viernes, 24 de febrero de 2017

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO VIII TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 26 FEBRERO 2017

“NO SE AGOBIEN POR EL MAÑANA”


ORACION COLECTA

Concédenos tu ayuda, Señor, para que el mundo progrese, según tus designios, gocen las naciones de una paz estable y tu Iglesia se alegre de poder servirte con una entrega confiada y pacífica. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 49,14-15

Sión decía: «Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.» ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

SALMO RESPONSORIAL (61)

Descansa sólo en Dios, alma mía

Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación;   mi alcázar: no vacilaré. R.

Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. R.
.
De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio.  Pueblo suyo, confiad en él,  desahogad ante él vuestro corazón. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4,1-5

Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6,24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: No estén agobiados por la vida, pensando qué van a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué los van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido?. Miren a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos?. ¿Quién de ustedes, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?. ¿Por qué los agobian por el vestido?. Fíjense cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y les digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?. No anden agobiados, pensando qué van a comer, o qué van a beber, o con qué se van a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe su Padre del cielo que tienen necesidad de todo eso. Sobre todo busquen el reino de Dios y su justicia; lo demás se los dará por añadidura. Por tanto, no se agobien por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.».

COMENTARIO

A Jesús no le gusta la gente preocupada. ¿Cómo imaginarse tan solo un segundo que el Padre, que ha creado el universo para la felicidad de sus hijos los hombres, pueda dejarlos en la necesidad?.. “¡Pagano!”, le dice Jesús a todo el que se inquieta. El cristiano – pagano conoce a Dios, pero no el corazón de Dios,. “¡Hombres de poca fe!”. Carecemos de fe cuando para ahogar nuestras preocupaciones preferimos contar con nuestra cuenta en el banco más que con Dios. Las historias evangélicas de avecillas y flores del campo son muy bonitas; pero están los fines del mes, las enfermedades, el estar sin trabajo, la preocupación de saber si podremos pagar los estudios de los hijos, el miedo de no poder salía flote con la mísera pensión que nos queda.
En Palestina, en tiempos de Jesús, se podía fiar uno más fácilmente de Dios. El problema no es ese, el evangelio es una palabra para nuestras situaciones. Jesús me dice “pagano” o “verdadero hijo del Padre celestial”, sabiendo muy bien que tengo que vivir en el mundo de hoy.
Y es por mi actitud ante estas dificultades tan actuales por lo que le irrita mi falta de fe. Porque se trata ciertamente de un problema de fe. No se trata de jugar a mendigos, sino de saber quién es el que nos libera de las preocupaciones: ¿Dios o  nuestra tarjeta de crédito?.
Nos disgusta este dilema: nos gustaría poder fiarnos de los dos a la vez. Pero Jesús dice: “Nadie puede servir a dos  señores”. Y lo dice porque conoce la seducción del dinero. ¡Como la conocemos nosotros!. No lo queremos ante todo para vivir honradamente, aunque  con    sencillez,  sino     para   estar seguros de que no nos faltará, luego lo queremos para gozar de una mayor comodidad y finalmente es él el que manda en nuestra vida, entregándola a la triple preocupación de ganar, de comprar y de asegurar el porvenir entonces, decirle a Dios que nos dé nuestro pan de cada día se convierte solo en unas palabras mecánicas. Pero ¿Es que Jesús quiere que nos portemos como gente imprudente e irresponsable?.  La pregunta que Jesús nos plantea y nos gustaría eludirla: “Crees que tienes un Padre en el cielo?. ¿Sí o no?”. Llegar finalmente a decir: “Padre, sé que me amas y ya no tengo miedo de nada” es escoger la paz en un nivel sumamente profundo de nuestro corazón. Una paz muchas veces fácil, afortunadamente, pero que puede exigir heroísmo: “Danos hoy el pan de cada día”, se convierte en un acto de fe muy consciente y en un acto de amor. “No se agobien por el mañana” es en adelante nuestra sabiduría.
Lo que añade Jesús: “El mañana traerá su propio agobio” no está en contradicción con el triple: “No anden agobiados”, que precede, sino que lo matiza. Hay una preocupación necesaria por el trabajo, el salario, la enfermedad, el piso que comprar, el retiro que asegurar.
Pero esta preocupación no es buena más que cuando se vive en el interior de la confianza en Dios. Y el signo está claro: estar en paz. Buscar ante todo el reino es buscar ante todo a Dios, volvernos obstinadamente hacia Él, estar seguros de que con Él podemos salir adelante. Los que se arriesgan a esta confianza realizan una experiencia extraordinaria: la libertad del corazón.

PLEGARIA UNIVERSAL

Invoquemos hermanos, con corazón unánime, a Dios Padre Todopoderoso fuente y origen de todo bien. Respondemos: Escucha a tu pueblo y concédenos la fe.

1.- Por la Iglesia Católica, extendida por todo el universo, especialmente por aquella que eta en los países de persecución religiosa. Escucha a tu pueblo y concédenos la fe.

2.- Por nuestro santo padre el Papa Francisco, por nuestros Obispos, por los sacerdotes y demás ministros de Dios, para que su vida sea anuncio y profecía  del Reino. Escucha a tu pueblo y concédenos la fe.

3.- Por nuestro país, pro sus gobernantes, por su prosperidad y por todos los que en el vivimos. Escucha a tu pueblo y concédenos la fe.

4.- Por los que sufren, por nuestros hermanos enfermos, encarcelados, secuestrados. Escucha a tu pueblo y concédenos la fe.

5.- Por los que cuidan de los ancianos, a los pobres a los niños abandonados, a los jóvenes drogadictos o dependientes y a los atribulados. Escucha a tu pueblo y concédenos la fe.

6.- Por todos nuestros difuntos, especialmente por nuestros seres queridos, para que dios los reciba en su reino de luz y de paz. Escucha a tu pueblo y concédenos la fe.

 Dios Todopoderoso y eterno, que gobiernas cuanto existe en el cielo y en la tierra: escucha las oraciones de tu pueblo y concede a nuestro tiempo la paz. Por Jesucristo nuestro Señor

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, Dios nuestro, tú mismo nos das lo que hemos de ofrecerte y miras esta ofrenda como un gesto de nuestro devoto servicio, confiadamente suplicamos que lo que nos otorgas para que redunde en merito nuestro nos ayude también a alcanzar los premios eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Alimentados con los dones de la salvación, te pedimos, Padre de misericordia, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces nos hagas un día ser partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 27: Eclo 17, 20-28; Sal 31; Mc. 10, 17-27.
Martes 28: Eclo 35, 1-15; Sal 49; Mc. 10, 28-31.
Miércoles 01: Joel 2,12-18; Sal 50; Cor. 5,20–6,2; Mt. 6,1-6.16-18
Jueves 02: Gn. 12,1-4ª; Sal 32;  Tit. 1,8b-10; Mt.17,1-9.
Viernes 03: Is. 58,1-9a; Sal 50; Mt. 9,14-15.
Sábado 04: Is. 58,9b-14;Sal 85; Lc. 5,27-32.
Domingo 05: Gén. 2,7-9;3,1-7;  Sal 50; Rom. 5,12-19; Mt 4,1-11.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 6. 24-34

1.- El término "pagano" no tiene sentido peyorativo. Significa sencillamente los buenos hombres que no conocen a Dios, que no saben de Él, que no sienten su cercanía. Vosotros, en cambio, que sabéis de Él, ¿por qué no sois diferentes? Tendríais que ser diferentes. Buscadle a Él, buscad su justicia, y veréis cómo todo lo que tanto agobio os produce se os dará por añadidura.
El texto de hoy no es el de un iluso desfasado y poco práctico.
Se ha escrito atinadamente que Jesús apenas habla de Dios pero que siempre habla desde Dios, a quien siente, a quien ama, con quien vive. Hoy es uno de los pocos textos en los que, además, Jesús habla de Dios. ¡Qué sencillamente lo hace! ¡Qué maravillosamente! Este sí que es el Dios verdadero, el que hace posible que desaparezca el agobio por la comida, la bebida y el vestido, el que hace posible que todo esto sea superabundante.
A. BENITO, DABAR/87/17



2.- Tenemos aquí el enunciado general de esta instrucción sobre las preocupaciones de esta vida en relación con la premura del reino.
El v. 33 será la conclusión y pondrá de manifiesto la instrucción. Es muy importante no caer bajo el agobio de las preocupaciones de la vida, ya que el reino y sus contornos se diluirían con facilidad. No está prohibido trabajar sino hacerlo en la intranquilidad y la angustia. Dios se preocupa del que cree en eso que es esencial: la opción por el reino.
Este símil de los pájaros no viene aquí a resaltar su inactividad, sino su serena actividad, sin inquietudes ni agobios. Dios colma sobradamente la actividad pequeña y elemental de los pájaros. ¡Cuánto más colmará el deseo profundo del hombre! Dios solamente rompe el círculo opresor de la limitación y de la necesidad del hombre. Sólo Dios da continuidad y perpetuidad a la aspiración más íntima del hombre.
El segundo símil para aclarar la idea que se quiere exponer es este de los lirios, asimilados a la hierba en el v. 30 (cf. Sal 103. 15). Difícil de expresar de forma tan sencilla la fe de Jesús y de sus discípulos en Dios creador. Dios lejano, pero inmensamente cercano al hombre. Dios potente, pero delicado en su amor para cada hombre y cada cosa.
Para llegar a descubrir esta naturaleza fundamentalmente bienhechora de Dios y encontrar en ella una llamada a la confianza, es necesaria la fe (cf. 8. 26; 14. 31).
Este es el sentido general y la conclusión a la que se quería llegar. Lo mismo que los paganos "buscan" un tipo de vida lo más muelle posible, los creyentes "buscan" (el mismo verbo) gozosamente el reino. No se trata de una búsqueda apasionada e inquieta, sino que se tiene la seguridad de que el que busca encuentra (7. 8), ya que el término de todo es Jesús mismo. Todo esto no enseña una confianza pasiva en la providencia, ni el desprecio de las necesidades del cuerpo, como opuestas a las del alma, sino que llama a una búsqueda de lo esencial y, en consecuencia, a una sosegada simplificación del tren de vida que llevamos. Son dos concepciones diferentes de la vida, pero nunca una oposición entre trabajo y ocio. La confianza en Dios da al creyente una mayor actividad.
EUCA/87/11



3.- El punto central de los vv. 25-35 es la exhortación a buscar sobre todo el Reino de Dios: ésta debe ser la primera preocupación del cristiano, la única preocupación verdaderamente importante. En JC, que vive totalmente orientado hacia el Padre, se nos manifiesta el Reinado de Dios. La gozosa preocupación del discípulo consistirá, por tanto, en orientar su existencia hacia Dios: en esto consiste la justicia del Reino.
Si el discípulo vive -como vivió Jesús- orientado hacia Dios, participa también de esta fe y de esta gozosa confianza en el Padre que se refleja en estos versículos. Las palabras de Jesús ponen el acento en el hecho de no agobiarse, repetido como un estribillo ("no estéis agobiados por la vida...; ¿quién de vosotros, a fuerza de agobiarse...?; ¿por qué os agobiáis...?; no andéis agobiados pensando...; no os agobiéis por el mañana").
No agobiarse por la comida, la bebida o el vestido no significa vivir en una ingenua despreocupación. Agobiarse por esto significará comprometer toda la vida y las energías de la persona en la adquisición de los bienes materiales, y perseguir esto, como preocupación fundamental de la vida, es propio de paganos (para los oyentes de Jesús, la mención de los paganos debía ser una expresión muy fuerte).
El discípulo está llamado a vivir como hombre de fe en Dios, de quien provienen todos los bienes, especialmente la vida ("¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?"). Y vivir con esta actitud de fe en Dios, que se preocupa incluso de los pájaros del cielo y de la hierba de los prados -sinónimo de algo pasajero- supone orientar la vida cara al Reino y trabajar con paz en el corazón y sin agobios -fruto de la fe en Dios y de la orientación de la vida hacia Él- por la vida de cada día.
J- ROCA, MI-DO/81/03



El texto empieza anunciando la disyuntiva: o Dios o el dinero. El considerar "importante" la acumulación de dinero o riqueza es decididamente incompatible con servir a Dios, porque esta acumulación exige la dedicación del corazón del hombre, ocupa todo el hombre, y le hace imposible -por mucho que se lo propusiera- servir al mismo tiempo a Dios. El dinero, pues -con todo lo que implica de preocupación primordial por el propio provecho, por el bienestar como criterio definitivo, por el asegurar por encima de todo el tener más y más-, son el ídolo que resume todo lo que se levanta contra Dios: incluso, en el texto original de la lectura de hoy, se personifica el dinero con el nombre de "Mammón", para que quede claro que se trata de un ídolo que exige la misma lealtad que Dios.
Luego viene la explicación de este principio. Hay que evitar entender las explicaciones y comparaciones sobre los pájaros y los lirios como si Jesús exhortase a no preocuparse para poder vivir: su auditorio eran campesinos y trabajadores, a los que difícilmente les habría podido decir que no trabajasen o que no vigilasen las cosechas... Lo que Jesús les dice es que lo que vale la pena es la vida y el cuerpo, más que el alimento y el vestido. Y que, por tanto, hay que evitar el poner la vida al servicio de las cosas inferiores como la acumulación de alimento o de vestido -la acumulación de dinero, en definitiva-, sino que estas cosas hay que tenerlas en cuanto son necesarias, y preocuparse por tenerlas, porque son necesarias -los pájaros también trabajan duramente para lograr su comida...-, pero nada más.
La vida debe ponerse al servicio de lo que vale la pena: y lo que vale la pena no es el dinero -como piensan los paganos-, sino Dios. Por eso, el resumen de todo es la frase final: lo que hay que buscar es el Reino de Dios, y al servicio de esta búsqueda hay que poner todo lo demás. Porque si uno busca el Reino de Dios, lo demás, en última instancia, ya está asegurado: bastará con lo que haya.
Por ello, pues, no se puede servir simultáneamente a Dios y al dinero: porque si uno quiere servir al dinero, ya no puede subordinarlo todo a la búsqueda del Reino de Dios.
j. LLIGADAS, MI-DO/78/10



5.- -"Nadie puede estar al servicio de dos amos". El servicio de Dios reclama un desprendimiento respecto a los tesoros ilusorios y una decisión y entrega sin equívocos ni fisuras. Ahora se nos aclara el porqué: hay personas que imaginan que el servicio a diversos amos es posible. Pero el hecho es que uno está siempre al servicio exclusivo de algo o de alguien; no en el sentido de una ocupación concreta y mensurable, sino en el sentido de una disponibilidad profunda del ser del hombre.
-"Mirad a los pájaros: no siembran..." No conviene que esto sea leído como una invitación a una cierta gandulería piadosa que nos coloque en una posición de confianza inactiva hacia Dios. El ejemplo de los pájaros no es un caso de inactividad, puesto que vuelan y buscan; sino de libertad, vuelan libremente por los aires, más allá de las preocupaciones concretas y de las servidumbres de la tierra. Y con todo, Dios les da más de lo que les corresponde por su faena. "¿No valéis vosotros más que ellos?" Si éste es el comportamiento de Dios hacia los pájaros, mucho más lo será hacia los hombres. Dios es el creador y el señor de la vida, y la da a manos llenas. El hombre es invitado a la confianza alegre y no a la angustia desesperanzada, buscando él solo el sentido de su existencia.
J. NASPLEDA, MI-DO/90/05



6.- Existe una diferencia entre "servir a Mammon" y "preocuparse simplemente de lo que se va a comer". Esta última preocupación puede ser sana, no es necesariamente una esclavitud de Mammon. (...) La enseñanza que se desprende de esta perícopa es doble: por una parte, subraya la imposibilidad de servir a dos amos a la vez (v. 24); por otra, pone en evidencia la actitud cristiana ante la inquietud (vv. 25-33). En el primer caso, Cristo se dirige a los ricos (véase el contexto en el que Lc sitúa esta frase: 16.1-9/13-15); en el segundo, por el contrario, habla a los pobres que se hallan expuestos a la inquietud ante su desamparo y a perder por ello su libertad de espíritu. A pesar de todo, el Evangelio transmite un mensaje único: tanto si se es rico como si se es pobre, nuestra vida está orientada hacia el Reino, y esta orientación no puede ponerse en duda a base de requisitorias o de preocupaciones que eludirían esa opción fundamental.
-El servicio de Dios no admite componendas (Dt 6. 13; 10. 20; 11. 13); la opción de la fe exige una libertad interior respecto a todo lo demás, especialmente a todo lo que puede atar al mundo (1 Tm 6. 10).
-Por otra parte, si Dios vela con solicitud sobre criaturas tan insignificantes como los pájaros y las flores, aun cuando no hacen nada, qué cuidado no tendrá de esas criaturas más dignas que son los hombres, que colaboran eficazmente en su obra. Cristo libera a las almas de su inquietud (pero no les invita a imitar la despreocupación de los pájaros) con el fin de que puedan consagrarse con una total entrega y fidelidad a la búsqueda del Reino (vv. 31-33). En este punto de su argumentación introduce Cristo una mención del "Padre", dando así a entender que el sentimiento de confianza filial debe tranquilizar la natural inquietud. Y a quienes buscasen tan solo en una pertenencia material al Reino la tranquilización de su inquietud, Mateo les sale al paso añadiendo al texto de Cristo... "y su justicia" (como ya en Mt 5. 6/10) para subrayar que no se encontrará paliativo a la inquietud sino en la observancia de esa justicia nueva que vienen juntamente a definir las bienaventuranzas y el discurso en la montaña.
MAERTENS 2.Pág. 321



7.- Contexto. El sermón de la montaña. Mateo lo ha situado tras la invitación de Jesús a seguirle para ser "pescador de hombres". En el evangelio de Mateo, el sermón de la montaña tiene por función explicar qué significa eso de ser pescador de hombres. Texto. Principio general, justificación del mismo y nueva formulación del principio en términos personales y concretos (v. 24).
Consecuencia práctica (vs. 25-34). Díptico vida-alimento, cuerpo-vestido (v. 25). Explicación de la primera tabla del díptico (vida-alimento, vs. 26-27). Explicación de la segunda tabla (cuerpo-vestido, vs. 28-30). Doble conclusión que se saca de las explicaciones (vs. 31-33 y v. 34).
La consecuencia práctica gira en torno al verbo "estar agobiado", que se repite en cinco ocasiones (vs. 25, 27, 28, 31 y 34). La consecuencia práctica se formula de manera directa en la doble conclusión, sobre todo en los vs. 31-33.
El tono de los vs. 25-34 es personal y exhortativo. Son reflexiones afectuosas del Maestro, que saben a coloquio en familia. El estilo espontáneo, la viveza de las interrogaciones, el aliento de profundo sentido poético y humano hacen de estos versículos una página encantadora e inimitable.
Pre-texto. Dios y dinero: dos "amos" con intereses absorbentes y divergentes. Paganos: los no judíos, es decir, todos los que no tienen experiencia del Dios bíblico. Andar agobiado: estado de ánimo de quien, por haber exagerado en el horizonte de su existencia la perspectiva de los bienes materiales, compromete en su adquisición y acrecentamiento las energías del espíritu.
Sensibilidad estética como actitud y lenguaje poético como formulación. Sólo desde estos presupuestos se puede leer y explicar esta página evangélica. Sin estos presupuestos, mejor es renunciar a hablar este domingo. Estamos ante una obra de arte exquisita. ¡Por favor, no la estropeemos!
Sentido del texto. Se puede formular en estas dos proposiciones: el dinero esclaviza la libertad, sometiéndola al servicio de un ídolo (v. 24); el dinero angustia la existencia (vs. 25-34). "¡Pero más la angustia el no tenerlo!" En efecto, así es como hablan los paganos.
Frente a la fascinación del dinero, fácilmente entronizado a categoría de "dios", Jesús hace un llamamiento a la reorientación teocéntrica del vivir humano: "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia". "Primero" no encabeza una ordenación cronológica (como si después hubiera necesidad de buscar el alimento y el vestido), sino que señala un valor supremo y único.
¡Gente de poca fe! ¿No radicará aquí nuestro fallo? Es decir, ¿no será que Dios es también para nosotros, los que nos decimos sus hijos, una sigla?
DABAR/78/33



8.- Si Dios vela con solicitud sobre criaturas tan insignificantes como los pájaros y las flores, aun cuando no hacen nada, qué cuidado no tendrá de esas criaturas más dignas que son los hombres, que colaboran eficazmente en su obra. Cristo libera a la almas de su inquietud (pero no les invita a imitar la despreocupación de los pájaros) con el fin de que puedan consagrarse con una total entrega y fidelidad a la búsqueda del Reino (vv. 31-33). En este punto de su argumentación introduce Cristo una mención del "Padre", dando así a entender que el sentimiento de confianza filial debe tranquilizar la natural inquietud. Y a quienes buscasen tan sólo en una pertenencia material al Reino la tranquilización de su inquietud, Mateo les sale al paso añadiendo al texto de Cristo..."y su justicia" (como ya en Mt. 5, 6-10) para subrayar que no se encontrará paliativo a la inquietud sino en la observancia de esa justicia nueva que vienen justamente a definir las bienaventuranzas y el discurso en la montaña.
MAERTENS-2.Pág. 321 s



viernes, 17 de febrero de 2017

LECTURAS Y COMENTARIO DEL VII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 19 FEBRERO 2017

¿PONER LA OTRA MEJILLA?.


ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Levítico 19,1-2.17-18
EL Señor habló así a Moisés: «Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Sean santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”».

SALMO RESPONSORIAL (102)

El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R.

Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por los que lo temen. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3,16-23
Hermanos: ¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?. Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo son ustedes. Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia». Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos».
Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es suyo: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es suyo, ustedes de Cristo Y Cristo de Dios.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,38-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Han oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo les digo: no hagan frente al que los agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo les digo: amen a ustedes enemigos y recen por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto».

COMENTARIO

Tenemos aquí un buen ejemplo para verificar la gran lección del sermón de la montaña a propósito de la letra y del espíritu. ¿Cuál es el espíritu de ese “poner la otra mejilla” que repugna a cualquiera?. Cuando el mismo Jesús fue abofeteado en la pasión, no puso la otra mejilla sino que se enfrentó con la brutalidad de este acto: “Si he faltado en el hablar, declara en que está la falta; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” (Jn 18, 23). “¿Poner yo la mejilla? ¿Para favorecer más aún la violencia? Jesús quiere precisamente enseñar lo contrario. Cuando dice: “No respondan al malvado”, la etiqueta está bien puesta, se sabe que se trata de un malvado pero también que se trata de algo que supera infinitamente a ese malvado y supera también a nuestra mejilla golpeada. Bajo esta imagen tan elocuente (¡poner la otra mejilla!), se oculta un proyecto inaudito: frenar la espiral de la violencia.
Los hombres aceptan demasiadas veces la violencia como un dato indiscutible. Parece tan natural responder a ella y vengarse, que todo el mundo lo hace, hasta los buenos cristianos. Si queremos comprender el giro radical que propone Jesús, abramos la biblia por Génesis 4, 24: “Lamec será vengado 77 veces. Y recordemos la respuesta que recibió Pedro: “Perdona hasta setenta veces siente” (Mt. 18,22). Este giro, que puede parecer absolutamente utópico, comienza realmente apenas tenemos la valentía de  decir  que   n o a  nuestra propia violencia. No a la violencia del otro, sino a la nuestra. En el carro, en el trabajo, ante la tele cuando tenemos ganas de gritar  (y los niños escuchan): “¡Animal!” “¡Terroristas!, Asesinos!”. Cállate, dice Jesús. Estate tranquilo, no respondas a los malos. ¿Es que quieres que dejemos el terreno libre a todos los criminales, a todos los violentos?
No es cómodo el evangelio. Cuántas veces no hemos leído en los diarios que la gente intenta tomar justicia por sus propias manos y dice la misma gente: ¡Qué les den una buena paliza para que aprenda!”. Pero eso no les enseñará anda. La violencia nunca ha enseñado nada a nadie; no hace más que traer más violencia. San Pablo ahondó en este mismo problema: “No te dejes vencer por el mal”. No le des a nadie, desde el ladronzuelo hasta el verdugo que tortura el poder de transformarte en un bloque de odio. Si no, serás vencido por el mal. No es posible dominarse siempre perfectamente ante un bruto o un sinvergüenza. Pero se puede luchar contra la oleada de la violencia en nosotros mismos, contra nuestras palabras y nuestros gestos de violencia, se puede intentar que la legítima defensa y la legítima indignación no se desvíen hacia una violencia mayor y más ciega, hacia el desprecio, hacia los deseos y los hechos de pura venganza. Donde un cristiano frena la transmisión de la violencia negándose a ser un eslabón en la cadena del mal, allí nace el mundo nuevo.

PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos al Señor, Dios de nuestros padres, para que nos escuche y tenga piedad de nosotros. Repetimos: Roguemos al Señor.

1.-  Por la unidad y la libertad de la Santa Iglesia católica y apostólica.  Roguemos al Señor.

2.- Por la vida, el ministerio y la salud de nuestro Padre el Papa Francisco, de nuestros obispos, por los sacerdotes y por el pueblo que ama a Cristo. Roguemos al Señor.

3.- Por la paz y el progreso del país en el que vivimos, para que sus gobernantes busquen siempre el bien común. Roguemos al Señor.

4.- Por el perdón de nuestros pecados y la liberación de toda   violencia, división y peligro. Roguemos al Señor.

5.- Por esta comunidad, congregada en el nombre de Jesucristo, y por cuantos no han podido venir a esta celebración. Roguemos al Señor.

Te pedimos, Dios de bondad que escuches nuestras oraciones y derrames sobre nosotros la abundancia de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Al celebrar tus misterios con culto reverente, te rogamos, Señor, que los dones ofrecidos para glorificarte nos obtengan de ti la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Concédenos, Dios Todopoderoso, alcanzar un día la salvación eterna, cuyas primicias nos has entregado en estos sacramentos. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 20: Eclo. 1,   1-10;  Sal  92; Mc.   9,  14-29.
Martes 21: Eclo. 2, 1-13; Sal  36; Mc. 9, 30-37.
Miércoles 22: 1P. 5, 1-4; Sal 22; Mt. 15, 13-19
Jueves 23: Eclo. 5, 1-10; Sal 1; Mc. 9, 41-50.
Viernes 24: Eclo. 6, 5-17; sal 118; Mc. 10, 1-12.
Sábado 25: Eclo. 17, 1-13; Sal 102; Mc. 10, 13-16.
Domingo 26: Is. 49, 14-15; Sal 61; Co. 4, 1-5; Mt. 6, 24-34.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 5, 38-48
Par.: Lc 6, 27-36

Texto: Continúa la enumeración de ejemplos concretos, iniciado el domingo pasado, poniendo de manifiesto la dinámica de sentido y significado conferida por Jesús a la Ley de Moisés. Sabéis que se dijo... Pero yo os digo... El texto de hoy recoge dos nuevos casos, los últimos de la enumeración.
Versículos 38-42: Ojo por ojo; diente por diente. Se trata de formulaciones concretas de la ley del talión que puede leerse en Ex. 21, 24; Lv 24, 20 y Dt 19, 21. La ley del talión pertenece al derecho penal y consiste en hacer sufrir al delincuente un daño igual al que causó. Responde a situaciones socio-culturales en las que la justicia es asunto de los particulares e introduce un criterio de objetividad en el ejercicio de esa justicia. Ante el recurso legal como medio disuasorio, Jesús ofrece la alternativa superior de un desarme del corazón y del espíritu con capacidad para renunciar a todo tipo de compensación y para desarmar al contrario por medio de la sorpresa de una actitud abierta y liberal.
En primer lugar se enuncia el principio general: no hacer frente al agresor, es decir, no recurrir a la violencia. Este principio viene después explicado prácticamente a base de casos gráficos, paradójicos, chocantes. Detengámonos en dos de ellos.
Al que te pone pleito para quitarte la túnica, dale también la capa. La túnica era la prenda interior de vestir, la capa, la exterior. Alguien te lleva a juicio por la ropa interior que llevas, pues cree que se la has robado. Jesús te dice: dale también la ropa exterior. La propuesta es de las de dejar a uno atónito, pues equivale a decir que te quedes desnudo.
A quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos. Los romanos, siguiendo una práctica persa, requisaban personas y animales para la realización de servicios públicos. El caso contemplado por Jesús es el del invasor romano obligando al judío a llevar una carga por espacio de un kilómetro. La propuesta de Jesús es, de nuevo, para dejar atónitos: dobla la distancia que te exige el invasor. Versículos 43-48: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Aunque la ley a la que se refiere Jesús, y que está recogida en Lv 19-18, habla sólo de amor al prójimo, en la práctica este amor llevaba al aborrecimiento de los no judíos: los no judíos no eran prójimo. La alternativa de Jesús propone la superación del concepto de enemigo en base a la actuación de Dios Padre, quien desconoce por completo este concepto. A esta razón añade Jesús otra de tipo amistoso-práctico: el discípulo suyo debe ser diferente de los demás, para concluir con la invitación a ser perfectos. Perfecto en el sentido de completo, abarcador. Comentario: El texto de hoy es tal vez el texto bíblico que expresa con mayor claridad que lo específico cristiano es una diferencia en razón de una referencia.
La diferencia. Ser cristiano es estar situado en el espacio que se abre más allá de la ley, más allá de lo mandado y prohibido. Sabéis que se dijo en el espacio de la ley moral, de las pautas más o menos detalladas que orientan la vida de los humanos. Es, en suma, el espacio de la conciencia, por la cual los humanos nos diferenciamos de los animales.
"Pero yo os digo" es el espacio que surge después o más allá de la ley moral y de las adquisiciones de la conciencia. En ese espacio no hay pautas orientadoras. Sólo hay fantasía y sensibilidad para descubrir modos inéditos de ser y de relacionarse. ¡Ese es el espacio cristiano! El que se halla en él no es una persona mejor que las otras (bueno o malo son categorías morales, propias del espacio moral); es sencillamente una persona diferente. La referencia. El espacio cristiano emerge cuando se descubre a Dios como Padre. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo. Sed completos como vuestro Padre celestial es completo. El Padre es la referencia que explica la razón de ser del cristiano.
A. Benito, Dabar 1990/15




La ley del talión -ojo por ojo diente por diente- no respira venganza sino justicia. Frente al sistema anárquico de venganza personal indiscriminada, muchas civilizaciones antiguas, y no sólo los hebreos, establecieron el principio moderador del talión: que la medida del castigo corresponda a la medida del perjuicio, sin excederla con sobrecargas: robaste cien, devolverás cien. "Si alguno causa una lesión a su prójimo, como él hizo, así se le hará: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. El que mate un animal, indemnizará por él; pero el que mate a un hombre, morirá".
Supondría un paso de gigante para el buen orden del mundo el que esta ley gobernara la conducta personal y social. No vale calificarla de bárbara mientras se practican progresiones aritméticas o geométricas en el desfile de las violencias: mordió el mojón de mi finca, le quemo la casa; me insultó y saqué la navaja; me atacó con cañones, bombardearé la ciudad; y si caen sobre mi ciudad bombas convencionales, respondo con atómicas. La ley del talión se usa en una sociedad organizada, pero no es definitiva ni suficiente para el reino de la paz y del amor.
Jesús irrumpe con un espíritu nuevo: el amor al enemigo. No es un nuevo Código Penal, ni la forma nueva con que los jueces habrán de aplicar la ley. Es una irrupción salvadora de Dios en Jesús, que ha de poner de manifiesto la endeblez y limitación de las conquistas humanas en el camino de la liberación del hombre y la humanidad.
Miguel Flamarique Valerdi, Desclée de Brouwer/Bilbao 1989 . Pág. 51




3.- La ley del talión fue en su tiempo un auténtico avance jurídico en la regulación de conflictos, ya que no dejaba éstos a merced del arreglo de cuentas apasionado y subjetivo. Esta ley, sancionada por /EX/21/24; /Lv/24/20 y /Dt/19/21, era una garantía para la convivencia al evitar que la parte ofendida se tomase la justicia por su mano.
Pero Jesús cuestiona la ley del talión por considerar que se quedaba corta como instrumento jurídico regulador de la convivencia (dinámica progresiva: "No he venido a abolir, sino a dar plenitud"). Para Jesús, la ley del talión es una garantía jurídica que no responde a la nueva y más profunda sensibilidad ética de su tiempo. Es, pues, una garantía imperfecta y, por tanto, mejorable.
Jesús mejora la fórmula tipificándola en cinco casos que se daban y se dan en la vida de todos los días. Son casos intuitivos, que se meten por los ojos, agresivamente plásticos. Este tipo de pedagogía era un recurso imprescindible en una enseñanza y en un aprendizaje basado en la sola audición. Facilitando la memorización de su enseñanza, el maestro conseguía algo mucho más importante: que el alumno pensara y reflexionara en lo que el maestro había querido decir en realidad. Y lo que aquí ha querido decir Jesús es bien fácil de captar: una convivencia no basada simplemente en lo que está reglamentado, sino que se adelanta a la propia reglamentación. Una convivencia basada en la sensibilidad creativa.
En la misma línea de una nueva sensibilidad ética, Jesús profundiza en el concepto de prójimo. Esto lo hace desde una fundamentación y perspectiva estrictamente religiosa: el descubrimiento de Dios como Padre, lo cual hace saltar en añicos el habitual y espontáneo esquema de división y enjuiciamiento de las personas en amigas y enemigas, y lo sustituye por otro totalmente diferente. Esta es la perfección a la que Jesús invita a los que quieren ser discípulos suyos.
Eucaristía 1990/09




Jesús opone a la ley del talión el mandamiento del amor. Sus discípulos no deben pagar con la misma moneda, no deben responder con mal a los que les hacen mal. Esto es lo que quiere decir cuando les enseña a no hacer frente a los que les agravian. Su lenguaje es duro y tremendamente exigente. Para evitar malentendidos, hay que decir que habla en lenguaje figurado (como en 5. 29ss.) y no debe tomarse al pie de la letra. Hay que añadir también, que se refiere al comportamiento individual y a la actitud del corazón, pero no a la sociedad y a los tribunales públicos en donde sigue siendo imprescindible un derecho penal y en cierto modo la ley del talión. Incluso hay que tener en cuenta la prudencia cristiana en cada caso y hasta la obligación de defender el propio derecho, no por motivos de venganza, pero sí al servicio de intereses más altos que el simple egoísmo. Pero con todas estas matizaciones corremos el peligro de vaciar de contenido las palabras de Jesús, cuyo espíritu sigue en pie. El mal sólo puede superarse con el bien, no con el equilibrio de la ley sino con el desequilibrio del amor. Olvidarse de esto es caer en el círculo vicioso de la venganza y de la violencia, en la trampa de una ley entendida como trampa del amor, en donde éste quedaría atrapado.
Jesús es el primero que extiende el amor a todos los hombres sin excepción alguna abrazando con él hasta a los enemigos. Según sabemos por los escritos de Qumrân, los esenios exigían amar a todos los que Dios ama y odiar a los que Dios no ama. Pero Jesús proclama que Dios no hace distinciones y que hace salir el sol para buenos y malos, justos y pecadores. Por eso los hijos de Dios deben amar también sin fronteras.
Amar a los que nos aman es natural y no trasciende la equidad de la ley, por lo tanto no la colma con exceso de amor. En realidad, el verdadero amor sólo se muestra en el amor verdaderamente gratuito, que no busca lo suyo ni la simple correspondencia. Esto es lo extraordinario y la verdadera perfección. En esto se manifiesta la bondad de Dios. Los discípulos de Jesús deben dar señales de la nueva vida y del reino futuro, no pueden contentarse con las generales de la ley.
Eucaristía 1987/10




El hombre tiende siempre a desquitarse de la injusticia que se le ha hecho. En esta tendencia a desquitarse, con frecuencia domina la irritación impetuosa y el afán de venganza, el deseo de devolver al prójimo mucho más de los perjuicios recibidos. Este deseo excesivo de venganza es reprimido en el hombre cuando se legisla exactamente la medida del desquite. Así sucedió en los antiguos ordenamientos jurídicos de los pueblos orientales. Así ocurrió también en los libros jurídicos del AT. Fue un progreso considerable en la conciencia moral de los hombres y de los pueblos la Ley del Talión: "pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente. mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe" (/Ex/21/23-25).
Nada hay más difícil de comentar que estas palabras del Evangelio de hoy. Jesús no viene a abolir el derecho y la justicia civil. Por tanto, estos principios del evangelio no pueden aplicarse a la sociedad civil de modo unilateral, pues esto llevaría a la supresión del Derecho y a la opresión de los débiles por los fuertes. Hay circunstancias en las que uno tiene el derecho de defenderse y de defender a los demás. Jesús no quiere consagrar un estado anormal de opresión pidiendo a los débiles que tengan resignación.




6. - Ser perfecto como el Padre celestial, es el resumen de los preceptos del sermón de la montaña. Ser perfecto en el amor, no como los judíos (no como los hombres de cualquier raza o religión), sino como el Padre celestial, la perfección del cual supera todos los marcos de la ley. Lo que Jesús manda no es una serie detallada de instrucciones, sino que se puede reducir a una única palabra: "amar".
Misa Dominical 1990/05




"Vosotros, pues, sed perfectos...". Y la perfección se concreta en el perdón, que es el don por excelencia. Perdonar es recrear, liberar, creer en el otro, abrirle la posibilidad de una nueva vida. ¿Escuchará cada vez? ¿Todos nuestros enemigos se harán nuestros amigos en la medida de nuestro perdón? Nada es menos cierto; pero lo que se nos pide es que actuemos como Dios. El futuro es de él: no le cerremos la puerta con nuestra dureza. Además, la historia de Dios con los hombres lo atestigua: cuando el amor es totalmente desarmado, se convierte en lo que verdaderamente desarma. Ahí está una ley nueva. La ley del Reino.
Supone una mirada distinta al mundo que sólo se comprende desde la fe. Pero, a este nivel, es la ley más eficaz que jamás se haya imaginado. La ley del Dios vivo.
Dios cada día, Cuaresma y Tiempo Pascual/Sal Terrae/Santander 1989.Pág. 37




8.- "Sabéis que está mandado: "Ojo por ojo, diente por diente": Continuamos las antítesis del sermón de la montaña que leíamos el domingo anterior. La de hoy presenta una particularidad: la propuesta de Jesús frente a la ley antigua se desarrolla a través de cuatro aplicaciones concretas. La ley del talión la encontramos en el AT en Ex 21,24 y en textos del mundo antiguo como el Código de Hamurabi. Constituía un intento de proteger al criminal contra una venganza desproporcionada en relación con la culpa cometida, pero aquí, en cambio, es vista como un procedimiento legal lleno de rigor y violencia.
- "No hagáis frente al que os agravia": El comportamiento del discípulo de Cristo cuando se vea lesionado tiene que ir más allá de lo que la ley contempla, y regirse por el principio de la misericordia. La primera aplicación concreta se realiza por medio del ejemplo de poner la otra mejilla, que no debe convertirse en la formulación de un principio ideal y general. - "Al que quiera ponerte pleito...": La segunda aplicación se centra en la actitud contraria a la de poner pleitos, tan extendida en Palestina en tiempos de Jesús y también después con el rabinismo.
- "A quien te requiera para caminar una milla...": Los funcionarios del estado y los soldados podían obligar a los transeúntes a acompañarlos como guías o a ayudarlos en la realización de alguna tarea. Se trata de una tercera aplicación concreta de la propuesta de Jesús centrada en no rehuir la prestación personal.
- "Al que te pida prestado, no lo rehuyas...": La cuarta aplicación concreta tiene sentido si se aplica a una situación de exigencia no fundamentada en ningún derecho o deber. - "Amad a vuestros enemigos...": La segunda parte de la lectura arranca de una afirmación del AT pero con un contrapunto: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo". El contrapunto no se encuentra en el AT de forma literal, pero sí que se encontraba extendida en el judaísmo la idea de que los extranjeros eran enemigos, y que no eran objeto de la indicación del mandamiento. En la comunidad de Mateo el enemigo puede identificarse con el perseguidor de la fe. El amor hacia el enemigo no consiste sólo en la ausencia de odio, sino en una acción positiva hacia él que se materializa en la plegaria. - "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto": Los discípulos serán auténticamente hijos del Padre imitando su bondad, de la que la generosidad y esplendidez de la creación son un signo palpable. Así como entre los individuos que pertenecen a una misma familia o a un mismo clan se establecen profundos lazos de solidaridad, que nacen de la misma naturaleza humana, mucho más el cristiano ha de sentirse vinculado a los demás hombres, y también a los enemigos, por el hecho de pertenecer a una misma creación.
J. Naspleda, Misa Dominical 1993/03




9.- Es la conclusión del tema: si vuestra justicia no es superior... Mt 5,1748. La justicia auténtica es el cumplimiento de la ley, desde la interpretación que le ha dado Jesús. No se trata de abrogar, sino de superar las disposiciones legales veterotestamentarias. Se exige que el cumplimiento sea una exigencia de la actitud interna.
Jesús muestra la debilidad de una praxis jurídica que amenaza con el castigo "ojo por ojo" sin exigir el perdón. Tiene el peligro de convertirse en represalia. La más justa aplicación de la ley del talión no está capacitada para romper el círculo vicioso del mal. Sólo lo consigue el amor.
Jesús con cuatro ejemplos muestra cuál es la nueva actitud que propone. En cada nueva situación, el cristiano debe sacar de estos ejemplos nuevas conclusiones. Al recibir un golpe, no deber responder con otro golpe. Así no se rompería la espiral del mal.
El mandamiento del amor al enemigo es la mayor exigencia del mensaje de Jesús. Desde el aspecto formal el v. 43 -"amarás a tu prójimo, odiarás a tu enemigo"-, está en la línea de la regla de Qunram, en la que se mandaba amar a los hijos de la luz y odiar a todos los hijos de las tinieblas.
El judaísmo tardío había restringido el concepto del prójimo al compatriota y al prosélito propiamente tal, mientras que, según Lv 19,34, era prójimo todo extranjero que moraba en la tierra de Israel.
Jesús pide más, a sus discípulos y a su comunidad. El amor ha de llegar a todos porque todo hombre ha de tener la experiencia del amor de Dios. En este punto el hombre ha de ser colaborador de Dios. La medida de la acción del hombre es Dios. Sed perfectos como vuestro Padre celestial. Esta exigencia resume la justicia superior a la de los fariseos que deben practicar los seguidores de Jesús.
P. Franquesa, Misa Dominical 1987/04




10. - El ejemplo de la "ley del talión" (Ex 21, 23-25) nos dará una manera sorprendente de ser fiel al espíritu de una ley, a la vez que cambiará radicalmente su aplicación.
La Ley era la siguiente: "... Si resultare daño, darás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal" (Ex 21, 23-25).
-Habéis oído lo mandado: "ojo por ojo, diente por diente".
Pues Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.
La "ley del talión", al imponer un castigo "igual" a la ofensa, quería limitar los excesos de la venganza: ¡no exijáis más de un ojo por ojo! Esto era ya querer atenuar el instinto natural: ¡dos ojos por ojo dañado! Prolongando el espíritu de esta ley, Jesús dice: "No os venguéis en absoluto".
Esta ley bíblica y estas fórmulas evangélicas, nos parecen, a primera vista, completamente superadas, hechas para otra época distinta de la nuestra, en verdad. Y, sin embargo... ¡cuántas ciudades bombardeadas por represalias, en nuestro tiempo... y cuántas luchas raciales, nacionales, sociales a las que se aplica el rigor de "la escalada!"... ¡AI más fuerte, al que devolverá los golpes! Se habla púdicamente de "correlación de fuerzas": pero es siempre el viejo adagio violento "ojo por ojo", apartado de su sentido bíblico.
No transformemos la sal del evangelio en insipidez.
Debemos atrevernos a recibir las palabras de Jesús de frente, sin reservas.
-Si uno te abofetea en la mejilla derecha... vuélvele también la otra. Al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, déjale también la capa. A quien te fuerza a caminar una milla, acompáñalo dos. Al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda.
Jesús era un predicador concreto, en la vida: así era también su discurso. Nada hay más difícil de comentar que estas palabras. No parece que Jesús haya querido abolir toda justicia civil y todo "derecho": estos principios no pueden aplicarse a la sociedad civil de modo unilateral pues esto llevaría a la supresión del Derecho, y a la opresión de los débiles por los fuertes. Hay circunstancias en las que uno tiene el derecho de defenderse y de defender a los demás.
Recordemos, también, que el mismo Jesús no tendió la otra mejilla cuando recibió la bofetada del servidor del Gran Sacerdote; se enderezó noble y dignamente: "¿por qué me pegas?" De otra parte, tampoco sería honrado aplicar estas fórmulas a los demás, ni en particular a los que tienen algún derecho sobre nosotros exigiéndoles en nombre del evangelio que cedan en su postura, que no se resistan... Ciertamente Jesús no ha querido consagrar un estado anormal de opresión pidiendo a los débiles que sean resignados. Pero, puestos estos matices, es necesario dejarnos interrogar por estas fórmulas que recomiendan la no-violencia "no hacer frente al que nos agravia". No tenemos derecho de endulzar el pensamiento de Jesús. Las actitudes propuestas aquí de ningún modo no son actitudes de debilidad, sino de una gran fuerza interior.
¡Debemos vencer en nosotros el espíritu de venganza! No se domina el mal cuando se le responde con la misma dureza. El mal recibido, queda siempre, en el fondo, exterior a nosotros... pero cuando lo hace uno mismo, al devolverlo, el mal gana una victoria suplementaria: entra en nosotros. Jesús abre otro camino a la humanidad: vencer el mal con el bien, responder al odio con el amor. ¡Que sean muchos los hombres con tal osadía!




Noel Quesson, Palabra de Dios para cada día 2, Evang. De Pentecostés a Adviento, Edit. Claret/Barcelona 1983.Pág. 20 S.

jueves, 9 de febrero de 2017

LECTURAS Y COMENTARIO DEL VI DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 12 FEBRERO 2017

“PERO YO LES DIGO”



ORACION COLECTA

Señor, tu que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón, concédenos vivir por tu gracia de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor  Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 15,16-21

SI quieres, guardarás los mandamientos y permanecerás fiel a su voluntad. Él te ha puesto delante fuego y agua, extiende tu mano a lo que quieras. Ante los hombres está la vida y la muerte, y a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque grande es la sabiduría del Señor, fuerte es su poder y lo ve todo. Sus ojos miran a los que le temen,
y conoce todas las obras del hombre. A nadie obligó a ser impío, y a nadie dio permiso para pecar.

SALMO RESPONSORIAL (118)

Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. R.

Tú promulgas tus mandatos para que se observen exactamente. Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus decretos. R.

Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras; ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu ley. R.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos, y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu ley y a guardarla de todo corazón. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,6-10

Hermanos: Hablamos de sabiduría entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino que, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.  
En verdad les digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Han oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.
Pero yo les digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y silo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras van todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”. Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo les digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.
También han oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo les digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que su hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».

COMENTARIO

Jesús no da una ley nueva, sino una nueva manera de ver la ley antigua y cualquier otra ley. Decir: “Basta con amar” es verdad si se añade que esto es una ley y que hay que aplicarla a costa de presiones que son leyes: no ceder a la cólera, no fomentar malos deseos, ni divorciarse, decir un sí que sea verdaderamente un sí, no vengarse, amar incluso a los enemigos. Son cosas tan difíciles de practicar que uno se siente en un clima muy especial: la infinita exigencia evangélica. Mientras uno no se haya medido con esta exigencia, se quedará en el antiguo ambiente legalista contra el que luchó fuertemente Jesús; señala de que la tentación es grande y nos acecha a todos. Su advertencia solemne (“Yo les digo”) era una provocación. ¿A quiénes decían: “Si su justicia n o es mayor que la de los escribas y los fariseos, no entrarán en el reino?. A unas personas que admiraban la ciencia real de los escribas y el gran esfuerzo de santidad de los fariseos.  Jesús mismo dice, no se trata de derribar la ley antigua para construir algo totalmente nuevo: “No crean que he vuelto a abrogar la ley o los profetas, no he venido a abrogar, sino a cumplir”. No se trata de mantener el respeto con el pasado y mucho menos de sentir nostalgia: Jesús es tan libre respecto a todas las cosas que está libre, absolutamente  única, es uno de los signos de su divinidad “Yo he venido – dice autoritariamente – para…”. ¿Qué Moisés que profeta se habría atrevido a enunciar algo semejante? Antes de él, el legislador y el profeta hablaban en nombre
del Señor, a partir de su vida y de  los acontecimientos. Jesús habla como Señor a partir de un origen misterioso y de un saber tan grande sobre las capacidades de los hombres como sobre las exigencias de Dios. Él es el legislador supremo y definitivo. Después de él nadie dirá: “Jesús se dijo, pero yo les digo…”. Sin embargo el recuerda lo que “se dijo” (formula discreta y respetuosa para decir “Dios dijo”). Se trata ciertamente de una palabra de Dios. ¿Acaso una palabra imperfecta? Nos encontramos aquí muy cerca de lo que Jesús quiere revelarnos: la superación.  Por muchas bocas Dios había dado leyes esenciales: no matar, no romper una pareja, ser sinceros, limitar la venganza.
Era algo que se adaptaba a los tiempos duros y que sigue siendo válido. ¡Pero solo como el comienzo de un caminar! Esto exige no fijar nada, no aprisionar la justicia y la santidad dentro de una lista de cosas que hacer o que omitir: hay que hacerse capaces de reaccionar debidamente ante lo inédito. Jesús ha venido no para añadir unas cuentas prescripciones más afinadas, sino para revelar el secreto de afinar cualquier ley. Es la cuestión de la letra y del espíritu. Jesús nos revela que no hay más que un espíritu; el amor.
Se le puede llamar ley nueva, pero más vale verlo como la razón y la medida de toda ley. Desde el “No matarás” hasta el “Ama a tus enemigos”, la superación no es ni una oposición ni una añadidura, es otra cosa, es la locura del evangelio: “Sean perfectos, como es perfecto su Padre celestial”. Cuando quieres amar de veras, entonces es cuando mejor te adhieres a la ley de Cristo. Entonces puedes inventar tu vida en medio de las  leyes.

PLEGARIA UNIVERSAL

La palabra de Dios que hemos escuchado es fundamento de nuestra fe, alimento de nuestra esperanza y fermento de fraternidad. Confiadamente presentemos a Dios Padre nuestras suplicas. Repetimos: R.- Escucha a tu pueblo, Señor.

1.- Por el Papa Francisco, los Obispo, los sacerdotes y todo el pueblo de Dios, para que vivamos en plenitud el mandamiento del amor, siendo así discípulos, testigos y profetas en medio de un mundo individualista y violento. Escucha a tu pueblo, Señor.

2.- Para que se nos conceda la sabiduría del corazón y podamos así comprender y socorrer a los  nuevos pobres, las personas ancianas, los marginados, a los enfermos. Escucha a tu pueblo, Señor.

3.- Para que las clases sociales construyan juntas una sociedad nueva, abierta a la participación y a la solidaridad universal. Escucha a tu pueblo, Señor.

4.- Para que se refuerce el vínculo de comunión entre todos los miembros de la Iglesia y así el pueblo de la nueva alianza sea signo de reconciliación para toda la humanidad. Escucha a tu pueblo, Señor.

5.- Oremos en silencio por nuestras intenciones particulares. Escucha a tu pueblo, Señor.
Extiende, Padre tu mano sobre la humanidad cansada y oprimida, concédenos a nosotros una fe firme y valiente en el testimonio profético de tu reino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que esta oblación nos purifique y nos renueve, y sea causa de eterna recompensa para os que cumplen tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Alimentados con el manjar del cielo te pedimos, Señor, que busquemos siempre las fuentes de donde brota la vida verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 13: Gn. 4, 1-15.25; Sal 49; Mc. 8, 11-13.
Martes 14: Gn. 6, 5-8; 7, 1-5.10; Sal 28; Mc. 8, 14-21.
Miércoles 15: Gn. 8, 6-13.20-22; Sal 115; Mc. 8, 22-26.
Jueves 16: Gn. 9, 1-13; Sal 101; Mc. 8, 27-33.
Viernes 17: Gn.  11,  1-9;   Sal 32;  Mc. 8, 34—9, 1.
Sábado 18: Hb. 11, 1-7; Sal 144; Mc. 9, 2-13.
Domingo 19: Lv. 19, 1-2. 17-18; Sal 102; Cor. 3, 16-23; Mt. 5, 38-48

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 05, 17-37


Texto. Es continuación de los dos domingos anteriores en cuanto que los destinatarios de las palabras de Jesús son los mismos que hace dos domingos eran declarados bienaventurados y el domingo pasado eran designados sal de la tierra y luz del mundo. Sin embargo, el texto de hoy ya no va a tratar de ellos, de sus dificultades y funciones, sino de Jesús y de sus relaciones con la Ley y los Profetas. De estas relaciones se habla a dos niveles, por lo que podemos dividir el texto en dos partes.
Primera parte (vs 17-2O). Relaciones a nivel de principios generales. El tono lo da el versículo de entrada. No he venido a abolir la Ley y los Profetas, sino a darles plenitud. Ley y Profetas es la expresión judía para designar el conjunto normativo al que todo judío debía ajustar su vida.
Ley-Profetas designan el pasado transmitido hasta el presente de los individuos, la tradición viva del pueblo judío, las estructuras en las que el judío individual vivía. ¿Cómo fueron las relaciones de Jesús con esas estructuras? No de supresión sino de profundización, hasta dar a esas estructuras su sentido último y definitivo. La relación de Jesús con las estructuras no fue de enfrentamiento o de negación, pero tampoco fue de conformismo, de aceptación mecánica o de repetición literal. Fue una relación de búsqueda de sentido positiva y enriquecedora. A una relación así invita el Jesús de Mateo en el v.2O de esta primera parte. Ser mejores que los escribas y fariseos quiere decir tener ante las estructuras el talante positivo y enriquecedor que Jesús tuvo.
Segunda parte (vs.21-37). Cuatro ejemplos prácticos de la relación de Jesús con el conjunto normativo que le tocó vivir.
En los cuatro se reproduce un mismo esquema: Se ha dicho... yo os digo. Un esquema que avanza no por abolición o supresión de lo dicho, sino por ahondamiento y enriquecimiento de lo dicho. Es el esquema letra-espíritu de la letra.
Versos 21-26. No matarás (Ex.20,13; Deut.5,17). Por supuesto. Pero, ¿sólo se mata con las armas? ¿Y las peleas? ¿Y los insultos? ¿Y los pleitos? Hay palabras y actuaciones que matan. La reconciliación debe ser algo previo a todo tipo de cumplimiento religioso.
Versos 27-30. No cometerás adulterio (Ex.20, 14;Deut. 5,18). Por supuesto. ¿Basta sin embargo, con no acostarse con la mujer de otro? Hay que tener también un corazón limpio y desinteresado. Intencionadamente digo corazón y no mirada, porque hay que reconocer que se han dicho muchas tonterías y se han creado muchos traumas debido a una miope y mezquina interpretación de la expresión "mirar a una mujer".
Versos 31-32. El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio (/Dt/24/01). El objetivo de esta ley era garantizar a la mujer repudiada un mínimo de dignidad y de aceptación social, que por ser mujer y por haber sido repudiada fácilmente se le negaban. El acta de repudio era un instrumento jurídico de defensa mínima de la mujer. ¿Basta esta defensa mínima? ¿No sería mejor no perjudicar a la mujer hasta el punto de obligarla a tener que buscar otro hombre? Este tercer ejemplo hay que enmarcarlo en el contexto social, económico y cultural de la época. En él no se trata de la indisolubilidad del matrimonio, a la que, por cierto, se le reconoce una cláusula exceptiva, sino de profundizar en el respeto y en el reconocimiento de la mujer.
Versos 33-37. No jurarás en falso, cumplirás tus votos al Señor (Lv 19, 12; Nm 30, 2; Dt 23, 21). Por supuesto que está mal jurar a sabiendas de que lo que se jura es falso o que no se va a cumplir. Pero, ¿hay que estar poniendo siempre a Dios por testigo o garante de que lo que se dice o promete se va a hacer? ¿Somos por nosotros mismos incapaces de cumplir lo que decimos y prometemos? ¿Somos tan inmaduros que necesitamos de la ayuda de Dios para que se nos crea? Interesante ejemplo de desacralización.
Comentario. Debe ser breve por fuerza. Nos hallamos ante un texto clave, propio y exclusivo de Mateo, una vez más el judío de los evangelistas. Y paradójicamente el menos judío. El eterno problema de lo antiguo y lo nuevo, la tradición y la innovación, las estructuras y el individuo. Texto capital para la línea de actuación en él señalada, en su doble vertiente teórica y práctica. Texto programático por pertenecer al discurso de la montaña. Texto a seguir practicando en toda su dinámica. Todo letrado que entiende del Reino de los cielos se parece a un padre de familia que saca de su arcón cosas nuevas y antiguas (Mt/13/52). También estas palabras son exclusivas del Jesús de Mateo. La cuestión se ve que le preocupó al evangelista eclesial.
Alberto Benito, Dabar 1987/15



2. PALABRA DE DIOS PERO NO PALABRA DEFINITIVA. J/PLENITUD.
El v.17 de este capítulo (omitido en la lección breve) es una declaración de la actitud fundamental de Jesús respecto a la "ley y los profetas", es decir, al A.T. en su totalidad. Jesús reconoce el A.T. como palabra de Dios, pero no como palabra definitiva, ya que para pronunciar precisamente esta palabra definitiva vino él al mundo.
En consecuencia, Jesús no se presenta como un revolucionario religioso que rompa drásticamente con la herencia de Israel: "No creáis que he venido a abolir la ley y los profetas; no he venido a abolir, sino a dar plenitud".
Jesús da cumplimiento en su vida a todas las profecías, cosa que San Mateo no pasa por alto y constata aquí y allá a lo largo de su evangelio. Por otra parte, supuesta la ordenación a Cristo del A.T., todo lo que en él tenía un carácter transitorio queda ya cumplido con la venida de Cristo y, por lo tanto, superado; por ejemplo, todo el culto vétero-testamentario cede ante el sacrificio insuperable de la cruz.
Los preceptos morales de la Ley llegan a su plenitud en Cristo en un doble sentido: a)Porque Jesús es aquél que hace realmente toda la voluntad de Dios expresada en aquellos preceptos, de suerte que ahora cumplir la voluntad de Dios es para nosotros seguir a Cristo; b)Porque Jesús restituye los mandamientos divinos a su pureza, proclamándolos con toda la claridad y profundidad, derogando aquello que había sido ordenado a título de simple concesión por la dureza del corazón de Israel y reduciendo todos los preceptos al mandamiento del amor a Dios y al prójimo.
El sentido de las antítesis tiene ante todo este significado: "Dios ha dicho por medio de Moisés..., pero por medio de mí dice...". Con esto se señala expresamente el lugar escriturístico citado como Palabra de Dios; y los "antiguos", a quienes les fue dicha esta palabra, no son los maestros judíos (véase Mc 7,3), ni los antecesores de aquellos judíos en general, sino la generación del desierto, aquélla a la que por vez primera se le proclamó el Decálogo (véase Ex 19-20).
Solamente las palabras "no matarás" se encuentran en el Decálogo literalmente. Sin embargo, la coletilla recoge abreviadamente lo que el A.T. determina como castigo por el asesinato (Ex 21,12: Lev 24,17; Núm 35,16-24). La Ley vétero-testamentaria prohíbe y castiga el hecho externo, el asesinato acabado.
v.26: La segunda sentencia, que también se halla en /Lc/12/57-59), agudiza la obligación de la reconciliación con el enemigo, y lo hace mediante el ejemplo de la vida cotidiana. Quien con su enemigo de proceso se reconoce totalmente culpable, cuando aún va de camino hacia el juez, obrará muy razonablemente, si da por terminado el contencioso y se pone de acuerdo con él, antes de encontrarse con la dureza del juicio. Lucas es quien ofrece el texto original de esta sentencia y su mejor composición. En el se ve totalmente claro que se trata de una llamada a la conversión, en vista del juicio escatológico, revestida de parábola. Con esta comprensión pierde el texto la forma de regla de actuación por motivos de carácter egoísta. En la composición de Mateo, en lugar de la relación a Dios, se encuentra como telón de fondo la relación al prójimo.
Eucaristía 1987/09



3.- Jesús es el perfecto cumplidor de la Ley, porque la ha cumplido con un amor cuya única medida es no tener medida.
"Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo" (/Jn/13/01).
Nos amó hasta el colmo, hasta el sacrificio de su vida. Esta es la Nueva Ley del cristiano. No hay que preguntarse ya hasta dónde es posible llegar sin pecar, sino cómo es posible llegar hasta el límite del amor. Porque la Ley comienza con "No matarás", pero se cumple y se perfecciona cuando uno está dispuesto a morir por sus enemigos.



4.- Jesús pide a quienes le sigan que presten una extremada atención a la Escritura, y a toda la Escritura: a la Ley y a los Profetas, porque la menor de sus afirmaciones adquiere una plenitud nueva a partir del momento en que se la considera con la perspectiva del Reino. Sin duda que Mateo no quiere afirmar que la totalidad de los preceptos de la Ley o de las afirmaciones proféticas tengan su desarrollo en el Evangelio, pero sí pretende que el conjunto de la Ley, el conjunto de los profetas constituyen la base necesaria sobre la que se edifica la novedad traída por Jesús. Los discípulos del Maestro no pueden plantear su vida sin conceder una gran dedicación a "entender" (cf. 13, 51: "entender" antes de "enseñar" a la manera del "escriba", v. 52), y después a "practicar" y, dada la ocasión, a "enseñar" el conjunto de la Escritura, de la Ley y de los Profetas.
Practicar, pero de forma "acabada", que va más allá que su significado primero. De hecho, en la continuación del discurso Jesús prolonga las exigencias antiguas. Para Él, ya no se trata sólo de evitar el homicidio; hay que renunciar también a toda palabra descomprometida, y emplearse lo más rápidamente que se pueda en las actuaciones posibles de reconciliación (vv. 21-26).
No se trata ya sólo de evitar el adulterio, sino que hay que evitar también la mirada impúdica y el deseo que ésta hace nacer (vv. 27-30).
Con respecto al divorcio, no se trata ya de atenerse únicamente a respetar el procedimiento; es necesario renunciar a toda separación de los cónyuges: fuera del caso de una "unión ilícita" (v. 31 s). No se trata ya sólo de evitar el jurar en falso; no hay que jurar, y por lo tanto, hay que atenerse a la verdad de la palabra, simplemente (vv. 33-37).
No se trata ya sólo de limitar la pena del culpable a lo correspondiente a su falta: hay que responder pacíficamente a la conducta del malo (vv. 38-42).
No se trata ya, en fin, de limitarse al amor al prójimo; hay que ir hasta el amor a los enemigos (vv. 43-47).
Este último párrafo formula algo más que una exigencia; explica el motivo de las novedades exigidas por Jesús.
El discípulo de Jesús es "hijo del Padre que está en los Cielos" (v. 45). Ahora bien, la sociedad de aquel tiempo tenía una teoría simple de las relaciones entre hijo y padre, una doctrina impuesta por el marco artesanal que regía aquella sociedad. El aprendizaje se hacía en casa; el hijo "no hacía nada por sí mismo sin que se lo viera hacer a su padre; y lo que el Padre hacía, debía hacerlo igual el Hijo" (/Jn/05/19).
La misma relación debe existir entre Dios-Padre y sus hijos; estos últimos no pueden mostrar su espíritu filial más que aplicándose a imitar al Padre. La característica de este Padre que está en los Cielos" es la "bondad" (20, 15), probada en el bien que hace a los "buenos" lo mismo que a los "malos". Por lo tanto, imitando este amor universal es como los discípulos se mostrarán "hijos del Padre que está en los Cielos", y como serán "perfectos como el Padre celestial es perfecto".



He aquí una primera razón por la cual puede llamarse "superior" la justicia del discípulo: la reducción de los preceptos a un centro simple y claro, pero al mismo tiempo rico en movimiento. Al discutir el caso del divorcio (v. 31: "El que despide a su mujer déle libelo de repudio"), Jesús cita un texto del Deuteronomio (24,1); sin embargo, aun sabiendo que el Deuteronomio es palabra de Dios, lo juzga secundario respecto a un pasaje del Génesis (1,27; 2,24; cfr. Mt 19,3-9). Por tanto, hay textos y textos; algunos son más importantes y otros menos; los primeros revelan la intención profunda y originaria de Dios; los segundos pagan tributo a la dureza de corazón de los hombres. Con ello Jesús ofrece a los escribas una lección de método: para descubrir la voluntad de Dios hay que ser capaces de hacer una lectura global de la Escritura; una lectura que sepa distinguir entre lógica de fondo y sus expresiones parciales, provisionales y fundamentalmente caducas. Esta es la segunda razón por la cual la justicia del discípulo puede llamarse superior.
Bruno Maggioni, El Relato de Mateo, Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 65



6.- Continúa el sermón del monte, iniciado hace dos domingos. La designación de los discípulos como sal y luz del mundo puede ser la razón por la que Mateo ha dado cabida a las afirmaciones de Jesús sobre la Ley. Esta, en efecto, era para los judíos la sal y la luz del mundo. ¿Cuál es su puesto y razón de ser si ya no es ella la luz y la sal, sino los discípulos? No he venido a abolir, sino a dar plenitud (v. 17). Mientras existan el cielo y la tierra, la Ley no perderá punto ni coma de su valor (v. 18). En el original ambas afirmaciones están en relación de efecto y causa, y por lo mismo la segunda afirmación, enunciando la vigencia de la Ley, constituye el punto de partida. Puesto que la Ley tiene validez y vigencia perpetuas, la Ley no puede ser abolida. Los siguientes versículos 19-20 extraen la conclusión lógica: la Ley, pues, debe ser enseñada y practicada en todos sus detalles por el discípulo de Jesús, quien deberá descollar en ello más incluso que los que dentro del judaísmo han hecho de la Ley la guía y norma de conducta.
Sin embargo, la primera afirmación del v. 17 deja ya entrever que la no abolición de la Ley no significa su mantenimiento mecánico y material. Dar plenitud es completar en línea de sentido y de significado. El v. 17 enuncia que Jesús no ha venido a anular la Ley de Moisés ni las enseñanzas de los profetas, sino a darles su verdadero significado. El resto del texto recoge cuatro ejemplos concretos de esta dinámica de plenitud.
Primer ejemplo (vs. 21-26). Ley: no matar; sentido pleno en la línea de erradicación de la ira y del insulto, trastienda del asesinato. El discípulo de Jesús no puede contentarse con no matar: debe ser generador activo de concordia, no dando pie a que nadie se sienta ofendido.
Segundo ejemplo (vs. 27-30). Ley: no cometer adulterio; sentido pleno en la línea de erradicación del deseo y deleite libidinosos, trastienda del adulterio. El discípulo varón no puede contentarse con no tener relaciones sexuales con la mujer, de otro; debe saber tener limpieza de intenciones. La Ley y la plenitud están redactadas desde la perspectiva del varón, en consonancia con las condiciones socioculturales de la época.
Mateo añade unas frases gráficas sobre el ojo y la mano, que Marcos sitúa en un contexto diferente. La función de las mismas es dar seriedad y urgencia a lo que en este segundo ejemplo se dice.
Tercer ejemplo (vs. 31-32). Ley: en caso de divorcio dar a la mujer un acta de separación, que la proteja de futuras veleidades del ex marido; sentido pleno en la línea de reconocimiento y valoración de la mujer.
De lo que en este ejemplo se trata no es del divorcio, que más bien se presupone, sino de la mujer, ser de segundo orden en la consideración social y jurídica de la época. En un supuesto de divorcio, el acta de separación garantizaba a la mujer un mínimo de reconocimiento y de valoración. Jesús pide avanzar en esta línea reconociendo a la mujer idéntica capacidad jurídica y moral que al varón.
Cuarto ejemplo (vs. 33-37). Ley: cumplir lo prometido bajo juramento; sentido pleno en la línea de ser personas serias y de palabra.
Comentario. Las afirmaciones iniciales del texto. (vs. 17-20) están catalogadas entre las de mayor dificultad dentro del Evangelio de Mateo por su defensa de la Ley, lo que parece más bien propio de un rabino que de Jesús. No son pocos los exégetas ilustres que niegan a Jesús la paternidad de dichas afirmaciones y ven en ellas una creación de los cristianos de origen judío, quienes habrían puesto en labios de Jesús lo que ellos pensaban acerca de la Ley. "Estos sentimientos han sido puestos en boca de Jesús, pero es absolutamente improbable que él pensara o hablara así" (T. W. Manson, Los dichos de Jesús).
Es, sin embargo, la propia matriz judía de esas afirmaciones la que avala la atribución de las mismas a Jesús, judío inmerso como el que más en la corriente de savia y de tradición de su pueblo, y que por lo mismo puede desconcertar a quienes no estamos dentro de esa corriente. No me cabe la menor duda de que Mateo ha recogido palabras genuinas de Jesús, tal cual Jesús las pronunció, con toda la evocación y sabor de lo tradicional, pero a la vez con toda la fuerza y frescor de lo novedoso.
El texto de hoy plantea, en última instancia, el eterno problema de la letra y el espíritu, de lo esencial y lo accidental, de lo permanente y lo cambiante. Determinar en cada caso o situación qué es, qué puede ciertamente ser problemático, pero a la luz del texto de hoy, es evidente que no se debe renunciar a ninguno de los componentes de las binas. Más adelante encontraremos el siguiente símil para describir al discípulo de Jesús: "viene a ser como un amo de casa que saca de su arcón cosas nuevas y antiguas" (13, 42). El discípulo de Jesús será luz y sal en la medida en que, sin renunciar a ninguno de los componentes, los sepa conjugar adecuadamente.
Alberto Benito, Dabar 1990/14



La Ley y los Profetas, los escritos sagrados del AT como tales, no tienen para nosotros ninguna obligatoriedad. Pero tampoco han venido a carecer de importancia, sino que siguen en vigor, pero en su última perfección dada por Jesús.
Él ha dicho de una forma definitiva cómo hay que llevar a cabo la voluntad de Dios de un modo efectivo; una vez que Jesús "vino a dar cumplimiento" ya no podemos volver al AT para cumplirlo nosotros. Si leemos este Libro, sólo podemos hacerlo a la luz de la revelación de JC.



Dos problemas dan la oportunidad a Jesús de hablar de la "nueva justicia" de los cristianos: el homicidio y los sacrificios.
Ambos eran juzgados por los judíos según móviles o formas externas. Pero Jesús reconoce una única y mucho más exigente razón de juicio: la caridad fraterna. Ya que Dios escruta los corazones y juzga según las intenciones.
Misa Dominical 1990/05



9.- Fragmento del discurso del Señor sobre la justicia nueva cuya aplicación recae aquí, principalmente, sobre el quinto mandamiento. Además del exordio general del discurso (v. 20) pueden distinguirse tres secciones:
Versículos 21-22: Cristo va más allá de la prescripción relativa al homicidio generalizando su aplicación a simples hechos injuriosos. El estilo es arcaico y el vocabulario típicamente judío, lo que explica, sin duda, que Lucas no haya recogido este texto pensando en sus lectores griegos.
Versículos 23-24: Pasaje independiente del anterior: hace de la caridad la condición esencial del sacrificio, haciéndose eco a este respecto del tema del sacrificio espiritual que ya se vislumbra en el Antiguo Testamento. Algunas palabras clave enlazan este pasaje con el anterior y permiten, en consecuencia, considerarle como antiguo. Lucas no lo recoge, puesto que la alusión a los sacrificios del Templo no interesa directamente a su público. Marcos da otra versión en Mc 11, 25.
Versículos 25-26: No parecen estar en su lugar original: Lc 12, 58-59 parece más primitivo cuando los introduce en otro contexto.
a) Hay que tener presente, ante todo, las argucias de los escribas y los comentadores de la ley en torno al homicidio si queremos captar el alcance de la enseñanza del Señor. Para juzgar si había homicidio o no, los escribas enumeraban una serie de condiciones tan marginales unas como otras. Cristo establece un criterio nuevo de apreciación: la intención personal. Esta puede juzgarse más severamente que un homicidio, incluso aun cuando exteriormente no pase de ser una simple injuria.
En realidad, esta primera sección del Evangelio está compuesta, a su vez, por dos sentencias distintas. En la primera (vv. 21-22a) Cristo afirma que la simple injuria puede ser motivo de llevar a uno al "tribunal" con igual razón que un homicidio. El tribunal se refiere aquí al consejo de comunidad que, en el plano nacional (sanedrín) o local (en Qumrán, por ejemplo), gozaba del derecho de excomulgar a los miembros que han cometido falta. Gozaba así de una especie de derecho de vida y muerte discerniendo quiénes merecían y quiénes no pertenecer a la comunidad (Mt 10, 17; Jn 16, 2). No cabe duda de que una jurisdicción de este tipo existió en las comunidades cristianas primitivas (Act 5; 1 Cor 5, 1-4; 1 Tim 1, 20; Mt 18, 15-17).
La segunda sentencia (v. 22b-c) no constituye una especie de gradación con respecto a la primera parte. Simplemente dice las mismas cosas en otros términos. El "tribunal" no es ni más ni menos grave que el "sanedrín" o que la "gehenna". Se trata, igualmente, de la reacción de una comunidad que rechaza de su seno a los culpables. Pero mientras que las jurisdicciones judías no juzgaban más que sobre el exterior, las jurisdicciones cristianas tendrán que examinar atentamente, al igual que Dios, la intención de cada uno.
Para que Cristo pueda elaborar esa nueva jurisprudencia hay que admitir previamente dos principios: en primer lugar que Dios "escruta los corazones", mientras que el hombre se queda en el lado externo de las cosas (Jer 11, 19-20; 12, 1-3; 17, 9-11); en segundo lugar, que le asiste un perfecto derecho a exigir más de quienes se comprometen, en la nueva alianza, puesto que ésta "cambia el corazón" (Ez 36, 23-30; Jer 31, 31-34).
b) La segunda sección (vv. 23-24) trata de la necesidad de la reconciliación antes del sacrificio. Si antes de ofrecer su sacrificio un judío se acordaba de repente que estaba impuro (Lev 15-17), debía someterse a una serie de abluciones previas. Cristo pide al cristiano que tenga el mismo reflejo si se acuerda que está en desavenencia con alguno. En este pasaje Cristo no hace ya alusión a las prescripciones sobre homicidio, sino a las prescripciones sobre la pobreza ritual. La inspiración de las dos secciones es diferente, pero derivan del mismo deseo de establecer una justicia nueva, basada sobre la actividad interior y opuesta a todo formalismo y de la preocupación por subrayar que los vínculos entre el individuo y la asamblea cristiana son ahora de orden interior.
Que la asamblea cristiana que hace penitencia o que se presenta delante de Dios en la Eucaristía se examine para saber si, en este mismo momento, no se interponen numerosas voces acusadoras entre ella y Dios para poner obstáculos a su penitencia y a su ofrenda.
EU/CARIDAD: Generalmente no se advierte el nexo entre Eucaristía y caridad en su verdadera significación: se hace de la caridad una simple condición individual para participar en la Eucaristía o una exigencia moral para quienes han comulgado en ella, pero no se ve con suficiente claridad que Eucaristía y fe coinciden y que la caridad es también una obligación colectiva que descansa sobre la Iglesia misma y cada una de las asamblea eucarísticas.
Este culto al que se entrega el pueblo sacerdotal es el ejercicio de la caridad hasta el don total de sí para la salvación de la humanidad entera. Concretamente, decir que la Iglesia es un pueblo sacerdotal es considerarla, ante todo, allí donde es levadura en la masa, es decir, allí donde los cristianos, mezclados entre los hombres, viven durante toda su vida diaria su misión de congregar progresivamente a los hijos de Dios dispersos. Estas perspectivas, advirtámoslo, son extraños a las del sacerdocio levítico del Antiguo Testamento: demasiados cristianos lo ignoran. El pueblo sacerdotal del Nuevo Testamento no es un pueblo reunido en un templo para la oración y el sacrificio, un pueblo separado del resto de los hombres y entregado a actividades exclusivamente religiosas. Es, por el contrario, un pueblo directamente comprometido en plena masa humana, un pueblo de hombres y mujeres a quienes nada diferencia de los demás hombres y de las demás mujeres, sino la pertenencia al Cuerpo de Cristo, sino la participación en el acto en que Cristo, hoy como ayer, edifica el Reino de su Padre partiendo de los materiales de la historia humana. La responsabilidad sacerdotal del pueblo eclesial radica en esa actuación de la caridad y de Cristo hasta las fronteras de la humanidad.
El fruto propio de la misa es, precisamente, revestir al cristiano de un poder reconciliador que pertenece solo a Cristo.
Sería comprender mal la participación en la Eucaristía el no ver en ella más que la expresión de la vida de caridad ejercida por los cristianos. La prioridad de la celebración eucarística con relación al ejercicio concreto de la reconciliación con los hermanos expresa simplemente, en la existencia del cristiano, la prioridad absoluta de Jesucristo.
Maertens-Frisque, Nueva Guia de la Asamblea Cristiana III, Marova Madrid 1969.Pág. 54s



10.- "Se dijo (Dios dijo)... Pero yo os digo". ¿Se oponía Jesús a Dios? No a Dios, sino a la interpretación que los escribas hacían de la Ley. De hecho, Jesús va más lejos que las escuelas rabínicas de su tiempo: se sitúa al nivel del amor. A menudo, aferrarse a la ley es condenarse a un mínimo sin vida. El mínimo no es el amor, es sólo su caricatura. El que se contenta con la justicia de los fariseos -ya considerable- no ha descubierto aún el camino del Reino. La ley prohibía el homicidio, y Jesús condena la cólera. Además, no basta con expiar; también hay que reconciliarse con el hermano. ¿Cómo presentarse a la mesa de la reconciliación si el corazón sigue lleno de resentimientos? El Reino de Dios está ahí. Cuando llegue el Juez, no hay que estar enfadado con el hermano.
Dios cada día, Siguiendo El Leccionario Ferial, Cuaresma y Tiempo Pascual/Sal Terrae/Santander 1989.Pág. 34



3-11. "No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas...":
Entre los judíos o en la comunidad de Mateo circulaba el comentario sobre el rechazo de la Antigua Alianza por parte de Jesús (ley y profetas, o ley sola, indica el conjunto del Antiguo Testamento). Su anuncio sobre la proximidad del fin haría inútil la Ley. La respuesta nos indica que, más bien hay que tomar la enseñanza de Jesús como la radicalización de la ley: centrándola en lo que es esencial y pidiendo una obediencia en el corazón del hombre.
- "... antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley": No se trata de la observancia minuciosa de los preceptos de la ley, sino del cumplimiento de toda la ley. En Jesús el hombre se encuentra de cara con la exigencia absoluta de Dios.
- "Habéis oído que se dijo a los antiguos no matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo...": El mandamiento del Decálogo significó un paso adelante frente al sistema de venganzas personales. Ahora, con Jesús, se profundiza el mandamiento en su radicalidad.
- "... si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar...": Esta referencia al culto del Templo podría provenir de la comunidad de Jerusalén, acostumbrada a participar. Ahora bien, si en el judaísmo la exigencia de reconciliación con el hermano tenía quizá relación con el miedo a macular el templo y el culto, aquí la exigencia tiene que ver exclusivamente con el respeto al hermano. No sólo todo acto de culto reclama una reconciliación previa, sino que además esta reconciliación es tan fundamental en el programa del Reino que pasa por encima del culto y puede llegar a interrumpirlo.
- "Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio": Nos encontramos aquí con una referencia conjunta a los mandamientos sexto y noveno. El adulterio significa una ruptura de la unión matrimonial, y Jesús lo mira desde la perspectiva del respeto al otro y no desde una perspectiva de pureza dualista. El paso del sexto al noveno mandamientos sólo puede ser entendido desde la concepción de que la mirada y la acción forman un todo inseparable: la concupiscencia de la mirada lleva hacia el gesto de posesión de la mujer que pertenece al prójimo.
- "El que se divorcie de su mujer... la induce al adulterio": El tema del divorcio aparecerá de nuevo en el evangelio de Mateo en el cap. 19; allá dará lugar a una enseñanza sobre la indisolubilidad de la unión matrimonial; aquí aparece en relación con el tema del adulterio: el repudio, permitido por la legislación judía, implica un adulterio.
- "Pues yo os digo que no juréis en absoluto": En el mundo antiguo el juramento acompañado de una invocación de la divinidad estaba mal visto por grupos religiosos bien diversos. Dios, de quien en el juramento judío sólo se hacía referencia de manera indirecta, es el soberano de todas las cosas y no algo a la disposición del hombre.
Incluso el hombre no dispone de sí mismo ("ni jures por tu cabeza"). Hay que volver a encontrar la sobriedad del lenguaje, porque la mentira, difundida por el Maligno en el mundo, ha creado la necesidad de juramentos.
Joan Naspleda, Misa Dominical 1990/04



-El v. 17 de MATEO, es una declaración de la actitud fundamental de Jesús respecto a "ley y los profetas", es decir, el A. T. en su totalidad. Jesús reconoce el A. T. como palabra de Dios; pero no como palabra definitiva, ya que precisamente para pronunciar esta palabra definitiva vino él al mundo. En consecuencia, Jesús no se presenta como un revolucionario religioso que rompa drásticamente con la herencia de Israel: "No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud".
Jesús da cumplimiento en su vida a todas las profecías, cosa que San Mateo no pasa por alto y constata aquí y allá a lo largo de su evangelio. Por otra parte, supuesta la ordenación a Cristo del A. T., todo lo que en él tenía un carácter transitorio, queda ya cumplido con la venida de Cristo y, por lo tanto, superado; por ejemplo, todo el culto véterotestamentario cede ante el sacrificio insuperable de la cruz.
Los preceptos morales de la Ley llegan a su plenitud en Cristo en un doble sentido: a) Porque Jesús es aquel que hace realmente toda la voluntad de Dios expresada en aquellos preceptos, de suerte que ahora cumplir la voluntad de Dios es para nosotros seguir a Cristo; b) Porque Jesús restituye los mandamientos divinos a su pureza proclamándolos con toda claridad y profundidad, derogando aquello que había sido ordenado a título de simple concesión por la dureza del corazón de Israel y reduciendo todos los preceptos al mandamiento del amor a Dios y al prójimo.
La justicia de los letrados (escribas) y fariseos que Jesús declara insuficiente para entrar en el Reino, era una justicia meramente exterior: la justicia de los "sepulcros blanqueados" (cfr. Mt. 23, 1-36; Lc 11 3-52). La ley mosaica era normativa para la vida pública de Israel y no sólo una ley civil. Por eso pudo llegarse en la práctica a una valoración excesiva de las obras exteriores y a un menosprecio de las actitudes interiores. Jesús vendría a corregir este defecto subrayando el valor de la intención: el que odia es ya un criminal, aunque no ejecute exteriormente el crimen y sea por ello jurídicamente punible. La Ley es sometida por Jesús a un proceso de interiorización a la par que es asentada en un nuevo principio: el amor que Dios derrama en nuestros corazones. De esta suerte, el imperativo ético se funda para los cristianos en el indicativo evangélico, es decir, el deber en el ser hijos de Dios. Es como si dijera: "Habéis oído en las sinagogas que Dios dijo a vuestros padres por medio de Moisés... Yo en cambio digo..." Así no habló nunca ningún rabí cuya misión era transmitir lo que él había aprendido y, a lo sumo, intentar una explicación de la Ley sin alterar o ampliar su sentido literal. Pero Jesús habla «como quien tiene autoridad» para corregir lo que la Ley contenía de provisional y para ampliar su sentido en lo que debía ser perfeccionada.
-En el sexto mandamiento Jesús ve algo más que la prohibición del adulterio, ve también la prohibición de cualquier deseo de adulterio.
También en el A. T. (Ex. 20, 17; Dt. 5, 21, en nuestro noveno mandamiento del Decálogo), se prohibía desear la mujer del prójimo; pero esto se entendía como un atentado contra la propiedad ajena.
Jesús subraya el aspecto moral y no tiene ya en cuenta aquella vieja concepción que hacía de la esposa una propiedad privada de su marido. Como diría San Pablo, en Cristo ya no hay diferencia entre judío y gentil, hombre y mujer; las discriminaciones son superadas en Cristo.
-El juramento es de suyo un reconocimiento y una confesión pública de la veracidad de Dios. Ahora bien, su uso sólo tiene sentido allí donde se supone un ambiente dominado por la mentira. El A.T. prohibía el perjurio y obligaba a cumplir las promesas hechas bajo juramento; pero Jesús quiere que sus discípulos sean hasta tal punto sinceros y veraces que no tengan ya por qué recurrir a juramentos. El mismo nunca usó en su vida el juramento.
Eucaristía 1972/16



13.- Quizá sorprenda encontrar un elogio tan preciso de la observancia de la ley en el Nuevo Testamento que nos tiene acostumbrados más bien a las diatribas de San Pablo y de Cristo contra la ley (cf. también: Jr 9, 23-24). Pero la interpretación escatológica dada por Mateo al tema del cumplimiento permite disipar esa sorpresa.
De hecho, la justicia del fariseo que obedece a la ley se limita a su observancia. No está en comunión con Dios, sino sólo con su observancia, y su tentación será siempre la de divinizar la ley.
La justicia del cristiano depende, a su vez, no principalmente de su observancia de la ley, sino del hecho de que los últimos tiempos se han cumplido en Jesús, puesto que ha sido el primero en lograr la obediencia a la ley en comunión con Dios. De ahí que sea importante que Mateo haya colocado el v. 17 antes de los vv. 18-19: así, entre el cristiano y la ley existe en adelante una mediación: la justicia que Cristo concede a los suyos, de tal suerte que el cristiano que obedece a la ley no lo hace para extraer de ella su justicia, sino más bien para poner de manifiesto la justicia adquirida en Jesucristo y que caracteriza los últimos tiempos porque es comunión con Dios.
Esta pretensión arrebata a la ley una de sus prerrogativas: su capacidad de justificar, confiada ahora a la comunión con Dios en Jesucristo. Esta justicia ha sido considerada blasfema por los fariseos que han clavado a Cristo en la cruz. Ahí es donde el cumplimiento de la ley ha sido llevado a su culminación porque Cristo ha obedecido a la sentencia de la ley, pero dentro de la más total comunión con su Padre. La Eucaristía nos proporciona la justicia de la cruz que suplanta la justicia de la ley en la medida en que ella nos permite observar la ley en la comunión con el Padre.
Maertens-Frisque, Nueva Guia De La Asamblea Cristiana Vi, Marova Madrid 1969.Pág. 42



14.- En el Reino de Dios uno será tal y como aquí haya vivido y enseñado. No solamente aquí en la tierra, sino también allí en el Reino de Dios hay cosas pequeñas y cosas grandes. La solicitud incluso en las cosas pequeñas determina la categoría en el reino de los cielos. Uno será tal como haya vivido y enseñado.
Jesús resalta firmemente el acto, el "hacer", el "practicar". Todo esto está lejos del orgullo intelectual: discutir de todo lo humano y lo divino.
La verdadera santidad no está "en la mente" se encarna en la humilde realidad cotidiana.



-¡No penséis que he venido a derogar la Ley o los Profetas!
La Ley y los Profetas era lo esencial de la Sagrada Escritura: expresión de la voluntad de Dios. Sería impensable que Jesús viniera a abolir lo que, durante siglos, había sido la concretización de la voluntad divina para todo un pueblo.
Y sin embargo, una cuestión grave surgía en tiempo de Jesús y durante los primeros años de la Iglesia: ¿qué debía conservarse de las costumbres antiguas y de las leyes de Moisés? ¿Había que continuar circuncidando a los niños? ¿era necesario santificar el sábado? ¿era preciso continuar ofreciendo sacrificios de animales degollados en el Templo de Jerusalén... cuando se era un discípulo de Jesús? ¿Se tenía que seguir absteniéndose de ciertas comidas prohibidas?
Es también una de las cuestiones más graves de todos los tiempos: ¿qué hay que conservar del pasado? ¿qué se debe cambiar? En los períodos de grandes mutaciones, cuando se agudizan los conflictos entre antiguos y modernos, entre tradicionalistas y progresistas.
Y esto sucede en todas partes: en los oficios y profesiones, en las familias, en la Iglesia. Escuchemos la respuesta de Jesús a esta cuestión capital.
-No he venido a "derogar", sino a "dar cumplimiento".
Para Jesús, no se trata ni de "conservadurismo estereotipado", ni tampoco de "revolución que lo cambia todo"... se trata de dar una vida nueva a lo que procede del pasado.
Una tradición no es forzosamente buena por el hecho de ser antigua. Del mismo modo una idea no es forzosamente buena por el hecho de ser moderna. Jesús nos dará múltiples ejemplos en las páginas siguientes de su sermón. Jesús propone una especie de síntesis armoniosa entre la tradición y el progreso: ¡el cumplimiento!
1. No reniega del pasado. El plan de Dios es "uno~. Lo que los antepasados vivieron y codificaron en épocas lejanas de la historia, era respetable... era un esbozo, un inicio. 2. Pero Jesús pretende "completar", "hacer que progresen" todas estas tradiciones. El plan de Dios se inserta en una evolución histórica. La vida, para progresar se desprende continuamente de las cáscaras viejas y de los vestidos usados.
Por muy paradójico que esto parezca, es evidente que el cristianismo, en relación al judaísmo, es a la vez ¡su perfecta continuidad y también su total novedad! La Iglesia se ha visto obligada a abandonar muchos de los usos y costumbres judías. Y, sin embargo, la Nueva Alianza es continuación de la antigua.
¡Señor! ayúdanos, con la Iglesia de HOY a saber unir esta doble exigencia: fidelidad a las tradiciones... audacia para la renovación.
-Os aseguro que no desaparecerá una sola iota o un solo acento de la Ley antes que desaparezcan el cielo y la tierra, antes que se realice todo.
La iota es la letra más pequeña del alfabeto hebreo. Importancia de las fidelidades. Jesús viene a "realizar" lo que sólo estaba "anunciado". No se puede volver atrás. Dios ha dicho su Palabra definitiva: "Después de haber hablado varias veces y de diversas maneras a los antepasados a través de los profetas, Dios, en el período final en que estamos, nos ha hablado por su Hijo que estableció heredero de todas las cosas..." (Hebreos 1, 1).
Así el Evangelio realiza y da cumplimiento a la Biblia: la revelación de Jesús aclara los pasajes del Antiguo Testamento.
Jesús no es el fundador de una nueva secta, es la Palabra última de Dios, Aquel que revela definitivamente la voluntad del Padre.
-El que cumpla y enseñe los más pequeños de estos preceptos será declarado grande en el Reino de Dios.
Una vez más, ¡Jesús subraya firmemente el acto, el "hacer", el "practicar"! Todo ello está muy lejos de ciertos orgullos intelectuales: la verdadera religión no está "en la mente", se encarna en la humilde realidad cotidiana.
Noel Quesson, Palabra De Dios Para Cada Dia 2, Evang. De Pentecostes A Adviento, Edit. Claret/Barcelona 1983.Pág. 12 S.



16.- Jesús intenta mostrar que el camino del cumplimiento profundo de la Ley no es el legalismo (que trata de interpretar, aprenderse y cumplir la letra de la Ley hasta el último detalle), sino el radicalismo que procede de interiorizar el talante y manera de actuar del Dios revelado en la Ley y los Profetas. Se trata de encontrar la clave que todo lo simplifica. Jesús nos presenta como botón de muestra una serie de casos: homicidio, adulterio, divorcio, perjurio. En ninguno de ellos se "facilita" la ley, se hace la vista gorda, se propone manga ancha. Pero, en lugar de fijar la atención sobre la "norma", el "precepto", cobra tal relieve la figura del hermano (obsérvese cuántas veces se repite esta palabra), de la mujer (tan injustamente discriminada y considerada) y de uno mismo (que tiene derecho a mostrarse con sencillez y sinceridad como es, sin necesidad de juramentos), que el respeto al hermano, a la mujer, a uno mismo, se hace radical, es decir, llega a introducirse y adueñarse de aquel lugar donde está la raíz de todo comportamiento, nuestro mismo corazón.
La plenitud de la Ley no consiste sólo en la bondad de la acciones, sino en la bondad del propio corazón, cuyas actitudes han interiorizado las de Dios y su proyecto del Reino.
Jesús María Alemany, Dabar 1987/15