viernes, 21 de febrero de 2014

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO VII TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 23 FEBRERO 2014

¿PONER LA OTRA MEJILLA?.



PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Levítico 19,1-2.17-18

El Señor habló a Moisés: «Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seran santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor."».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 102)

El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa  
y te colma de gracia y de ternura. R.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3,16-23

¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?. Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo son ustedes. Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.». Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.» Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, ustedes de Cristo, y Cristo de Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,38-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Han oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente.". Yo, en cambio, os digo: No hagan frente al que los agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas. Han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, y recen por los que los persiguen. Así seran hijos de su Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendran?. ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario?. ¿No hacen lo mismo también los gentiles?. Por tanto, sed perfectos, como su Padre celestial es perfecto.».
COMENTARIO

Tenemos aquí un buen ejemplo para verificar la gran lección del sermón de la montaña a propósito de la letra y del espíritu. ¿Cuál es el espíritu de ese “poner la otra mejilla” que repugna a cualquiera?.
Cuando el mismo Jesús fue abofeteado en la pasión, no puso la otra mejilla sino que se enfrentó con la brutalidad de este acto: “Si he faltado en el hablar, declara en que está la falta; pero si he hablado como se debe, ¿porqué me pegas?” (Jn 18, 23). “¿Poner yo la mejilla?. ¿Para favorecer más aún la violencia?. Jesús quiere precisamente enseñar lo contrario.
Cuando dice: “No respondan al malvado”, la etiqueta está bien puesta, se sabe que se trata de un malvado pero también que se trata de algo que supera infinitamente a ese malvado y supera también a nuestra mejilla golpeada. Bajo esta imagen tan elocuente (¡poner la otra mejilla!), se oculta un proyecto inaudito: frenar la espiral de la violencia.
Los hombres aceptan demasiadas veces la violencia como un dato indiscutible. Parece tan natural responder a ella y vengarse, que todo el mundo lo hace, hasta los buenos cristianos.  Si queremos comprender el giro radical que propone Jesús, abramos la biblia por Génesis 4, 24: “Lamec será vengado 77 veces.
Y recordemos la respuesta que recibió Pedro: “Perdona hasta setenta veces siete” (Mt. 18,22).  Este giro, que puede parecer absolutamente utópico, comienza realmente apenas tenemos la valentía de decir que no a nuestra propia violencia. 
No a la violencia del otro, sino a la nuestra. En el carro, en el trabajo, ante la tele cuando tenemos ganas de gritar  (y los niños escuchan): “¡Animal!” “¡Terroristas!, Asesinos!”. Cállate, dice Jesús. Estate tranquilo, no respondas a los malos. ¿Es que quieres que dejemos el terreno libre a todos los criminales, a todos los violentos? No es cómodo el evangelio. Cuántas veces no hemos leído en los diarios que la gente intenta tomar justicia por sus propias manos y dice la misma gente: ¡Qué les den una buena paliza para que aprendan!”. Pero eso no les enseñará anda. La violencia nunca ha enseñado nada a nadie; no hace más que traer más violencia.
San Pablo ahondó en este mismo problema: “No te dejes vencer por el mal”. (Rom 12, 17). No le des a nadie, desde el ladronzuelo hasta el verdugo que tortura el poder de transformarte en un bloque de odio. Si no, serás vencido por el mal. No es posible dominarse siempre perfectamente ante un bruto o un sinvergüenza.  Pero se puede luchar contra la oleada de la violencia en nosotros mismos, contra nuestras palabras y nuestros gestos de violencia., se puede intentar que la legítima defensa y la legítima indignación no se desvíen hacia una violencia mayor y más ciega, hacia el desprecio, hacia los deseos y los hechos de pura venganza.
Donde un cristiano frena la transmisión de la violencia negándose a ser un eslabón en la cadena del mal, allí nace el mundo nuevo.

CREDO NICENOCONSTANTINOPOLITANO

Creo en un solo DIOS, PADRE todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, JESUCRISTO, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de  María,  la  Virgen,  y  se  hizo  hombre.
Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén

PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios Padre, por mediación de nuestro Señor Jesucristo, Cordero humilde y salvador del mundo.

1.- Por la Iglesia de Dios, por el Papa, los Obispos y sacerdotes, para que nunca en la realidad eclesial, se olvide que hay que servir y no ser servidos. Roguemos al Señor.

2.- Para que jamás nosotros manipulemos a los pobres, ni los pobres manipulen su pobreza. Roguemos al Señor.

3.- Para que los problemas y desventuras nos ayuden a ser humildes y los aciertos y éxitos nos sirvan para serlo más, en recuerdo de los momentos malos. Roguemos al Señor

4.- Por nosotros, cristianos y por los creyentes de todas las religiones, para que nunca una vida ejemplar y al servicio de los demás, sirva para fomentar el orgullo y la falsa modestia, que es camino de soberbia. Roguemos al Señor.
5.- Por todos nosotros presentes en esta Eucaristía, y por nuestros familiares amigos y vecinos, para que todos juntos construyamos un mundo de amor y mansedumbre siguiendo el ejemplo de Jesús. Roguemos al Señor.

Recibe, Dios Padre Bueno, las humildes suplicas que te dirigimos  y escúchalas para que podamos ser habitantes de un mundo mejor. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo. Amen.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 23: St 3, 13-18; Sal 18; Mc 9, 14-29.
Martes 24: St 4, 1-10; Sal 54; Mc 9, 30-37
Miércoles 25: St 4, 13-17; Sal  48;  Mc  9, 38-40.
Jueves 26: St 5, 1-6; Sal 48; Mc 9, 41-50.
Viernes 27: St 5, 9-12; Sal 102; Mc 10, 1-12.
Sábado 28: St 5, 13-20; Sal 140; Mc 10, 13-16.

Domingo 29: Domingo VIII Del To Is 49, 14-15; Sal 61; 1Co 4, 1-5; Mc 6, 24-34.