VIACRUCIS
Representación
de la XII Estación, Jesús muere en la cruz. Relieve de la catedral de San
Rafael, Dubuque, Iowa.
Viacrucis
o vía crucis su significado es «camino de la cruz» y se refiere a las
diferentes etapas o momentos vividos por Jesús desde el momento en que fue
aprehendido hasta su crucifixión y sepultura. La expresión se usa también
comúnmente para expresar todo tipo de dificultades que se presentan en la vida
cuando se quieren alcanzar ciertos objetivos.
"Vía
Crucis" del latín "Camino de la Cruz". También conocido como
"Estaciones de la Cruz" y "Vía Dolorosa". Se trata de un
acto de piedad, un camino de oración que busca con la meditación de la pasión y
muerte de Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una
serie de catorce imágenes de la Pasión, denominadas estaciones,
correspondientes a incidentes particulares que, según la tradición cristiana,
Jesús sufrió por la salvación de la humanidad basados en los relatos
evangélicos y la tradición. También se llama Viacrucis al recorrido de cruces
que señalan un camino o una ruta donde se puede realizar este ejercicio
piadoso.
La
costumbre de rezar las Estaciones de la Cruz posiblemente comenzó en Jerusalén.
Ciertos lugares de la Vía Dolorosa (aunque no se llamó así antes del siglo XVI)
fueron reverentemente marcados desde los primeros siglos. Hacer allí las Estaciones
de la Cruz se convirtió en la meta de muchos peregrinos desde la época del
emperador Constantino (siglo IV).
Según
la tradición, la Santísima Virgen visitaba diariamente las Estaciones
originales y San Jerónimo, Padre de la Iglesia, escribió sobre la multitud de
peregrinos de todos los países que visitaban los lugares santos en su tiempo.
Sin embargo, no existe prueba de una forma fija para esta devoción en los
primeros siglos.
Desde
el siglo doce los peregrinos escriben sobre la "Vía Sacra", como una
ruta por la que pasaban recordando la Pasión. No sabemos cuándo surgieron las
Estaciones según las conocemos hoy, ni cuando se les comenzó a conceder
indulgencias pero probablemente fueron los Franciscanos los primeros en
establecer el Vía Crucis ya que a ellos se les concedió en 1342 la custodia de
los lugares más preciados de Tierra Santa. Tampoco está claro en qué dirección
se recorrían ya que, según parece, hasta el siglo XV muchos lo hacían
comenzando en el Monte Calvario y retrocediendo hasta la casa de Pilato.
Comprendiendo
la dificultad de peregrinar a la Tierra Santa, el papa Inocencio XI en 1686
concedió a los franciscanos el derecho de erigir Estaciones en sus iglesias y
declaró que todas las indulgencias anteriormente obtenidas por devotamente
visitar los lugares de la Pasión del Señor en Tierra Santa las podían en
adelante ganar los franciscanos y otros afiliados a la orden haciendo las
Estaciones de la Cruz en sus propias iglesias según la forma acostumbrada.
Inocente XII confirmó este privilegio en 1694 y Benedicto XIII en 1726 lo extendió
a todos los fieles. En 1731 Clemente XII lo extendió aún más permitiendo las
indulgencias en todas las iglesias siempre que las Estaciones fueran erigidas
por un padre franciscano con la sanción del ordinario (obispo local). Al mismo
tiempo definitivamente fijó en catorce el número de Estaciones. Benedicto XIV
en 1742 exhortó a todos los sacerdotes a enriquecer sus iglesias con el rico
tesoro de las Estaciones de la Cruz. En 1773 Clemente XIV concedió la misma
indulgencia, bajo ciertas circunstancias, a los crucifijos bendecidos para el
rezo de las Estaciones, para el uso de los enfermos, los que están en el mar,
en prisión u otros impedidos de hacer las Estaciones en la iglesia. La
condición es que sostengan el crucifijo en sus manos mientras rezan Padre
Nuestro, el Ave María y el Gloria un número determinado de veces. Estos
crucifijos especiales no pueden venderse, prestarse ni regalarse sin perder las
indulgencias ya que son propias para personas en situaciones especiales. En
1857 los obispos de Inglaterra recibieron facultades de la Santa Sede para
erigir ellos mismos las Estaciones con indulgencias cuando no hubiesen
franciscanos. En 1862 se quitó esta última restricción y los obispos obtuvieron
permiso para erigir las Estaciones ya sea personalmente o por delegación
siempre que fuese dentro de su diócesis.