jueves, 31 de octubre de 2013

ALGUNOS ACONTECIMIENTOS EN LA VIDA DE SAN MARTÍN DE PORRES

SAN MARTÍN DE PORRES
(1579-1639)

retrato original de San martín de Porres



Arrojada en las tierras vírgenes de América, la sangre de los conquistadores germinaba en flores de santidad. Una de ellas fue ese santo varón, hijo natural de un noble caballero burgalés y de una esclava panameña. En el rostro moreno llevará siempre la huella del mestizo. Muy niño, va con su padre a Guayaquil, donde aprende a leer y escribir, y unos años más tarde vuelve a Lima, su patria, donde, al lado de un rapista, aprende el oficio de barbero y sangrador; pero, mal avenido con la navaja y la lanceta, aunque luego supo manejarlas diestramente toda su vida, tomó el hábito de donado dominico en el convento de Santo Domingo de Lima. Tenía entonces la edad de veintiún años.

Aquí termina su historia externa y empieza la de sus aventuras místicas. Pobre, nunca quiso tener más que un hábito de grueso cordellate y una túnica interior de tosca jerga; humilde, encontraba su delicia en que le llamasen mulato, hipócrita y engañador; penitente, se alimentaba de raíces, vestía cilicios de acero con agudas puntas, y se daba la disciplina tres veces cada noche, una con cadenas de hierro, otra con látigo de cuero y la tercera con varas de membrillo. Por la noche paseaba por el claustro azotándose, y cuatro ángeles le acompañaban con antorchas. No tenía celda para dormir. Pasaba las veladas de rodillas delante del tabernáculo, y cuando el sueño le rendía se dejaba caer en las gradas o bien se echaba en la caja donde llevaban a enterrar a los muertos. Los ojos se le iban detrás de los crucifijos, y a veces, con los ojos, el cuerpo, pues arrebatado por la fuerza del amor, se lanzaba en alto, volaba hacia la imagen de Cristo y arrimaba la cara a su pecho, como recogiendo los latidos del corazón divino.

Alfonso Rodríguez era por aquellos días el tipo perfecto del hermano portero; el lego de Lima realizaba el ideal del enfermero. Para él no había enfermedad contagiosa ni llaga repugnante. El deseo de un enfermo era una orden sagrada, y muchas veces no necesitaba manifestarle al exterior. Bastábale decir interiormente: « ¡Oh si estuviese aquí el hermano fray Martín! », para que fray Martín volase a su lado; y si no tenía llave, pasaba a través de las paredes.
—¿Cómo has entrado aquí?—preguntaba el paciente.
—No te metas a bachiller—respondía él—; da gracias a Dios, duerme y descansa.

Esta misma piedad tenía con los animales. Los acariciaba, los cuidaba en sus dolencias, les aplicaba sus remedios de albéitar, les vendaba las heridas y lloraba su desaparición. En un muladar vio tirada una mula vieja que tenía una pata rota. Compadecido de ella, díjole con imperio:
—Criatura de Dios, levántate y anda.

San Martín de Porres, religioso DominicoLevantóse al punto y fue tras él al convento, donde sirvió todavía muchos años. Otras veces sus curas eran más laboriosas. Si veía herido algún perro, algún mirlo o alguna oveja, les llamaba, les aplicaba el remedio y les recomendaba reposo hasta que cicatrizasen las heridas. En una ocasión, el mayordomo del convento mandó matar a un perro que había servido ya veinte años. Habiéndolo sabido fray Martín, mandó a los esclavos que llevasen el cadáver a su aposento, y con él se pasó una noche pidiendo la resurrección del perro. Durante muchos años el perro acompañó a su bienhechor, acariciándole con la cola, agradecido.

Como se ve, fray Martín hacía los milagros más sorprendentes que se lee en las vidas de los santos, y los hacía con una facilidad pasmosa. Se hacía invisible para que nadie le molestase en sus devociones; salía de noche por el claustro del convento, atravesando los aires envuelto en nube de luz, haciendo en un instante viajes prodigiosos; sin moverse de Lima, se presentaba en las Molucas y en China, en Méjico y en Argel, para aliviar a los enfermos, libertar de la prisión a los misioneros e instruir a los cristianos; plantaba árboles que daban fruto todas las estaciones del año, y sin saber más que deletrear no muy rápidamente y manejar los instrumentos de su oficio, explicaba de una manera tan soberana los más altos misterios, que las gentes le escuchaban embelesadas, y hasta el virrey, el arzobispo y los maestros de teología iban a pedir su consejo.

Ya en Lima sólo se hablaba de los milagros del santo lego. Entre la buena sociedad, lo mismo que en las plazas, los limeños se entretenían cantando la última maravilla del santo Martín. A la portería, lo mismo que a la sacristía, afluían constantemente multitud de curiosos y devotos que querían remediar una necesidad o presenciar un prodigio, y cuenta uno de los biógrafos que el prior llamó una vez al taumaturgo y le dijo:
—Hermano Martín, bajo santa obediencia, le prohíbo que haga milagros sin pedirme antes permiso.

Pero fray Martín seguía haciendo milagros, sin darse cuenta siquiera, y aun pensando obedecer. Sucedió que, pasando frente a un andamio, resbalóse un albañil y cayó desde gran altura, diciendo en presencia del peligro.
—¡Sálveme, fray Martín!
—¡Espere un rato, hermanito, mientras pido permiso!

Así dijo el taumaturgo, y el albañil se quedó en el aire hasta que vino su salvador con la licencia.

En otra ocasión, ordenó el prior al portentoso donado que comprase para el consumo de la enfermería un pan de azúcar. Tal vez no llevaba el dinero suficiente para proveerse de azúcar blanca y refinada; el hecho es que se presentó con un pan de azúcar mascabada.
—¿No tiene ojos, hermano?—díjole el superior—. ¿No ha visto que, por lo «prieta», más parece chancaca que azúcar?

—No se preocupe su paternidad por eso—contestó el enfermero—. Con lavar ahora mismo el pan de azúcar se remedia todo.
Y, sin dar tiempo a que el prior le arguyese, metió el azúcar en el agua de la pila, sacándolo limpio y seco.

Entre muchas cosas buenas, España llevó también a América los ratones, o los pericotes, como allá se dice. Cuentan que al Perú llegaron en uno de los buques que con cargamento de bacalao envió cierto obispo de Palencia, llamado don Gutierre. Cuando fray Martín era enfermero de Santo Domingo, los ratones campaban por sus respetos en la enfermería, en la cocina y en el refectorio. Por otra parte, los gatos, llevados también por los españoles, eran tan escasos en la ciudad, que uno costaba doscientos pesos. Había, en cambio, muchas ratoneras, y fray Martín, a pesar de su amor por los animales, no se descuidaba de usarlas, aunque no sin ciertos escrúpulos. Y he aquí que un día un ratonzuelo bisoño se dejó coger en la trampa. Tomólo el enfermero, pero no se resolvió a matarlo; al contrario, poniéndole en la palma de la mano, le dijo:
San Martín, —Váyase, hermanito, y diga a sus compañeros que no sean molestos en esta santa casa; que se vayan a vivir en la huerta y que ya iré yo a llevarles alimento cada día.
El embajador cumplió su embajada, y la orden se cumplió religiosamente. Martín hizo honor a su palabra, y diariamente se presentaba en la huerta con su cesto de desperdicios, no tardando en verse rodeado de la familia ratonil.

Hay que reconocer, sin embargo, que en su enfermería había también un gato, y juntamente con el gato, un perro, y, gracias a sus buenos oficios, uno y otro vivían en fraternal concordia, comiendo juntos en la misma escudilla. Estaban una tarde merendando en santa paz, cuando de pronto gruñó el perro y encrespóse el gato. Era que un ratón, husmeando el olorcillo de la vianda, había asomado el hocico fuera de un agujero. Al darse cuenta, fray Martín dijo a sus viejos amigos:
—Cálmense, criaturas del Señor; cálmense. Y, acercándose al agujero del muro, añadió:
—Salga sin cuidado, hermano pericote; paréceme que tiene gana de comer; venga aquí, que no le harán daño. Vaya, hijos—prosiguió hablando con perro y gato—; hagan sitio al nuevo convidado, que Dios dará para todos.

Había, no obstante, ciertos individuos con los cuales fray Martín tenía entrañas de acero: eran los demonios. Una tarde subía por una escalera del convento llevando un brasero encendido, cuando de repente ve al diablo apostado en un rincón.
—¿Qué haces ahí, bestia maligna?—le preguntó.
—Estoy en acecho, como hace un buen cazador—respondió el enemigo.
—¿Y qué es lo que cazas, desgraciado?
—A unos que por aquí pasan los hago tropezar, a otros caerse, a otros los asusto o les apago la luz; ¿te parece poca presa?
—Pues yo te mando—dijo el lego—que ahora mismo te vayas al infierno.
—Y ¿quién eres tú?—replicó el espíritu—. No me da la gana.
—¿Que quién soy yo? Ahora lo vas a ver. Así decía fray Martín, con la cara encendida por la cólera, mientras se quitaba la correa, y la emprendía a zurriagazos con su enemigo. Corría el demonio aullando y bramando, mas no se decidía a marchar de allí. Entonces el fraile cogió un carbón del brasero, trazó la señal de la cruz en la pared, y ésta fue la señal de la fuga.


Sin embargo, estas luchas en él no fueron tan frecuentes como en el lego de Mallorca. El castellano, descendiente de guerreros, hombre luchador, pasa los días y las horas en combates terribles; el mestizo no tiene más arma que la disciplina. La gracia le ha transformado de tal modo, que parece no sentir las turbaciones de la tentación. Camina por la vida con la sencillez de un niño; el milagro es para él un juguete; obra siempre con ingenuidad y ni en su sonrisa ni en sus ojos hay asomo de malicia. Pertenece a la estirpe de aquellos que, como decía San Juan Crisóstomo, conquistan el reino de los Cielos como cantando y danzando.



LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXXI TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 03 DE NOVIEMBRE 2013

DOMINGO XXXI – SAN MARTIN DE PORRES – 03 DE NOVIEMBRE 2013 (PERÚ)
  


EN PERÚ CELEBRAMOS A SAN MARTÍN DE PORRES

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 58, 6-11
Así dice el Señor:
«El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos;  partir tu pan con el hambriento,  hospedar a los pobres sin techo,  vestir al que ves desnudo,  y no cerrarte a tu propia carne.
Entonces romperá tu luz como la aurora,  en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia,  detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá;  gritarás, y te dirá: «Aquí estoy.»
Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.
El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña.»

SALMO RESPONSORIAL (Sal 1)

Su gozo es la ley del Señor.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados,
ni se entretiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta con los arrogantes,
sino pone su alegría en la ley del Señor,
meditándola día y noche. R

Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen bien. R

No así los impíos, no así,
será como paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 1Co 12, 31—13, 13
Hermanos: ambicionen los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino  excepcional. Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles; pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber, y si tuviera fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Y si repartiera todos  mis bienes entre los necesitados, y si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia,  sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará; las lenguas cesarán, el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; más cuando venga lo perfecto lo imperfecto se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer ahora es por ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios. En una palabra: quedan estas tres: la fe, la esperanza, el amor. La más grande es el amor.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo Mt 11, 25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre Señor del cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se la has revelado a la gente sencilla. Si Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ah entregado mi Padre  y nadie conoce al Hijo más que el Padre;y nadie conoce al padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré.Carguen con mi yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán su descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.


EN OTROS LUGARES LAS LECTURAS SON DEL DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C – 03 NOVIEMBRE 2013

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 11,22–12,2

Tú de todos tienes compasión, porque lo puedes todo y no te fijas en los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. ¿Cómo podrían existir los seres, si tú no lo hubieras querido? ¿Cómo podrían conservarse, si tú no lo ordenaras?.
 Tú tienes compasión de todos, porque todos, Señor, te pertenecen y amas todo lo que tiene vida, porque en todos los seres está tu espíritu inmortal.
Por eso, a los que pecan los corriges y reprendes poco a poco, y les haces reconocer sus faltas, para que apartándose del mal crean en ti, Señor.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 144)

Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1,11–2,2

Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los tenga por dignos de haber sido llamados por él, y que cumpla con su poder todos sus buenos deseos y los trabajos que realizan impulsados por la fe. De esta manera el nombre de nuestro señor Jesús será honrado por su causa, y él les honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del señor Jesucristo. Ahora, hermanos, en cuanto al regreso de nuestro señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, Les rogamos que no cambien fácilmente de manera de pensar ni se dejen asustar por ningún mensaje espiritual, discurso o carta que reciban, como si fuera nuestra, diciendo que el día del Señor ya ha llegado.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19,1-10

Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle, porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que, echando a correr, se adelantó, y para alcanzar a verle se subió a un árbol junto al cual tenía que pasar Jesús.
Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.».
Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor: «Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.».

CREDO NICENOCONSTANTINOPOLITANO

Creo en un solo DIOS, PADRE todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, JESUCRISTO, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de  María,  la  Virgen,  y  se  hizo  hombre.
Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL

Invoquemos hermanos, a Dios nuestro Padre para que atienda nuestras oraciones.

1.- Padre bueno fortalece los corazones vacilantes y llévalos por el camino de la entrega generosa. Roguemos al Señor.

2.- Para que aprendamos enséñanos a valorar tus acciones misericordiosas y nos fortalezcamos con ellas para dar testimonio  de ti a través de obras buenas nuestras. Roguemos al Señor.

3.- Líbranos Señor de toda asechanza o tentación del maligno, para que con tu gracia podamos vencer a todo lo que nos separa de ti. Roguemos al Señor.

4.- Por quienes viven alejados de la fe para que el buen testimonio de los cristianos les ayude a volver su corazón a Dios. Roguemos al Señor.

Oh Dios favorecemos con tu misericordia y escucha paternalmente nuestras plegarias que humildemente te pedimos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.

COMENTARIO DE SAN MARTIN DE PORRES

Celebramos la fiesta de San Martín de Porres (1579-1639) nacido en Lima, Perú, hijo de un noble caballero español, Juan de Porres; y de una mujer libre, de raza negra, panameña, pero de origen africano: Ana Vázquez. Su infancia estuvo marcada por las tribulaciones de no haber sido reconocido por su padre, y de haber sido mulato en una época profundamente racista.
De joven, Martín aprendió los oficios de boticario y de barbero, lo que denota su temprana pasión por la medicina y su vocación por sanar a la gente. En 1594, el destacado dominico Fray Juan de Lorenzana lo invita a ingresar a la orden de Santo Domingo, que recién había abierto su primer monasterio en el Perú. San Martín ingresa en calidad de “donado”, ocupándose de trabajos de servidumbre por ser negro y no reconocido. Además de ello el sacerdocio estaba prohibido para alguien de su condición.
Por su caridad y su humildad, San Martín de Porres fue finalmente admitido como hermano en 1603, y a partir de entonces fue creciendo su fama de curador de enfermos.
En aquel tiempo, convivían en Lima varios santos: Santo Toribio de Mogrovejo, que era el arzobispo de la ciudad, San Francisco Solano que era fraile franciscano, Santa Rosa de Lima que era terciaria dominica, San Juan Macías que era fraile dominico y él mismo, San Martín de Porres. ¡Cinco santos viviendo simultáneamente en la misma ciudad!
Cuando la ciudad de Lima fue asolada por la peste, se dice que él solo salvó de la muerte a sesenta de sus hermanos. Además, curaba siempre a todos los desvalidos que acudían a buscarlo. Más adelante, San Martín de Porres
fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz, para la instrucción de niños desvalidos provenientes de familias negras, indígenas y de gente rústica, además de recoger a los vagos y malvivientes para ayudarlos a salir de su situación. La caridad de San Martín de Porres se proyectaba también hacia los animales heridos y hambrientos, a los que atendía con igual celo religioso. La fama de santidad de San Martín de Porres hizo que fuera solicitado por personas de todos los estratos sociales, y él nunca se negó a ayudar al prójimo, sin importar quién fuera. Igualmente, se le atribuyen varios milagros en vida. El día 3 de noviembre de 1639 muere pobremente como había vivido toda su vida. Tenía sesenta años de edad y su fiesta es precisamente hoy, tres de noviembre. El día 10 de diciembre de 1668, el Papa Clemente IX firma el decreto de introducción de la Causa de canonización y el 29 de octubre de 1837 es solemnemente beatificado por el Papa Gregorio XVI. En junio de 1926, el Papa Pío XI concede reiniciar la causa de canonización. Aunque sólo era beato, aprueba que su fiesta se celebrase en algunas diócesis de América, África y Asia.
 El día 10 de enero de 1945, el Venerable Papa Pío XII lo declara patrono de todas las obras de justicia social en Perú. el día 6 de mayo de 1962, el Beato Papa Juan XXIII lo canonizó solemnemente en Roma. En julio de 1966, el Papa Pablo VI, lo declaraba patrono de los barberos y peluqueros italianos. Es el santo patrono de la Paz Universal, así como de los animales domésticos. Iconográficamente se le representa con una escoba, símbolo de su humildad ejemplar.
San Martín de Porres nos enseña que Dios no hace distinciones por el color de la piel.

MIRAR COMO JESÚS

 

COMENTARIO DEL DOMINGO XXXI T.O. CICLO C


Estamos ante un evangelio que habla de miradas. Zaqueo se sube a un árbol muy alto para ver a Jesús; Jesús levanta los ojos para ver a Zaqueo. Y al ver lo que pasa, la gente murmura. Todo Jericó despreciaba a Zaqueo y lo odiaba. ¡No sólo un publicano, sino un jefe de publícanos!. Un individuo que se enriqueció oprimiendo a los demás. Jesús no mira como todo el mundo. Ve lo que nadie ve: un corazón extraordinariamente maduro para aquella conversión que a Lucas le gusta tanto describir. Se diría que el evangelio aumenta de pronto la velocidad: Zaqueo corre, se sube al árbol, Jesús le dice: “Baja enseguida”; él baja y sin respirar le hace su asombrosa declaración: “Voy a restituir con generosidad y a dar con más generosidad todavía”. Y Jesús dice: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. Nunca el hoy de Dios ha sido  tomado  con tanta velocidad.
En medio de esta alegre agitación, aparece una nota estridente: “Al ver aquello, murmuraban todos: “¡Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador!”: lo más terrible es ese “todos”. No debo imaginarme que yo me escape tan fácilmente de la manera ordinaria de mirar. No es que sea algo forzosamente malo, pero si, que es forzosamente superficial. La gente no puede ver el corazón de un Zaqueo ni el corazón de Jesús. La gente cataloga: Zaqueo es un explorador, Jesús es un profeta; los extremos no deben mezclarse.
Pero los extremos se miraron con una mirada que rompe  todas las apariciones “Tú, pensó Jesús, tú vales mucho más de lo que estás viviendo”. Y Zaqueo pensó: “Tú lo vas a trastornar todo y llegará el momento del gozo”. Dios va a despertar en mí el deseo de desprenderme de las murmuraciones de la gente. Hay que tenerlo en cuenta, desde luego, pero tomando decididamente las debidas distancias. Pensar en la mirada penetrante de Jesús, intentar ver a tal persona como él la habría visto, como él la ve. No todo son Zaqueos, pero los hay.
¿Tengo yo unas ganas de mirarte. Señor y de dejar que tú me mires? Me juzgan los demás, me juzgo yo a mi mismo, pero en este momento ¿cómo me ves tú? ¿Qué cambio esperas de mí? ¿Qué Zaqueo soy yo para ti?
R.P. Roland Vicente Castro Juárez


PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 04: San Carlos Borromeo, Obispo (MO) Rm, 11, 29-36; Sal 68; Lc 14, 12-14.
Martes 05: Rm 12, 5-16ª; Sal 130;  Lc 14, 15-24.
Miércoles 06: Rm 13, 8-10; Sal 111; Lc 14, 25-33.
Jueves 07: Rm 14,7-12; Sal 26; Lc 15, 1-10.
Viernes 08: Rm 15, 14-21; Sal 97; Lc 16, 1-8.
Sábado 09: La  Dedicación de la Basílica de Letrán (F).  Ez 47, 1-2.8-9.12; ( o bien 1Co 3, 9c.11.16-17); Sal 45; Jn 2, 13-22.
Domingo 10: 2M 6, 1; 7, 1-2.9-14; Sal 16; 2Ts 16—3, 51; Lc 20, 27-38.



TODOS LOS DIFUNTOS (02 DE NOVIEMBRE)

TODOS LOS DIFUNTOS (02 DE NOVIEMBRE )
  

En este día dedicado a la memoria de todos los fieles difuntos,  nuestro recuerdo se dirige especialmente hacia aquellos conocidos,  amigos y familiares nuestros que han dejado este mundo. Su muerte  quizás nos hace sentir con mayor hondura la precariedad de la vida  presente y nos lleva a hacernos preguntas como éstas: ¿Dónde están  nuestros difuntos? ¿Hacia dónde vamos nosotros, destinados también  a la muerte? ¿Qué sentido tiene la muerte? ¿No será la muerte la  última manifestación del "sin-sentido" de la vida? Este carácter absurdo  y misterioso de la muerte, nosotros como cristianos sólo lo podemos  iluminar con la fe, con la luz que surge de este doble acontecimiento:  Jesús murió; Jesús resucitó.
Jesús, muriendo él mismo nos enseñó a morir y nos aclaró el sentido  de la muerte. ¿Cómo no hacer un paralelismo entre la muerte de Cristo  y la muerte de aquellos hermanos que hoy recordamos? Y este  paralelismo tiene una razón profunda de ser, por cuanto deriva de una  ley esencial de la fe cristiana: la muerte de Cristo está necesariamente  vinculada a la muerte de todos y cada uno de los cristianos.

La historia de Jesús no acabó con la muerte. En aquel domingo,  las mujeres que buscaban el cuerpo de Jesús, encontraron el sepulcro  vacío: "Por qué buscan entre los muertos al que vive". Aquel que murió  y fue sepultado, recibe ahora el titulo significativo de "El que vive" (El  Viviente), denominación que el Antiguo Testamento reservaba sólo  para Dios. Repetir hoy que Jesucristo es "El que vive" es, pues, un pleno acto  de fe en El como Hijo de Dios y redentor nuestro. Es también muy apropiado para dar el auténtico sentido cristiano a  este día, en el que hacemos memoria de nuestros muertos.
Hoy que  recordamos la muerte, y que quizás incluso nos acercamos  personalmente a los sepulcros de los seres queridos que "nos han  precedido en el signo de la fe y duermen el sueño de la paz", confesar  que Jesús es "el que vive", ahora y para siempre, es proclamar la  noticia gozosa hasta sus últimas y más consoladoras consecuencias. Proclamar que a la muerte de Jesús siguió su gloriosa resurrección es  colocar el más sólido fundamento de nuestra esperanza cristiana.

Por el ejemplo de Cristo y por su fuerza, los cristianos podemos  pasar por la muerte de un modo que transforma totalmente sus  aspectos negativos. Si  hacemos de nuestra existencia una continua expresión de amor a Dios  y a los hombres, entonces nuestra muerte, como la de Cristo, será  instrumento de vida y victoria.


Un numeroso grupo de médicos y moralistas cristianos europeos, reunidos  para estudiar el tema de "la verdad y la mentira en el mundo sanitario",  lo reconocía: el mundo actual esconde la muerte, la convierte en  silencio y renuncia a preparar al hombre para morir. Nosotros, cristianos, no podemos aceptar este juego. Nuestra fe nos  debe dar el coraje de mirarla cara a cara e incluso de llamarla, como  hacía san Francisco de Asís, "la hermana muerte". Los cristianos no tendríamos que temerla. Si vivimos, vivimos para el  Señor; si morimos para El morimos. Y valoramos tanto la muerte de  Cristo, que incluso la hacemos objeto de celebración festiva.


1º DE NOVIEMBRE "FIESTA DE TODOS LOS SANTOS" PARA NIÑOS


1º DE NOVIEMBRE "FIESTA DE TODOS LOS SANTOS"

Para contrarrestar el efecto negativo de halloween, proponemos en estas fechas instruir a los niños con contenido educativo y cristiano. Aquí les proponemos este material cortesía del Secretariado Diocesano de Evangelización y Catequesis - México

EXPERIENCIA DEL NIÑO

Ir acomodando a la vista de los niños dibujos o fotos de los superhéroes que más conocen por la televisión, y también algunos anti-superhéroes, que ellos los vayan reconociendo por sus nombres, preguntarles cuáles más conocen ellos, ir apuntando en un lugar visible los nombres que vayan dando y entrar en un diálogo:

¿Cuál es tu superhéroe favorito?
¿qué es lo que más te gusta de él?
¿te gustaría tener sus superpoderes?
¿qué harías tú si fueras superhéroe?
¿por qué algunos son buenos y otros son malos?
¿por qué tienen poderes?
¿te has topado con alguno de ellos por la calle?
¿Existen de verdad estos superhéroes?

EXPERIENCIA DE LOS SANTOS

Los católicos estamos de fiesta porque el 1º. de Noviembre se celebra a todos los santos. Esa es la verdadera fiesta de estos días, celebrar a los monstruos y a las brujas no es de cristianos. Celebrar el día de muertos es una tradición de nuestra patria, y es bueno que como cristianos hagamos oración por nuestros difuntos. Pero ¿por qué celebrar la fiesta de todos los santos? ¿quiénes son los santos?

Los santos no son personas diferentes de nosotros, en todos los tiempos ha habido santos, de diferente edad, unos niños, otros jóvenes, adultos, viejitos, hay santos y hay santas, unos flaquitos, otros gorditos, unos muy inteligentes otros muy sencillos, algunos han nacido muy ricos otros fueron muy pobres, unos son blancos otros negros, unos han sido santos desde pequeños, otros llevaron una vida en la que no conocían a Dios, y se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús, cambiaron, y decidieron ser felices siguiéndolo.

Todos, pero todos, estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el Don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo. El Don de la Fe es más grande que todos los superpoderes de tus héroes favoritos y además es de verdad. Pero la fe no es para tener unos músculos muy fuertes, o para poder volar, o ver a través de las paredes, ni para golpear a nadie.

Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.

¿A qué Santo o santa conoces?, ¿por qué es santo? Hacer una pequeña lista como la de los superhéroes  pero de los santos que los niños vayan nombrando. ¿en tu casa hay imágenes de algún santo o santa? ¿sabes cómo vivió, qué hizo para ser santo? ¿En la tele has visto que pongan a los santos?.

Vamos ahora a conocer algunos de ellos.


 Hace un tiempo hubo un niño llamado Domingo Savio, que desde muy chiquito entendió que ser amigo de Jesús era lo más importante en la vida. El día que hizo su primera comunión, escribió en un papelito: "Mis amigos serán Jesús y María, me confesaré y comulgaré los domingos y días de fiesta, prefiero morir antes que pecar". Quería hacer la voluntad de Dios en todo. Un día un maestro preguntó en el recreo a todos los niños: "Si supieran que hoy iban a morir ¿qué harían?, uno contestó "correría con mi mamá", otro dijo: "yo iría a la Iglesia a rezar y a confesarme", y Domingo dijo: "seguiría jugando porque en este momento esa es la voluntad de Dios". Era un niño alegre, feliz, porque amaba a Jesús.


Santa Teresita, también amaba mucho a Jesús y a María Santísima, tenía muchas hermanas y todas ellas quisieron consagrarse al Señor. Ella siempre supo que todas las cosas pequeñas, oraciones, trabajos, servicios hechos con amor eran lo que agradaba a Dios, un día le dijo a Jesús que ella quería ser su "pelotita" para que el niño Jesús jugara con ella. Cuando recibía la Sagrada Comunión era la más feliz del mundo. Era buena con todos y buscaba hacer favores a las personas que no sabían dar las gracias y eso le costaba trabajo pero se lo ofrecía a nuestro Señor. Rezaba como quien platica con el mejor de los amigos porque conocía muy bien quien era Jesús.


San Agustín fue un gran santo, pero él no siempre se portó bien, hacía sufrir a su mamá con su mal comportamiento, pero su mamá que era muy santa, se llamaba Mónica, rezaba mucho para que su hijo conociera a Jesús, y el día que Agustín encontró a Jesús en su vida se llenó de tanta alegría que ya no quiso nunca más pecar, fue con su mamá y juntos rezaron y dieron gracias a Dios. San Agustín llegó a ser Obispo y tenía tanta confianza en el amor de Dios que le decía: "Señor, nos creaste para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti". Pensaba y meditaba en las cosas de Dios, escribió muchos libros que ahora en la Iglesia sirven de guía para todos los cristianos. Decía también:  "Ama y haz lo que quieras", porque sabía muy bien, que cuando se ama a Dios sólo harás lo que le agrada.


La Madre Teresa de Calcuta, quiso agradar a Jesús sirviendo a los más pobres, a los que nada tenían, a los que no podían pagar con nada, cuidaba con mucho amor a los enfermos porque decía que en los enfermos más pobres encontraba a Jesucristo. Todas las mañanas asistía a Misa, y comulgaba, para que todo lo que hiciera en el día fuera obra de Jesús. Cuando ya estaba muy viejita, seguía trabajando, hablaba a mucha gente, a los presidentes de los países, a los sacerdotes a personas de todo el mundo y los invitaba a que cuidaran la vida de todas las personas, sobre todo la de los niños. Ella rezaba siempre el Santo Rosario porque así siempre tenía la ayuda de la Virgen María.

Otros santos, han ido a lugares muy lejanos donde no se conoce a Jesús y les enseñan a amar a nuestro Señor, a ellos se les llaman Misioneros, algunos han muerto dando su vida por la fe, estos son los Mártires. Otros se han dedicado a cuidar a los enfermos, a los pobres, algunos fundaron colegios para que los niños se educaran y conocieran a Jesús.  Otros se han quedado en su ciudad y en su casa pero han hecho la voluntad de Dios y se han mantenido en su amistad. Algunos santos son muy conocidos por todos, pero hay otros que nadie conoce, más que Dios. Otros que han estado enfermos le entregan a Jesús todos sus sufrimientos, y así, nos encontramos que aunque los santos no salen mucho en la televisión ni los periódicos nos platican de ellos, están haciendo que en el mundo brille la gloria de Dios.

Los nombres que tenemos muchas veces son los nombres de algún santo o santa, son nuestros patronos, por ejemplo San Carlos, Santa Teresa, Santa Cecilia, San Pedro, San Juan, San Alberto etc.

Los santos, o sea los que ya están en el cielo porque vivieron su bautismo, a ellos se les venera porque son:

Modelo: Porque viendo lo que ellos hicieron para ser amigos de Dios nosotros los podemos imitar.

Estímulo: Porque ellos, lucharon como ahora nosotros y ya gozan de la herencia a la que también nosotros estamos llamados.

Intercesores: Son amigos y hermanos nuestros y grandes bienhechores a quienes podemos recurrir suplicándoles que hagan valer su influencia ante Dios en ayuda de nuestras necesidades.

EXPERIENCIA CRISTIANA

Ya nos dimos cuenta que los superhéroes son algunos personajes de la televisión, que nos divertimos y jugamos a que somos ellos, pero que en realidad no podemos tener superpoderes porque ellos sólo existen en las caricaturas y las películas, en cambio los santos son aquellos que han sido fieles a su bautismo, que el don de la fe que recibieron lo usaron muy bien.  El Papa Juan Pablo II nos ha invitado a vivir la santidad muchas veces, él ha llevado una vida de santidad y ha llevado al altar a muchos santos, y nos  dice que para ser santos  hay que:

Orar: Hacer  oración, no sólo rezar oraciones de memoria sino poner en ellas el corazón, orar es platicar con Dios.

Ir a Misa y comulgar. La Misa (La Eucaristía), es el lugar más hermoso del mundo, es como estar en el cielo porque ahí está presente Jesús que se nos da  en la comunión.

La Confesión. Acercaros seguido al perdón que Dios siempre nos da cuando  hemos pecado. Así recuperamos  su amistad y volvemos a ser felices.

La Gracia. Confiar en Dios,  saber que sólo porque Jesús nos acompaña siempre, podemos ser buenos.

Escuchar la Palabra de Dios. Conocer lo que Dios nos dice en la Biblia, aprender el catecismo, para hacer lo que le agrada a Dios.

Anunciar la Palabra de Dios. Ser misioneros, llevar a otros la alegría de encontrarse  con Jesús, lo podemos hacer con palabras, con nuestro comportamiento, con nuestra compañía, ayudando a los demás con amor.

La Santísima Virgen, san José, los apóstoles, mártires y santos todos esperan nuestro triunfo, están atentos a nuestra lucha, no nos olvidan.

¿Qué crees que puedes hacer tú para ser santo?

De los santos que platicamos hoy ¿a quien te gustaría parecerte?




TODOS LOS SANTOS (O1 DE NOVIEMBRE)

¿QUIENES SON LOS SANTOS?



La solemnidad de Todos los Santos comenzó a celebrarse en torno al año 800. Es celebración que resume y concentra en un día todo el santoral del año, pero que principalmente recuerda a los santos anónimos que no tienen imagen reconocible en los retablos ni se encuentran en la lista oficial de santos (pueden ser la abuelita, el padre trabajador y honesto, la madre abnegada, el joven alegre y virtuoso, etc...).
¿Quienes son los santos? Son esa multitud innumerable de hombres y mujeres, de toda raza, edad y condición, que se desvivieron por los demás, que vencieron el egoísmo, que perdonaron siempre. Santos son los que han hecho de su vida una manifestación de los valores trascendentes; por eso quienes buscan a Dios lo encuentren can facilidad humanizado en los santos. La palabra "santo" fácilmente nos recuerda a señores vestidos con largas túnicas, propias de otras épocas, que llevaron una vida bastante distinta de la de sus contemporáneos (a veces con muchas rarezas) y que, en muchos casos, eran obispos, frailes o monjas. Esta lamentable idea se saca sin dificultad de cierta imaginería religiosa, no poco frecuente, y de las "vidas de santos" catalogados en el santoral oficial. Nos cuesta imaginarnos un santo con blue jeans, montado en una bicicleta, jugando un partido de fútbol, detrás de una computadora o una cocina preparando unos alimentos, a final de cuentas, una vida tan normal como la nuestra.
Ser santo lo hemos identificado con ser raro, aburrido o absurdamente sacrificado. Naturalmente esta figura de santo tiene poco atractivo. En otras ocasiones identificamos al santo con el ser perfecto y concluimos que deben ser cosas de otras épocas, porque hoy en día hay gente buena y hasta muy buena pero perfecto es algo que no podemos decir de nadie que hayamos conocido.
Retratar a este Dios como el del aburrimiento o el de los absurdos es sustituirlo por un ídolo. No se trata de rezos extraordinarios, ni de reprimir la alegría, ni de sufrir mucho ("¡Cuánto sufrió la pobre. Era una santa!"), ni siquiera en ser moralmente perfectos. La parábola de los talentos nos indica que responder a la gracia de Dios en la proporción en que se nos dio. Cada uno de nosotros es consciente de lo que Dios puso en sus manos y de lo que en cada momento debe ser el fruto de ese don.

Hombres y mujeres así no sólo existieron en el pasado remoto o cercano, sino también hoy andan por nuestras calles, trabajan en nuestras fábricas o sufren en nuestros hospitales. Reconocemos en ellos a María, Alicia, Rosa, Pedro, Esteban, Erasmo, Francisco, José Luis... Hombres y mujeres de carne y hueso como nosotros, que han recorrido esta tierra como nosotros. Es como una carrera de relevos, como una procesión inmensa, mientras nosotros vamos caminando y otros empiezan a salir o esperan su turno: "para que, animados por su presencia alentadora, luchemos sin desfallecer en la carrera y alcancemos, como ellos, la corona que no se marchita".




viernes, 25 de octubre de 2013

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 27 OCTUBRE 2013

“¡TEN PIEDAD!”.
  


PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 35,12-14.16-18
El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial; no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; sus penas consiguen su favor, y su grito alcanza las nubes; los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 32)

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. 
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él . R
.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,6-8.16-18
Estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,9-14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador." Les digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.».

CREDO NICENOCONSTANTINOPOLITANO

Creo en un solo DIOS, PADRE todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, JESUCRISTO, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de  María,  la  Virgen,  y  se  hizo  hombre.
Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL
Escucha Dios de bondad nuestras plegarias:

1.-  Por todos los cristianos para que valoremos la gracia del bautismo por el cual hemos sido constituidos hijos de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por los trabajos pastorales que se realizan en las diferentes parroquias,  para que el Señor los confirme con su gracia. Roguemos al Señor.
3.- Por los que viven en la miseria, para que Dios un día los favorezca con su gracia y la caridad cristiana los ayude. Roguemos al Señor.

4.- Por nuestros hermanos difuntos, para que encuentren el perdón de sus pecados y alcancen la gloria de la bienaventuranza eterna. Roguemos al Señor

Padre bueno atiende nuestra suplicas según tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.

COMENTARIO

El fariseo y el publicano saben orar; comienza por “Dios mío”. Se ponen en presencia de Dios. Es preciso que la presencia de Dios, evocada intensamente, llene enseguida el espacio en donde vamos a orar: el lugar de nuestra oración, nuestro pensamiento y nuestro corazón, todos los minutos de nuestra cita con Dios. Sino aunque quizás quisiéramos orar, nos habríamos quedado con nosotros mismos.
Así, pues, esos dos hombres han comenzado bien. Entonces ¿por qué la oración del fariseo se viene abajo, mientras que la del publicano se levanta victoriosamente hacia Dios? “Les aseguro”. Dice Jesús, este bajó a su casa a bien con Dios,  y aquel no”.
El fariseo había invocado a Dios, pero lo oculta enseguida con su enorme YO. Yo hago estoy esto y no soy como éste ni como aquel. ¿Acaso puede estar Dios ni un segundo con ese hombre lleno de sí mismo?.
El publicano impresiona a Dios con su humilde súplica: “¡Ten piedad!”. Este “ten piedad” es una oración densa y exacta, en línea muy recta con lo que Jesús nos reveló. Dios nos mira con misericordia, con una piedad amorosa, con una comprensión que hace gemir su corazón cuando ve que también  Él nuestro gime: “Un corazón quebrantado, Señor, tú no lo desprecias”. (Salmo penitencial). Esta misericordia de Dios no es general, sino que ella espera nuestra llamada y él entonces se apiada.
En esta presencia de Dios que supo mantener dentro de su pequeñez, el publicano puede introducir un “yo” pero en el  último lugar de su plegaria. Y junto a ella se cuela otra palabra: “pecador”. ¡Ten compasión de mí, pecador!.
La oración cristiana es una cita de amor y por tanto un tú y un yo, pero hay que procurar sobre todo que el TU siga siendo grande e inmenso y que nuestro yo sea pequeño, modesto, lúcido: “Yo pecador”.
Utilicemos a fondo esta parábola para desarraigar en nosotros la convicción farisaica tan difícil de arrancar: creer que basta con hacer cosas buenas para ser un hombre bueno y agradar a Dios: “Yo hago esto y aquello”. La primera cristiana María, era de otra opinión: “Hágase en mí según tu palabra”. ¡Qué cambio tan radical!.
En ése el cambio de esta parábola: empieza con un hombre que hace mucho, que está seguro de sí y que se cree justo: termina con otro  hombre seguro de Dios y que se hace justo porque supo decir: “Ten piedad de mí, Señor”.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 28: Señor de los Milagros (F) Nm 21, 4b-29; Sal 83; Flp 2, 5-12; Jn 3, 11-16.
Martes 29: Santos Simón y Judas, apóstales (f) Ef 2, 19-22; Sal 18; Lc 6, 12-19.
Miércoles 30: Rm 8, 26-30; Sal 12; Lc 12, 22-30.
Jueves 31: Rm 8, 31b-39; Sal 108; Lc 13, 31-35.
Viernes 01: Solemnidad de todos los santos (precepto). Ap 7, 2-4.9-14; Sal 23; 1Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12ª.
Sábado 02:   Conmemoración de todos los fieles difuntos. Jb 19, 1.23-27ª; Sal 24; Flp 3, 20-21; Mc 15, 33-39; 16, 1-6.
Domingo 03: San Martin de Porres, religioso (S) Is, 58, 6-11; Sal 1; 1Co 12, 31—13, 13;Mt 11, 25-30.