viernes, 5 de agosto de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XIX TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 7 AGOSTO 2016

ESTÉN PREPARADOS


ORACION COLECTA
Dios  todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre, aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de la Sabiduría 18,6-9

La noche de la liberación se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran ánimo, al conocer con certeza la promesa de que se fiaban. Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables, pues con una misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas, llamándonos a ti. Los hijos piadosos de un pueblo justo ofrecían sacrificios a escondidas y, de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada: que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes; y empezaron a entonar los himnos tradicionales.

SALMO RESPONSORIAL (32)

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,  como lo esperamos de ti. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 11,1-2.8-19

La fe es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba de aquellas que no se ven. Por ella recibieron testimonio de admiración los antiguos. Por la fe Abrahán, obedeciendo la llamada divina, partió para un país que recibiría en posesión, y partió sin saber a dónde iba. Por la fe vino a habitar en la tierra prometida como en un país extranjero, viviendo en tiendas de campaña, con Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. Porque él esperaba la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe recibió también Sara el poder de concebir, fuera de la edad propicia, porque creyó; en la fidelidad de aquel que se lo había prometido. Precisamente por esto, de un solo hombre, ya casi muerto, nació una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como los incontables granos de arena que hay en las playas del mar. Todos éstos murieron en la fe sin haber obtenido la realización de las promesas, pero habiéndolas visto y saludado de lejos y reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Ahora bien, aquellos que hablan así demuestran claramente que buscan la patria. Y si ellos hubiesen pensado en aquella de la que habían salido, hubiesen tenido oportunidad para volver a ella. Ellos, en cambio, aspiraban a una patria mejor, es decir, celeste. Por eso Dios no se avergüenza de ellos, de llamarse «su Dios», porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; e inmolaba a su hijo único a aquel que había recibido las promesas, a aquel de quien le había sido dicho: De Isaac saldrá una descendencia que llevará tu nombre. Porque pensaba que Dios tiene poder incluso para resucitar a los muertos. Por eso recobró a su hijo. Esto es un símbolo para nosotros.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,32-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vendan sus bienes y den limosna; hacer talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está su tesoro allí estará también vuestro corazón. Tengan ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Ustedes estén como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo ustedes, estén preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.».
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?».
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Les aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.».

COMENTARIO

Maranata significa “¡Ven Señor!”. Es la última palabra de la Biblia y era la oración apasionada de los primeros cristianos. Ha vuelto a ser también la fórmula de oración de algunos cristianos de hoy, sobre todo en los ambientes carismáticos. Vale la pena que meditemos en ella. Maranata pide el fin del mundo, aquel formidable día en que Cristo apareciéndose en todo el esplendor de su gloria, inaugurará la nueva vida de los hombres en plena vida de Dios. Porque Dios mismo, nos dice Jesús, nos invitará al gozo de lo que él es: “Se pondrá el delantal, los sentará a la mesa y le irá sirviendo uno a uno. Pero por muy extraordinario que sea este final grandioso y por muy lleno de amor que esté, quizás no obsesiona bastante nuestros días y nuestras noches. Nos cuesta comprender qué es  lo que Jesús quiere de nosotros cuando nos dice: “Vivan como hombres que aguardan”. Y cuando repetimos dócilmente  según sus enseñanzas: “Padre, venga a nosotros tu reino” esto no hace palpitar nuestro corazón en la tensa espera, a pesar de que el sentido de esta frase está claro: “Qué llegue ese mundo final en el que tú reinarás”. Viene ya. Caminamos hacia su plenitud, pero viene en el esbozo que de él vamos haciendo. La escatología es una aurora lejana que ilumina el progreso de la humanidad hacia el sol eterno. Por consiguiente, la esperanza   cristiana  no   es   ni   mucho   menos  estática  e
inmovilizante. Es la conciencia de un parto gigantesco. Esa espiritualidad tan segura que siempre nos han enseñado es muy clara: hay que vivir plenamente el día de hoy. Pero se trata del “hoy de Dios” lleno de Dios y lleno de su espera. Es delicada esa dosificación entre la acción inmediata y la espera. Varía con las épocas e incluso con cada temperamento. Siempre habrá en definitiva enamorados de la tierra y soñadores del cielo. Sin embargo, el que habla de dosificación dice por eso mismo que se necesitan las dos cosas y en cada uno de nosotros, la espera, si pero en una paciencia muy activa. El razonar entre el hoy y el mañana tiene que estar siempre bajo vigilancia, pues corrió ya el peligro de falsearse desde los comienzos del cristianismo. Los tesalonicenses de san Pablo se agarraron tan bien al Maranata que se cruzaron de brazos y no querían trabajar. “No, les dice san Pablo, ¡El día del Señor no ha llegado! ¡Hay que vivir, hay que trabajar!” (2Tes). Nosotros nos hemos encargado de aprender bien esta lección ya que nuestro hoy está súper-ocupado hasta cometer una grave infidelidad contra la escatología. “¿Los últimos tiempos?”. ¡Ya vendrán! Incluso entre los cristianos se cede a veces a dos estilos de vida mortales para el Maranata, el alzarse de hombros y tratar de cumplir la agenda febril.

PLEGARIA UNIVERSAL

Danos fuerza, Señor y no dejes de alimentar a tu pueblo que confiadamente presenta estas suplicas. Repetimos: R. Escucha a tu pueblo, Señor.

1.-  Por el Papa Francisco, los Obispos, los sacerdotes y todos aquellos que proclaman al mundo el Pan de Vida, para que no se cansen nunca de proclamar la eficacia de la Eucaristía. Escucha a tu pueblo, Señor.

2.-  Por los Presidentes de Estado, los Jefes de Gobierno,  los presidentes regionales y las autoridades locales, para que actúen de forma conjunta y esto revierte en beneficio de los pueblos. Escucha a tu pueblo, Señor.

3.- Por aquellos que sufren de depresión o desesperación y por los que dudan del valor de la vida, a fin de que se vean socorridos por la fuerza de Dios para enfrentar las dificultades del camino. Escucha a tu pueblo, Señor.

4.- Por aquellos que viven alejados de Dios, como si Dios no existiera para que tengan la experiencia de un encuentro decisivo con su presencia divina en su existencia. Escucha a tu pueblo, Señor.

5.- Por todos nosotros para que – como nos pide san Pablo-  seamos buenos, comprensivos y misericordiosos. Escucha a tu pueblo, Señor.

Padre, atiende las necesidades que te hemos manifestado en estas plegarias y también aquellas otras necesidades que tu bien sabes que tenemos. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, los dones que le has dado a tu Iglesia para que pueda ofrecértelos y transformarlos en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

 ORACION DESPUES DE LA COMUNION

La comunión en tus sacramentos nos salve, Señor, y nos afiance en la luz de tu verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 8: Ez.1, 2-5.24-28; Sal 148; Mt. 17, 22-27.
Martes 9: Ez. 2, 8—3, 4; Sal 118; Mt. 18, 1-5.10.12-14.
Miércoles 10: Cor. 9, 6-10; Sal 111; Jn. 12, 24-26.
Jueves 11: Ez. 12, 1-12; Sal 77; Mt. 18, 21—19, 1.
Viernes  12: Ez. 16, 1-15.60.63; Is. 12, 2-6; Mt. 19, 3-12.
Sábado 13: Ez. 18, 1-10.13b.30-32; Sal 50; Mt. 19, 13-15.
Domingo 14: Jer. 38, 4-6.8-10; Sal 39; Heb. 12, 1-4; Lc. 12, 49-53.



COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 12, 32-48

1.CODICIA/RIQUEZAS: Texto. Forma parte de una larga conversación de Jesús con sus discípulos. El desencadenamiento de la misma ha sido un litigio de herencia (domingo pasado). Jesús empieza señalando la raíz de estos casos: la codicia. A continuación da un paso más: Por esto os digo: no andéis agobiados pensando qué vais a comer o con qué os vais a vestir. Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ello. Buscad más bien su reino y tendréis también todo aquello (/Lc/12/22/30-31). Es decir, Jesús les propone a sus discípulos un punto de mira distinto: el mundo del Padre en vez del mundo de las riquezas. Aquí se entronca el texto de hoy: No tengáis miedo, pequeño rebaño, de que vuestro Padre haya querido confiaros su reino. Prefiero este matiz al de la traducción litúrgica. Siguen después unas invitaciones a desprenderse de los bienes (vs. 33-34) y a vivir en perspectiva de futuro (va. 35-40). Esto último se expresa con la imagen de unos criados a la espera de su amo y la de un propietario que trata de impedir que los ladrones le roben. Enseñanza plástica, a través de una parábola.
Pedro quiere saber quiénes son los destinatarios de esta parábola. ¿Has dicho esa parábola por nosotros o por todos? Para el lector no queda claro quiénes son unos y otros. Dos comentarios antiguos que tengo delante entienden el "nosotros" de los doce y el de "todos" de los discípulos. Creo sin embargo que, por el modo como Lucas estructura el auditorio en el cap. 12, el "nosotros" se refiere a los discípulos y el "todos" a la gente en general. Aunque como vamos a ver por el tipo de respuesta de Jesús, la distinción no tiene mayor importancia. La respuesta de Jesús no es directa.
Basta fijarnos en ella para ver que no guarda relación con los términos de la pregunta (vs. 42-48). Esto significa que Jesús no acepta el planteamiento de Pedro. Lo que Jesús hace es contar una nueva parábola con vistas a replantear el problema en otros términos. Algo parecido a lo que veíamos hace cuatro domingos a propósito del prójimo. En el texto de hoy, el planteamiento de Jesús se encuentra en los versículos finales 47-48. Se habla del criado que sabe lo que su amo quiere y del criado que no lo sabe.
Ambos serán castigados si hacen algo digno de castigo, aunque al que sabía se le castigará más, porque al que mucho se le dio, mucho se le exigirá. El planteamiento de Pedro era exclusivo; por nosotros o por todos. El de Jesús es asertivo: por vosotros y por todos. Vivir en perspectiva de futuro es una actitud que compete a todos en general, aunque probablemente todos tendrán el mismo grado de conciencia de esa perspectiva o no todos la vivirán con la misma intensidad.
Comentario. Jesús acaba de proponer a los discípulos un cambio en su escala de prioridades y de valores: El Padre antes que la comida. La verdad es que un cambio así impone. ¿No imponen acaso estas palabras: "Vended vuestros bienes"? No es ya el miedo teórico, es el miedo práctico: ¿Qué será de mí y de los míos? Vamos a ser honestos y a no rebajar lo que Jesús dice. Sintamos toda la angustia y todo el miedo que queramos. Resistámonos todo lo que queramos. Pero, ¡por favor!, no escamoteemos el sentido de las palabras de Jesús. Está en juego la esencia del ser cristianos. Ya sé que los maximalismos no sirven, que el lenguaje de Jesús era a veces agresivo e hiriente y que respondía a condiciones socioeconómicas infinitamente mucho menos complicadas que las actuales. Pero repito: ¡No acomodemos la palabras de Jesús a nuestras conveniencias! Propongo una solución. ¿Por qué no reconocemos que no estamos dando curso a la idea cristiana de Jesús? ¿Por qué no reconocemos que tenemos mucha tarea por delante hasta poder decir que somos cristianos? Donde hay tarea por realizar hay ilusión. Y donde hay ilusión hay sentido del humor, alegría y humildad. Y la angustia irá desvaneciéndose de nuestro interior y una gran paz tomará en nosotros el puesto de aquélla. "No temas, pequeño rebaño, de que vuestro Padre haya querido confiaros su reino". Hay mucho cariño y mucha fuerza en estas palabras. Buscad al Padre. Descubriréis que nada os faltará para vivir y vivir bien. Ante las palabras "Buscad..." de Jesús se me ocurre la siguiente pregunta: ¿No será que a fuerza de no vender nuestros bienes ya no tenemos bienes? ¿No será que por preocuparnos tanto de nuestra vida ya no tenemos vida? ¡Esto no es vida! exclamamos a veces, ¿Será que intuimos que lo primero es el reino del Padre y después todo lo demás? Ello significaría que nos estamos haciendo cristianos y que empezamos a tener ceñida la cintura y encendidas las lámparas.
ALBERTO BENITO, DABAR 1986, 42



2.- Sentido del texto. No podremos en absoluto comprender estas fascinantes palabras de Jesús si desconocemos desde dónde están dichas. ¿Por qué puede hablar Jesús así? La respuesta es el v.32b: "Vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino". Jesús sabe del Padre y de su alternativa, lo conoce y la conoce. Jesús ha hecho un descubrimiento: "El Reino se parece a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél" (/Mt/13/44). Desde este descubrimiento puede Jesús hablar e invitar como lo hace. Cuando se ha encontrado un tesoro, ¿qué importa la calderilla? ¿Qué miedo se puede tener a desprenderse de la calderilla? La atención y el interés estarán en el tesoro, no en la calderilla. "Buscad primero el Reino y esas otras cosas (alimento, vestido, etc.) las tendréis de sobra", son las palabras inmediatamente anteriores a las del evangelio de hoy (/Lc/12/31).
Secundar la invitación a desprenderse de las propias posesiones es lo mismo que secundar una invitación a desprenderse de la calderilla cuando se tiene un tesoro. Jesús no te invita a quedarte sin nada, sencillamente porque antes ya lo tienes todo. No tengas, pues, miedo a dejar el dinero.
CR/OPTIMISTA: Centra tu atención e interés en la maravillosa alternativa del Reino. Es un inesperado y fascinante valle de colores y de bienestar. Como los antiguos esclavos judíos en Egipto, ponte en disposición de marcha hacia la tierra que mana leche y miel. Estás a punto de llegar a ella. Haz un último esfuerzo: sal de la esclavitud y saborea la fiesta. Lucha, construye, no te desanimes. Te parece que no llegas: no creas a las sirenas que te hablan de realismo. El Hijo del Hombre sale a tu encuentro, está para llegar. ¿Eres cristiano? Lo tienes que demostrar por tu fe inquebrantable en un mundo nuevo. Ser cristiano lleva consigo esa fe. Por ser cristiano has adquirido la responsabilidad de creer en un mundo de colores y de bienestar. Quien no es cristiano no tiene tanta responsabilidad de creer en este mundo como tienes tú. Fuerza, pues, la historia: no te detengas, nunca te conformes, no caigas en la tentación esbozada por Pedro de entretenerte en jerarquizar personas y competencias. Fíjate cómo Jesús no da cabida en su respuesta a este tipo de problemática.
Lo importante es la capacidad de inquietud que tengas y la disconformidad que demuestres.
DABAR 1980, 43



Uno de los puntos más originales de la enseñanza de Jesús -y Lc lo señala más que ningún otro evangelista- es el juicio que hace sobre las riquezas. En la mentalidad general del Antiguo Testamento, las riquezas son una bendición de Dios, y a veces incluso una prueba de que alguien disfruta de su favor. En esta línea, el protestantismo y especialmente el calvinismo tenderá a ver en ella un signo de predestinación. Para Jesús, por el contrario, la riqueza está llena de peligros para el Reino.
HILARI RAGUER, MISA DOMINICAL 1977, 15




4.- Texto. Seguimos en la perspectiva de camino. El texto comienza con la fórmula de confianza "no temas", fórmula que garantiza protección y seguridad, y con el apelativo cariñoso de "pequeño rebaño", para inmediata- mente pasar a formular el motivo de la confianza y del cariño: "El Padre ha tenido a bien confiaros su reino". Manifestación capital en sí misma, por cuanto que supone la realización, al menos parcial, de la segunda petición del Padrenuestro: Venga tu reino. Manifestación, además, fundamental en el conjunto del texto, por cuanto que está a la base de todo lo que en él se dice después.
Tomando como punto de partida este versículo 32, el texto se articula de la siguiente manera:
1. Versículos 33-34. Una vez más nos sale al paso la frase corta y gráfica, desconcertante y agresiva." Vended vuestros bienes y dad limosna". La frase es de las que hieren, porque golpea fuerte. "Tocados" todavía por su impacto, escuchamos después algo sobre el corazón y el tesoro. Empezamos a relacionar: tesoro, dinero, valores, atención, importancia. De repente se nos ilumina el sentido de la frase: el dinero no puede ser el móvil de uno a quien el Padre le ha confiado su reino.
2. Versículos 35-40. Las palabras de Jesús siguen resonando gráficas. "Tened ceñida la cintura". En un mundo en el que se llevan túnicas muy holgadas que llegaban hasta los pies, era inevitable ceñirse la cintura con un cinturón para realizar cualquier actividad que supusiese esfuerzo o movimiento. Tener ceñida la cintura expresaba disposición, entrega a una tarea. Algo parecido hay que decir de las lámparas encendidas, indudablemente una metáfora para designar la actitud despierta y consciente.
Siguen a continuación dos situaciones, dos ejemplos de actitud despierta y consciente: de unos criados; de un dueño de casa. En ambos casos se pone de relieve la misma exigencia: necesidad de una actitud consciente y abierta al futuro.
¿De qué futuro se trata? Nos lo dice el v. 40 y lo formula en términos de venida del Hijo del Hombre. La formulación ahonda sus raíces en la imaginería apocalíptica judía, una imaginería al servicio de la más bella y la más real de las realidades: el encuentro pleno de los hijos con su Padre.
El sentido de los vs. 35-40 aparece claro: uno a quien el Padre le ha confiado su reino vive consciente de caminar hacia el encuentro pleno con el Padre.
3. versículos 41-48. Pedro interrumpe para saber si lo anterior se refiere sólo a ellos o también a todos en general. ¿Has dicho esta parábola por nosotros o por todos? Por el contexto inmediato el nosotros no se refiere a los doce, sino a los discípulos, es decir, al seguidor de Jesús.
En su respuesta Jesús emplea el mismo procedimiento que constatábamos hace cuatro domingos a propósito del letrado que quería saber quién era su prójimo. Jesús no responde en los mismo términos de la pregunta, sino que en los vs. 42-46 comienza contando la historia del posible doble proceder, bueno y malo, de un administrador. A continuación, en los versículos 47-48, centra su atención en el proceder malo y distingue dos nuevas posibilidades, según que ese proceder malo sea consciente o inconsciente. Por último, concluye con la siguiente llamada de atención: Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confía, mucho se le pedirá. Hacia esta llamada de atención va encaminada toda la anterior historia; esta llamada es lo verdaderamente importante de la respuesta de Jesús.
Comparemos ahora esta respuesta y la pregunta. Pedro quiere saber si lo manifestado por Jesús vale sólo para sus seguidores o también para todos. Jesús le contesta que no es eso lo que debe preocuparle como seguidor suyo. Lo que de verdad debe preocuparle es que por ser seguidor suyo tiene unas exigencias y unas responsabilidades, superiores incluso a la demás gente por cuanto un seguidor de Jesús sabe que las tiene y los demás no lo saben. Esas exigencias y esas responsabilidades es lo que de verdad debe de preocupar a un seguidor de Jesús, y no si los demás las tienen o dejan de tener, o si los demás son seguidores de Jesús o no. La respuesta de Jesús, por lo tanto, corrige los demás términos, y el planteamiento de la pregunta de Pedro.
Comentario. A decir verdad el texto no es fácil por cuanto que no deja traslucir a primera vista su articulación interna. A la hora de hablar de él hay que hacerlo partiendo de lo que es la afirmación central: El Padre ha tenido a bien confiaros su reino. El seguidor de Jesús debe vivir sabiendo que el reino del Padre es ya una realidad en él. Su vida goza del cariño, la protección y la seguridad que el Padre otorga. No tengas miedo.
A partir de esta vivencia y de esta certeza, el seguidor de Jesús da curso a un nuevo talante, a un estilo diferente de vida. El texto de hoy apunta dos manifestaciones de este nuevo estilo de vida.
Primera: El seguidor de Jesús no está en la vida para ganar dinero. Segunda: El seguidor de Jesús es sabedor de que camina hacia el encuentro claro y pleno con el Padre. Pero ¡ojo! Se trata de actitudes simultáneas e independientes entre sí. Por lo tanto, el no estar en la vida para ganar dinero no se debe al hecho de caminar hacia el Padre. Lo primero no está subordinado a lo segundo. Si el seguidor de Jesús no está en la vida para ganar dinero, ello se debe a que está en la vida para hacer otras cosas y con otros valores. A su vez, mientras hace esas otras cosas desde otros valores, el seguidor de Jesús sabe que su vida tiene perspectiva de futuro, un futuro que arranca del presente del Padre.
El texto termina con una parte que suele estar bastante maltratada. Una parte realmente maltratada. Hay comentaristas que la interpretan en el sentido de retribución según los méritos. Creo que esta línea de interpretación no tiene para nada en cuenta la articulación del texto. El sentido de la parte final está condicionado por la pregunta de Pedro, aunque no por los términos y su planteamiento. Lo hace por medio de la historia que cuenta, la cual tiene como función el preparar la llamada de atención final, que es donde se recoge el planteamiento o modo de ver las cosas por parte de Jesús. La preocupación de si lo que Jesús dice es aplicable sólo a sus seguidores o a todos en general debe dejar paso a esta otra: como seguidor de Jesús, éste tiene que llevar adelante un estilo de vida no basado en el dinero y consciente de su apertura al Padre. Esta es la tarea del seguidor de Jesús y de ella es de lo que tiene que responder. Los demás ya responderán de la suya, sea ésta la que sea. Lo que debe preocupar al seguidor de Jesús no es el hacer extensiva a los demás su visión de las cosas, sino el vivir de las cosas.
ALBERTO BENITO, DABAR 1989, 41