viernes, 26 de enero de 2018

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO IV T.O. CICLO B - 28 ENERO 2018

JESUCRISTO, HIJO DE DIOS


ORACION COLECTA

Dios nuestro, que te complaces en habitar en los corazones rectos y sencillos, concédenos la gracia de vivir de tal manera que encuentres en nosotros una morada digna de tu agrado. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Deuteronomio 18, 15-20

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: "No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir.".
El Señor me respondió: "Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá.”».

SALMO RESPONSORIAL (94)

Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan su corazón.».

Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R.

Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guíaR.

Ojalá escuchen hoy su voz: «No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 32-35

Hermanos: Quiero que se ahorren preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.
Les digo todo esto para su bien, no para ponerse una trampa, sino para inducirse a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 21-28

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaúm, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?. Sé quién eres: el Santo de Dios.».
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.».
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto?. Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.».  Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

COMENTARIO

 ¡Es curioso! Asisten a un exorcismo muy especial y sin embargo, según Marcos, lo que impresiona a la gente no es la acción de Jesús, sino su enseñanza. En este caso, la curación sólo intenta reforzar la autoridad con que Jesús habla. ¡Nadie ha visto nunca nada semejante! El asombro les viene no por este exorcismo que ha tenido éxito, sino que tiemblan antes un hombre que puede hablar con una autoridad tan poderosa. Poderosa y hasta extraña, algo totalmente nuevo. De este modo quedan ligadas fuertemente entre sí tres palabras: enseñanza, autoridad y novedad: “¿Qué significa? Un nuevo modo de enseñar, con autoridad”. No se nos dice nada de esta enseñanza porque lo importante para Marcos es dirigir nuestra atención hacia aquel que enseña: “Pero ¿quién es este hombre?”. Marcos, nos invita a trabajar conocimiento con Jesús sin decirnos demasiado pronto: “Es el Hijo de Dios”. Nos pide que tengamos un poco de paciencia en nuestra aproximación a Jesús si queremos vivir ese momento de luz en que nos veremos transformados, quemados, enloquecidos y dichosos porque al fin las palabras gritará su sentido: Jesús es realmente el Hijo de Dios. Los escribas, interpretaban los mandamientos y exponían las verdades de la Escritura, pero no arriesgaban sentencia u opinión personal si no estaba avalada por los textos sagrados y las enseñanzas de los maestros más acreditados. Pero, aquí vemos a, Jesús que habla como quien tiene autoridad, pues es consciente de que en él y en su mensaje la Ley y los Profetas adquieren plenitud de sentido. Él es el Hijo a quien el Padre le ha entregado todas las cosas (Mt 11, 27). Por eso su palabra es poderosa para ordenar a los demonios y someterlos a su voluntad (v. 27)
Marcos es un sensibilizador, lento, prudente. Elimina las pistas falsas, hace callar a los que podrían engañarnos. Sé quién eres, dice el demonio de Cafarnaúm ¡El Santo de Dios! ¡Cállate!, le dice Jesús. Cállate, porque sabes más de lo que yo soy y es demasiado pronto para decirlo.
La educación familiar tiene éxito, los catecismos son buenos, las lecturas del evangelio son fecundas cuando todo esto sensibiliza poco a poco para este descubrimiento un hombre,   Jesús es Dios.
¿Por qué esta insistencia en este necesario cuerpo a cuerpo con estas seis palabras que lo dicen todo: “Jesús es el Hijo de Dios”? Las palabras que vamos a escuchar, los gestos que vamos a contemplar son una enseñanza absolutamente única sobre Dios y sobre nosotros porque Jesús es el Hijo de Dios.
Lo que enseña Jesús lleva entonces la marca de una novedad absoluta que no añade nada, precisamente porque es “otra cosa”, otro mundo de pensamiento y de conducta. Jesús hace nacer así un mundo nuevo, porque cuando él habla es Dios el que habla y el que libera en nosotros un ser nuevo. “¡Sal de ese hombre”!.
Ordena Jesús con una autoridad asombrosa. ¡Que salgan de nosotros esas maneras de pensar que nos paralizan! Por fin, hay alguien que libra nuestro corazón y nuestra vida.

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos, oremos a Dios que nos permite escuchar su palabra en su Iglesia, y reconociéndonos parte viva de ella, digamos:

1.- Para que la Iglesia hable siempre en nombre de Dios y todos puedan acoger con corazón abierto la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Para que cuantos han consagrado su vida a Dios y al anuncio del evangelio permanezcan fieles a su vocación siendo testigos creíbles del amor de Dios. Roguemos al Señor.

3.- Para que todos los cristianos, guiados por el Espíritu Santo podamos traducir en actitudes concretas de vida la Palabra de Dios y la anunciemos con autoridad. Roguemos al Señor.

4.- Para que Jesús, que vino a darnos la vida abundante de Dios, de la vida eterna a los que han muerto. Roguemos al Señor.

Oh Dios, tu palabra siempre es eficaz y salvadora, escucha nuestras suplicas y haz que ella se grabe en nuestros corazones y transforme nuestras vidas a semejanza de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Que esta ofrenda nos purifique y renueve, Señor y sea causa de recompensa eterna para quienes cumplen tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.


ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Saciados con el pan del cielo, te pedimos, Padre, la gracia de desear siempre este alimento que nos da la vida verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 29: 2S 15, 13-14.30; 16, 5-13ª; Mc 5, 1-20.
Martes 30: 2S 18, 9-10.14b.24-25ª.30-19,3; Sal 85; Mc 5, 21-43.
Miércoles 31: 2S 24, 2.9-17; Sal 31, Mc 6, 1-6.
Jueves 01: 1R 2, 1-4.10-12; Sal: 1Cro 29, 10-12; Mc 6, 7-13.
Viernes 02: Mal 3, 1-4 (o bien: Hb 2, 14-18); Sal 23; Lc 2, 22-40.
Sábado 03: 1R 3, 4-13; Sal 118; Mc 6, 30-34.
Domingo 04: Jb 7, 1-4.6-7; Sal 146; 1Co 9, 16-19.22-23; Mc 1, 29-39.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 1, 21-28
Par.: Lc 4, 31-37

1. J/AUTORIDAD. EN ÉL Y EN SU MENSAJE LA LEY Y LOS PROFETAS ADQUIEREN PLENITUD DE SENTIDO.
Una vez escuchada la lectura de la Escritura, todos tenían derecho a tomar la palabra, no sólo los escribas. Jesús no es un escriba, un clérigo, un hombre de estudios (cf. Jn 7, 15; Mc 6, 2). Los escribas, más juristas que teólogos, interpretaban los mandamientos y exponían las verdades de la Escritura, pero no arriesgaban sentencia u opinión personal si no estaba avalada por los textos sagrados y las enseñanzas de los maestros más acreditados. En cambio, Jesús habla como quien tiene autoridad, porque es consciente de que en él y en su mensaje la Ley y los Profetas adquieren plenitud de sentido. Él es el Hijo a quien el Padre le ha entregado todas las cosas (Mt 11, 27). Por eso su palabra es poderosa para ordenar a los demonios y someterlos a su voluntad (v. 27), para perdonar los pecados que sólo Dios puede perdonar (2, 10), para curar enfermos y resucitar a los muertos. Por eso habla con autoridad y dispone de la Ley: "Habéis oído que se dijo... pero yo os digo" (Mt 5, 21ss; cf. Mt 7, 29).
Jesús no rechaza el título de "Santo de Dios"; pero impone silencio al espíritu inmundo porque no ha llegado el momento de manifestarse públicamente como Mesías y, sobre todo, porque no admite sobre él ninguna influencia. El nombre de Jesús, lo que él es, sólo deben pronunciarlo aquellos que reconocen su autoridad y la confiesan en la obediencia de la fe. Según la concepción religiosa popular, el conocimiento del nombre y su pronunciación ejercía un dominio mágico sobre la persona que lo llevaba. Esta concepción subyace en nuestro texto, en el que la autoridad de Jesús se opone abiertamente al poder de los demonios y los vence.
Eucaristía 1982/07



2. - La gente distinguía perfectamente a Jesús de los escribas. Estos no hacían más que interpretar la doctrina de los profetas anteriores. Jesús, por el contrario, se presenta como auténtico profeta, investido de un poder que le viene de Dios.
J/SATANAS: Aquí también es donde nos encontramos por primera vez frente al caso de un "endemoniado". ¿Qué postura adopta Jesús a la creencia popular en los demonios? Las enfermedades mentales, sobre todo la epilepsia, suscitan en el primitivo un horror más fuerte que cualquier otra enfermedad: el comportamiento del enfermo mental y del epiléptico da a entender que en él ha entrado otra persona, o sea que está "poseído". El autor de esta "posesión" es considerado como un espíritu del mal.
Y así el horror aumenta, creando un comportamiento de defensa y de hostilidad que lleva a ver en el enfermo un ser execrable que hay que "alejar" con golpes y torturas de toda clase.
¿Es necesario admitir la existencia real de estos malignos espíritus? Está claro que el núcleo fundamental del relato evangélico no es la existencia o la inexistencia de los espíritus malignos, sino el comportamiento de Jesús frente a ese hecho, tal como era visto e interpretado por sus contemporáneos.
El Dios único de las religiones monoteístas, en su absolutez y trascendencia, no aparece de ninguna manera vinculado a los reales o posibles seres suprahumanos sometidos a su suprema autoridad. Estos seres podrían no existir sin que por ello la existencia de Dios único se ponga en cuestión. La relatividad de estos seres y también su "contingencia" (podrán no existir) es subrayada en el comportamiento de Jesús frente a los posesos: En los evangelios sinópticos y en los Hechos de los Apóstoles los demonios son arrojados con el poder de Dios y no con métodos mágicos, o sea con un exorcismo dirigido a un espíritu o con el recurso a medios materiales.
J/ENFERMEDADJ/LIBERADOR: Jesús posee el poder del reino de Dios: éste lleva consigo no solo el anuncio de una liberación futura, sino que impulsa al evangelizador a realizar, desde el principio, obras liberadoras a favor del hombre. El venía a liberar al hombre del pecado; pero también el mal físico, la enfermedad, pertenece a la esfera del pecado, o sea de las cosas no queridas por Dios. Dios quiere el bienestar total del hombre. ¿Cómo podría, pues, un evangelizador contentarse con el solo anuncio del reino de Dios, sin "realizar" obras de liberación del hombre? En todo caso, el contenido "religioso" de todo esto no es la existencia de los demonios, sino la necesidad de luchar, en nombre del Evangelio, contra todo aquello que oprime, que "posee" al hombre. Jesús, aun a pesar de su condición divina, no dejaba de ser un hombre normal; y, como tal, no estaba en posesión de toda la ciencia humana. Y así no habría que exigirle que superara la "interpretación cultural" que su generación daba al hecho de que el hombre está "poseído" por algo que le oprime. Lo que realmente formaba parte intrínseca del mensaje evangélico era la urgencia de luchar contra todo tipo de "posesión" del hombre, fuere cual fuere la interpretación cultural que de este hecho vaya dando cada generación.
Comentarios a la Biblia Litúrgica Nt, Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 1117



3.- "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?" (Evangelio). Jesús ha venido a liberar al hombre de toda esclavitud, a retornarlo a sí mismo. Porque es "el Santo de Dios" no se desentiende de la humanidad cautiva. No sólo predica la Buena Nueva de Dios, sino que es la Buena Nueva en acción: ha venido a destruir "toda soberanía, autoridad o poder" (cf /1Co/15/25). Enfermedades físicas, psíquicas, poderes militares, civiles y religiosos que agobian y dominan a los hombres; en lugar de servirlos van contra el designio de Dios y acaban vencidos. Hasta el último enemigo -la Muerte- será destruido. (El domingo próximo volveremos sobre ello).
"¿Qué es eso?" (Evangelio). La actuación de Jesús no deja indiferente y la gente se interroga sobre su autoridad (exousia), la novedad de su doctrina y el dominio sobre los espíritus inmundos y opresores. Interroguémonos también nosotros:
a) el mensaje que anunciamos (la doctrina): ¿aparecemos como los anunciadores de la Buena Nueva de Dios, testimonios de su benignidad y humanidad, que siempre espera y abre rendijas de esperanza, incluso más allá de toda esperanza, o bien como los representantes de una doctrina humana, como los guardianes de una moral tradicional, que desconfía de la libertad de los hombres, de su crecimiento y su expansión, que les constriñe y avasalla?;
b) la autoridad con que lo hacemos: nuestras palabras, ¿se imponen por sí mismas, con la fuerza y la humanidad de Dios?; como él, ¿hablan al corazón del hombre y hacen que resplandezca su verdad incluso cuando son duras y exigentes?;
c) el sentido de toda nuestra acción y toda nuestra vida, ¿empujamos hacia arriba, hacia el crecimiento de la libertad y la plenitud del hombre, o damos la impresión de poseer una autoridad superior, dominadora, que se impone, que quiere tener a los hombres y a los pueblos bajo tutela, y aspira a hacerse un nombre?
J. Totosaus, Misa Dominical 1991/03



-Una enseñanza nueva y llena de autoridad
Hemos leído los primeros hechos de Jesús. Se trata seguramente de un material tradicional, de recuerdos que circulaban por la comunidad. Pero Marcos no se limita a recoger y a unificar los actos dispersos; nos ofrece algunas claves para interpretar su profundo sentido y responder al interrogante central. Por eso conviene que repasemos el texto en busca de esas claves. El primer elemento que hay que conservar es la reacción de la gente, de esa gente que ante lo que está viendo se plantea la cuestión: ¿qué significa todo esto? La gente se da cuenta de que Jesús enseña con autoridad (no como los escribas) y de que su enseñanza es nueva.
NOVEDAD/NUEVO: "Nuevo" no significa aquí simplemente algo que nunca se había dicho ni se había oído en otra parte. No se trata simplemente de una novedad cronológica. ¡Resultan tan monótonas ciertas novedades cronológicas! Se trata de la novedad escatológica, de la novedad de Dios, de una novedad cualitativa: algo que te regenera, que te renueva y rejuvenece. Quizás lo hayas oído ya alguna vez, pero ahora te hace descubrir que eres viejo y te da nuevas energías y te purifica. Novedad indica ciertamente "ruptura", discontinuidad con lo que precede, con lo que dicen los demás, con lo que eres. Pero ruptura no significa algo extraño. La llamada de Dios es nueva, sorprendente, inesperada; pero después de haberla oído, la encuentras dentro de ti; era lo que estabas esperando, quizás sin saberlo siquiera...
Porque hay también una novedad que es extraña y ajena; pero entonces ¿para qué sirve? Marcos recogerá más tarde este tema de la novedad; tenemos que fijarnos en él y no perderlo de vista. En el fondo se trata del mismo motivo cristológico fundamental: Jesús está en continuidad-discontinuidad con la historia de los hombres.
La enseñanza de los escribas (los teólogos, los biblistas y los juristas de la época) sacaban su propia autoridad de las Escrituras y de la tradición de los antiguos, o bien se hacía aceptar remitiendo a la autoridad de algún maestro célebre; su autoridad no residía en la enseñanza misma.
Pero no era así la palabra de Jesús: era un anuncio que llevaba consigo su propia fuerza, clara y transparente; un anuncio que te pone frente a tus contradicciones, con una evidencia que te penetra y te desconcierta. No remite a otra cosa.
Frente a ella no hay que pensar en pruebas o falta de pruebas. Si te pones a buscar pruebas, es que no te rindes ante la luz. Si se te ofrece alguna prueba, ¿de qué serviría? La pondrías en discusión.
Más aún, la enseñanza de Jesús es autoritaria, porque no es solamente palabra, sino gesto. Es una palabra poderosa que libera y que cura.
Bruno Maggioni, El Relato De Marcos, Edic. Paulinas/Madrid 1981.Pág. 43 Ss.



El evangelio de Marcos no está agrupado por temas como el de Mateo; va poniendo los episodios uno tras otro, sin ningún orden al parecer.
Pero el desorden en realidad es sólo aparente; un análisis atento hace descubrir en muchas páginas una lógica muy hábil. Por ahora nos contentaremos sólo con una observación: esta primera serie de episodios (que llega hasta 3, 6) tiene como motivo de organización una indicación geográfica: Cafarnaúm y su lago.
De esta forma, la primera parte (1, 21-34) constituye una "jornada" de Jesús, una verdadera y auténtica unidad de tiempo y de lugar. Y se trata de un día de sábado, como se dice al principio y como se deja comprender al final (la gente espera que se ponga el sol, o sea, el final del descanso sabático, para llevar los enfermos a Jesús).
Tendremos por tanto que leer esta página de Marcos de un modo al mismo tiempo analítico y sintético. El análisis es indispensable y cada una de las unidades necesita su propio estudio, pero este análisis no tiene que hacernos olvidar la perspectiva de fondo, el interrogante central.
Hemos de advertir además que la verdadera y única finalidad de Marcos es la de iluminar la figura de Cristo. Nos presenta en esta página la misión de Jesús en su doble aspecto de palabra y de acción, enseñanzas y obras de salvación. No le interesa a Marcos todavía decirnos qué era lo que enseñaba Jesús; le interesa decirnos que Jesús enseñaba y actuaba. Presentándose de esta manera, Jesús se convierte en un problema para los presentes: ¿quién es éste? He aquí el interrogante central. Pero dejemos por ahora en suspenso este interrogante; conviene que antes leamos cada una de las perícopas. -En la sinagoga de Cafarnaúm
Sabemos que en la Palestina de aquella época había sinagogas o "Casas de oración" no sólo en los grandes centros, sino incluso en los pueblos y en las aldeas. Los israelitas acudían allí para la oración y para la lectura y la explicación de la ley. No sólo los escribas y los ancianos, sino cualquiera de los participantes podían ser invitados por el presidente a dirigir la palabra a los demás. Por otra parte, cualquier israelita podía pedir la palabra para intervenir. Es precisamente en una sinagoga, en la de Cafarnaúm, donde Jesús toma la palabra para enseñar. Y es también en la sinagoga donde Jesús libera a un hombre poseído del espíritu inmundo (1, 21-28). No es fácil para nosotros reconstruir la realidad de lo que sucedió.
En tiempos de Jesús estaba extendida la opinión de que los demonios estaban en el origen de cualquier enfermedad, especialmente de las diversas enfermedades mentales, cuyas manifestaciones hacían pensar que el enfermo no era ya dueño de sí mismo. No es extraño entonces que los evangelios hablen según la mentalidad de su tiempo y que el mismo Jesús, en su parte, se haya querido acomodar a ella. No debemos pretender de estas narraciones un diagnóstico médico ni una declaración especulativa sobre la naturaleza de los demonios. Reflejan más bien la lectura "teológica" que un hombre de la época -ante ciertos casos especialmente preocupantes- hacía de los hechos, llegando a la raíz de la situación, allí donde se descubre la huella del enemigo de Dios y del destructor del hombre. Es una lectura teológica que nace de un convencimiento que el evangelio parece imponer: el mal no viene solamente del hombre; detrás de sus diversas manifestaciones está el enemigo por excelencia, el destructor de la creación. El hombre bíblico es de la opinión que las cuentas sobre el mundo y sobre la historia no salen bien si sumamos solamente las fuerzas de la naturaleza, las del hombre y las de Dios; está además la fuerza del maligno.
A la luz de estas observaciones preliminares tenemos que leer nuestro episodio y otros similares. La narración no quiere presentar un caso curioso y aislado, sino más bien -a través de un caso especialmente claro- nuestra situación común de hombres caídos, sometidos a las fuerzas del mal e incapaces de entrar en comunión con Dios.
Todo lo dicho resulta todavía demasiado general. Examinemos más de cerca la narración de Marcos, señalando algunos detalles que parecen más significativos. Primer detalle: se trata de un hombre que perturba el servicio litúrgico; Jesús le manda callar secamente: "¡Cállate y sal de este hombre!"; el espíritu se ve obligado a obedecer y el hombre, libre del espíritu agitador, vuelve a su sano juicio. Los exorcismos estaban de moda y la literatura rabínica habla de ellos con frecuencia. Pero eran exorcismos largos, extraños y complicados, llenos de fórmulas y de gestos mágicos. Jesús, sin embargo, no recurre a palabras mágicas ni a ritos misteriosos, sino que se impone al espíritu impuro simplemente con una orden. De eso es de lo que se admira la gente.
Segundo detalle: hay una clara diferencia entre el modo como Jesús considera la enfermedad y cura a un enfermo y el modo como se porta Jesús con un hombre poseído por el demonio. En nuestro relato (como en todos los exorcismos del evangelio de Marcos) se respira la atmósfera de una lucha; el mismo Jesús, más adelante (3, 27), usará la imagen del hombre fuerte atado y saqueado. El endemoniado se dirige a Jesús en una actitud defensiva (se da cuenta de que ha llegado el que lo va a derrotar) e intenta, si es posible, pasar al ataque; pero luego tiene que ceder al más fuerte, aunque sea con la última manifestación de rabia y de despecho ("hizo revolcarse al hombre en el suelo, lanzando un grito tremendo, y luego salió"). Nuestro episodio (y otros parecidos que vendrán luego) son la continuación de la lucha entre el "fuerte" y el "más fuerte" que había comenzado ya en la tentación.
Y el último detalle: el diálogo entre Satanás y Jesús es probablemente un recurso de Marcos. El evangelista se aprovecha del espíritu maligno para revelarnos quién es Jesús. "Los demonios contemplan lo invisible y revelan a los lectores de Marcos la trascendencia de la personalidad de Jesús. A través del Jesús terreno ellos ven la gloria del Resucitado. ¡Se convierten así en los teólogos de Marcos!" (Cf. LEÓN ·DUFOUR-LEON, Estudios De Evangelio, Edic. Cristiandad, Madrid 1982); BRUNO MAGGIONI, El Relato de Marcos, Edic. Paulinas/Madrid 1981.Pág. 39 Ss.


miércoles, 17 de enero de 2018

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO III T.O. CICLO B - 21 ENERO 2018

HEMOS SIDO LLAMADOS TODOS


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, ordena nuestra vida según tu voluntad para que, en el nombre de tu Hijo amado, podamos dar con abundancia frutos de buenas obras. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-5. 10

En aquellos di as, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.».
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!».
Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

SALMO RESPONSORIAL (24)

Señor, enséñame tus caminos.

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29-31

Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante.
Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 14-20

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes.
Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

COMENTARIO

Vio a Simón y a su hermano Andrés y les dijo: Síganme y los haré pescadores de hombres. Inmediatamente le siguieron. Imposible leer esto sin imaginarlo. Las orillas de lago, la mirada de Jesús, su llamada, y aquel inmediatamente tantas veces repetido en Marcos y que hace de su evangelio una invitación urgente, casi ansiosa: Jesús te llama. Me dan tantas ganas de rezar para que muchos hombres y mujeres respondan a esta llamada tan misteriosa: Ven, tú, vas a ser sacerdote; ven, tú, serás religioso o religiosa. Este texto está hecho para suscitar vocaciones especiales. Hoy se nos invita a reflexionar sobre nuestras palabras y nuestros actos respecto a las “vocaciones”. Pero sería una pena no ver también en ello la llamada de Jesús a todos los cristianos.
Primera señal: Marcos concede a la llamada de los discípulos al comienzo mismo de su evangelio para demostrar que el acto inicial de Jesús fue reunir a unos hombres a su alrededor y lanzar de este modo el gran movimiento que se convertiría en la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios. Esa misma llamada continúa y nos llega hoy a nosotros. Segunda Señal: la forma esquemática de este relato de vocación. Jesús mira, llama e inmediatamente le siguen. Es válido para cualquier caso. Cuando nos cuentan en detalle la vocación de Francisco de Asís. De Teresa de Jesús, de Francisco Javier o simplemente la de un sacerdote, la admiramos desde lejos: no es para nosotros. Pero aquí sí que es para nosotros. Estamos ante el esquema típico de la llamada de Cristo y de la repuesta que debe darle cualquier cristiano.
Quizás no hayamos comprobado todavía debidamente que ser cristiano no es solamente rezar el credo, ir a misa y vivir una moral; es seguir a Cristo.
¿Vuelve usted a hablar de “vocación”?. Se trata de personas que lo dejan todo, el negocio, la casa, la familia. Yo no puedo hacerlo. “Seguir a Jesús” Tiene también otro sentido. Lo vemos cuando Jesús se dirige a toda la gente para pedirle que tenga fe en él. Seguirle es eso; sobre todo, eso.
Cuando me dice: “¡Sígueme!”, sé lo que esto significa: “¡Ama como yo he amado!”. Entonces, si quiero vivir realmente esto, tengo la obligación de “dejarlo todo” especialmente mis pensamientos ordinarios, las formas ordinarias de obrar, las que no corresponden al evangelio. Hacerlo conocer a mí alrededor, “pescar” hombres para él. ¡Comienza aquí la aventura!.
Lo mismo que para Simón, Andrés, Santiago y Juan.
Aventura intensa y luminosa: “Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en tinieblas, tendrá la luz de la vida” (Juan 8, 12).

PLEGARIA UNIVERSAL

La bondad del Padre nos ha insertado, por el bautismo en el grande proyecto de la salvación. Supliquémosle ahora para que también nos ayude a leer los acontecimientos de cada día a la luz de su providencia.

1.- Por el Papa Francisco y todo el pueblo de Dios: para que sea para todo la humanidad primicia de la redención, germen fecundo de unidad y de esperanza. Roguemos al Señor.

2.- Por los pastores de la Iglesia: para que sepan reunir en torno al Señor a toda la familia de los hijos de Dios y la sirvan humildemente con la palabra y el ejemplo. Roguemos al Señor.

3.- Por los responsables de las naciones de los organismos internacionales: para que busquen con conciencia recta lo que favorece más al progreso y no se dejen dominar por el afán del dinero y del poder. Roguemos al Señor.

4.- Por los que consagran su tiempo a aliviar los sufrimientos de los hermanos: para que en cada uno de ellos sepan reconocer la presencia y el rostro de Cristo. Roguemos al Señor.

5.- Por nosotros, reunidos en torno al altar: para que seamos constructores del reino de Dios, según los dones que cada uno haya recibido. Roguemos al Señor.

Tu sabiduría oh Padre, nos ayude a seguir tus caminos para que, en toda situación de la historia y del mundo, estemos firmemente anclamos en la esperanza que resplandece en Cristo, el Señor. Que vive contigo por los siglos de los siglos.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe con bondad nuestros dones, Señor y al santificarlos, se conviertan en causa de salvación para nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Dios todopoderoso concédenos, a los que somos vivificados por tu gracia, alegrarnos siempre con el don recibido. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 22: 1S 5, 1-7.10; Sal 88; Mc 3, 22-30.
Martes 23: 2S 6, 12b-15; 17-19; Sal 23; Mc 3,31-35.
Miércoles 24: 2S 7, 4-17; Sal 88; Mc 4, 1-20
Jueves 25: Hch 22, 3-16 (o bien: Hch 9, 1-22) Sal 116; Mc 16, 15-18.
Viernes 26: 2Tim 1, 1-8 (o bien Tt 1, 1-5) Sal 95; Lc 10, 1-9.
Sábado 27: 2S 12, 1-7ª.10-17; Sal 50; Mc 4, 35-41.
Domingo 28: Dt 18, 15-20; Sal 94, 1Co 7, 32-35; Mc 1, 21-28.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 1, 14-20
Par.: Mt 4, 18-22

SOLIDARIDAD: SOLIDARIO Y SEPARADO. SGTO/CARACTERISTICASDISCIPULO/CR-JUDIO: DISCÍPULO CRISTIANO Y DISCIPULADO RABÍNICO.

Ya sabemos que Marcos, 1, 2-20, tiene que ser considerado como un prólogo de todo el evangelio. Su finalidad no es la de indicarnos cuáles fueron los primeros episodios de Jesús, sino la de señalarnos las perspectivas generales dentro de las cuales hay que leer toda la historia de Jesús. ¿Cuáles son los elementos fundamentales de esta perspectiva? Aunque simplifiquemos un poco las cosas, podemos reducirlos a tres.
Primero: con Jesús ha llegado el Reino de Dios; hay que tomar conciencia de ello y convertirse. Este motivo comienza con el anuncio de Juan y se concreta en el anuncio de Jesús en Galilea; es éste, sobre todo, el tema del trozo que vamos a comentar.
Segundo: el Mesías no se coloca fuera de la historia de los hombres; se hace solidario de los hombres y la asume. Entra, por ejemplo, en el movimiento penitencial de su pueblo (bautismo). Se deja envolver por la lucha entre el bien y el mal que caracteriza a la historia humana (tentación). "Entrando en el dinamismo de nuestra historia, se hace solidario de nuestra humanidad" (Duquoc. Cristología 1: El hombre Jesús. Sígueme. Salamanca 1971). Esta solidaridad encuentra su cima en la muerte de cruz, pero es la ley de toda la existencia de Cristo, ya desde el principio. La historia que comienza en el bautismo es una historia que no constituye sólo un viaje hacia la cruz-resurrección, sino que saca de la cruz-resurrección toda la lógica de su desarrollo.
SOLIDARIDAD/TENTACIONES: Tercero: entre Cristo y Satán, entre el reino de Dios y el reino del mundo, existe un contraste irreductible. El Mesías es solidario con la historia, pero no con la lógica de Satanás que con frecuencia le sirve de guía: precisamente, puesto que está de parte del hombre, no acepta el pecado. Así el Mesías aparece al mismo tiempo SOLIDARIO y SEPARADO. Siempre es difícil para el cristiano encontrar la medida justa en su manera de situarse dentro de la historia. Para ello hay dos modos muy fáciles (por eso mismo su facilidad y claridad se convierten en tentaciones): el conformismo y la fuga. Pero la historia del Hijo de Dios no permite ni una cosa ni la otra: el discípulo no puede aceptar el conformismo (de esa manera ya no sería el portador de la "novedad" del reino), y tampoco puede salvar su diversidad en la fuga, evitando el conflicto (no sería ya signo de la "solidaridad" de Dios), más bien debe manifestarse a sí mismo en un esfuerzo -bastante incómodo- de "participación crítica". (...)
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CV/QUE-ES:¿Qué es lo que significa convertirse? La conversión nace ante todo como RESPUESTA a un acontecimiento (supone por tanto la fe), a esa alegre noticia que debería ensancharnos el corazón: en Jesús ha aparecido, en toda su profundidad, el amor increíble y sorprendente de Dios al hombre, a cada uno de los hombres, a todos nosotros. Ese es el acontecimiento que tengo que ACEPTAR, del que tengo que FIARME, y por el que tengo que dejarme MODELAR ("creed en la buena nueva"): eso es la conversión. No se trata de un cambio parcial, sino de una verdadera y auténtica transformación total, de un PASO (sin calcular sus consecuencias) del egoísmo al amor, de la defensa de mis privilegios a la solidaridad más radical. Es un cambio que ES IMPOSIBLE CONTENER EN LAS VIEJAS ESTRUCTURAS (personales, mentales, sociales); las rompe. Las viejas estructuras fueron creadas para servir a otro tipo de Dios y para otra visión del hombre.
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SGTO/QUE-ES: El seguimiento La breve narración que Mc pone detrás del anuncio del Reino -la llamada de los primeros discípulos (1, 16-20)- quiere ser un ejemplo concreto de conversión. No se trata de una conversión que se les proponga a los especialistas del Reino de Dios, sino simplemente de la conversión necesaria para ser cristianos. Se señalan enseguida unas cuantas estructuras fundamentales -las estructuras que definen el seguimiento- y que se pueden observar como elementos constantes en todos los textos siguientes relativos al seguimiento de Jesús.
La INICIATIVA parte de Jesús: en su invitación gratuita e inesperada, resuena la llamada de Dios frente a la que no es posible vacilar: tienes que decidirte. La existencia cristiana, más que decisión, es una respuesta. Este concepto de gratuidad no está sólo en el término "llamar" ni en la narración en sí misma, sino que aparece todavía con mayor claridad si pensamos en el contexto ambiental. Los rabinos de la época -como todos los profesores ilustres- no iban en busca de discípulos; eran los discípulos los que buscaban al maestro. En tiempos de Jesús había algunos grupos -por ejemplo, los monjes esenios- que se reunían y se alejaban del mundo para aguardar al Mesías y estar dispuestos a recibirlo; Jesús, por el contrario, llama sólo a una gente que vivía y trabajaba como los demás. La llamada de Cristo tiene una nota de URGENCIA: es la llamada del tiempo favorable (el "kairós"), el tiempo de la salvación, el plazo final. A la llamada hay que contestar enseguida; es la gran ocasión que hay que saber aprovechar.
La llamada de Cristo exige una SEPARACIÓN; este tema se irá concretando sucesivamente. De todas formas se ve ya que se trata de una separación radical. No se trata de dejar las redes o un trabajo, sino más a fondo -como irá aclarando luego el evangelio- se trata de dejar las riquezas (Mc 10, 21), de abandonar el camino del dominio y del poder, de desmantelar esa idea que nos hemos forjado nosotros mismos de Dios para defender nuestros privilegios (Mc 8, 34). Pero la llamada de Cristo, más bien que a una separación, se dirige a un SEGUIMIENTO. Esa es la razón de la separación: una libertad para un nuevo proyecto que se presenta como un proyecto a "compartir".
Y esto es lo que importa: seguir significa recorrer el camino del maestro, realizar sus gestos preferidos (preferir a quienes los hombres marginan, pero a los que Dios ama: preferirlos no porque importen sólo ellos, sino precisamente porque los hemos marginado nosotros). Podría parecer éste un proyecto de muerte, pero es de vida, es el ciento por uno. Podría parecer un proyecto imposible, pero todo es posible para el milagro de Dios (10, 27). Podría parecer un proyecto para unos pocos, para gente selecta, pero es para todos, para justos y para pecadores: Jesús no se encuentra con el hombre (para dirigirle su invitación) en una esfera particularmente religiosa o privilegiada de algún modo, sino en la orilla del lago, en donde vive verdaderamente el hombre, en la vida cotidiana.
Y sobre todo quedará claro que seguir significa "servir", dar la vida "en rendición", lo mismo que el Hijo de Dios, que se solidariza con los hombres y asume todas nuestras responsabilidades. No tomó distancia frente a nosotros, sino que se sintió afectado por todo lo nuestro, como el pariente que paga la fianza para obtener la libertad de sus hermanos. Así pues, es el término "seguir" el que caracteriza al discípulo, no el término "aprender".
Esto es significativo: en primer plano no está la doctrina, sino una persona y un proyecto de existencia. Podremos captar con más precisión esta originalidad del seguimiento evangélico si comparamos al alumnado de Jesús con el alumnado de los rabinos. En el seguimiento evangélico el hecho esencial es la persona de Jesús; únicamente él es el que da forma y contenido a la relación con los discípulos. En el alumnado rabínico es la doctrina lo que ocupa el primer puesto: el discípulo se une al rabino porque busca su doctrina, quiere posesionarse de ella y convertirse también él en maestro: renuncia a muchas cosas para hacer vida común con el rabino, pero en último análisis es siempre para aprender la ley. El discípulo evangélico, por su parte, renuncia para seguir a Jesús y compartir su destino; ser discípulo es una condición permanente.
En conclusión: el tema del seguimiento nos lleva al centro de la fe cristiana (así al menos lo pensaban las primeras comunidades) y esto nos invita a una comprobación.
Hay quienes creen en Dios y en una doctrina religiosa, pero muchas veces no se trata, en substancia, del Dios que se ha revelado en JC; puede incluso tratarse de un Dios mágico, construido para que resuelva nuestros conflictos y nuestras ansiedades. De todas formas es una fe que no se mide en concreto según el proyecto mesiánico del evangelio; también los fariseos eran creyentes y adoraban a Dios, pero rechazaron el camino de Jesús; se imaginaban que Dios iba por caminos distintos.
Hay quienes viven en la lógica de la cruz sin ver en ella el rostro de Dios. No son aún los hombres del seguimiento. Hoy se habla de discípulos "anónimos". Esto es verdad, pero a Marcos le gustaría que se llegara más allá.
Finalmente, hay quienes viven la lógica de la cruz y descubren en ella el rostro de Dios. Esos son los hombres del seguimiento de Jesús.
Bruno Maggioni, El Relato de Marcos, Edic. Paulinas/Madrid 198.Págs. 29-36



2. - No comentaremos aquí los primeros versículos (14-15) de este pasaje: son un resumen de Mt 4, 12-17 (primer ciclo de este domingo), en donde Jesús aparece a la vez como continuador del Bta y como renovador: se convierte en rabino itinerante sin esperar a que las multitudes vengan hasta El.
Será la segunda parte del relato la que merezca nuestra atención, a)Mateo (4, 18-22) y Marcos (1, 16-20) coinciden al referir la vocación de los primeros discípulos, mientras que Lc la asocia con el relato de una pesca milagrosa (Lc 5, 1-11). Los dos primeros evangelistas, en efecto, se interesan más por la calidad de las personas llamadas por Jesús, mientras que Lc se atiene más a su función apostólica y a su impacto escatológico. Hay que subrayar en primer término el contexto humano de la "vocación" de los discípulos: son hermanos, conciudadanos, relacionados entre sí por intereses comunes en el plano profesional (cf. Lc 5, 1-11) y originarios de la misma región que Jesús. La vocación no es tan sólo sobrenatural: el llamamiento de Dios se puede leer también en el plano terrestre.
Pero no por eso deja de ser la vocación fundamentalmente iniciativa del Maestro: los pescadores serán los mensajeros del juicio de Dios (Jr 16, 16; cf Am 4, 2; Ha 1, 14-15). El llamamiento de Jesús es imperativo, como para subrayar su poder, y los discípulos corresponden a él sin dilación, porque el reino es tan inminente que cualquier retraso sería mortal.
Por otra parte, los evangelistas han dispuesto los textos de tal forma que a la instantaneidad del llamamiento corresponde la inmediatez de la correspondencia de los discípulos. En realidad, estuvieron mucho tiempo titubeando y no abandonaron definitivamente su profesión hasta después de la resurrección (Jn 21, 1). Agrupando así los acontecimientos en un solo episodio, los evangelistas reflejan lo esencial de su contenido, es decir, la capacidad del llamamiento de Dios, una vez que se le ha conocido, para movilizar todas las energías del hombre y la autoridad con que Jesús elige a los suyos.
La forma en que Jesús llama "tras ÉL" a sus discípulos (v. 17) es característica del nuevo estilo que el joven rabí quiere imponer a los suyos. No convoca a su alrededor, como lo hacían los rabinos y los jefes de la escuela de su tiempo, sino tras Él. No es, pues, un Maestro que haga pensar, sentado en su cátedra y reuniendo auditores fervientes a sus pies, sino un rabino caminante que marcha incesantemente para ir al más pobre y al más alejado y que exige a sus discípulos no tanto oídos ávidos y miradas entusiastas como aliento para andar y fuerza para encontrar al otro, con todo lo que puede tener de irreducible. La evangelización no se trata de círculos más o menos cerrados, construidos sobre un pensamiento común en torno a un maestro común; ha salido de ella misma en busca del otro, precisamente de ese otro al que no se le ocurriría participar en un círculo y compartir las concepciones de un maestro.
c)La última parte del evangelio (vv. 21-22) describe la forma en que el joven rabino procede para dar a conocer su mensaje.
Penetra en la sinagoga y se sirve de la homilía sobre la segunda lectura del culto (cf. Lc 4, 16-37) para transmitir sus ideas. Mc por su parte, subraya ante todo en esta forma de predicación el sentido de "autoridad" que de ella se desprende (cf. Mt 7, 29; Mc 1, 27). Al comienzo de su ministerio, esta autoridad de Jesús no es todavía la del "Señor", a la que se refiere con respeto S. Pablo en 1 Co 7, 10, ni siquiera la del Hijo del hombre que se sabe a Sí mismo "vice-gerens" de Dios, como en Mc 2, 3-12, sino la del rabino que, en lugar de hacer referencia a textos de la ley o a tradiciones de escuela, como hacían los escribas, acude directamente a su juicio y a su conciencia.
Esta fidelidad de Jesús a Sí mismo en su manera de enseñar es el primer paso hacia una fidelidad más profunda: la del Hijo del hombre a quien le envía, la del Hijo de Dios a su propio Padre. Y será la fidelidad de la palabra al pensamiento que la transmite. Los apóstoles elegidos para llevar el mensaje al mundo deberán observar una fidelidad idéntica, puesto que son portadores de una palabra cuya iniciativa no les pertenece. Su autoridad se fundamenta, por tanto, en su fidelidad. Por eso, hablar de autoridad es hablar en estilo "creador" (auctor, augere). Se trata, pues, de una enseñanza dinámica que no dice necesariamente lo que hay que hacer o, sobre todo, lo que no hay que hacer, sino que invita a la creatividad y a la responsabilidad. Si se hablara más de "autoridad" en la Iglesia, los cristianos, en lugar de acogerse a textos preestablecidos, descubrirían sectores nuevos de la ética y formularían sin duda una moral que el mundo espera de ellos: la de los problemas nuevos que plantea la vida moderna: problema de la revolución de los pobres, de la no violencia, de la paz, etc.
Maertens-Frisque, Nueva Guia de la Asamblea Cristiana II, Marova Madrid 1969.Págs. 85-87

3.- Muy pocos se creyeron entonces esta noticia y muy pocos se la creen hoy. Y siempre en base a la misma constatación: todos ven que el Reino de Dios no ha llegado, porque, de lo contrario, todo sería diferente.
Efectivamente, todo sería diferente si se diera un cambio de estructuras en las personas. El cambio, ciertamente, tiene que ser de estructuras, pero de estructuras o arquetipos EN la persona. Sin él, y los acontecimientos actuales así lo demuestran, no será jamás viable el NECESARIO cambio de estructuras externas. Tenemos el marco o mundo que nosotros construimos. No nos engañemos: este mundo no la hace Dios; lo hacemos nosotros.
Y, sin embargo, el reino de Dios ha llegado ya, por más que no lo parezca. En la segunda de sus condiciones, Jesús así nos pide que lo creamos solicitando de nosotros crédito y asentimiento a su noticia. Jesús no era un iluso ni un chiflado; Jesús es el Hijo de Dios y sabe, por tanto lo que dice y por qué lo dice.
Ahí están, para confirmarlo, Simón y Andrés, Santiago y Juan. Ellos son personas concretas; pero son, sobre todo, prototipos del cambio de estructuras en las personas y del asentimiento a la noticia de Jesús. No proyectemos en ellos estructuras eclesiásticas posteriores. Representan, sencillamente lo que Jesús propone a TODOS: ser seguidores de él en el cambio y en el asentimiento. Si TODOS lo fuéramos, no existiría duda alguna de que, efectivamente, el Reino de Dios ha llegado ya.
A. Benito, Dabar 1991/11



4.- Marcos da entrada a la actuación del más fuerte anunciado por Juan una vez que éste abandona la escena violentamente. El verbo empleado en el original griego para referir la suerte de Juan es el mismo que se empleará más adelante para referir la suerte de Jesús. La actuación se inicia en Galilea con la proclamación de la Buena Noticia de Dios. Esta buena noticia se concreta luego en los siguientes términos: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. La palabra "plazo" designa el tiempo señalado para la realización de un acontecimiento. "Cumplirse el plazo" pertenece al lenguaje profético y expresa una concepción religiosa de la historia. El acontecimiento cuyo plazo se ha fijado es el reino de Dios. "Está cerca el reino de Dios".
RD/REINADO-D:¿Proximidad inmediata? ¿Realidad presente? Hoy se interpreta la frase en el sentido de una realidad que ya ha llegado pero cuya realización plena está reservada al futuro. En este sentido se prefiere emplear la expresión "reinado de Dios" para designar la situación presente inaugurada con Jesús, reservando la expresión "reino de Dios" para la culminación de esta situación en el futuro.
El reinado de Dios que ha irrumpido y que empuja hacia el reino de Dios va a determinar las posteriores palabras de Jesús: "Convertíos y creed la buena noticia". Convertirse pertenece también a la tradición profética y designa un cambio de mentalidad y de actuación. Creer la buena noticia significa darle crédito, hacerla algo propio.
Sin pausa alguna Marcos pasa de las palabras del más fuerte a la narración de sus acciones. "Pasando... vio... les dijo". Jesús es la figura dominante, el fuerte. En tono imperioso se dirige a personas desconocidas, que obedecen al punto.
-Comentario.-Hace dos domingos el mensajero Juan nos anunciaba la llegada de uno más fuerte que él que nos introduciría en una situación nueva. En el texto de hoy vemos al fuerte proclamando esa situación nueva. El tiempo está ya maduro. Con Jesús ha hecho irrupción el tiempo final de la utopía. Un tiempo en el que son posibles un nuevo modo de ser y de vivir. Lo viejo ha terminado, ha comenzado lo nuevo. Lentamente, progresivamente: porque la mentalidad y la actuación no se cambian de la noche a la mañana.
Hay hábitos demasiado arraigados, costumbres demasiado inveteradas, tanto que parecen fuerzas necesarias y naturales. De ahí la continúa necesidad de conversión en las personas.
A. Benito, Dabar 1988/12



5. EV/BN.
En su calidad de preparador del camino, Juan proclamaba un bautismo de conversión (cf. Mc 1, 4). Proclamar la buena noticia es tarea que Mc, a diferencia de Mt, reserva exclusivamente a Jesús (cf. en cambio Mt 3, 2 y 4, 17: Juan y Jesús proclaman el mismo mensaje). Empieza así Mc a poner de manifiesto en qué sentido es Jesús más poderoso que Juan y tiene un derecho que éste no tenía (cf. Mc 1, 7). LA BUENA NOTICIA DE DIOS (mejor traducción que la litúrgica EL EVANGELIO DE DIOS). Es decir, Dios como buena noticia. La expresión es tanto más llamativa cuanto que es la única vez que la emplea Mc en toda la obra. El v. 15 explica el sentido de la expresión. Dios es buena noticia porque, en la formulación de Pablo, va a ser todo en todos. Por fin, Dios va a ser reconocido y querido. Su soberanía va a ser aceptada y se va a hacer su voluntad. Dios es al fin rey del mundo (cf. Sal 047, 6-10). De Él es la tierra y cuanto la llena (cf. Sal 024, 1). Así es como el A.T. concebía el final de los tiempos. Jesús, a quien Mc ha presentado como el que está para llegar a inaugurar el final de los tiempos, este Jesús nos introduce en este final.
Por eso, convertíos y dad crédito a esta buena noticia, continúa Mc. La eterna tensión entre el ya y el todavía no.
A. Benito, Dabar 1988/11



La palabra de Dios resuena después de que Juan Bta. ha sido detenido. Juan ha sido el portavoz-preparador de la buena noticia. Su detención ¿no es ya un presagio de la suerte de Jesús? Pero la proclamación de la buena noticia no puede sufrir dilaciones y Jesús la proclama: "el reinado de Dios está ya cerca". No es ninguna institución, ningún ordenamiento jurídico, ni siquiera un concepto. Es una vida, la vida de Dios. Por eso la venida del Reino de Dios no depende en modo alguno de la actuación del hombre. Este puede esperar, buscar, recibir el Reino de Dios, pero nunca crearlo. La espera, la búsqueda, la aceptación reciben el nombre de conversión o arrepentimiento.
Esto es lo primero que Jesús pide al hombre. Lo segundo que le pide es que mantenga siempre viva la ilusión por Dios, que no deje nunca de ver el Reino de Dios como buena noticia: "creed la buena noticia". Y tercero: Jesús pide la creación de una comunidad de discípulos; pide que la vida de Dios sea vivida por los hombres en fraternidad con los demás. La conversión tiene que materializarse en la formación de comunidades cristianas. A la creación de estas comunidades dedicó Jesús todos sus esfuerzos y su actividad. La llamada de Pedro, Andrés, Santiago y Juan no es al sacerdocio, diríamos hoy (esto vendrá más tarde, Mc 3, 13-19), sino a ser comunidad cristiana que testimonie una forma de existencia tal que extraiga a los hombres del mar del egoísmo individual: "veníos conmigo y os haré pescadores de hombres". Mc 1, 16-20 no pinta una escena sociológica-psicológica, sino una escena teológica ideal. Jesús pide al cristiano radicalidad de entrega.
Dabar 1976/13



Al narrar la llamada de los primeros discípulos, Marcos no justifica, como hace Lucas (cap 5), la decisión de éstos de seguir a Jesús con el episodio de la pesca milagrosa. Ni siquiera alude al hecho de que, según Juan (1, 35ss), Simón y Andrés, desde el tiempo del Bautista, habrían acompañado a Jesús, de suerte que aquí se trataría, por así decirlo, de una segunda llamada. Nuestro evangelista quiere decir solamente cómo deben desarrollarse las cosas cuando Jesús llama a los hombres para ser discípulos: ellos tiene que obedecer sin más.
Se comprende así cómo han sido dados de lado todos los particulares relativos al tiempo, al lugar, a las circunstancias.
Sólo incidentalmente nos enteramos de que Simón y Andrés eran modestos pescadores. Los "llamados" no están de ninguna manera preparados; aún más, Jesús no busca a los hombres en una esfera particularmente religiosa, sino allá donde viven la vida de cada día. El no actúa como un rabino, ya que el rabino era, por así decirlo, escogido por el discípulo. Es él quien llama y quien crea la decisión de seguirlo, como la palabra creadora de Dios (Sal 33, 9; Is 55, 10 s). Precisamente por esto, la decisión de seguirlo es relatada como una cosa obvia, sin ninguna referencia a las objeciones que los pecadores habrían podido oponer o las dificultades que tenían que superar. Lo que se realiza, pues, es el acontecimiento de la gracia, sin que de ello se hable siquiera. Seguir a Jesús no es una decisión ética autónoma, ni una adhesión intelectual a una doctrina. Es una acción y un pensamiento nuevo que nace del acontecimiento de la gracia.
Por su parte, Jesús no discute con los discípulos como haría un rabino; y así el verbo "seguir" adquiere en sus labios un significado particular, quizá vinculado a aquellos textos del Antiguo Testamento, donde el "seguir" a Yahveh se contrapone al "seguir" a los falsos dioses (Deut 8, 19; 1 Re 18,21).
Por consiguiente, el evangelista presupone con mucha naturalidad la condición divina de Jesús. Solamente se "sigue" ciegamente a Dios. A los hombres, incluso a los inevitables responsables de la propia comunidad cristiana, no se les "sigue": son ellos los que tienen que atender a un servicio, en alguna forma postulado por la propia comunidad. Una cierta "obediencia ciega", exigida a veces por ciertos pastores, tiene en el fondo algo de sacrílega, ya que implica una rivalidad con Dios. Y es Jesús el único que es Dios: los demás responsables de la comunidad son "ministros", servidores de los demás.
En todo caso, el evangelista subraya algo que va a presentar frecuentemente su evangelio: la resurrección de Jesús supone primariamente su presencia en medio de la comunidad. Es él el único que puede seguir llamando. Los responsables de la comunidad no pueden convertirse en sucedáneos del Resucitado, relegándolo al puro honor de los altares.
Comentarios a la Biblia Liturgica Nt, Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 1115



8.- Herodes Antipas (año 4 a.C. -39 d. C), uno de los tres hijos de Herodes el Grande, hizo arrojar en la cárcel a Juan el Bautista (cfr.: 6, 17-29). De esta manera se prometía una mayor tranquilidad entre el pueblo judío, pero pronto se quedó perplejo, pues apareció Jesús en público. Naturalmente, Jesús no se limitó a seguir la actividad del Bautista, sino que entre uno y otro se dio una ruptura. Y no sólo por un cambio de escenario.
Por supuesto, la actividad de Jesús cambia de lugar, cambia exteriormente, Juan había desarrollado su labor en un desierto de Judea -en un lugar fijo y determinado, al que la gente tuvo que acudir-; Jesús, sin embargo, se hizo al camino en Galilea -al camino hacia los hombres-, en una comarca, de la que el historiador Flavio Josefo dijo que era una tierra, a lo largo del lago de Genesaret, llena de belleza, de naturaleza admirable. No es el desierto con su sequedad y sus temperaturas extremas lo que constituye el medio vital de Jesús, sino una fructífera tierra habitada, con sus aguas, su hierba (Mc 6, 39) y sus lugares sombreados.
Aún hubo otra cosa que en Jesús fue diferente; no dejó que los hombres fueran a él, sino que fue él quien se dirigió a ellos; se puso en camino hacia ellos para anunciarles el Evangelio, es decir, la buena noticia de Dios: "El tiempo se ha cumplido; el reino de Dios está cerca".
KAIROS/CRONOS: "Se ha cumplido el plazo", "ha sonado la hora", "ha llegado el tiempo"... La lengua griega tiene dos palabras para el término "tiempo"; por un lado, CRONOS; por el otro, KAIROS. El primero es el tiempo que pasa; el segundo es el momento, el instante (por ejemplo, el momento de la cosecha -12,20 o de la recogida de los higos -11,13-). Este segundo es el que emplea Marcos aquí. Por tanto, lo que Jesús anuncia es: Ha llegado el momento decisivo; no hay motivo para esperar a otro momento, porque el reinado de Dios ha comenzado ya (el reinado de Dios está aquí). Esta llamada tenía para los contemporáneos de Jesús un eco bíblico: eran conocidas las palabras de Isaías (52, 7-9). Y desde entonces, además, el deseo del pueblo judío de que Dios sea su rey nunca se había apagado. Aún más, se obviaría siempre todo aquello que pudiera impedir al creyente reconocer a Dios como su único rey (Sof 3, 14 s): Si viniera Dios de una vez y nos hiciera experimentar su reinado... En el marco de esta esperanza anuncia Jesús que el reino de Dios está ahí.
El resto de lo que Jesús hizo por Galilea no le interesó a Marcos. Sólo le preocupó lo importante. Y puesto que por mucho tiempo los cristianos fueron una "cosa pequeña" y una excepción (no se trató de una expansión como la de otras grandes religiones), a Marcos le preocupa constatar la vida, la existencia de los creyentes, de las comunidades (que, por otra parte, incluso en el año 70 d. C son también algo excepcional).
Las comunidades de discípulos de Jesús comienzan a existir en el preciso momento, en ese mismo momento, en que llama a las dos parejas de hermanos Simón y Andrés, Santiago y Juan. Las primeras comunidades cristianas tienen en definitiva un solo motivo de existencia: la palabra de Jesús.
Eucaristía 1988/06



9.- Aproximadamente al empezar el verano del año 28, cuando Juan Bautista había sido reducido al silencio de la cárcel, Jesús levanta la voz para anunciar la buena Noticia. También Jesús, lo mismo que su precursor, hace una llamada a la penitencia, tanto más apremiante cuanto más inminente era ya el reino de Dios; en realidad, este reino comienza con la venida de Jesús al mundo, pues no es otra cosa que el cumplimiento de toda la voluntad de Dios por Jesucristo, su enviado.
La proclamación del reinado de Dios pone al hombre en responsabilidad, le sitúa ante la decisión; el que quiera entrar en este reinado ha de cambiar la mente y el corazón, ha de escuchar a Jesucristo y creer lo que él anuncia. Esto es hacer penitencia. El que no hace penitencia no puede entrar en el reino de Dios.
La llamada de Jesús es urgente y exige una respuesta sin componendas, un seguimiento sin condiciones. Habrá que dejarlo todo si es preciso.
Simón, Andrés y Juan procedían del círculo de los discípulos del Bautista y habían reconocido a Jesús como Mesías (Jn 1, 35-42).
Así que la llamada de Jesús y la invitación a seguirle no pudo sorprenderles demasiado. En realidad ya le habían acompañado y habían sido testigos de su primer milagro, de su primera "señal", en unas bodas celebradas en Caná de Galilea. Después volverían a sus ocupaciones habituales hasta este momento en el que Jesús los llama de nuevo para que le sigan a todas partes de un modo permanente y como discípulos suyos.
Estos discípulos no han sido llamados solamente al reino de Dios, sino también a ser los testigos privilegiados de la vida pública de Jesús y a anunciarlo después por todo el mundo. Ellos serán los heraldos del reino, los pregoneros. Conviene que los heraldos tengan los pies ligeros y estén dispuestos a dejarlo todo: la casa, los parientes, el propio oficio..., pues han de ir a todas partes y han de ir de prisa. Deberán acostumbrarse ya desde ahora a la vida de Jesús, que no tiene donde reposar su cabeza. Sólo cuando el "pregón" sea escuchado y aparezcan las comunidades cristianas, será preciso profundizar en él, será necesario la enseñanza. Entonces, los que sirvan a la palabra de Dios en estas comunidades adoptarán otros géneros de vida.
Eucaristía 1985/05



10.- Comenzamos hoy la lectura continua del evangelio de Marcos. Y la comenzamos con los primeros pasos de la predicación de Jesús, después de los acontecimientos introductorios (predicación de Juan, bautismo, tentaciones).
Los relatos de Marcos que vamos a leer en estos domingos hasta la Cuaresma son un continuo fluir de hechos que caen uno sobre otro pisándose los talones, en los que, con un frescor y una inmediatez que sólo se hallan en este evangelista, vemos a Jesús lanzado a actuar, "haciendo el bien y curando a todos los vejados por el diablo: por cuanto Dios estaba con él" (Hch 10,38): Marcos muestra cómo la aparición de JC representa la destrucción del diablo, del mal, de todo lo que oprime la vida concreta de los hombres. Y toda esta actividad de Jesús será la proclamación "en acto" de las palabras de síntesis que hoy encabezan el evangelio: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia".
RD/EV/BN: En esta frase-resumen de la predicación de Jesús está concentrado un gran sentido que vale la pena recordar. "El Reino de Dios" es la expresión que había llegado a formular la esperanza del judaísmo: la esperanza del momento en que Dios mismo tomaría en sus manos la dirección del pueblo y de toda la historia, sin intermediarios, y que esto sería el único medio de asegurar que ningún mal podría tocar a los fieles; por eso, la gran proclamación de júbilo de los profetas y de los salmos de después del exilio consistía en anunciar "Yahvé reina!". Y la otra palabra clave es "Buena Nueva" (en griego "Evangelio"): esta expresión aparece por primera vez en el segundo Isaías, para indicar la "gran noticia" del retorno de los exiliados a Jerusalén, precedidos por Dios, que reinará en medio de ellos (Is 52,7); el retorno del exilio fue una experiencia de esto: la gran noticia de que Dios reina, la gran noticia de que el mal desaparece.
Y es esto lo que viene anunciar JC: que, definitivamente, la gran noticia de Dios presente en medio de los hombres para liberarlos ya es una realidad; y que por tanto hay que cambiar de manera de pensar y de vivir (=tener ganas de ser liberado; y vivir de acuerdo con esta liberación). Y Jesucristo, para proclamar todo esto, empieza reuniendo un grupo de gente que quiera ir con él y empaparse de esta doctrina (segunda parte del evangelio de hoy).
Y acto seguido (próximos domingos) empieza a realizar lo que anunciaba: primero liberando del mal concreto, del diablo concreto; después, en la cruz, venciendo definitivamente el mal y el diablo.
J. Lligadas, Misa Dominical 1979/02