viernes, 30 de noviembre de 2012

LECTURA Y COMENTARIO DEL I DOMINGO ADVIENTO - CICLO C - 02 DE DICIEMBRE 2012


LA VIDA DESPIERTA


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 33,14-16

Miren que llegan días –oráculo del Señor– en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: Señor-nuestra-Justicia.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 24 4bc-5ab.8-9. 10 y 14)

A Ti, Señor, levanto mi alma

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres  mi Dios y Salvador. R.

El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad,
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da conocer su alianza. R/.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3,12–4,2

Que el Señor los colme y los haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así los fortalezca internamente; para que, cuando Jesús nuestro Señor vuelva acompañado de todos sus santos, se presenten santos e irreprensibles ante Dios nuestro padre. Para terminar, hermanos, por Cristo Jesús les rogamos y exhortamos: han aprendido de nosotros como proceder para agradar a Dios: pues procedan así y sigan adelante. Ya conocen las instrucciones que les dimos en nombre del Señor Jesús.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21,25-28.34-36:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.»

COMENTARIO

Comenzamos hoy un nuevo año litúrgico y Jesús abre nuestro adviento con una serie de imperativos: ¡Pónganse en pie!, ¡Levanten la cabeza!, ¡Estén sobre aviso!, ¡Manténganse despiertos!, ¡Oren!.
Casi diríamos que se trata de un despertar muscular; hay que desterrar la imagen de unos cristianos que caminan cansados o asustadizos por la vida. Van con la cabeza erguida, hacia la fantástica aventura de un mundo nuevo: “Verán al hijo del hombre venir en la plenitud de su poder y de su gloria”.
Evidentemente, para los cristianos la vida es tan difícil como para los demás: la misma mezcla de esperanza y decepciones, de trabajos logrados y de fracasos. La enorme diferencia está en que nosotros sabemos que todo esto tiene un sentido global, aunque en detalle las cosas nos parezcan oscuras. Sabemos de dónde venimos y adónde vamos: nacidos del amor, vivimos bajo una mirada de amor y vamos hacia el amor. A veces nos dicen: ¿Qué cambios producen la fe en ustedes?”. ¡Lo cambia todo!. Como el sol, vivimos la misma cosas, pero en la luz. “El que me sigue, dice Jesús no camina en la noche” Caminamos bajo el sol de la primera venida de Cristo: navidad. Y avanzamos hacia el esplendor de su última venida.
Vivir  tan luminosamente, mantenerse en el amor y en la esperanza, eso es el despertar cristiano. “¡Permanezcan despiertos!”.¿Por qué no tomar esto como una invitación a nuestro propio despertar de cristianos?. ¡Sentir ganas de vivir a fondo nuestra fe!.
¿Es posible describir esta vida despierta?. Cada mañana es un hallazgo de Jesucristo y de su evangelio. Volvemos a tomar, mediante una pequeña lectura, una oración rápida o una meditación más larga, la resolución de estar atentos a Dios, a nuestra tarea a las personas con las que hemos de tratar. Pero habrá que vigilar constantemente la “pesadez de nuestro corazón”. “Cuidado, nos dice crudamente Jesús no se les embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida”.
Y nos muestra además dónde podemos encontrar esta voluntad de despertar; “¡Oren!”. Los que descuidan este imperativo deberían dejarse penetrar hoy por la grave advertencia final: “Pidan fuerza en todo momento para escapar de todo lo que va a venir y poder así manteneros en pie delante de mi”.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez

sábado, 24 de noviembre de 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE DEL 2012


LECTURA Y COMENTARIO DEL DOMINGO XXXIV – CRISTO REY DEL UNIVERSO – CICLO B – DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE DEL 2012
  

 TÚ LO DICES: SOY REY
PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel (7,13-14):

Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

SALMO RESPONSORIAL (Sal  92,1ab.1c-2.5)

El Señor reina, vestido de majestad

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.

Tus mandatos son fieles y seguros; l
a santidad es el adorno de tu casa, Señor,
por días sin término. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro del Apocalipsis (1,5-8):

Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre.
A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Miren: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén. Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.».

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan (18,33b-37):

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío?. Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.».
Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.».

COMENTARIO

La situación es bastante conocida: tras haber sido proclamada la culpabilidad de Jesús por las autoridades judías, una delegación oficial ha acudido con el reo al palacio de Herodes en Jerusalén, residencia ocasional del procurador romano Poncio Pilato, para solicitar de éste el comienzo de un proceso contra Jesús. El evangelio de hoy es el comienzo de la versión de Juan sobre este proceso. El interrogatorio del juez al acusado versa sobre si éste es o no el rey de los judíos. El acusado lo sostiene con matices. Indudablemente estos matices explican una noticia dada con anterioridad por el evangelista: "Dándose cuenta Jesús de que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez al monte, él solo" (Jn. 6,15). Es, pues, claro que Jesús no es rey en el sentido político habitual del término. De serlo en este sentido tendría las instituciones y cuerpos adecuados, los que no tiene. La realeza de Jesús no pertenece al orden de este mundo, pero esto no quiere decir que no sea para este mundo o no se dé en este mundo. Y es que la palabra mundo tiene en el cuarto evangelio dos sentidos. Unas veces expresa valoración. En estos casos suele ir acompañado del demostrativo este. Otras veces expresa espacio y designa el lugar de los humanos, es decir, la tierra. En la primera acepción, mundo tiene matiz negativo; en la segunda, no. En el texto de hoy se encuentran las dos acepciones.
La realeza de Jesús esta en relación a la verdad. Tremenda palabra. ! Cuánta intransigencia y tensión pueden encerrarse en ella! Fijémonos en un hecho curioso y significativo. Cuando empleamos esta palabra en nuestras conversaciones y disputas solemos utilizarla con los verbos tener o estar. Tengo la verdad, estoy en la verdad. En el cuarto evangelio, en cambio, jamás se emplea con estos verbos. Se emplea con los verbos ser, conocer, hacer.
El que hace la verdad se acerca a la luz (Jn 3,21). La verdad no la concibe Juan como posesión o estado adquirido, sino como quehacer o tarea. Por consiguiente, jamás puede esgrimirse como algo que da derecho. La primera vez que aparece en el cuarto evangelio forma pareja con gracia (cfr.Jn.1,14) y se contrapone a ley. "La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad se hicieron realidad por medio de Jesús" (Jn.1,17). Esta verdad agraciada dice relación al descubrimiento de quién es Dios. A Dios nadie lo ha visto jamás; es el Hijo único, que es Dios y está al lado del Padre, quien lo ha explicado (Jn.1,18). Por eso y en este sentido Jesús es rey. El saca a la luz a Dios, velado por la religiosidad de la ley. La verdad es el alumbramiento de Dios hecho por Jesús. Y este alumbramiento hace personas libres. La verdad los hará libres (Jn 8,32). Pero debe quedar muy claro que el problema es intra-religioso o, como diríamos hoy, intraeclesial.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez

viernes, 16 de noviembre de 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO 18 DE NOVIEMBRE DEL 2012


DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B - 
18 DE NOVIEMBRE DEL 2012



PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel (12,1-3):

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 15,5.8.9-10.11)

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos (10,11-14.18):

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a lo que van siendo consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,24-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprendan de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deduzcan que el verano está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sabrán que él está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.».


COMENTARIO

ÉL VIENE Y VENDRÁ

 

1º LECTURA: Daniel 12, 1‑3: Por aquel tiempo se salvará tu pueblo

SALMO RESPONSORIAL: Sal 15.  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

2º LECTURA: Hb.  10, 11‑14. 18: Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre los que van siendo consagrados

EVANGELIO  Mc. 13, 24‑32: Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos


“El sol se hará tinieblas” dice Jesús, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo”. Tanto el Génesis (Gen 1, 1 y 16) como Jesús evocan en final con el estilo tradicional de los Apocalipsis, la misma trilogía: el sol, la  luna, y las estrellas, es decir el mundo, el universo. Al principio había surgido un mundo con su espacio y su evolución a lo largo de los siglos. Al final surgirá otro mundo distinto, en otro espacio y por toda la eternidad.
La Biblia no pretende hacer ciencia: es un libro religioso, nos da a conocer los planes de Dios: lo mismo  que hubo un comienzo, la creación, habrá también un final y un volver a comenzar marcado por la llegada triunfal de Jesús. “Entonces verán venir al hijo del hombre  sobre las nubes, con gran fuerza y majestad, y enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos”. Esto es lo esencial, el nuevo espacio, la nueva historia: vivir todos, eternamente, con Jesús. Un Jesús que toma sus verdaderas dimensiones: él es el final de nuestro mundo, él es el comienzo del nuevo, él es la eternidad. Marcos escribió su evangelio para decirnos que Jesús es el Hijo de Dios.
¿Y cómo podría decirlo mejor que con esta visión? Jesús vendrá, lo organizará todo, y eso será la  vida eterna. Jesús será nuestra eternidad y “Lo veremos venir sobre las nubes”. La creación ha sido hecha con vista a la llegada triunfal. La humanidad ha nacido para este radiante amanecer. La historia de los hombres no es sino el parto de su segundo y definitivo nacimiento al mundo, al mundo de Jesús al mismo de Dios. Aguardando ese día, a pesar de sus lágrimas de su noche y de sus gritos, los hombres viven su primavera por así decirlo: las ramas se van poniendo tiernas y brotan las primeras hojas. A nosotros nos toca creer que Jesús está “a la puerta”  en el sentido de que todo cuanto es vivido por los hombres y cuanto vivieron desde el comienzo de los tiempos va avanzando hacia el día y la hora en que desaparecerá el mundo antiguo y comenzará el mundo que nuestro Padre celestial ha soñado para nosotros  y organizado en torno a Jesús.
Vamos caminando hacia el fin, hacia nuestro propio fin, tanto si somos jóvenes como si hemos llegado a la vejez, Jesús está a nuestra puerta, cada día anuncia el último día, cada  día se van estrechando las fronteras entre nuestro mundo de aquí y nuestro mundo de allá. No se trata de una amenaza, sino de una visión tranquila en  el que pondremos el pie en el mundo de Jesús, cuando suenen las trompetas  de la gran resurrección.
Pero, ¿cuál es mi primavera actual? “Estén despiertos”, dice Jesús al final de su discurso. Esto quiere decir que hemos de estar preparados para la vida eterna.  ¿Van haciéndose más tiernas mis ramas de amor a mis hermanos? ¿Van brotando las hojas de mis actos de justicia y de generosidad?.
Sólo tú,  Señor, eres capaz de convertir mis días en días llenos a la vez de vida y de esperanza. ¡Ven,  Jesús, ven cada mañana hasta que llegue la gran mañana! ¡Maranata!. ¡Ven Señor!
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez

martes, 6 de noviembre de 2012

LECTURA Y COMENTARIO DEL DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DEL 2012

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B - 11 DE NOVIEMBRE DEL 2012


LA POBRE VIUDA HA ECHADO MÁS QUE NADIE


PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de los Reyes (17,10-16):

En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.».
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."».
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 145,7.8-9a.9bc-10)

Alaba, alma mía, al Señor

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos (9,24-28):

Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.».
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Les aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.».

COMENTARIO DEL EVANGELIO

En la segunda parte de este evangelio, Jesús quiere llevarnos a un terreno que nos da miedo: el terreno de la generosidad loca. La generosidad la practicamos todos, pero una generosidad sensata. Jesús se divierte observando a la gente que va echando dinero en una de las trece alcancías del templo. Comprueba que “muchos ricos echaban en cantidad”, pero eso le dejaba bastante frío. Y de pronto su vista se clava en algo muy diferente: la ofrenda de una pobre viuda. Y les revela este gesto loco a sus discípulos, menos atentos a las cosas porque no pueden, como él, pasar por encima de las  apariencias: “En verdad les digo, esa viuda, que es pobre, ha echado en la alcancía más que nadie” (Exactamente dos "leprosos" que era la moneda más pequeña). ¡Curiosa aritmética! Por un lado grandes cantidades, por el otro unos centavos. Sin embargo, Jesús afirma, esas moneditas valen más que los buenas monedas de los demás. Y entonces saltan las dos palabras que tanto nos disgustan porque nos culpabilizan y nos echan en cara muchas cosas: lo superfluo y lo  necesario. A uno le gustaría sentirse generoso cuando da, sobre todo cuando da mucho. Tenemos ganas de ser un poco locos y dar muchas de nuestras cosas a los necesitados: ropa, muebles o dinero, pero nos retiene un enorme cable: “¿Y si mañana nos faltase?”. Entonces se apaga la hermosa antorcha de la generosidad.
Es que ese fuego no puede arder más que con la fe. La viuda a la que admira Jesús es de una pobreza que nos da realmente miedo, pero es rica en una fe que le da ganas de reír al desaparecer sus últimos céntimos. Solamente la fe es capaz de extorsionar el miedo a la escasez ¡Y eso cuesta!. “Su Padre, dice Jesús, conoce sus necesidades. Cuando oren, digan: danos hoy nuestro pan de cada día”. A nosotros nos gustaría añadir: “Y el pan de mañana”. Mañana ¿seguiré todavía en mi puesto de trabajo?. ¿Tendré una pensión suficiente?. ¿Quién sabe si me caerá encima un accidente, una enfermedad grave?. Esos pensamientos no son un buen terreno para que podamos cultivar allí la generosidad.
Pero Jesús nos mira: “En verdad les digo; ella ha echado de lo que le hace falta, todo lo que tenía para vivir”. Imposible no pensar en el mismo Jesús, que también va a darlo todo. La pobre viuda es el último personaje que el evangelio pone ante nosotros antes de la pasión. ¿Nos habíamos dado cuenta de que esta mujer es una de las imágenes más hermosas de Jesús? Ella rechaza nuestros cálculos de lo necesario, nuestros miedos a carecer el día de mañana y hace que explote el don y la fe: “Dios mío, lo doy todo porque no tengo miedo de nada”. Por eso precisamente la admira Jesús; porque es de su misma raza. ¿Dónde encontrar la fuerza para avanzar por el camino de esa locura?. En la fe. Hay que abandonar la fe teórica y asustadiza para hundirse en verdaderas experiencias de fe. Mientras nuestra fe siga flirteando con nuestros miedos, nos quedaremos en una generosidad demasiado “sensata”.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez