viernes, 28 de septiembre de 2018

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXVI T.O. CICLO B - 30 SETIEMBRE 2018

NO ES DE LOS NUESTROS”


ORACION COLECTA

Oh Dios, que manifiestas tu poder sobre todo con el perdón y la misericordia aumenta en nosotros tu gracia, para que, aspirando a tus promesas, nos hagas participar de los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Números 11, 25-29

En aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar en seguida.
Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.».
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: «Señor mío, Moisés, prohíbeselo.». Moisés le respondió: «¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!».

SALMO RESPONSORIAL (18 )

Los mandatos del Señor alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.

Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado, ¿quién conoce sus faltas? Absuélveme de lo que se me ocultaR.

Preserva a tu siervo de la arrogancia, para que no me domine: así quedaré libre e inocente del gran pecado. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1-6

Ahora, ustedes, los ricos, lloran y lamentan por las desgracias que les han tocado. Su riqueza está corrompida y sus vestidos están apolillados. Su oro y su plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra ustedes y devorará su carne como el fuego.
¡Han amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final!.
El jornal defraudado a los obreros que han cosechado sus campos está clamando contra ustedes; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos.
Han vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Les han cebado para el día de la matanza. Condenaron y mataron al justo; él no lo resiste.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.».
Jesús respondió: «No se lo impidan, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, les aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que crecen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.
Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.».

COMENTARIO

Para el apóstol Juan, solamente los doce tienen derecho a actuar en nombre de Jesús: “Hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y hemos intentado impedírselo porque no anda con nosotros”. Jesús rompe inmediatamente esta estrechez ampliando en todo lo posible el circulo de la acogida: “El que no está contra nosotros, está a favor nuestro”. En Mateo, sin embargo chocamos con algo distinto: “Es que no está conmigo, está contra mí”. ¿Reacción diferente?.  Sí, porque la situación es diferente. En Mt 12, 30, Jesús se enfrenta con quienes lo insultan. ¿Le acusan de estar en relación con el diablo!.  Y reacciona vivamente: No quieren estar conmigo. Está claro: han hecho deliberadamente la opción más terrible que un hombre puede hacer: han visto a Jesús, han escuchado a Jesús y están en contra de él.
En Marcos (y Lucas) es muy diferente: se trata de un hombre de buena voluntad: “Si hace milagros en mi nombre, no puede ser un adversario. No está contra nosotros”. Sin embargo, ¿está de verdad a favor nuestro?. Es algo que parece ya más optimista. Entonces nosotros nos dividimos más bien entre cristianos acogedores y cristianos desconfiados. Pero Juan está por el grupo cerrado: “Ese hombre no es de los nuestros”. 
Habrá que verlo. La acogida ciega no es mucho mejor que el repliegue sectario sobre nuestro pequeño universo. Pensando en algunos de los que invocarían su nombre (“Señor, Señor, hemos profetizado en tu hombre y echado   los demonios y obrado milagros”). Jesús había dicho duramente: “El día del juicio les diré: ¡No los conozco!”.¿Por qué?. Porque practicaban lo que más irrita a Jesús: la vida hipócrita. Sabían decir muy bien: “¡Señor, Señor!”.  Eran expertos en las cosas sagradas, pero llevaban una vida poco honrada: “¡Lejos de mí los que practican la maldad!”. (Mt 7, 22-23).  Este es el criterio que nos ayudará a discernir si una persona es de los nuestros.  No el “¡Señor, Señor”, sino el esfuerzo por no ser malo. ¿Criterio amplio? Seguramente. Sobre todo porque hay que utilizarlo de una manera dinámica: ver si en este momento ese hombre hace esfuerzos por ser bueno. Entonces, sea cual fuere su pasado es de los nuestros.  No lo rechacemos porque se salga un poco de las normas, por no ser muy practicante, por no ser muy ortodoxo. Ni incluso porque esté lejos de Cristo con tal que se sienta atraído por él. Nos corresponde a nosotros ver si nuestro grupo cristiano es un núcleo de atracción o un grupo cerrado. Jesús ha venido a reunir a todos los hombres. Si cerramos las puertas para que nuestro grupo siga siendo muy bonito, estaremos, sólo con nosotros

PLEGARIA UNIVERSAL

El Espíritu de Dios está en nosotros y por eso podemos orar con confianza. Digamos juntos: Te lo pedimos, Señor.

1.- Para que la Iglesia tenga presencia profética en la nueva sociedad del tercer milenio cristiano. Oremos.

2.- Para que el Espíritu del Señor guie con su luz a los sacerdotes y todos los que anuncian la Palabra de Dios. Oremos.

3.- Para que el Señor acoja el gemido de los que padecen la opresión, la miseria porque son violados sus derechos fundamentales. Oremos.

4.- Para que la conversión del corazón de los que tienen el poder en el mundo adelante la instauración de la justicia y la paz. Oremos.

5.- Para que el Señor, visite con su gracia a los enfermos y les de fortaleza para sobrellevar al enfermedad. Oremos.

6.- Para que con corazón universal vivamos en comunión de amor con todos los hombres y no hagamos acepción de personas. Oremos.

Te lo pedimos a ti, que nos invitar a optar por el Reino y a descubrir tu presencia en todo lo bueno que hay en el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Dios de misericordia aceptar esta ofrenda nuestra y que por ella se abra para nosotros la fuente de toda bendición. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Señor, que el sacramento del cielo renueve nuestro cuerpo y espíritu, para que seamos coherederos en la gloria de aquel cuya muerte hemos anunciado y compartido. El que vive y reina por los siglos de los siglos.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 01: Jb 1, 6-22; Sal 16; Lc 9, 46-50.
Martes 02: Jb 3, 1-3. 11-17.20-23; Sal 87; Mt 18, 1-5.10.
Miércoles 03: Jb 9, 1-12; 14-16; Sal 87; Lc 9, 57-62.
Jueves 04: Jb 19 21-27; Sal 26; Lc 10, 1-12
Viernes 05: Jb 38, 1-12-21; 40, 3-5; Sal 138; Lc 10, 13-16.
Sábado 06: Jb 42, 1-3.5-6.12-16; Sal 118; Lc 10, 17-24.
Domingo 07: Gn 2, 18-24; Sal 127; Hb 2, 9-11; Mc 10,m 2-16


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Marcos 9, 38-43.45.47-48
Par: Lc 9, 49-50  Lc 17, 1-2
1.
Detrás de la observación de Juan (hemos visto a un extraño echando demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido) se vislumbra fácilmente el egoísmo del grupo (tan frecuente), ese temor mezquino de la competencia de los demás que tantas veces se disfraza de fe (con la pretensión de tutelar el amor de Dios), pero que en realidad es una de sus más profundas negaciones. El discípulo ruín y cicatero -pero también profundamente inseguro- soporta con dificultad que el Espíritu sople por donde quiera. Se muestra envidioso, se siente desmentido y traicionado: ¿no debería el Espíritu de Dios estar sólo en nuestras manos, de forma que se viera claramente que somos nosotros, solamente nosotros, sus portadores? Salta al recuerdo un episodio del Antiguo Testamento: Moisés comunicó el Espíritu de Dios a setenta ancianos que habían salido del campamento y se habían reunido junto al tabernáculo; pero un joven vio con sorpresa que el Espíritu de Dios se había posado también sobre Eldad y Medad, dos ancianos que no se habían unido al grupo y que no habían salido del campamento, pero que se pusieron también a profetizar. Y Josué exclamó: "Moisés, señor mío, ¡prohíbeselo!" Pero Moisés le respondió: "¿Estás celoso por mí? ¡Ojalá profetizase todo el pueblo de Dios y hubiera puesto el Señor su Espíritu sobre cada uno de ellos!" (Núm 11, 16-30). Los auténticos amigos de Dios, como Moisés y  Jesús, gozan de la liberalidad del Espíritu. No se sienten desmentidos, porque aman a Dios y no se aman a sí mismos.
Y esto es lo principal. Pero muchos escrupulosos defensores de los derechos de Dios  -podríamos decir que todos los escrupulosos defensores de los derechos de Dios- se están  defendiendo y sosteniendo en realidad a sí mismos, su propio recinto.  Pero también es verdad que no todos los gestos son de Cristo, que no todos los intentos  de liberación pertenecen a Cristo; sólo le pertenece lo que se hace en su nombre ("Hemos  visto a uno que no era de los nuestros y que expulsaba a los espíritus malos en tu nombre...  No es posible que alguien haga un milagro en mi nombre y luego hable mal de mí.") Lo que pasa es que el "nombre" no indica el recinto, sino la lógica.
La sentencia con la que Jesús cierra todas estas enseñanzas es sorprendente: "El que noh está contra nosotros, está con nosotros." Es exactamente lo contrario de otra sentencia (Mt  12, 30; Lc 11, 23): "El que no está conmigo, está contra mí." Pero no hay ninguna contradicción. Son las diferentes situaciones las que explican la diferencia de las  afirmaciones. La unidad está en el hombre que necesita de vez en cuando advertencias distintas. De  todas formas, "la tolerancia de Jesús prohíbe toda cerrazón ortodoxa". "Si alguno le quita la fe (escandaliza) a cualquiera de estos pequeños que creen..." (9,  42). En tiempos de Jesús eran los maestros de la Ley los que con el peso de su autoridad y  con la fascinación de su prestigio -y también con las amenazas de sus excomuniones (cf. Jn  9, 22; 12, 42)- desaconsejaban a la gente sencilla que siguiera a Jesús: perturban su fe y  eran para ellos piedra de escándalo. Más en general, el "pequeño" es el discípulo  continuamente perturbado en su fe, perturbado no sólo por el mundo, sino por su misma  comunidad, incluso por aquellos que pretenden ser sus maestros. Y como si esto no fuera  suficiente, está también el escándalo que viene de nosotros mismos. El hombre es  escándalo para sí mismo, lleno como está de vacilaciones, de compromisos y de excusas  demasiado fáciles. Con su lenguaje ("si tu pie es para ti ocasión de pecado -te escandaliza-,  córtatelo...; si tu ojo es para ti ocasión de pecado -te escandaliza-, sácatelo..."), Jesús afirma  la exigencia de una decisión sin reservas por el Reino, la absoluta necesidad de ponerlo en  el primer puesto.
Bruno Maggioni, Edic. Paulinas /Madrid 1981. Pág. 139



2.- Texto. Pertenece a la misma sesión docente del domingo pasado. Es una pena que el  texto litúrgico no se haya ampliado dos versículos más. Nos encontraríamos con el final de la  sesión y podríamos comprobar cómo este final remite al comienzo de la misma, creando un  marco temático unitario para toda ella. La sesión se abría en 9, 33 con problemas de rango  y de prioridades entre los doce y se cierra en 9, 50 con una invitación a los doce a convivir  en paz.
Juan, uno de los doce presenta el siguiente caso: Maestro, hemos visto a uno que  expulsaba demonios invocando tu nombre y hemos intentado impedírselo porque no nos  seguía. Observemos el empleo del plural: hemos visto, hemos intentado, no nos seguía.  Marcos presenta a los doce actuando como grupo bien definido y compacto. La expresión  no nos seguía o no era de los nuestros significa que el exorcista no era cristiano.
Todo el resto del texto lo presenta Marcos como respuesta unitaria de Jesús a propósito  de la actuación exhibida por los doce en el caso del exorcista. Es cierto que para elaborar  esa respuesta Marcos se ha servido de frases de Jesús pertenecientes sin duda a  diferentes situaciones. A ello se debe la aparente dispersión de las frases. Pero esto no  debe ser razón para que nosotros las leamos aisladamente. Marcos las ha introducido en un  contexto y dentro de él es como hay que leerlas e interpretarlas. En este sentido hay que  decir que las divisiones que de este texto suelen hacer las biblias ni respetan la unidad  creada por Marcos ni favorecen su adecuada interpretación.
Jesús está en desacuerdo con la actuación seguida por los doce en el caso del exorcista  no cristiano. Las razones aducidas son de diversa índole. En primer lugar menciona Jesús  razones pragmáticas o de sentido común. Son los vs. 39-41. Es improbable que alguien que  apele a Jesús vaya acto seguido a hablar mal de él. En este sentido, afirma Jesús, todo  aquel que no se presente expresamente como enemigo debe ser tenido por simpatizante.  Para demostrar simpatía no son necesarias solemnes adhesiones doctrinales, bastan los  pequeños gestos de la vida ordinaria.
En segundo lugar menciona Jesús razones de escándalo. Son los vs. 42-48. Estos son los  versículos que más se han desenfocado, al haberse interpretado el escándalo en relación  con los niños y fundamentalmente en materia sexual. Tajantemente hay que afirmar que  Jesús no habla aquí ni de niños ni de concupiscencia, sea ésta sexual o de otro tipo. El  escándalo del que Jesús habla es del que los doce pueden ocasionar con una actitud como  la exhibida en el caso del exorcista cristiano. Las víctimas del escándalo son los pequeños  que creen en mí. Desde el domingo pasado sabemos que en esta sesión docente el niño es  una metáfora para designar a todos aquellos que dentro de la comunidad cristiana son poco  importantes o poco considerados. La actuación prepotente o altanera de los doce,  simbolizada por la mano, el pie y el ojo, es un escándalo para estos creyentes. El lenguaje  severo y amenazador de Jesús quiere ser un aviso y un freno a esta actuación.
Comentario. Propongo que la homilía de este domingo empiece con una afirmación clara  sobre el desenfoque que ha padecido este texto. Es urgente una labor de desmonte y de  enfoque en la línea expuesta en el análisis del texto. A la hora de enfocar el texto no podemos olvidar que la luz proviene de los  acontecimientos de Jerusalén: muerte y resurrección de Jesús. Según Marcos los problemas  cambian de perspectiva y de tratamiento si se ven a esta luz.
El problema de fondo abordado por el texto de hoy es el de la convivencia pacífica o  comunión eclesial.
Amenazas a esta convivencia: el comportamiento puntilloso y la actitud intolerante de los  doce y, por extensión, de cualquier creyente.
Aviso: un comportamiento y una actitud así son gravísimos.
Propuesta: No ver enemigos en todas partes. Apreciar los pequeños buenos gestos de los  demás en la vida ordinaria. Magnanimidad. A veces los ataques son respuestas inducidas  por la propia intolerancia del atacado. Pensar, pues, que hay ataques merecidos. Si el  domingo pasado no se trataba de una cuestión de humildad, hoy sí que puede serlo. Leer y  meditar bien la primera lectura de hoy. Números 11, 24-30 y Marcos 9, 38-50 son relatos  similares.
Dabar 1988, 49



3.- Estas palabras van dirigidas contra esa determinada concepción de la autoridad que  subyace detrás de la intervención de Juan, uno de los doce, en el v. 38: autoridad como  control, como monopolio exclusivo y excluyente. Desde el v. 39 hasta el final, Jesús replica a  esta concepción de la autoridad.
Contra la intolerancia que sólo permite el reconocimiento a aquellos que se inscriben  oficialmente en la Iglesia, Jesús afirma taxativamente el contenido de los v. 40 y 41. La  autoridad debe caracterizarse por una amplitud de espíritu, por un saber estar por encima  de las ideologías de grupo; debe estar abierta a todos los hombres que defienden una  causa justa, aunque no sean cristianos; excluye la cerrazón ortodoxa, el sectarismo, la  retirada al ghetto, la mirada introvertida...
Como en Mateo, también aquí se recoge una palabra en favor de los "pequeños" que  creen en Jesús. Poco estimados, más ignorantes o débiles en la fe, jamás hay que hacerles  tropezar (escandalizar). Estos pequeños pueden ser en la comunidad los que necesiten ser  ayudados con cariño y paciencia para poder evolucionar sin desconcertar su fe. Pero  también los que sufren la tentación de abandonar la Iglesia por la lentitud de ésta en  renovarse.
La instrucción termina con una exhortación a convivir en paz (v. 50). A su luz debe leerse  todo lo que precede. 
Eucaristía 1988, 46



4.- Jesús había enviado a sus discípulos a predicar el evangelio del Reino de Dios por tierras  de Galilea (6, 7-13). Ahora, que ya han regresado, cuentan a su Maestro lo que les ha  sucedido en esta primera experiencia misionera. Juan quiere hacerle una pregunta sobre el  modo como se habían comportado con un exorcista, a quien le habían prohibido arrojar  demonios en nombre de Jesús porque no era del grupo. Aunque Jesús no reprueba  abiertamente esta conducta, pues sabe que no había en ello mala voluntad, aprovecha la  ocasión para enseñarles qué deben hacer en adelante en casos parecidos.
En la guerra de César contra Pompeyo, éste consideraba enemigos a cuantos no estaban  abiertamente con él; pero César, más generoso e inteligente, consideraba aliados suyos a  cuantos no luchaban en contra suya. Jesús adopta en su lucha una u otra actitud de  acuerdo a las circunstancias. Aquí dice a sus discípulos: "El que no está contra nosotros  está a favor nuestro", pero en el evangelio de San Mateo encontramos la otra sentencia: "el  que no está conmigo, está contra mí" (/Mt/12/30; cfr. /Lc/11/23).
Ahora bien, esta segunda sentencia está en un contexto en el que se habla de la batalla  decisiva contra Satanás. Y es claro que en este caso no cabe la neutralidad, pues se trata  de dos enemigos irreconciliables y de una guerra que a todos nos concierne personalmente. 
También el exorcista que echa los demonios en nombre de Jesús está con Jesús y contra  Satanás, aunque no sea oficialmente discípulo de Jesús. En este supuesto, Jesús pronuncia  su sentencia contra todo tipo de partidismo. También en nuestros días hay muchos hombres  que exorcizan el mal y la injusticia de nuestra sociedad y, con todo, no son expresamente  cristianos, éstos son de los nuestros aunque no sean "de los nuestros", pues es claro que  no están contra nosotros.
ESCANDALO/QUE-ES:Todo el que se hace discípulo de Jesús y aún no ha llegado a una  fe adulta es "pequeñuelo". Y el que aparta de su camino a uno de estos pequeñuelos es un  homicida, ya que les impide llegar a la verdadera vida. "Escándalo" es la piedra que nos  hace tropezar, el impedimento que se encuentra en el camino. En sentido figurado significa  tanto la dificultad que proviene de fuera, la dificultad objetiva (como en el presente texto),  como la que surge del interior del hombre o dificultad subjetiva. En este segundo sentido  habla Pablo de la cruz como "escándalo" para los judíos (1Co/01/23). Es claro que la cruz  sólo es un impedimento para los que no la aceptan debido a sus prejuicios triunfalistas o de  otro tipo.
La tentación nunca procede exclusivamente de fuera; de ahí que el hombre deba procurar  también no escandalizarse a sí mismo. Y esto no es posible si uno no lucha contra sus  propias inclinaciones y no toma medidas negándose a sí mismo.
Aquí se contrapone la "vida" al "abismo" o "gehenna". La gehenna era el nombre de un  valle situado al sur de Jerusalén, en donde en tiempos de los reyes Ajaz y Manasés se  sacrificaron niños al ídolo Molek (2 Re 23, 10; Jer 7, 31 s; Jer 32, 35). A partir del siglo II y a  raíz de esta abominable experiencia, la gehenna pasó a significar en la literatura  apocalíptica lo mismo que el infierno; esto es, el lugar de tormento de todos los  condenados.
Con estas palabras alusivas a Is 66, 24 se describen las torturas de los condenados. El  "gusano que no muere" significa para algunos la conciencia, los remordimientos; pero hay  quien piensa que se trata de una alusión a la imagen profética del montón de cadáveres que  quedan sin enterrar y son pasto de los gusanos.
Eucaristía 1982, 44



5. GEHENNA.
-El castigo es visualizado a través de la imagen del valle de la Gehenna, en el que  antiguamente se habían sacrificado niños a Moloc y en el momento presente era lugar de  putrefacción ("donde el gusano no muere y el fuego no se apaga"): ahí situaba el judaísmo  apocalíptico del tiempo de Jesús el lugar del castigo en el día final.
Misa Dominical 1988, 18



6.- El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela
El fragmento evangélico que leemos en este domingo incluye dos temas muy  diferenciados: el monopolio dle nombre de Jesús, y el escándalo en el seno de la  comunidad.
La primera generación cristiana daba importancia especial al uso del nombre de Jesús en  las fórmulas sacramentales y los exorcismos (cf. Hc 3,6). Jesús no es monopolio de los  Doce. Es de admirar la amplitud de miras con que contesta Jesús, y a la vez nos interpela:  hoy, "el nombre de Jesús" ¿es monopolio de las instituciones eclesiales, o de los grupos  cristianos, o de la misma Iglesia?
El segundo tema es el del escándalo que podemos nosotros causar con nuestras ideas o  nuestro comportamiento. Escándalo no es sólo aquello que repugna moralmente, sino todo  aquello que pueda menoscabar la fe del prójimo. El esquema ternario de miembros del  cuerpo (mano, pie, ojo) no es exclusivo, sino abierto. El acento recae en la radical renuncia  que Jesús exige a los suyos para evitar el mal a los demás. Renunciar a las cosas, al  ejercicio de las convicciones... al propio cuerpo, por un valor mayor: la unidad de la  comunidad.
San Pablo afronta el mismo problema en 1 Co 8-9 y en Rm 14. "Tened presente al débil  en la fe, sin discutir opiniones", "me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles",  "así, al pecar contra los hermanos hiriendo su conciencia tan débil, pecáis contra Cristo". La  unidad en la comunidad cristiana, expresión de amor fraterno y núcleo de la "verdad del  Evangelio" (cf. Gal 2,14) es un valor capital entre los discípulos de Jesús, hasta el punto que  impone renuncias radicales en la conducta de los cristianos con "ideas más claras", o con  una mayor responsabilidad eclesial.
Misa Dominical 2000 12 38



7. ACI DIGITAL 2003
40. Nosotros: Así reza el texto griego según Merk. Algunos códices dicen vosotros, como en Luc. 9, 50. La variante parece acentuar más aún la diferencia que Jesús establece entre El - que es el fin (Mat. 12, 30) - y nosotros simples medios. Cf. Filip. 1, 15 ss.; Núm. 11, 24 - 30. 
43. Véase Mat. 5, 29 s.; 18, 8s. Cf. Prov. 5, 8; Ecli. 9, 4. Gehenna: infierno, Cf. Mat. 5, 22 y nota: Mas Yo os digo: "Todo aquel que se encoleriza contra su hermano, merece la condenación; quien dice a su hermano "racá" merece el sanhedrín; quien le dice "necio" merece la gehenna del fuego. Se trata aquí de fórmulas abreviadas de maldición. Se pronunciaba una sola palabra, mas el oyente bien sabía lo que era de completar. Tomado por sí solo, racá significa estúpido y necio en las cosas que se refieren a la religión y al culto de Dios. Necio es más injurioso que "racá", porque equivale a impío, inmoral, ateo, en extremo perverso. El concilio, esto es, el Sanhedrín o supremo tribunal del pueblo judío, constaba de 71 jueces y era presidido por el Sumo Sacerdote. Representaba la suprema autoridad doctrinal, judicial y administrativa. Gehenna es nombre del infierno. Trae su origen del valle Ge Hinnom, al sur de Jerusalén, donde estaba la estatua de Moloc, lugar de idolatría y abominación (IV Rey. 23, 10). 
44. Los vv. 44 y 46 faltan en los mejores códices griegos. Son repeticiones del v. 48, introducidas por los copistas (véase Merk, Joüon, etc.).

viernes, 21 de septiembre de 2018

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXV T.O. CICLO B - 23 SETIEMBRE 2018

EL MÁS GRANDE




ORACION COLECTA

Oh, Dios, que has puesto la plenitud de la ley divina en el amor a ti y al prójimo concédenos cumplir tus mandamientos, para que merezcamos llegar a la vida eterna. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 12. 17-20

Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida.
Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.».

SALMO RESPONSORIAL (53 )

El Señor sostiene mi vida.

Oh Dios, sálvame por tu nombre, sal por mí con tu poder. Oh Dios, escucha mi súplica, atiende a mis palabrasR.

Porque unos insolentes se alzan contra mí, y hombres violentos me persiguen a muerte, sin tener presente a Dios. R.

Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida. Te ofreceré un sacrificio voluntario, dando gracias a tu nombre, que es bueno. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3, 16-4, 3

Queridos hermanos: Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males.
La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.
Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.
¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre ustedes?, ¿No es de sus pasiones, que luchan en sus miembros?. Codician y no tienen; matan, arden en envidia y no alcanzan nada; se combaten y se hacen la guerra.
No tienen, porque no piden. Piden y no reciben, porque piden mal, para dar satisfacción a sus pasiones.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.».
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.».
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.».

COMENTARIO

“Una vez en casa”; encontramos en la intimidad del grupo de apóstoles que está formando Jesús. “Los iba instruyendo”, pues quería hacerles progresar a partir de sus discusiones. Pero, ellos no comprenden lo que Jesús les explica, pues les preocupa otra cosa: cuestiones de prestigio y de superioridad: “¿Quién es el más grande de ellos?”. Ven la fama de Jesús y tienen la idea verse ministros del futuro Mesías-rey y son los discípulos de Jesús, a los cuales les ha explicado cuál es el camino duro que hay que seguir para salvar la vida y salvar a los hombres.
Esto demuestra que nadie está protegido de la ambición, ni siquiera en el trato con Jesús. ¡Cuántas personas muy sencillas al comienzo se han dejado llevar por la ambición y han terminado acaparando las responsabilidades! Pero, el evangelio debería ser un antídoto eficaz. Al revelarnos los gustos de Jesús, nos revela los gustos de Dios. Imposible ignorar que Jesús detesta tres cosas: la hipocresía, el dinero y la ambición. Venido a servir, como repite con frecuencia, siente muy vivamente que la ambición es el cáncer del servicio. No se puede estar lleno de sí mismo y cuidarse de los demás: es algo matemático. Pero el orgullo sobre todo pervierte lo que debería seguir llamando la abnegación. La mezcla de los dos deseos, servir y dominar, es tan pérfida que Jesús reacciona enérgicamente contra ella. No se trata de una discusión más o más o menos informal: está sentado, convoca a los doce, enuncia el precepto evangélico inolvidable que pone una distancia absoluta entre la voluntad de poder y la abnegación: “Quién quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
No se condena el deseo de ser el primero. Se necesitan personas que sepan mejor que las demás organizar la vida en común y el trabajo, y sobre todo dirigir la concertación necesaria hasta la no menos necesaria decisión. Esos jefes son una suerte para todos los equipos, en la iglesia y fuera de ella, algunos tienen manifiestamente dones para ello. Cuando el entorno los escoge o los designa una autoridad superior, hurtar el hombre sería egoísmo y cobardía ante la entrega de sí mismo que esa promoción exige. Y precisamente Jesús le pide al “primero” un trabajo de servicio que debe realizarse antes en su corazón. No se trata de ceder al instinto y  a  la  vulgaridad: “Hacerse  el último”. La inversión que habrá de realizarse es tan inverosímil que sólo Jesús puede erigir en principio esa locura: “Hacerse el último”.
Y para estar seguro es que no se buscará una escapatoria, añade: “El último de todos, el servidor de todos”. Casi sentimos ganas de decir a los primeros: “¡Animo!”. Por otra parte, Jesús acentuará más aún la gravedad del servicio: “El que quiera ser el primero, sea esclavo de todos, porque tampoco este hombre ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida” (Mc 10, 44-45). Dar la vida. Los primeros ya están avisados,  pero que los demás los estimen y les ayuden porque los jefes – si dan su vida- pueden ser la imagen más fuerte del auténtico primero.

PLEGARIA UNIVERSAL

Invoquemos con confianza filial a nuestro Padre del cielo, y sabiendo que Él siempre nos escucha, digámosle juntos: Padre escuchamos.

1.- Para que con fortaleza y confianza los cristianos del tercer milenio anunciemos el Evangelio. Roguemos al Señor.

2.- Par que los Obispos, a ejemplo de Jesucristo, acojan con predilección a los pequeños, humildes y sencillos. Roguemos al Señor.

3.- Para que los pueblos que sufren hambre, guerra o marginación experimenten la compasión de Dios en la solidaridad de toda la familia humana. Roguemos al Señor.

4.- Para que los que son perseguidos por ser cristianos, no claudiquen nunca de Jesucristo y experimenten que Él siempre está a su lado. Roguemos al Señor.

5.- Para que los enfermos y agonizantes sientan la cercanía y el consuelo de Jesús a través de nuestros gestos de bondad. Roguemos al Señor.

6.- Para que en nuestra comunidad parroquial reine el amor y la fraternidad y se destierre la rivalidad, la envidia y toda enemistar y división. Roguemos  al Señor.

Padre santo, todo esto y todo lo que esperamos de ti, quienes participamos en esta Eucaristía, te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, en tu bondad las ofrendas de tu pueblo, para que cuanto creemos por la fe lo alcancemos por el sacramento celestial, por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Señor, apoya bondadoso con tu ayuda continua a los que alimentas con tus sacramentos, para que consigamos el fruto de la salvación, en los sacramentos y en la vida diaria. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 24: Pr 3, 27-34; Sal 14; Lc 8, 16-18.
Martes 25: Pr 21, 1-6.10-13; Sal 118; Lc 8, 9-21
Miércoles 26: Pr 30, 5-9; Sal 118; Lc 9, 1-6.
Jueves 27: Qo 1, 2-11; Sal 89; Lc 9, 7-9
Viernes 28: Qo 3, 1-11; Sal 143; Lc 9, 18-22.
Sábado 29: Dn 7, 8-10.13-14; (o bien: Ap 12, 7-12ª); Sal 137; Jn 1, 47-51.
Domingo 30: Nm 11, 25-29; Sal 18; St 5, 1-6; Mc 9, 38-43; 45.47-48.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Marcos 9, 29-36
Paralelos: Mt 17, 22-23    Mt 18, 1-5    Lc 9, 43-48

3-1.- Por segunda vez, Jesús revela a sus discípulos su muy próxima pasión (v. 31). Al mismo tiempo, abandona deliberadamente la predicación a las muchedumbres (v. 30), decididamente incapaces de comprenderle, para dedicarse exclusivamente a la formación definitiva de discípulos.
a) Pero los apóstoles apenas si comprenden algo más que la muchedumbre. ¿Por qué habría de ser necesario que el Mesías se sometiera al sufrimiento para obtener la realeza?
En algunos versículos anteriores a estos (Mc 9, 9-13), Marcos se hace eco de una de las discusiones entre los apóstoles: Elías debe encargarse de todos los preparativos para que el Mesías no tenga más que subir al trono. ¿Por qué, entonces, un Mesías abocado al sufrimiento? La incredulidad de los apóstoles tenía, sin embargo, un medio para salir de tal situación: la Escritura podía revelarles cómo la pasión estaba sugerida por una serie de antecedentes. Parece que las predicciones, por Cristo, de su pasión están tan fuertemente impregnadas de referencias al Antiguo Testamento que se pueden descubrir en él los textos a los que Jesús ha podido hacer alusión. El verbo "ser entregado" (v. 31) está tomado de Is 53, 6 y 53, 12 y supone toda la doctrina del Siervo sufriente. La expresión "en manos de los hombres" (v. 31) proviene de Jer 33, 24 (o 26, 24) y de este modo asocia a Cristo al primer gran profeta perseguido. La expresión "sufrir mucho" (v. 31) remonta, probablemente, a Is 53, 4 y 11, según un targum arameo (abrumar) y nos remite de nuevo a la imagen del Siervo sufriente. "Ser arrojado" (v. 31) recuerda la suerte de la piedra arrojada por los constructores Sal 117/118, 22 (cf. Act 4, 11; Mc 12, 10). Los apóstoles poseían un equipo escriturario bastante importante que, al menos, les hacía posible comprender los acontecimientos que iban a desarrollarse.
b) El segundo tema de discusiones entre los apóstoles nace de la inminencia del Reino: estos comienzan a preocuparse por el lugar que puedan ocupar en el futuro Reino como ministros o consejeros del Mesías (v. 34; cf. Mc 10, 35-40). Jesús aprovecha esta discusión para poner de manifiesto las condiciones de ingreso en el Reino: no solo habrá de pasar por el sufrimiento el Mesías para entrar en el Reino, sino que también los suyos a su vez, deberán presentarse en él como siervos (v. 35) y como pobres (v. 36; el niño estaba considerado en aquella época como un ser insignificante, y la palabra aramea para designarlo era la misma que para designar al siervo).
c) No creemos, sin embargo, que las palabras clave establezcan solo un discurso artificial. De hecho, un denominador común reúne las parábolas de Jesús en torno a las condiciones de acceso y de vida en el Reino.
Para entrar en el Reino es preciso estar disponible como un niño, es decir, ser sencillo (v. 36) y no pretender los primeros puestos (vv. 33-35). Dentro del Reino es preciso hacerse el siervo de todos (v. 35) y ofrecer su amor a los más insignificantes (v. 37, en el que es preciso tener en cuenta que en Israel el niño no es objeto de ninguna consideración). Esta caridad revestirá un carácter especial entre los responsables de la comunidad, que procurarán no escandalizar a los pequeños, es decir, a los cristianos medio ignorantes de la casuística y de la doctrina (v. 42) y cuya fe podría bambolearse por teorías excesivamente avanzadas (cf. Rom 14, 1-15, 8).
d) Es posible que Jesús haya bendecido a los niños, porque estos seres actualmente desdeñados serán algún día los beneficiarios del Reino venido entre tanto.
Haremos aquí una indicación precisa sobre las condiciones a satisfacer para entrar en la ciudad futura: aceptar ser hoy tan simples como los niños, estar disponibles para el porvenir y estar poco embarazados por los sistemas y las teorías. Cristo ha querido reducir la ética del Reino a comportamientos infantiles. Apunta a una sociedad que respete al pequeño y tenga en cuenta sus reacciones, pero sobre todo desea que sus discípulos se parezcan a los niños en la aceptación de la dependencia de los otros: el hombre, y el cristiano, "a fortiori", no puede aspirar a salvarse solo.
Finalmente, el discípulo será objeto de menosprecio como un ser débil e insignificante -al igual que un niño en la sociedad judía-. Deberá tener en cuenta que este menosprecio constituye, para él, la manera de seguir a Jesús en la subida a Jerusalén (Mc 9, 29-32).
Maertens-Frisque, Nueva Guia De La Asamblea Cristiana Vii, Marova Madrid 1969.Pág. 92



 2.- Texto. La traducción litúrgica ha suprimido el v. 30. Partieron de allí y caminaban por Galilea. El no quería que nadie lo supiera. El v. 31 es la motivación-explicación de ese paso desapercibido por Galilea. Partiendo de la zona más septentrional judía iniciamos de la mano de Marcos la andadura hacia Jerusalén, hacia la muerte y la vida. El resumen es muy parecido al del domingo pasado. La variación más notable es el cambio de senadores, sumos sacerdotes y letrados por hombres en general.
Una vez más Marcos retoma uno de sus temas favoritos: la falta de comprensión de los discípulos. Esta falta de comprensión es también el punto de arranque de la escena siguiente, reducida al sólo grupo de co-caminantes con Jesús hacia Jerusalén. A estas alturas de su obra Marcos está exclusivamente interesado en la relación maestro-discípulos. Por eso la situación esbozada es típica de una sesión de enseñanza al estilo judío, con el maestro sentado en el suelo y los alumnos a su alrededor. El tema escogido tiene su origen en una conversación concreta de los discípulos durante el camino hacia Jerusalén. Una conversación sobre rango, sobre mayor y menor, más importante y menos. Marcos no concreta más: le basta el problema de fondo. Lo que sí concreta es la diferenciación entre discípulos y los doce, como ya lo ha hecho en 4, 10. Marcos explicita que se trata de una enseñanza a los doce.
La enseñanza es teórica y práctica. La teoría es muy breve, formulada por medio de lo que los especialistas denominan "logion": enunciado breve en forma de máxima o aforismo.
El que quiera ser el primero, que sea el último; el que quiera ser el primero de todos, que sea el servidor de todos. Se trata de un enunciado por contraste, en que el segundo miembro niega al primero: último y servidor niegan a primero.
La enseñanza práctica es la plástica de la imagen de un niño. Es inútil que nos preguntemos de dónde sale ese niño. El interés de Marcos es doctrinal y la escena la monta en razón de la doctrina.
El niño, a su vez, es una metáfora. Funciona como símbolo de pequeño, de menor, de alguien sin rango. No pega el hablar aquí del niño como símbolo de inocencia o de simplicidad. Las palabras finales de Jesús, es decir. el v. 37, son la explicación de la metáfora. Expresan la actitud cristiana ante los poco importantes o poco considerados. El esquema subyacente es el derecho judío del emisario, según el cual el enviado está en el lugar de aquél que lo envía. Los poco importantes están vistos como enviados de Jesús y, en última instancia, de Dios. Recibir en mi nombre significa recibir a los pequeños por su pertenencia a Jesús.
Comentario. 
Marcos nos vuelve a recordar hoy que no se puede hablar de Jesús, si no se parte de la consideración de sus tribulaciones, su muerte y su resurrección. Cualquier aspecto de su persona, incluida su divinidad, está supeditado a estos hechos. No es fácil aceptar y asumir esto, habida cuenta de que no encaja con los modos y maneras habituales de concebir los humanos a Dios.
El cambio de senadores, sumos sacerdotes y letrados por hombres en general quiere probablemente significar que los malos tratos a Jesús no son atribuibles a los judíos en cuanto judíos, sino en cuanto a humanos. A Jesús se le hubiera tratado igual de haber nacido y vivido en otras partes.
Ser discípulo de Jesús es seguirle en su camino hacia Jerusalén, contando con que la comprensión de Jesús no se adquiere de una vez por todas, sino que deberá ir ampliando y madurando siempre.
La diferencia básica, escribe un autor judío actual, entre los discípulos de Jesús y los de los rabinos es que aquellos se unen a Jesús fundamentalmente para seguirle, mientras que éstos se unen al rabino para aprender.
Ser grande, ser importante, tener rango: indómita aspiración humana. Desde Jerusalén, desde el Cristo muerto y resucitado, esta aspiración recibe un tratamiento radical. Es grande el que es pequeño; tiene rango el que hace algo por los demás.
Cristianamente hablando no hay importantes, sólo hay iguales. No es una cuestión de humildad, sino sencillamente de equiparación. El fallo puede provenir tanto de la importancia como del paternalismo.
Alberto Benito, Dabar 1988, 48



 3.- Por segunda vez anuncia Jesús a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección al tercer día; pero en esta ocasión añade las siguientes palabras: "El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres". En el A.T. se contrapone esta expresión a la de "caer en manos de Dios, cuya misericordia es grande" (Sam 24, 41; Eclo 2, 18).
Hasta qué punto sea terrible caer en las manos del hombre, y no en las manos de Dios, se verá en la pasión de Jesús. Cuando los hombres hayan hecho su obra y todo haya sido consumado, Jesús encomendará su espíritu en las manos del Padre, y el Padre lo resucitará.
Los discípulos no alcanzan a comprender que su maestro, a quien reconocen como Mesías, tenga que sufrir tantas afrentas y hasta la misma muerte de cruz. Tampoco entienden nada sobre la resurrección al tercer día. Sin embargo, el miedo que les da preguntar demuestra que en realidad no entienden porque no quieren entender. Los discípulos no pueden aceptar el tremendo programa que les ha revelado su maestro. Por eso prefieren mantener la boca cerrada mientras su corazón se va llenando de tristeza (Mt 17, 23). Un grupo de rezagados comienza a discutir, a espaldas de Jesús, sobre rangos y procedencias entre los discípulos. Jesús no se da por enterado y les deja que se despachen a su gusto. Pero tan pronto han llegado a Cafarnaún, posiblemente ya sentado en casa de Pedro, les pregunta qué habían discutido en el camino.
Avergonzados por su conducta y sabiendo que no podían agradar a su Maestro, callan. Los discípulos no responden ahora por las mismas razones que antes no se atrevieron a preguntar al Maestro sobre lo que les había dicho de su pasión. La vergüenza de los discípulos se explica perfectamente ante Jesús, que tiene preocupaciones mucho más profundas y sólo piensa en servir a los demás. Jesús enseña que el mayor honor es el mayor servicio, que el primero es el que se humilla para servir a todos. Durante la última cena Jesús lavará los pies a sus discípulos y les servirá colocándose en último lugar.
Cuando al día siguiente sea alzado en la cruz, los discípulos comprenderán el significado de las palabras de Jesús. El último será entonces el primero; el que muere por todos será el Señor de todos.
Es menester servir a todos, pero en especial a los más humildes y pequeños. El que sirve a los más pobres y humildes como a este niño, sirve a Jesús y al Padre que lo envía. La actitud de Jesús frente a los niños ha sido frecuentemente mal interpretada. No es que a Jesús le "gustaran" los niños o que los quisiera de un modo especial por su candor o su pureza de corazón. Un niño es para Jesús ni más ni menos que un pobre, alguien que no es habitualmente considerado por los demás y que ocupa el último lugar de la casa. Por eso Jesús lo toma como símbolo de todos aquellos que son sus preferidos y a quienes tenemos que servir si queremos ser los primeros en el Reino.
Eucaristía 1982, 44



 4. /Mc/09/30-48
Jesús anuncia por segunda vez la pasión. Como en las dos predicciones anteriores (Mc 8,31-33; 10,31-34), también en ésta hay que distinguir tres momentos: el anuncio, la incomprensión por parte de los discípulos, su adoctrinamiento en la ciencia de la cruz. Anuncio. Lo resume una afirmación fundamental, muy expresiva en el lenguaje bíblico: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres». El pasivo impersonal «será entregado» corresponde al modismo hebraizante que algunos llaman «pasivo teológico»: insinuaría que es Dios mismo el que ha tomado la iniciativa de entregarlo. Jesús entregado a la muerte redentora, don supremo de Dios a los hombres (Jn 3,16; Rom 8,32). El cáliz de la pasión, voluntad del Padre (= plegaria de Getsemaní). El "Hijo de hombre" glorioso según Daniel (c. 7) se identifica con el «Servidor» de Yahvé humillado y entregado a la muerte, de que habla Isaías (cc. 52-53).
Incomprensión. Los discípulos no entienden nada y comienzan a discutir quién es el mayor... El evangelista lo recuerda, aludiendo quizá a «problemas» semejantes que perduran en la Iglesia. Contraste radical entre el pensamiento de Cristo y los egoístas sentimientos humanos (cf. Flp 2,1-8).
Adoctrinamiento. Sigue una colección de diversos dichos del Señor, que el evangelista encadena artificiosamente. Marca las líneas fundamentales de la espiritualidad que se debe respirar en la Iglesia. Idea-maestra: «Si alguno quiere ser el primero que sea el último de todos». Es decir: "el servidor de todos" (v 35). Signo pedagógico: al estilo de los profetas, que hablaban con gestos, el Maestro pone un niño en medio de ellos. Lección viva de pequeñez. De humillación connatural. De «infancia evangélica». A continuación, en torno siempre a la presencia del niño, va desgranando reflexiones, consejos y mandamientos: acoger a los pequeños, ser abierto y comprensivo con los demás, no escandalizar a los débiles y saberse débil ante el escándalo... Si continuásemos la lectura hasta el final de esta cadena de sentencias, encontraríamos el consejo-clave de la conversación entera: «Convivid en paz unos con otros» (50). La paz florecerá en las comunidades cristianas si los discípulos hacen suyo el espíritu evangélico de humildad y sencillez.
I. Goma, La Biblia día a día, Ediciones Cristiandad.Madrid-1981.Pág. 895 S.



5.- El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos
En la sección 8,27-10,52, que presentábamos el pasado domingo, hoy encontramos el segundo anuncio de la pasión. Cada uno de los tres anuncios va seguido de una enseñanza particular a los discípulos que pretende romper malentendidos.
"No quería que nadie se enterase". Jesús, llegado a este punto, considera que su misión pública ha acabado. Ha dicho y ha hecho ya todo lo que pretendía. Lo importante es que ahora la gente, y más todavía sus discípulos, asimilen su enseñanza y la traduzcan a sus vidas.
La realidad con la que Jesús se ha de enfrentar es dura: sus discípulos no le entienden. Empieza a gustar el fracaso del evangelizador, que llegará a su culmen en la cruz, a la que acaba de aludir. Prueba de esto es la preocupación por ser el más importante. Preocupación ya entonces de moda entre los círculos de los fariseos: el protocolo a observar en las sinagogas, en los banquetes fraternos del movimiento, en las reuniones... Jesús rompe esquemas y protocolos.
La figura bíblica del niño no es símbolo de ternura e inocencia, sino de marginación e indefensión. Los niños eran entonces pequeños esclavos de los adultos, sobre todo entre las clases populares. Acoger a uno de ellos es acoger al mismo Cristo.
Jordi Latorre, Misa Dominical 2000, 12, 16



6./Mt/18/01-10 (paralelo): INFANCIA-ESPIRITUAL  NIÑO 
A la pregunta única de los discípulos ("¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?") Jesús da una respuesta triple. Con ello se amplía considerablemente la perspectiva. Helas aquí: si no os hiciereis como niños no entraréis al reino de los cielos; el que se hace pequeño como un niño será el mayor en el reino de los cielos; el que acoge aunque sólo sea a uno de estos niños en mi nombre, a mi me acoge. Cada respuesta ha de ser examinada aparte, y es importante poner de relieve los múltiples significados que asume sucesivamente la palabra niño (o pequeño).
Jesús llama a sí a un niño y lo coloca en medio de los discípulos; en un gesto plástico, ilustrativo, como solían hacerlo los antiguos profetas, y aquí niño significa justamente un niño. Pero ¿qué significa la expresión siguiente "hacerse como los niños" (v.2)? Es importante responder exactamente, aunque no es fácil, porque la invitación de Jesús es particularmente solemne ("En verdad os digo..."), y pone una condición indispensable para la salvación ("no entraréis en el reino de los cielos"). Inmediatamente hay un aspecto claro: la semejanza del niño, que el discípulo debe apropiarse, no es una cualidad espontánea, sino que únicamente es posible en la conversión; o sea, forma parte de aquel cambio radical de la persona (mentalidad y comportamiento) que es precisamente la conversión evangélica.
Pero la pregunta queda en pie: ¿En qué sentido debe el discípulo asemejarse al niño? Probablemente el contexto originario de la invitación de Jesús se encuentra en la escena de los niños que le salen al encuentro (/Mt/19/13-15/Mc/10/13-16/Lc/18/15-17). Jesús se sorprende al ver el abandono y la confianza de los niños; lo aceptan sin miedo y sin cálculos; sin demasiados porqués; al contrario que los adultos, constantemente vacilantes, complicados en continua búsqueda de excusas y justificaciones. Para entrar en el reino hay que ser así: disponibles, confiados, simples; hay que abandonarse a la fe con sencillez de niño.
-El Niño Y La Necesidad
La segunda palabra de Jesús ("El mayor es el que se hace pequeño") corresponde perfectamente a la pregunta de los discípulos e introduce una nueva perspectiva. Aquí el pequeño no es ya el símbolo de la disponibilidad y de la sencillez, sino el símbolo de quien carece de grandeza, de quien no cuenta, de quien sirve. Pequeño es quien es pobre, sin peso, olvidado, no tenido en consideración. El primer puesto en la comunidad y en el amor de Cristo es para éstos. Hay una doble invitación. Primero: vosotros discípulos (y esto vale ante todo para la autoridad), poned a los pequeños en el primer puesto de vuestra consideración. Segundo: si queréis contar en el reino de Dios, haceos pequeños, o sea, poneos en actitud de servicio. Aquí la pequeñez no es ya una situación de hecho, sino una dimensión espiritual, que se traduce concretamente en la actitud del servicio.
La tercera palabra de Jesús ("El que recibe a un niño, a mí me recibe") trae a la memoria la parábola del juicio (Mt/25/31-46) y el final de discurso misionero (Mt/10/42). Así el niño asume una vez más un sentido nuevo; no es el niño en sentido propio, ni el símbolo de la disponibilidad, ni el que no cuenta, ni el que sirve; es más exactamente el necesitado. Es el sediento, el hambriento, el desnudo, el prisionero, el marginado (Mt 25). Y es también el discípulo o el misionero que llama a la puerta de casa para sentarse un instante (Mt 10,42).
-El Escándalo De Los Pequeños
El discurso sigue desarrollando todavía el tema del pequeño e introduciendo un nuevo motivo: el escándalo (vv. 6-10). En el lenguaje bíblico, el escándalo se sitúa en el plano de la fe, más que en el plano de la moral. Escándalo es todo lo que pone a prueba la fe y la desorienta. Jesús condena con violencia a los que escandalizan a los "pequeños" que creen en él. Pequeños no son los niños, sino los fieles simples, incapaces de soportar las novedades y los atrevimientos de los "maduros"; su fe es frágil, quizás inmadura, escandalizable; también éstos entran en el número de los pequeños que tienen derecho al primer puesto en la comunidad. La comunidad debe crear un ambiente que facilite su crecimiento en la fe; no debe constituir un obstáculo que obligue a los débiles a sucumbir.
Este me parece que es el sentido de la otra afirmación: "Guardaos de despreciar a uno solo de estos pequeños". Quizás "despreciar" no sea la traducción mejor (es demasiado fuerte), sino "descuidar". La comunidad no puede obrar como si no existieran estos pequeños; no puede hacer reformas sin tener en cuenta las repercusiones de las mismas en la fe de los pequeños. Mas, por desgracia, la comunidad (ya la de Mateo) se siente tentada a menudo a lo contrario; por tanto, ellos no cuentan, no tienen peso; el futuro está en otras manos... Pero no es así en la estimación de Dios: "Sus ángeles en el cielo ven el rostro de mi Padre que está en los cielos".
Bruno Maggioni, Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 187