miércoles, 25 de febrero de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO II DOMINGO CUARESMA CICLO B - 2 MARZO 2015

ESTE ES MI HIJO AMADO, ¡ESCÚCHENLO!



ORACION COLECTA
Señor, Padre santo, tu que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, como mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 22, 1-2.9-13.15-18.

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abraham, llamándole: “¡Abraham!”. Él respondió: “Aquí me tienes”. Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré”. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abraham levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
 Entones Abraham tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: “¡Abraham, Abraham!”. Él contestó:” Aquí me tienes. El ángel le ordenó: “No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tú único hijo”. Abraham levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en  lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abraham desde el cielo: “Juro por mí mismo -  oráculo del Señor -: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tus descendencia, porque me has obedecido”.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 115 )

Caminaré en presencia del Señor

Tenía, fe, aun cuando dije: “¡Qué desgraciado soy!”. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. R.

Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. R.

Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo, en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b-34.

Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros?. El que no perdonó a su Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a darnos gratuitamente todas las demás cosas juntamente con él?. ¿Quién acusará a los elegidos de Dios?. Dios es el que salva. ¿Quién condenará?. ¿Será acaso Cristo, que murió, más aun, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?.

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 9, 1-9.

En aquel tiempo, Jesús se10llevó a Pedro, a Santiago y a Juan. Subió únicamente con ellos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de una blancura deslumbrante, como nadie en el mundo podría blanquearlos.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien se está aquí!. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y  otra para Elías”. No sabía lo que decía, porque estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube. “Este es mi Hijo amado, escúchenlo”.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: “No cuenten a nadie lo que ustedes han visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”. Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de “resucitar de entre los muertos”.

COMENTARIO

  “No vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos”. No sé si les impresiona ese “solo”. Marcos acaba así su relato de la transfiguración después de haberlo empezado con la misma idea de soledad: “Cogió Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan y subió con ellos solos”. Tenemos la impresión de una escena de iniciación, reservada a los tres íntimos que tendrá a su lado en Getsemaní.
La consigna habitual, pero más severa en este caso, viene a acentuar este ambiente de secreto: “No cuenten a nadie lo que han viso”.  Hay que preservar en toda su pureza un misterio al que es imposible llegar sino después de una dura subida: “Subió con ellos solos a una montaña alta y apartada”.
Dios mismo revela el misterio: “Ese hombre con quien viven, a quien escuchan, al que admiran, pero que tanto les desconcierta, ¡es Hijo mío!”. La aparición de Elías y de Moisés trae algo más: ese hombre es ciertamente el prometido, el esperado, aquél hacia quien avanzaba toda la historia.  Antes de él fueron muchos los que hablaron, pero él es la palabra definitiva, absolutamente única. He aquí por qué se retira tan soberanamente solo a la soledad más alta. Sin embargo, es él mismo todo un mundo de presencias. Vuelto hacia el Padre y empapado del Espíritu, manifiesta la vida trinitaria, el mundo de Dios.
En él habita también el mundo de la Biblia: “Comenzando por  Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería en toda las escrituras” (Lc 34, 27). En él vibran las esperanzas y los sufrimientos de los hombres; él se prepara al acontecimiento que va a salvarnos a todos, su muerte-resurrección. Y si nuestra mirada se dirige más allá todavía, hasta el fin del mundo, Jesús se nos presenta entonces “en poder” (Mc 9, 1). Verbo de Dios, hijo del Hombre, reuniendo a todos los hombres ante los   ángeles, inaugurando las nuevas tierras y los cielos nuevos.
Contemplar de este modo a Jesús, en esta soledad de una plenitud  única, puede  llevarnos  a  recibir un mandato-consejo cuya fuerza quizás no habíamos percibido aún por completo: “Escúchenlo”. La única consigna del Padre recibida casi en directo. Esa consigna puede decidir de nuestras vidas. Cuando escuchamos a Jesús, ¿a quién escuchamos?. Volvamos a nuestra contemplación, quedemos en nuestra contemplación.
Cuanto más veamos a quién escuchamos, más se convierta nuestra cita en gozo y más ensanchará nuestra vida

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, al Padre misericordioso, para que escuche la oración de su pueblo penitente:

1.- Para que la gracia de Cristo brille sobre las Iglesias desunidas y la transfigure. Roguemos al Señor.

2.- Para que la gracia de Dios brille sobre los pueblos dispersos, marginados y la esperanza los transfigure. Roguemos al Señor.

3.- Para que en esta Cuaresma los pecados regresen a la Iglesia y estén activos en ella. Roguemos al Señor.

4.- Para que la gracia de Cristo brille sobre nosotros y sepamos morir para después resucitar con él. Roguemos al Señor

Te bendecimos, Padre, porque Cristo en su transfiguración, después de haber anunciado a sus discípulos su pasión  y muerte, les mostró en el monte Tabor su transfiguración, haz que siguiendo en todo su huellas, seamos transfigurados con él en la luz de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor que esta oblación borre nuestros pecados, santifique los cuerpos y las almas de tus siervos y nos prepare a celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Te damos gracias, Señor, porque al darnos en este sacramento el cuerpo glorioso de tu Hijo nos haces partícipes, ya en este mundo, de los bienes eternos de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 02: Dn 9, 4-10; Sal 78, 8-9.11-13; Lc 6, 36-38.
Martes 03: Is 1, 10.16-20; Sal 49, 8-9.16-17.21-23; Mt 23, 1-12
Miércoles 04: Jr 18, 18-20; Sal 30, 5-6.14-16; Mt 20, 17-28.
Se puede celebrar la memoria de san Casimiro (Blanco)
Jueves 05: Jr 17, 5-10; Sal 1, 1-4.6; Lc 16, 19-31.
Viernes 06: Gn 37, 3-4.12-13.17b-28; Sal 104, 16-21; Mt 21, 33-45-46.
Sábado 07: Mi 7, 14-15.18-20; Sal 102, 1-4.9-12; Lc 15, 1-3.11-32.
Domingo 08: Domingo III de Cuaresma.
Ex 20, 1-7; Sal 18, 8-9.10-11; 1Cor, 1, 22-25; Jn 2, 13-25.