan), en cambio, quédese como está, hasta que Yo venga a darle los bienes eternos". La Iglesia celebra, además del 27 de diciembre, como fiesta de este gran Santo y modelo de suma perfección cristiana, el 6 de mayo como fecha del martirio en que S. Juan, sumergido en una caldera de aceite hirviente, salvó milagrosamente su vida. Durante mucho tiempo se creyó que sólo se había dormido en su sepulcro (Fillion). 
42. Véase Luc. 22, 25 - 27: "Pero El les dijo: "Los reyes de las naciones les hacen sentir su dominación, y los que ejercen sobre ellas el poder son llamados bienhechores. No así vosotros; sino que el mayor entre vosotros sea como el menor; y el que manda, como quien sirve. Pues ¿quién es mayor, el que está sentado a la mesa, o el que sirve? ¿No es acaso el que está sentado a la mesa? Sin embargo, Yo estoy entre vosotros como el sirviente". 
45. Véase Luc. 22, 27 y nota: "Pues ¿quién es mayor, el que está sentado a la mesa, o el que sirve? ¿No es acaso el que está sentado a la mesa? Sin embargo, Yo estoy entre vosotros como el sirviente". ¡Como el sirviente! No podemos pasar por alto esta palabra inefable del Hijo de Dios, sin postrarnos con la frente pegada al polvo de la más profunda humillación y suplicarle que nos libre de toda soberbia y de la abominable presunción de ser superiores a nuestros hermanos, o de querer tiranizarlos, abusando de la potestad que sobre ellos hemos recibido del divino Sirviente. Cf. Mat. 23, 11; Filip. 2, 7 s. y nota; I Pedro 5, 3; II Cor. 10, 8; III Juan 9 s.