viernes, 29 de abril de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO VI DOMINGO PASCUA CICLO C - 1 MAYO 2016

EL ESPÍRITU SANTO LES IRÁ RECORDANDO TODO LO QUE LES HE DICHO.


ORACION COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15,1-2.22-29

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.
Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que se abstengan de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Harán bien en apartarse de todo esto. Salud.».

SALMO RESPONSORIAL (66)

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;  
conozca la tierra tus caminos,  
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis 21,10-14.21-23

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy a su lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien se lo enseñe todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho. La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble su corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a su lado." Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigan creyendo.».

COMENTARIO

Como el texto del domingo pasado, también el de hoy forma parte de la conversación de Jesús con los suyos la víspera de su muerte. La situación determina absolutamente el contenido de las palabras del Maestro, no así su tono, lo más opuesto a la tristeza y la desesperanza. Su muerte va a ser un ir al encuentro del Padre. Este modo de ver la situación debe constituir para los discípulos motivos de alegría y no de desasosiego o de miedo. Jesús promete que se manifestará a sus amigos, es decir, a quienes le amen y guarden sus palabras (v. 21). Y Judas, el hermano de Santiago (Lc 6, 16; Hech 1, 13), conocido también como Tadeo (Mt 10, 3; Mc 3, 18), le dice: "Señor, ¿qué ha sucedido para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?" (v. 22). Enredado en los prejuicios de un mesianismo nacionalista, Judas manifiesta su incomprensión y extrañeza al escuchar unas palabras que le parecen un cambio en el programa. Jesús sale al paso diciendo que su anunciada venida o manifestación presupone la fe activa de sus discípulos y que se trata, en primer lugar, de una manifestación y venida en la fe y por la fe de cuantos crean en él. Tal venida y presencia de Jesús en el corazón de los creyentes no tiene que ver nada con los triunfalismos mesiánicos que se imaginaban los judíos de aquel tiempo, pero no es   tampoco    la  "parusía"  (venida sobre las nubes con poder y majestad).
Quien no ama a Cristo y guarda sus palabras, tampoco ama al Padre y guarda la Palabra del Padre. Queda excluido de la íntima experiencia de Dios y de su enviado Jesucristo. El mundo incrédulo no sabe nada de esa venida íntima del Señor y de la visita de Dios. Por eso Jesús no se manifiesta a todo el mundo hoy por hoy, sin que esto suponga que deje de hacerlo al fin    de  los  tiempos. Jesús es el mensaje y el mensajero de Dios, el profeta y la Palabra de Dios. En él y por él todo ha quedado dicho, todo lo que Dios tenía que decirnos. Pero no todo ha quedado comprendido.

Cuando se vaya Jesús, el Padre enviará al Paráclito (el Consolador) y éste enseñará a los discípulos y les introducirá en la plenitud de la verdad. Jesús se despide con una fórmula usual, pero que en sus labios adquiere plenitud de sentido. Jesús no da la paz como la gente, ni tan siquiera la paz que la gente puede dar. Jesús da su paz, y él mismo es la verdadera paz. Se entrega a sí mismo cuando da la paz, y consigo entrega al mismo Dios, porque él y el Padre son uno (Jn 10,30).

La ausencia de Jesús es para inaugurar un nuevo modo de presencia en los que crean en él.

Por tanto, debemos ser animosos y no tener miedo: el Señor está con nosotros, a nuestro lado. Por la fe habita en nuestros corazones, y si le amamos y guardamos su palabra lo encontraremos también en el prójimo.


PLEGARIA UNIVERSAL

En el evangelio de hoy, Jesús nos dice que quien le ama guardara su palabra. Y este es nuestro objetivo: amar a Cristo, a pesar de nuestras debilidades. A nuestro Padre Celestial que quiere venir a nosotros elevemos nuestras oraciones diciendo: R. Ven a nosotros, Señor.

1.-  Por el Papa Francisco y para los Obispos y los sacerdotes del mundo entero, para que vivan en la unidad del amor y sean fieles trasmisores de la fe que nos viene de Cristo, a través de sus Apóstoles y la Tradición de la Iglesia.  Ven a nosotros, Señor.

2.- Por todos los dirigentes de las naciones, para que la Luz del Dios ilumine sus decisiones, de manera que acierten en promulgar leyes justas para el progreso de los pueblos. Ven a nosotros, Señor.

3.-  Por los enfermos, y en especial por  los que sufren enfermedades de larga duración, y por todas aquellas  personas que los atienden, para que sean como estos sufrimientos los hacen semejantes a Cristo y participes de su misión redentora del mundo. Ven a nosotros, Señor.

4.-  Por los pobres por los que han perdido el hogar o han tenido que emigrar para que Dios ponga en su camino almas generosas que atiendan sus necesidades. Ven a nosotros, Señor.

Padre del Cielo, mira con ojos de bondad a tu Iglesia que con fe quiere seguir los pasos de tu Hijo: por su mediación te pedimos que atiendas estas suplicas. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Que nuestras oraciones, Señor y nuestras ofrendas sean gratas en tu presencia, para que así, purificados por tu gracia, podamos participar más dignamente en los sacramentos de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que los sacramentos pascuales den en nosotros fruto abundante, y que el alimento de salvación que acabamos de recibir fortalezca nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes: Hch. 16, 11-15; Sal 149; Jn. 15, 26-16, 4ª.
Martes :Gal. 6, 14-18; Sal 117; Jn. 12, 31-36
Miércoles: Cor. 15, 1-8; Sal 18;Jn. 14, 6-14.
Jueves:  Hch. 18, 1-8; Sal 97 Jn. 16, 16-20.
Viernes: Hch. 18, 9-18; Sal 46; Jn. 16, 20-23ª.
Sábado: Hch.18, 23-28; Sal 46; Jn. 16, 23b-28.
Domingo :  Hch. 1, 1-11; Sal 46; Ef. 1, 17-23; Lc. 24, 46-53.


COMENTARIOS AL EVANGELIOJn 14, 23-29

2.
Texto. Judas, no el Iscariote, acaba de preguntar a Jesús lo siguiente: ¿A qué se debe que vayas a revelarte nada más que a nosotros y no al mundo? Los dos primeros versículos de hoy son la respuesta, cuyo esquema de fondo es éste: en el supuesto de que se verifique una condición, se seguirán unos resultados. La revelación de Jesús depende de que antes se le ame. A partir del v. 25 el centro de atención ya no es la anterior pregunta, sino la totalidad de lo que Jesús ha dicho a sus discípulos a lo largo del tiempo de convivencia. ¿Qué va a pasar con lo que les ha dicho, ahora que este tiempo está tocando a su fin? El Espíritu se lo irá enseñando y recordando. Mientras tanto les confiere el don de la paz y de la esperanza en el Padre.
RV/A: Comentario. ¿No es acaso verdad que las personas se nos desvelan, es decir, se revelan, en la medida que las amamos? Lo verdaderamente importante y significativo entre personas comienza con el amor y se da donde hay amor. ¿Qué tiene pues de extraño que el texto de hoy arranque de este presupuesto para responder a la pregunta sobre la revelación de Jesús? Si uno me ama. Es entonces cuando Jesús puede revelarse. Muchas veces nos quejamos de que a Dios no lo vemos ni lo sentimos. ¿Se nos ha ocurrido pensar que a lo mejor es porque no lo amamos? Si uno me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y viviremos con él. ¡Qué sencilla y a la vez fascinante enumeración! se trata, ni más ni menos, que de la dinámica de la existencia cristiana. Del amor a la ética, y de ésta a la experiencia y la convivencia con Dios. Es importante señalar que en esta dinámica, ética no quiere decir ley. Guardar la palabra de Jesús no es cumplir algo que está mandado, sino expresar un amor que se tiene a Jesús.
Sólo cuando se ama tiene cabida una ética humana y liberadora. A mayor abundamiento, la palabra de Jesús ni siquiera es una magnitud fijada o establecida una vez por todas. El Espíritu será quien os vaya enseñando y recordando todo lo que os he dicho. La existencia cristiana es continuamente interpretativa, creativa y, a mí, personalmente, un texto como el de hoy me haría dudar del sentido cristiano de un cristianismo que fuera reglamentado y reglado. Un cristianismo así es el propio del mundo. No olvidemos nunca que la palabra mundo tiene en el cuarto evangelio una connotación religiosa. Designa a las personas que han hecho de la Ley de Dios su recinto fortificado, tan fortificado que paradójicamente Dios ya no tiene cabida a El.
Se han quedado ellas solas, con su libro de registro del haber y del debe. Este mundo también tiene su paz, pero es muy triste y atormentada. Contrapuesta a ella está la paz de Jesús: Os dejo paz, os doy mi paz. Una existencia dinámica, creativa, donde las personas tenemos un rostro, donde Dios tiene un rostro. Un Dios con brazos fuertes y acogedores de Padre. Tan fuertes que el tiempo jamás los debilita ni la muerte los paraliza. El Padre es más que yo.
FEDERICO PASTOR
DABAR 1986, 27




3.
Sentido del texto. Para que una persona se manifieste a otra se requiere que ésta demuestre interés, apertura, disponibilidad por aquélla. Estas actitudes se dan en grado sumo en quien ama. Por eso, sólo quien ama está en condiciones de recibir y entender manifestaciones personales. Y, a su vez, sólo quien ama es capaz de respuesta efectiva, respuesta que nunca será fruto de la imposición, sino expresión del asombro y del agradecimiento a la persona amada. Este es el esquema antropológico que subyace en los vs. 23-24. Por eso Jesús no se manifiesta al mundo, porque el mundo en Juan es la noche, la cerrazón, todo aquél que no ama, todo aquél que odia, todo aquél cerrado en sí mismo y en sus intereses. Este tal no puede recibir en sí mismo todo el cúmulo de vida que Jesús ha ido verbalizando y objetivando a lo largo de sus días; no puede hacer la experiencia de Dios como Padre. Esta ha sido la exégesis de Jesús: cambiar el concepto antiguo de Dios y la relación del hombre con él. Se concebía, de hecho, a Dios como una realidad exterior al hombre y distante de él; la relación con Dios se establecía a través de mediaciones, de las cuales la primera era la Ley, de cuya observancia dependía su favor. Dios reclamaba al hombre para sí; éste aparecía ante él como siervo. Según la exégesis de Jesús, en cambio, el Padre no es ya un Dios lejano, sino el que se acerca al hombre y vive con él, formando comunidad con los hombres. Buscar a Dios no exige ir a encontrarlo fuera de uno mismo, sino dejarse encontrar por él, descubrir y aceptar su presencia por una relación, que ya no es de siervo-señor, sino la de Padre-hijo.
Esta presencia de Dios en el hombre no es estática; es la de su Espíritu, su dinamismo de amor y vida, que hace al hombre "espíritu" como él, haciéndolo participar de su propio amor.
¡Este es el Magisterio del Espíritu! Y el saludo de despedida de Jesús, que llena al hombre de la alegría de vivir en libertad.
Cosa que el mundo (tal como Juan entiende el mundo) no puede hacer.
DABAR 1980, 29




4.
Jesús promete que se manifestará a sus amigos, es decir, a quienes le amen y guarden sus palabras (v. 21). Y Judas, el hermano de Santiago (Lc 6, 16; Hech 1, 13), conocido también como Tadeo (Mt 10, 3; Mc 3, 18), le dice: "Señor, ¿qué ha sucedido para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?" (v. 22). Enredado en los prejuicios de un mesianismo nacionalista, Judas manifiesta su incomprensión y extrañeza al escuchar unas palabras que le parecen un cambio en el programa. Jesús sale al paso diciendo que su anunciada venida o manifestación presupone la fe activa de sus discípulos y que se trata, en primer lugar, de una manifestación y venida en la fe y por la fe de cuantos crean en él. Tal venida y presencia de Jesús en el corazón de los creyentes no tiene que ver nada con los triunfalismos mesiánicos que se imaginaban los judíos de aquel tiempo, pero no es tampoco la "parusía" o venida sobre las nubes con poder y majestad.
Quien no ama a Cristo y guarda sus palabras, tampoco ama al Padre y guarda la Palabra del Padre. Queda excluido de la íntima experiencia de Dios y de su enviado Jesucristo. El mundo incrédulo no sabe nada de esa venida íntima del Señor y de la visita de Dios. Por eso Jesús no se manifiesta a todo el mundo hoy por hoy, sin que esto suponga que deje de hacerlo al fin de los tiempos.
Jesús es el mensaje y el mensajero de Dios, el profeta y la Palabra de Dios. En él y por él todo ha quedado dicho, todo lo que Dios tenía que decirnos. Pero no todo ha quedado comprendido.
Cuando se vaya Jesús, el Padre enviará al Paráclito (el Consolador) y éste enseñará a los discípulos y les introducirá en la plenitud de la verdad.
Jesús se despide con una fórmula usual, pero que en sus labios adquiere plenitud de sentido. Jesús no da la paz como la gente, ni tan siquiera la paz que la gente puede dar. Jesús da su paz, y él mismo es la verdadera paz. Se entrega a sí mismo cuando da la paz, y consigo entrega al mismo Dios, porque él y el Padre son uno (Jn 10,30).
La ausencia de Jesús es para inaugurar un nuevo modo de presencia en los que crean en él. Por tanto, debemos ser animosos y no tener miedo: el Señor está con nosotros, a nuestro lado. Por la fe habita en nuestros corazones,y si le amamos y guardamos su palabra lo encontraremos también en el prójimo.
EUCARISTÍA 1986, 22




5. VISION/A 
Comentario. Como el del domingo anterior, el texto de hoy pertenece al amplio diálogo entre Jesús y los suyos. Estos acaban de formular a Jesús la siguiente pregunta: ¿Por qué te vas a dar a conocer sólo a nosotros y no a los demás? Es decir: ver a Jesús, conocer a Jesús, ¿es una cuestión de selectividad? ¿Jesús sólo se deja ver por los que él quiere, excluyendo a todos los demás? En la primera parte de la respuesta (vs. 23-24) se niega rotundamente que ver a Jesús sea fruto de una selección hecha por Jesús. Verá a JESÚS todo aquel que esté en condiciones de poder verlo. Y esto sólo se consigue amándole. Es una experiencia antropológica: el amor nos abre al otro, nos permite descubrirlo.
Sólo quien ama a otro está en condiciones de verlo realmente, de percibir quién es y lo que dice. (Palabra en cuanto expresión del ser; percibir mejor que guardar). Toda percepción-comprensión requiere necesariamente una pre-comprensión. Y en el ámbito interpersonal esta no es otra que el amor.
Este amor a Jesús nos abre a un mundo insospechado de relaciones. Nos abre al fantástico mundo de Dios. Hace, a su vez, que Dios se nos abra, se nos acerque, entre en nosotros. ¡Qué delirio! Y de su mano iremos descubriendo la insondable persona de Jesús, sus palabras. Y sentiremos, al fin, paz, La paz. Arrobadora, inebriante, sedante, sublime. Y con ella, por fin, la felicidad.
¡Vete, sí! Pero espera: ¡Gracias! Porque sabemos que Dios es también amor.
DABAR 1983, 27




Según el versículo 27 Jesús deja a los suyos la paz como un regalo de despedida. El hecho en sí indica ya que la palabra ha de entenderse en un sentido pleno y singularmente importante, como don y como promesa que abarca cuanto Jesús reserva a la fe. En el lenguaje bíblico el concepto de paz (hebr: shalom; gr. eirene) comprende un campo tan amplio y vario, que no puede reducirse a una fórmula unitaria. El significado básico de la palabra hebrea shalom "es bienestar y, desde luego, con una clara preponderancia del lado físico" (G. von Rad). Se trata de un estado de cosas positivo, que no sólo incluye la ausencia de la guerra y de la enemistad personal -ésta es el requisito previo, para la shalom-, sino que comprende además la prosperidad, la alegría, el éxito en la vida, las circunstancias felices y la salud entendida en sentido religioso. En su palabra de salud los hombres de Israel y del próximo oriente siguen hasta el día de hoy deseándose la paz, shalom. En la aclamación al rey se dice: "Que los montes mantengan la paz (shalom; otros traducen: salud, bienestar) para el pueblo; las colinas, la justicia. Que él dé a los humildes sus derechos, libere a los hijos de los pobres, reprima al opresor. Viva tanto tiempo como duren el sol y la lluvia sobre el césped, como los chubascos que riegan las tierras. Que en sus días florezca la justicia y la plenitud de la paz (shalom) hasta que deje de brillar la luna" (/Sal/071/072/02-07).
La paz aparece aquí, como en la conocida poesía mesiánica de Is 11,1-11, casi como un estado cósmico de seguridad exterior, prosperidad, fecundidad y bienestar general, como una gran reconciliación de la sociedad humana y la naturaleza. No hay duda de que la era mesiánica, el tiempo futuro de salvación será una época de paz universal. También dentro en este sentido ha de entenderse el mensaje angélico al nacer el niño Mesías, según el evangelio de Lucas: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres, objeto de su amor" (Lc 2,14).
Con la aparición del Mesías empieza el verdadero tiempo de paz escatológica. La paz no se entiende, por tanto, sólo como una realidad interna, como paz del corazón, si bien este aspecto es importante según aquello que dice Pablo: "Y la paz de Dios, que está por encima de todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Flp. 4,7). La amplitud del concepto paz va, pues, desde el saludo cotidiano de "¡todo bien!" hasta la paz y salvación del hombre y del mundo entero. En el fondo late la idea de que en definitiva la paz es un don divino en todos los órdenes.
En el Nuevo Testamento, que también aquí recoge y desarrolla el pensamiento veterotestamentario, la paz va vinculada al mensaje cristiano de salvación, al evangelio. Sorprende, por los demás que Jesús personalmente haya empleado raras veces el vocablo "paz". Más aún, a él se debe esta palabra: "No creáis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada" (/Mt/10/34; /Lc/12/51); palabra que posiblemente se endereza contra un lenguaje superficial y falso acerca de la paz (cf. /Jr/06/14); "Curan a la ligera la herida de mi pueblo, diciendo: "¡Paz, paz!", pero ¿dónde está la paz?). Así pues, no se puede tomar el concepto de paz en una forma negligente o superficial. Sin embargo, los discípulos en su trabajo misionero deben ir al encuentro de la gente con su saludo de paz (Mt 10,13). Cuanto más fuerte es la conciencia de la Iglesia primitiva de que con Jesús de Nazaret ha irrumpido la salvación mesiánica, tanto más convencida se muestra de que la paz escatológica ha sido ya otorgada con la fe (cf. Rom 5,1ss). En la carta a los Efesios (/Ef/02/14), que está ya muy próxima a la concepción joánica, se encuentra la fórmula: "Pues él es nuestra paz" (se refiere a Jesucristo).
Formalmente la afirmación joánica enlaza con el saludo de paz habitual y cotidiano, pero va mucho más allá. Se piensa en la paz como don escatológico, como promesa de salvación y de vida. "La paz os dejo" entra aquí en un sentido definitivo; se trata del bien escatológico por excelencia, que Jesús no puede dar más a los suyos; pero quien entiende lo que en ese don se oculta, tampoco deseará nada más.
Si todavía se añade: "Mi paz os doy", se subraya, una vez más, que esta paz, por su índole, adquiere contenido a través de Jesús. El don de la paz pertenece también al donante y no cabe separarlo de la persona de Jesús. En tal sentido, la paz es primariamente, y ante todo, un don del resucitado (cf. 20,19.21.26), donde claramente se indica que el perdón de los pecados queda implicado en esta paz). En este mismo contexto habla el resucitado. Finalmente, en la noción de paz se evoca la presencia del mundo nuevo, que es dado a la comunidad con el propio Jesús.
Esa paz de Jesús está en oposición con la paz "como el mundo la da". Descubrimos aquí de nuevo la distancia que separa a Jesús y sus discípulos, de un lado, y el mundo del otro. Ciertamente que también el mundo tiene su paz; tiene su propia manera de hacer la paz y de garantizarla, si es necesario con la fuerza de las armas, y hasta le incumbe la tarea constante de preocuparse por la paz y de implantarla. Mas esa paz es radicalmente distinta de la paz de Jesús, pertenece a un campo diferente. Pero es gracias a Jesús que la paz, que no es de este mundo, está presente en ese mundo. Y ciertamente que el lugar de esa nueva paz es sobre todo la comunidad cristiana, por cuanto que es el espacio de la presencia de Cristo; es decir, en la medida en que se deja definir por la palabra de Jesús. Al respecto se siente en oposición a un mundo que se le enfrenta hostilmente. Por lo mismo su paz nunca deja de ser combatida. Su exhortación a no dejarse turbar y a no acobardarse, es siempre necesaria, porque la paz, como Jesús la ha prometido, no conduce a la gran vivencia triunfalista frente al mundo. Ni la fe ni la comunión de los creyentes viven en una zona libre de tormentas; permanecen expuestas al conflicto con el mundo; y no desde luego aunque crean, sino precisamente porque creen. Pese a lo cual existe la posibilidad de que la promesa de paz de Jesús se realice y verifique justo en medio de esa permanente agitación, en medio de todos los asaltos y peligros. (...)
La partida de Jesús no era sólo su retirada del escenario del mundo y de la historia, sino su regreso a Dios. Y ese su retorno ha empezado ya con la pascua; tiene además como consecuencia la constante venida de Jesús a su comunidad. Dicho en forma general: para la comunidad postpascual Jesús ocupa en cierto modo un doble lugar: está presente en la comunidad por medio del Espíritu Paráclito y por su palabra, y está también junto al Padre, junto a Dios. Ambas cosas no se excluyen, sino que son elementos complementarios; más aún, la ida de Jesús al Padre es justamente la condición para su presencia permanente en la comunidad.
EL NT Y SU MENSAJE
EL EVANG. SEGUN S. JUAN
HERDER BARCELONA 1979.Pág. 128s.




"Si alguien me ama...". Cuando los sondeos tratan de reflejar la realidad de la Iglesia, emplean el lenguaje de las cifras, y las estadísticas cuentan el número de "practicantes", de quienes creen en la doctrina "tradicional", de quienes aceptan los comportamientos auspiciados por la autoridad... Pero nosotros, los creyentes, sabemos que la Iglesia es algo muy distinto. Y es que nadie podrá encerrar en fórmulas la originalidad de nuestra fe. La fe no es una práctica, un comportamiento o una doctrina.
"Si alguien me ama...". ¿Quién, sino el poeta, podrá expresar el sentido de la fe? "Si alguien me ama...". Nadie conoce a Dios si no experimenta, seducido y asombrado, el sofoco del enamoramiento. Todo es cuestión de amor. ¿Cómo es, entonces, que hay tantos cristianos que tratan a Dios a la manera del mundo: como un objeto útil cuando se tiene necesidad de él, y que se rechaza cuando resulta inservible?" ¿Por qué razón vas a manifestarte a nosotros y no al mundo?". ¿Cómo podemos pasarnos la vida inventando contratos con Dios? ¿Cómo va a ser nuestra religión como la conciben los hombres: como un asunto de deberes y obligaciones? "Si alguien me ama...". ¡He aquí la originalidad de los cristianos! Ser discípulo significa, ante todo, referirse a otro, sentir la fascinación producida por el hecho de que Dios hace todo lo posible por hacernos compartir su vida, llegando al extremo de dejarse clavar en un madero...
"Si alguien me ama, mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos nuestra morada en él". Dios ha elegido, para siempre, vivir en el corazón que ama. ¡Ahí es donde hay que buscar y encontrar a Dios!
DIOS CADA DIA
SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL
CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL
SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 185




8.
Jesús está con sus discípulos. No hay ningún extraño. Judas ha salido para llevar a cabo sus planes de muerte (13,31). Según Juan, la muerte es símbolo del amor. ¿Qué amor es éste? El del Padre al Hijo y el del Hijo al Padre (14,8-14). Esta mutua relación pertenece a la misma esencia y se llama Espíritu. El Espíritu pertenece al orden del ser y no del pensar. Es la realidad propia del Padre y del Hijo.
La mediación humana de esta realidad divina es Jesús. Quien se pone de su parte, está dentro de esta realidad (v. 23), es decir, vive dentro del Espíritu del Padre y del Hijo. Es un Espíritu vital, personal, santo. Es un Espíritu crítico con el orden presente (16,8-11) y defensor del orden ausente, el orden del amor. Este es el orden que Jesús ha ofrecido como alternativa a nuestros órdenes (es decir: desórdenes). Es la paz. Un nuevo vocablo que coincide fonéticamente (sólo fonéticamente; cf. v. 27) con nuestra paz.
La marcha de Jesús no puede ser motivo de tristeza, porque él va a volver. Pero esto no significa aquí -como en los sinópticos- "al final de los tiempos", sino que se habla del Espíritu, o sea, de la realidad propia del Padre y del Hijo. Por eso, la marcha de Jesús (=su muerte) debe ser motivo de alegría. Esa marcha significa volver conjuntamente con el Padre, teniendo este retorno una potencialidad mayor: el señorío del Espíritu. Esto ya ha sucedido y seguirá sucediendo. ¿Tenemos la predisposición (=fe) suficiente para experimentarlo?
EUCARISTÍA 1995, 24




9.
Texto. Continuación del domingo pasado, en la sobremesa, pues, de la cena de Pascua, con Jesús y sus discípulos como comensales.
Víspera consciente del paso de este mundo al Padre. Y, en efecto, Padre y discípulos son las referencias personales de Jesús. El Padre como fuente de su vida pasada, los discípulos como proyección en el futuro de esa su vida pasada. El resultado es una terna: Padre-Hijo-Discípulos (en el cuarto evangelio sinónimo de creyentes). A través de ella discurre una misma realidad que se transmite: del Padre a Jesús: de Jesús a los discípulos; de los discípulos entre sí. Esta realidad tiene un nombre: amor.
Cuatro veces aparece como sustantivo y seis como verbo. Constituye el dato central del texto de hoy. Ella colma las expectativas de gozo de los discípulos (v. 11); ella crea niveles nuevos de relación (vs. 13-15).
Comentario. El texto está presidido por el mismo tono de insistencia que caracterizaba al del domingo pasado. Permaneced.
De nuevo, pues, se esconde entre líneas la preocupación de que, al faltar Jesús, llegue a faltar también algo tan valioso como raro. ¿No son acaso valiosas las cosas por ser raras, es decir, poco corrientes? Pues ni más ni menos ésta es la encomienda de Jesús a sus discípulos: la moneda no corriente del amor, hasta dar la vida por los demás.
¿Los demás? El término resulta incorrecto cuando la savia que corre es la que corría por Jesús. "A vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer".
La afirmación es imponente. Haz la prueba de detenerte en ella. ¿Podemos acaso conocer quién y cómo es el Padre? ¿Conocer no es acaso una forma de apoderarse de lo conocido? ¿Podemos acaso apoderarnos de Dios? ¡La frase es realmente imponente!. Pero, por lo visto, amar al estilo de Jesús hace posibles unos niveles de relación que escapan a toda racionalización.
Termino con la misma recomendación de estos domingos últimos. Valdría la pena que te tomases ahora unos minutos de tiempo para leer sin prisa Jn. 15, 9-17.
A. BENITO
DABAR 1988, 28




10.
Nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos El texto de hoy es continuación del del domingo pasado. Ya no se refiere a la comparación de la vid y los sarmientos, pero continúa la misma reflexión sobre las relaciones del cristiano con Jesús, la comunión de vida que eso crea, y el fruto que de ello se deriva.
El centro es el amor. Los discípulos han sido introducidos en el mismo círculo de amor que hay entre el Padre y Jesús, y son llamados a vivir en este mismo amor. Eso se notará en "guardar los mandamientos", es decir, en seguir la palabra y el ejemplo de Jesús, que ha amado hasta la muerte. Ciertamente este proyecto de vida no es fácil, pero el discípulo lo podrá vivir precisamente porque vive del amor de Jesús y de Dios (y eso se traduce en ser "amigo" y no "siervo": la llamada a amar hasta la muerte no es una "obligación", sino una "convicción compartida"). Y así el discípulo vive la misma alegría que Jesús, a la vez que se sabe escogido personalmente por Jesús para continuar su obra, bajo la protección del Padre.
JOSEP LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1994, 7


viernes, 22 de abril de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO V DOMINGO TIEMPO PASCUAL CICLO C - 24 ABRIL 2016

LES DOY UN MANDAMIENTO QUE SE AMEN UNOS A OTROS.
  


ORACION COLECTA

Señor, Tu que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por Nuestro Señor. Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 14,21b-27

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

SALMO RESPONSORIAL (144)

Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis 21,1-5a

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.».

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 13,31-33a.34-35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros; como yo los he amado, ámense también entre ustedes. La señal por la que conocerán todos que son discípulos míos será que se amen unos a otros.».

COMENTARIO

"Ahora es glorificado el Hijo del Hombre...": La glorificación de Jesús en el evangelio de Juan está indisolublemente unida a la muerte. El "ahora" nos indica que esta glorificación ha empezado ya con el lavatorio de los pies antes de la cena, simbolizando la próxima muerte sacrificial de Jesús; y con la salida de Judas se ha puesto en marcha el mecanismo que conducirá a Jesús hacia la cruz. "... también Dios lo glorificará en sí mismo": Paso del presente al futuro para referirse a la glorificación en su aspecto de regreso al Padre.
Fijémonos que aquí Juan utiliza la expresión "Hijo del Hombre"; es la única vez que la utiliza en esta parte del evangelio denominada el libro de la Gloria. Es un título que utilizan los evangelios sinópticos en los anuncios de los sufrimientos de la Pasión, y que al mismo tiempo nos recuerda la figura del juez glorioso del fin del mundo. Con todo, parece que en Juan el título de Hijo del hombre es idéntico al de Hijo de Dios. -"Hijos míos...": La expresión nos sitúa en un ambiente familiar. Jesús comprende la pena de sus discípulos y se despide emocionadamente de ellos.
 Les habla como un padre que va a morir, y hace testamento. No desdice de la cena pascual (en el caso que lo fuera la cena de despedida de Jesús). Pero todavía encaja más en el contexto de discurso de despedida. -"Les doy un  mandamiento nuevo": Mientras que en los evangelios sinópticos -en la última cena- nos presentan claramente una nueva alianza, aquí debemos descubrirlo de forma indirecta. El dar un mandamiento que será signo de identidad para los discípulos, nos indica claramente que es una alianza. Una alianza nueva.
Por tanto, la novedad del mandamiento no debemos buscarla en contraste con el mismo mandamiento en el Antiguo Testamento, como si allá pidiese sólo un amor dentro de Israel, mientras que aquí nos indicara su alcance universal. La idea de un amor universal a todos los hombres no es joánica: el evangelista piensa en un amor entre los que creen en Jesús. El mandamiento es nuevo porque es la estipulación de una nueva alianza. -"Que se amen unos a otros como yo los he amado":
El mandamiento nuevo no es simplemente una exigencia legal del pueblo de la nueva alianza, sino que es un don que ha recibido. Jesús es la fuente del amor de la que deben vivir los discípulos. Y la presencia de este amor de los cristianos en medio del mundo es una presencia de Jesús.
Una presencia ante la cual el mundo debe abrir los ojos a la luz, tal como lo ha tenido que hacer ante el mismo Jesús.
 El amor, pues, que Jesús nos deja en herencia ha de ser nuestro distintivo, la señal en la que debemos ser reconocidos como discípulos suyos. El bautismo y la confesión expresa de una misma fe no son una señal inequívoca. Lo que importa es la práctica de la fraternidad.

PLEGARIA UNIVERSAL

El amor debe ser el único motor de nuestra vida, amor a Dios y amor al prójimo. Pidamos a aquel que es el Amor que nos ayude a crecer en la caridad hacia los demás. Respondemos: Que seamos fieles a tu amor.

1.-  Por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes, para que, echando profundas raíces en Dios que es Amor, den frutos de santidad para gloria de Dios y bien de la Iglesia. Que seamos fieles a tu amor.

2.- Por las personas consagradas;  para que, fieles a sus carismas, transparenten la luz de Dios tan necesaria para este mundo. Que seamos fieles a tu amor.

3.- Por los gobernantes, para que el motor de sus decisiones sea el amor. Que seamos fieles a tu amor.

4.- Por los enfermos y necesitados, para que en su debilidad sientan la fuerza extraordinaria del amor de Dios. Que seamos fieles a tu amor.

Señor, Padre nuestro, el mundo está necesitado a tu Amor has que de nuestros corazones broten frutos acordes al Amor que Tu nos tienes. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Oh Dios, que por el admirable trueque de este sacrificio nos haces participes de tu divinidad, concédenos que nuestra vida sea manifestación y testimonio de eta verdad que conocemos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Ven, Señor, en ayuda de tu pueblo, y ya que nos has iniciado en los misterios de tu Reino, haz que abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos, ya desde ahora, la novedad de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes: 1Pe. 5,  5b-14;   Sal  88; Mc.  16, 15-20.
Martes: Hch. 14, 19-28; Sal 144; Jn. 14, 27-31ª.
Miércoles: Is. 6, 1-8; Sal 116; Cor. 4, 1-5.
Jueves: Hch.  15,  7-21;   Sal 95;  Jn.  15, 9-11.
Viernes: Hch. 15, 22-31 ; Sal  56; Jn. 15, 12-17.
Sábado: Hch.  16, 1-10;  Sal 99; Jn.   15, 18-21.
Domingo: Hch. 15, 1-2.22-29; Sal 66; Ap. 21, 10-14.22-23; Jn. 14, 23-29.



COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 13, 31-33a. 34-35

1. Texto. Los vs. 31-32 son el comentario de Jesús a raíz de la salida de Judas de la sala donde se encuentra él con los suyos; los vs. 33-35 recogen la última voluntad de Jesús. El comentario está basado en el verbo glorificar. Se repite cinco veces en poco más de tres líneas. Tres de ellas en pasiva y referidas al presente; dos en activa y referidas al futuro. Las personas involucradas son Jesús y Dios. En el presente el protagonismo lo tiene Jesús, cuya glorificación repercute en Dios. En el futuro, en cambio, el protagonismo lo tendrá Dios, cuya acción repercutirá en Jesús en correspondencia recíproca a lo que Jesús había hecho antes por él. Así pues, Jesús glorifica a Dios en el presente y Dios glorificará a Jesús en el futuro.
¿Qué significa el verbo glorificar y en qué sentido Jesús es glorificado y glorifica a Dios en el momento en el que Judas abandona la sala? Los vs. 33-35 recogen la última voluntad de Jesús. Esta voluntad viene calificada como mandamiento nuevo. Nuevo es término correlativo. Si un mandamiento es calificado de nuevo tiene que serlo por suplantar a otro, al que convierte en viejo o antiguo. ¿A qué mandamiento suplanta la última voluntad de Jesús?
Comentario. Glorificar a una persona es reconocer lo que cada persona tiene de encomiable, ser glorificado es ponerse de manifiesto lo que alguien tiene de encomiable. Con la marcha de Judas empieza a ponerse de manifiesto que lo que Jesús tiene de más encomiable es el amor. El amor supremo consiste en dar la vida por los amigos (Jn. 15, 13). Saliendo Judas de la sala empieza Jesús a morir, su muerte empieza a ser realidad. En el cuarto Evangelio la cruz es el lugar por antonomasia de revelación de Jesús y de Dios. En la cruz se pone de manifiesto quién y qué es Dios. En la cruz descubrimos que Dios es amor (1 Jn. 4, 8). A su vez, la cruz no puede ser el final de quien revela a Dios. No puede serlo por la sencilla razón de que la muerte no puede surgir de la vida, y Dios es vida.
La última voluntad de Jesús está en consonancia con lo que Jesús es y ha practicado. Lo tradicional y esperado hubiera sido una invitación a cumplir la Ley de Dios. La última voluntad de Jesús cambia esa invitación por la de amarse los unos a los otros. En este cambio, más que en el contenido en sí, está la novedad. Este cambio comporta una mentalidad y un talante nuevos. Todo es muy distinto cuando lo que se hace se hace porque se ama y no porque está mandado. El creyente en Jesús se distingue porque ama, no porque cumple. Cumplir es distintivo humano; amar lo es cristiano.
ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 24



2. Judas sale resueltamente del cenáculo para consumar la traición. Ha sonado la "hora" de Jesús, la de su exaltación en la cruz, la de su gloria y la de la gloria del Padre. Porque es la hora del amor en el momento preciso, en el momento en que va a ser traicionado. Entonces se verá quién es el Hijo del Hombre y quién es Dios para los hombres. Se revelará que Jesús es el Señor y que Dios es amor.
El Padre, glorificado por la obediencia y en la obediencia del Hijo, glorificará a su Hijo levantándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha. Revisará la sentencia y mostrará así que el ajusticiado es el justo. Y en todo el mundo se proclamará la gloria del que ha amado hasta el colmo, hasta dar su vida por los enemigos.
Pero esta hora de la glorificación es también la hora de las despedidas. Jesús comprende la pena de sus discípulos y se despide emocionadamente de ellos. Les habla como un padre que va a morir, y hace testamento.
El testamento de Jesús, su verdadera herencia, es el mandamiento nuevo: "Que os améis unos a otros como yo os he amado". Jesús confirmó el mandamiento del amor al prójimo, ya conocido en el AT, lo amplió para que cupiera en él incluso el amor al enemigo y lo destacó entre todos los mandamientos como la plenitud y perfección de la Ley. En este contexto, Jesús entiende el mandamiento del amor como un amor entre hermanos. Quiere que sus discípulos se amen porque él los ha amado y como él los ha amado, hasta la locura. El amor, pues, que Jesús nos deja en herencia ha de ser nuestro distintivo, la señal en la que debemos ser reconocidos como discípulos suyos. El bautismo y la confesión expresa de una misma fe no son una señal inequívoca. Lo que importa es la praxis de la fraternidad.
EUCARISTÍA 1989, 19



3. El Señor que está a punto de partir deja a los discípulos su herencia. Los discípulos deberán superar la nueva situación. El seguimiento de Jesús se realizará en el amor al prójimo. Hay un dato importante. La medida del amor: como Yo os he amado. El amor de Jesús a los hombres no es la realización de un ideal humano altruista ni un elevado comportamiento ético, sino un amor a la voluntad del Padre.
La fe en Dios sólo es posible en el amor al prójimo. Amar al prójimo no se identifica con la fe pero es una consecuencia de la fe en Jesús que revela la voluntad del Padre. Este amor de los discípulos será motivo de discriminación. La incredulidad conoce como medida del amor el propio interés. Los discípulos de Jesús se interesan por los demás y por su forma de actuar se distinguen del "mundo".
La gloria de Dios se manifiesta en la donación total. La cruz es el signo del amor de Dios al mundo. La imagen teológica de lavar los pies a los discípulos es la contraseña de la vida cristiana.
En la primera carta, Juan desarrolla este tema. Los discípulos deben hacer llegar al mundo la luz de la palabra por medio del amor.
PERE FRANQUESA
MISA DOMINICAL 1986, 9


miércoles, 13 de abril de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO IV DOMINGO PASCUA CICLO C - 17 ABRIL 2016

“MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ”



ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo, concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor, que vie y reina contigo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13,14.43-52

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, saben que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio.
Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

SALMO RESPONSORIAL (99)

Somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,  
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo, y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

«El Señor es bueno, su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del  libro  del  Apocalipsis 7,9.14b-17

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara las lágrimas de sus ojos.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 10,27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la  mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.».

COMENTARIO

Escuchamos hablar a Cristo, cerrando los ojos por unos minutos. Quiere llegar una voz hasta nosotros, no solo por encima de los ruidos de la vida, sino sobre los rumores de nuestro corazón un tanto malvados o vacíos. Inmediatamente ante de su afirmación llena de cariño, “mis ovejas me escuchan”. Jesús había pronunciado unas palabras duras contra los judíos en una conversión bastante tensa: “Si eres el Mesías, dilo claramente. Se los he dicho, pero no me creen”. Si lo hubiera dicho en un clima pasional de una discusión, podrían haber sido mal interpretadas: pero lo decía con todos sus hechos: “Mis obras lo atestiguan”. Jesús nos habla ahora con las palabras del evangelio, pero sigue hablándonos con sus actos y con su mismo ser de Hijo de Dios. Todos pueden verlo y oírlo; basta con abrir el evangelio; sin embargo, muchos se quedan ciegos y sordos. Entonces es que hay un problema serio de audición. San Juan nos dice que no son ni los “signos” (los milagros) ni las palabras las que hacen que nos adhiramos  profundamente a Jesús. Se necesita una especie de virginidad del ojo y del oído, la libertad del espíritu, la disponibilidad del corazón. Venir a él con ideas ya hechas, con sentimientos duros, puede hacer del lector del evangelio un vidente ciego y un oyente sordo. Sólo los que están bien dispuestos reciben el choc de esta personalidad; sólo ellos oyen de veras esta voz. Sabemos hasta qué punto es necesario estar atentos a la gracia de atracción hacia Cristo para explotar esta gracia. Este doble trabajo interior nos convierte en “ovejas que escuchan su voz”.  Entonces los signos se hacen claros y su palabra nos abre a la fe. Sabemos escucharle porque somos “para él”. Al escuchar su voz, oímos otra voz, la del Padre: “El Padre y yo somos una sola cosa”. Esta afirmación, que va irritar a los judíos  nos arroja una audición asombra: cuando habla Jesús, llega a nosotros la voz misma del Padre. La carta a los Hebreos nos lo dice: “En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo, por quien había creado lo mundos”. No olvidar nunca esta cosa tan segura: en las palabras de Jesús vibran la verdad de Dios y el cariño de Dios. ¿Y sus exigencias?. También  pero. Entonces, Jesús es la voz de este amor, podemos recibir esas exigencias como formando parte del mismo mensaje de amor. Escuchar a Dios es sin duda alguna comprometerse en caminos difíciles, pero que van a la vida: “Mis ovejas obedecen mi voz, me siguen y yo les  doy la vida eterna”.

PLEGARIA UNIVERSAL

Por medio del Buen Pastor, presentamos a nuestro Padre del Cielo nuestras necesidades. Respondemos: Guía a tu pueblo, Señor.

1.- Por el Papa para que Dios Padre la fortalezca y asista en estos momentos ilumine sus decisiones y lo lleve a buen puerto con sus obras. Guía a tu pueblo, Señor.

2.-  Por los Obispos y sacerdotes, para que trabajen en la unidad de la Iglesia viviendo con santidad, siendo imagen  fiel del Buen Pastor Misericordioso. Guía a tu pueblo, Señor.

3.- Por todos aquellos que han visto nacer en su espíritu la vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, para que Dios Todopoderoso les ayude en su camino y escuche nuestras oraciones en esta jornada. Guía a tu pueblo, Señor.

4.-  Por la Consolidación de las vocaciones nativas en los países de misión y para que no falte jamás nuestra oración y nuestra ayuda para quienes se educan en el nombre de Jesús. Guía a tu pueblo, Señor.

Padre, atiende con generosidad estas suplicas que tu pueblo, ovejas de tu rebaño, te presenta. Te lo pedimos por Jesucristo, el Buen Pastor, nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que la celebración de estos misterios pascuales nos llene siempre de alegría y que la actualización repetida de nuestra redención sea para nosotros fuente de gozo incesante. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Pastor bueno, vela con solicitud sobre nosotros y haz que el rebaño adquirido por la sangre de tu Hijo pueda gozar eternamente de las verdes praderas de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 18: Hch.  11,  1-18;  Sal 41;  Jn. 10,   11-18.
Martes 19: Hch. 11, 19-26; Sal 86; Jn. 10,  22-30.
Miércoles 20: Hch. 12, 24—13, 5; Sal 66; Jn.12, 44-50.
Jueves 21: Hch. 13, 13-25; Sal  88; Jn. 13, 16-20.
Viernes 22: Hch.   13,   26-33; Sal  2; Jn.   14, 1-6.
Sábado 23: Hch. 13,  44-52; Sal 97;  Jn.  14, 7-14.
Domingo 24 :  Hch. 14, 21b-27; Sal 144; Ap. 21, 1-5ª; Jn. 13, 31-33ª.34-35.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 10, 27-30

1.- Texto. A finales de diciembre los judíos celebraban en Jerusalén la fiesta de la purificación del templo en conmemoración del restablecimiento del culto llevado a cabo por Judas Macabeo a raíz de su victoria sobre el rey de Siria Antíoco IV Epífanes en el s. II a. de C. En términos de la historiografía contemporánea ese restablecimiento significaba que había sido echado fuera el baldón de los gentiles (1 Macabeos 4, 58). Para un judío, gentiles son las personas no judías.
Esta conmemoración es la ocasión y el marco elegidos por el autor del cuarto evangelio para el tenso diálogo entre Jesús y los judíos al que pertenece el texto de hoy. Jesús acaba de decir a los judíos que ellos no son ovejas de su rebaño. Habla, por contraposición, de sus ovejas, a las que conoce y que le siguen; a las que da vida eterna y que nadie se las puede quitar, porque nadie se las puede quitar a Dios, que es quien las ha confiado y con quien actúa en total coordinación y sintonía.
Resumiendo: Superando un marco particularista y restrictivo, el texto nos abre una perspectiva universal, donde ya no hay baldón gentil.
Comentario. Tal vez el riesgo mayor para el texto de hoy sea el leerlo fuera de contexto. Leído en él el texto está en la línea universalista de las dos primeras lecturas de Hechos y de Apocalipsis. Su autor nos habla de ovejas sin distinción de raza y de Jesús como pastor de todas ellas. La imagen que en el Antiguo Testamento simbolizaba las relaciones entre Dios y los judíos, simboliza ahora en el Nuevo las relaciones entre Jesús y todas las gentes del mundo.
No es cuestión de uniformidad universal o de proselitismo sino de sensibilidad universal. Es cierto que a estas sensibilidad no se llega sólo desde la dimensión religiosa, pero es cierto también que esta dimensión confiere consistencia y espontaneidad a esa sensibilidad, ya que incorpora a Dios Padre como referente emotivo válido para todos. Si todos los hombres tenemos un mismo Padre, tiene ciertamente razón de ser y viabilidad una sensibilidad común en todos los humanos.
Leído en su contexto, el texto tiene un innegable tono polémico. J/LEY: Se trata de la contraposición de dos concepciones religiosas, de dos tipos de mediación para llegar a Dios. Para llegar a Dios los judíos ponían la mediación en la Ley de Dios; para llegar a Dios el cuarto evangelista pone la mediación en Jesús. La posición judía es ejemplar en el sentido de que es prototipo representativo. En cuanto a vivencia religiosa los católicos somos bastantes más judíos de lo que pensamos.
ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 23



2. Contexto. Empieza leyendo Juan 10, 22. Se trata de la fiesta de la Dedicación del Templo en recuerdo de la autoafirmación nacional judía después de la humillación de Antioco IV el sirio, unos cientos cincuenta años atrás. Ambiente mitad religioso, mitad laico. En cualquier caso, ambiente de fiesta, de esperanza, de apuesta por un futuro libre (en tiempos de Jesús Israel estaba bajo el dominio de Roma). Jesús parece ser una personalidad clave de cara a ese futuro de libertad. Es lógica la expectación en torno a su persona.
Texto. Forma parte de la respuesta que Jesús da a los judíos sobre sí mismo, sobre el papel que desempeña. Este es el de pastor. Habla de las relaciones entre él y sus ovejas. Destaca dos aspectos en esas relaciones: la compenetración mutua y la seguridad de que gozan las ovejas. Da, por último, la razón de esa seguridad.
Sería conveniente introducir un cambio en el texto litúrgico. La primera parte del v. 29 dice así: Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos. Esta versión está basada en algunos códices. Hay, sin embargo, otros y más importantes que dicen lo siguiente: Lo que el Padre me ha dado es lo más importante. Prefiero esta segunda versión, que es la que seguiré en el comentario.
Comentario. El pastor y la ovejas es una imagen clásica en la literatura bíblica. Muchos profetas se sirvieron de ella cuando quisieron hablar de las relaciones entre Dios y su Pueblo. Es una imagen espontánea en una economía agrícola y ganadera. Recoge en sí muchas horas de soledad y de observación, de intemperie y de dureza, de solicitud y de ternura. Tal vez por eso es una imagen capaz de romanticismo. Porque a través de ella sólo habla el largo esfuerzo del amor. Las ovejas son lo más importante que tengo, las conozco y les doy una vida que dura siempre. ¡Qué cantidades de sacrificio y de desvelos! ¡Y de inconfesable alegría y paz! Dentro del pastor. ¿Y en las ovejas? Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen. Ignorando lo que las ovejas enseñan al pastor, alguien tal vez hable de gregarismo. Por mi parte prefiero hablar de simpatía (en la más estricta etimología de la palabra) y de compenetración.
Por último, una apuesta de futuro: No perecerán jamás y nadie me las arrebatará. Una apuesta capaz de generar en las ovejas certeza y seguridad, esas sin las que la vida es un infierno, no aquellas que producen seres inmóviles y orgullosos. ¿La fuente de esta apuesta? La compenetración entre Jesús y el Padre. Yo y el Padre somos uno. El hontanar del Padre. Brazo que no falla. Roca sólida e inquebrantable. Puesto que lo más importante que este Padre ha dado a su Hijo somos nosotros, ¿qué sentido tiene el miedo y la inseguridad?
DABAR 1986, 25



3. El evangelio de hoy es de los que se prestan a fáciles extrapolaciones. Vamos, pues, a situarlo dentro del marco literario en que Juan lo ha colocado. Este marco es de naturaleza judicial. La autoridad religiosa judía ha abierto una investigación para examinar el caso del ex-ciego de nacimiento (Jn. 9). El veredicto ha condenado a este hombre a no ser discípulo de Moisés (Jn. 9, 34). En realidad el condenado es Jesús. Por eso es Jesús en persona quien hace su aparición al final del cap. 9. Pero ahora los papeles se cambian y es Jesús quien dicta sentencia contra la autoridad judía (Jn. 9, 39-41).
En el cap. 10 Jesús fundamenta y razona el veredicto. La parábola del buen pastor no es pues una imagen idílica, sino la fundamentación judicial de un veredicto contra la autoridad judía.
Jesús basa su veredicto en el cap. 34 de Ezequiel. El profeta comienza denunciando a los jefes de Israel como a falsos pastores del rebaño de Dios. Con su proceder injusto han destrozado el rebaño. Por eso Dios lo destituye de su cargo y El en persona toma la guía, reúne las ovejas dispersas y restablece con ellas una relación de mutua confianza. Estos son los elementos que recoge Juan, introduciendo la equiparación Yahvéh-Jesús. En esta equiparación radica precisamente el escándalo de los judíos. (Jn. 10, 24-26. 33). Jesús toma la guía, reúne a las ovejas, crea un clima abierto de mutua confianza y de vida imperecedera (vs.27-28). Es decir, Jesús asume el puesto que tenía Yahvéh en el capítulo 34 de Ezequiel.
Pero Jesús no es un usurpador que quiera desbancar a Dios (cierta corriente socio-psicológica así lo interpreta; cfr. Erich Fromm. El dogma de Cristo, Edit. Paidós, Buenos Aires). No, Jesús no es un usurpador; es el Hijo que vive en íntima relación con el Padre, y este Padre es la razón última de su vida y de su fuerza (vs. 29-30).
DABAR 1977, 31



4. He aquí una expresión típica de Juan: "vida eterna". Nótese que ésta es la vida que Jesús, el Pastor, da a cuantos creen en él y le siguen. Por tanto, la vida que se recibe ya por la fe. Juan escribe su evangelio para que, creyendo en Jesús, tengamos vida eterna. Quiere decir todo esto que Juan entiende la "vida eterna" como algo que se inicia ya en este mundo. El polo opuesto de la vida eterna que comienza con la fe es la "muerte eterna", que comienza con la incredulidad. No que todo se decida en un momento dado, aunque hay que decir que todo se decide en la fe o en la incredulidad. Ahora mismo y todos los días, al confrontar nuestra existencia con el Evangelio.
Jesús está convencido de que nada ni nadie puede apartar de sus brazos a los que son "suyos" y a los que él ama. Por eso, cuantos creen en Jesús tienen su vida eterna guardada en las mejores manos y no morirán para siempre. Porque Jesús y el Padre son uno.
La mejor respuesta a esta seguridad de Jesús es la confianza que Pablo expresa en estas palabras: "Pues estoy completamente convencido de que ni la vida ni la muerte, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas, ni lo alto ni lo bajo, en fin, ninguna criatura podrá separarnos del amor que Dios nos tiene en Jesucristo nuestro Señor" (Rom 8, 38). No quiere decir esto que el cristiano puede estar seguro de tener fe, sino que la fe misma es seguridad en Dios. Porque no tenemos a Dios a buen recaudo, sino que es él el que nos tiene con fuerza y el que inspira en nosotros una confianza sin límites.
EUCARISTÍA 1992, 23



5 Para entender este texto hay que recordar que en el fondo es una respuesta a la pregunta que los judíos dirigían a Jesús: ¿eres tú el Cristo, el Mesías? Han sido muchas las imágenes con que se ha presentado al Mesías. En todas ellas hay un elemento común que las caracteriza: la relación particular entre Dios y su pueblo.
Dios ha investido a su Mesías de autoridad a fin de que libere y reine sobre su pueblo. Los judíos han concretado esta misión en un reino de la categoría y estirpe de David. En el discurso sobre el pastor Jesús insiste y se revela como Mesías pero en una forma inesperada. Se define como el buen pastor en contraposición a los jefes de Israel. En el fondo esta afirmación está en la línea bíblica según la cual sólo Yahvé es el pastor de Israel. Más tarde se promete al pueblo disperso que Yahvé volverá a reunir a su rebaño y le dará un pastor: su siervo David, el Mesías.
Esta afirmación viene relacionada desde tres puntos de vista con el Mesías político; conocimiento mutuo: las ovejas no siguen a un extraño; don de la vida eterna: así se anuncia la salvación; unidad con el Padre: es la respuesta a la pregunta sobre si él era el Mesías.
El evangelista no ha buscado demostrar la mesianidad de Jesús desde su procedencia genealógica de David, ni ha demostrado su divinidad por medio de los milagros. La declaración de la filiación divina suena así: Dios ha amado a Jesús antes de la creación del mundo porque le ha dado su gloria.
La imagen del pastor era muy expresiva para los hebreos. Hoy suscita reacción y perplejidad. Nadie acepta formar parte de un rebaño. Al hombre moderno no le gustan estos conceptos. Hay que cambiar imágenes pero hay que mantener el contenido.
P. FRANQUESA
MISA DOMINICAL 1986, 9