LA ASCENSIÓN DEL
SEÑOR
ORACION COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso
exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la
ascensión de Jesucristo, tu Hijo es ya nuestra victoria y donde nos ha
precedido el, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como
miembros de su cuerpo. Por Nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los
Apóstoles 1, 1-11
En mi primer libro, querido
Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo, y: enseñando hasta el día,
en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido movido por el
Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión,
dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, apareciéndoseles durante
cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos les
recomendó: No se alejen de Jerusalén; aguarden que se cumpla la promesa de mi
Padre, de la que yo les he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días
ustedes serán bautizados con Espíritu Santo.
Ellos lo rodearon preguntándole:
Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel?.
Jesús contestó: No les toca a
ustedes conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su
autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán fuerza
para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los
confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse
hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo,
viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les
dijeron: Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo?. El mismo Jesús
que les ha dejado para subir al cielo, volverá como le han visto marcharse.
SALMO
RESPONSORIAL (46)
Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de
trompetas.
Pueblos
todos batan palmas, aclamen a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es
sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R
Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al
son de trompetas; toquen para Dios, toquen, toquen para nuestro Rey, toquen. R
Porque
Dios es el rey del mundo; toquen con maestría. Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo
a los Efesios 1, 17-23
Que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y
revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que
comprendáis cuál es la esperanza a la que les llama, cuál la riqueza de gloria
que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder
para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que
desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su
derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y
dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo sino en
el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza,
sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio
según San Mateo 28, 16-20
En
aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les
había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose
a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os
he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo.»
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos a Dios Todopoderoso que ha revestido de honor y de gloria
a su Hijo, que escuche la oración de la Iglesia, peregrina aun por la tierra.
1.-
Por la santa Iglesia de Dios; para que confiese que el Señor reina en los
cielos y no se vea cautiva de los bienes de la tierra. Roguemos al Señor
2.-
Para que en todas las naciones reine la justicia, la concordancia y el amor. Roguemos
al Señor
3.-
Por los fieles que sufren persecución en este mundo: para que el Señor les
acorte la prueba y sean consolados y fortalecidos por la virtud del Espíritu
Santo. Roguemos al Señor
4.- Por el pueblo aquí reunidos: Para que
Dios le manifesté su verdad y en el triunfo de su Hijo lo enriquezca con los
bienes eternos. Roguemos al Señor
Escucha, Dios eterno, nuestra oración y pues creemos que el
salvador de los hombres está sentado en el trono de tu gloria, concédenos que
le sintamos también presente entre nosotros, según tu promesa hasta el fin de
los tiempos. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Te presentamos, Señor nuestro sacrificio para celebrar la
gloriosa ascensión de tu Hijo; que la participación en este misterio eleve
nuestro espíritu a los bienes del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Dios todopoderoso y eterno que,
mientras vivimos aun en la tierra, nos das parte en los bienes del cielo, haz
que deseemos vivamente estar junto a Cristo, en quien nuestra naturaleza humana
ha sido tan extraordinariamente enaltecida que participa de tu misma gloria.
Por Jesucristo nuestro Señor.
COMENTARIO
La Ascensión se
sitúa en Galilea. Este dato nos remite al comienzo de la actividad de Jesús
(Mt. 4, 12). Mateo hace, pues, coincidir el lugar de comienzo de la actividad
de la Iglesia con el de comienzo de la actividad de Jesús pues hay unidad
indisociable entre Jesús y su Iglesia. Pero hay todavía más: para Mateo,
Galilea es algo más que un dato geográfico. Galilea funciona en calidad de
símbolo de país desilusionado y sin horizontes, al que Jesús devuelve la
ilusión y la esperanza. Para Mateo, pues, la Iglesia devuelve la ilusión y la
esperanza a una tierra desilusionada y sin horizontes. La Iglesia es el nuevo
pueblo de Dios, que toma el relevo del viejo pueblo judío surgido del monte
Sinaí (véase la mención del monte en el v. 16). Los once funcionan en Mateo en
calidad de germen eclesial. El v. 17 es un esbozo lacónico de toda la
experiencia pascual de los discípulos. Estos tuvieron el gozo de ver a Jesús,
pasaron por la indecisión de dudar y terminaron con la certeza de adorar.
Las palabras de
Jesús (vs. 18-20) son una síntesis lapidaria de lo más esencial del pensamiento
de Jesús acerca de sí mismo, de la Iglesia y del mundo. Su vocabulario y
redacción tiene el timbre peculiar e inconfundible de Mateo. Bajo la aparente
rigidez, en estas palabras se respira el gozo profundo de una comunidad que
vivía la experiencia de tener al Señor Jesús, Vida, Luz y Fuerza de Dios.
El Padre ha
comunicado al Hijo la plenitud de su soberanía sobre el universo. El parecido
de este poder con el poder humano se limite a la sola fonética de la palabra
"poder" (v 18b.). El poder de Dios es creativo y liberador. En este
mandato no hay ni sombra de los antiguos y modernos ensueños de dominio y
proselitismo políticos (vv. 19-20a.).
El Mesías
omnipotente no aspira a hacer de la universal comunidad humana su imperio. Ser
discípulo es entrar en una nueva relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu
de Dios. Esta relación relativiza y está muy por encima de todas las formas
humanas de convivencia. Sólo quien haya seguido a Mateo paso a paso desde sus
comienzos podrá comprender lo que significa ser discípulo y que el mandato de
Jesús no tiene nada de propagandístico. Los discípulos tendrán que llevar a
término su misión universal en un contexto de sufrimiento, crisis y
persecución. Cuando, en la historia bíblica, Dios encomienda a alguien una
misión, asegura al hombre comprometido su asistencia eficaz: No temas, yo
estaré contigo. Esta asistencia es garantía de eficacia y estímulo de audacia
humilde (v 20b.).
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes
29: Hch. 19, 1-8; Sal 67; Jn. 16, 29-33.
Martes
30: Hch. 20, 17-27; Sal 67; Jn. 17, 1-11ª.
Miércoles
31: Sof. 3, 14-18; Is. 12, 2-6; Lc. 1, 39-56.
Jueves
01: Hch. 22, 30; 23, 6-11; Sal 15; Jn. 17, 20-26.
Viernes
02:
Hch. 25, 13-21; Sal 102; Jn. 21, 1-19.
Sábado
03: Hch. 28, 16-20.30-31; Sal 10; Jn. 21, 20-25.
Domingo
04:
Gn. 11, 1-9; Sal 103; Rom. 8,
22-27; Jn. 7, 37-39.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 28, 16-20
1. ASCENSIÓN: FORMA LITERARIA: APOTEOSIS AT
O HELENISTAS.
Lucas ha
configurado su descripción de la ascensión visible de Jesús al cielo a base de
elementos característicos, propios de narraciones del AT o de la literatura
helenística, que nos hablan de raptos y apoteosis. Un ejemplo
veterotestamentario típico de narración apoteósica lo constituye el relato de
cómo Elías es arrebatado de la tierra (2 R 2.). Como muestra helenística nos
puede servir lo narrado por el historiador romano Tito Livio sobre cómo Rómulo
es subido al cielo envuelto en una nube durante una revista a su ejército.
Lucas, que era un escritor formado en el helenismo, conocía el esquema
literario usual para narrar estos arrebatos apoteósicos y se sirvió de él para
la proclamación del mensaje cristiano. Esto en lo referente a la forma
literaria.
La ascensión
del Señor resucitado a la gloria de Dios sólo se describe en el NT como un
suceso visible al final del evangelio de Lc y al comienzo de los Hch de los
Apóstoles. Pero Lucas no relata ningún cuento ni ha desfigurado la verdad.
Únicamente ha condensado en una imagen de gran plasticidad lo que proclaman
todos los escritores del NT: que el Señor resucitado fue asumido en la forma
existencial de Dios y desde ella está al lado de su Iglesia. Su narración es
artísticamente destacada y teológicamente cierta.
Nada tenemos
que objetar a las coincidencias entre el evangelio de Lc y los Hch de los
apóstoles, explicables por ser el autor una misma persona. Lo que sorprende son
las divergencias. En los Hch no aparece la bendición del Señor ni la adoración
de los discípulos. En el evangelio no se habla de la nube que tapó a Jesús de
la vista de sus discípulos, ni de los hombres que les aseguraron que él
volvería de la misma manera. Además, en el evangelio, el Resucitado sube al
cielo el domingo de Pascua, según todos los indicios, y en los Hch pasan
cuarenta días en los que se aparece a los apóstoles. Lucas no veía ninguna
contradicción en esto. A pesar de su plástica, su interés no es el desarrollo
externo de la escena.
Las
divergencias no le molestan. Las emplea incluso para elaborar sus asertos
teológicos. La solemne bendición final del Resucitado le viene bien para
terminar el evangelio con una escena de despedida. El anuncio de la nueva
venida de Cristo en el libro de los Hch subraya el intermedio entre esta
presencia de Jesús y su vuelta al final de los tiempos. La nube le servirá para
anticipar la descripción de la venida: "Y entonces verán venir al Hijo del
hombre en una nube con gran poder y gloria" (Lc/21/27). El tránsito de
Jesús de este mundo al mundo de Dios, que es un proceso invisible, lo
cristaliza el autor narrando un arrebato visible de Jesús. Lo importante para
Lucas es el significado profundo del cuadro plástico que describe. Los lectores
de su tiempo comprendían perfectamente este lenguaje. El resto de evangelistas
nos dicen lo mismo con otro ropaje literario.
Eucaristía
1990/25
2. /Mt/28/20: ASCENSIÓN: NO DESPEDIDA SINO PRESENCIA DE JESÚS
RESUCITADO.
"Yo estoy
con vosotros... hasta el fin del mundo". Todos los años nos sucede lo
mismo, al celebrar la solemne ascensión de Jesús a los cielos. Inevitablemente
nos vienen a la memoria los sentidos versos de Fr. Luis de León: "Y dejas,
Pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro...". No podemos recordar
el acontecimiento de fe sin que nos traicione el corazón con sus sentimientos
ante la despedida. Sin embargo, tales sentimientos, por más que naturales,
están muy lejos del evangelio, que es la buena noticia de la presencia de Jesús
que nos promete seguir con nosotros hasta el fin.
La resurrección
no es un hecho histórico, no pertenece a la historia, sino que la trasciende.
La resurrección de Jesús no ha pasado, no pertenece al pasado, sino que es
perennemente presente y actual. Jesús vive, está vivo, está presente, está con
nosotros. La fe cristiana no consiste en saber que Jesús murió y resucitó y
subió al cielo, como si se tratase de cosas que ocurrieron en aquel tiempo y en
aquellos lugares. La muerte de Jesús sí que es un hecho pasado. Jesús ya no
vuelve a morir. Pero su resurrección es de una actualidad inmarcesible. Jesús
sigue vivo y con nosotros según su promesa.
Nuestra fe
descansa en la resurrección en la medida que se apoya en Jesús que vive y está
presente. "Jesús vive" fue el santo y seña de los discípulos de
Jesús. Como un rumor primero, como un grito de gozo después, como un mensaje
lleno de esperanza, este evangelio fue propagándose de generación en generación
hasta nosotros. Y este es también nuestro santo y seña cada vez que nos
juntamos a celebrar la eucaristía, en memoria de Jesús y hasta que vuelva
glorioso.
Eucaristía
1987/26
3. Mt/28/18-19. PODER.AUTORIDAD: SE ME HA DADO TODO
PODER...
v. 18: La
afirmación emplea la voz pasiva. Recurso típico judío por respeto a Dios. Se me
ha dado=Dios me ha dado. Cielo y tierra, expresión para designar el universo
creado. Toda la frase tiene un acusado colorido bíblico y es desde el trasfondo
bíblico desde el que hay que percibir su sentido. Se me ha dado todo poder
significa que Dios ha dado la razón a Jesús frente a otras razones. El sentido
del término poder no es el de mando, dominio o jurisdicción, sino el de razón y
autoridad o, si se prefiere, el de única referencia autorizada.
A. Benito, Dabar 1990/30
El término
poder puede entenderse en dos sentidos: como potestad (potestas) o como
autoridad (auctoritas). El poder como potestad es algo conferido a una persona
desde fuera de ella y puede no coincidir con unas cualidades o un peso
específico en esa persona. La potestad se ejerce. Como autoridad, en cambio, el
poder arranca de algo en la persona, algo intrínseco a ella, un peso específico
que le hace merecedora de un reconocimiento y una elección por los demás. La
autoridad no se ejerce, se vive. El poder que Dios ha dado a Jesús tiene que
ver con la autoridad y no con la potestad. En la perspectiva de Mateo la
resurrección de Jesús supone el reconocimiento por parte de Dios del valor
universal de Jesús. Consecuencia: cualquier persona puede ser su discípulo.
Antes no; sólo un judío podía serlo. El v. 19 no es una invitación al
proselitismo, sino la formulación de la intencionalidad de Dios. Dios es de y
para todos, y no de o para unos pocos.
A. Benito, Dabar/87/31
-Vivir la
certeza de que Él "está con nosotros todos los días hasta el fin del
mundo". Que la Encarnación es un gesto de Dios irreversible. Está, pero de
otro modo. Y los apóstoles necesitaron semanas para comprender y hacerse a la
idea. Es el sentido de lo sorprendente de cada "aparición".
Reconocerle en tantas mediaciones: Iglesia, comunidad concreta, sacramentos,
Eucaristía, los más abandonados, el perdón, etc. Encontrar al Señor en todo y
de tantas maneras.
-No quedarnos
"ahí plantados mirando al cielo". Volver a la ciudad, al trabajo...,
pero siendo sus testigos aquí y allá, en medios eclesiales y fuera de ellos.
Que "la memoria de Jesús" no sea nostalgia ni simple recuerdo, sentimiento
intimista inoperante, intrascendente. Sino impulso de seguirle hacia los
hombres, hacia el Reino, hacia el Padre. Y para ello...
-"Seréis
bautizados con Esp. Sto.", ésta será la fuerza de Dios en nuestra
debilidad. Uno se sorprende al ver la serenidad, la ciencia y fortaleza de
aquellos primeros discípulos, pescadores temerosos y desalentados. ¡Cómo cambió
su suerte! Espíritu como aliento misionero y ayuda valiosa para poder encontrar
en cada circunstancia qué hacer de nuestra pequeña historia personal y
colectiva para que llegue a ser historia que no decepcione a Dios, historia de
salvación.
J. Martinez, Dabar 1987/31
En Jerusalén,
los dirigentes dan curso entre el viejo pueblo a una mentira duradera. En
Galilea, Jesús da curso a la realidad duradera del nuevo pueblo. El sentido del
texto funciona una vez más en este evangelio por contraste entre Jerusalén y
Galilea. Es la misma disposición que encontrábamos el domingo de Ramos, donde
veíamos que ambas localizaciones tienen significado religioso. Para Mateo, en
Jerusalén no hay nada que hacer: es el ámbito religioso de la mentira (vv.
11-15). Por eso el autor saca a los once de ese ámbito y los sitúa allí donde
Jesús había comenzado (cf Mt 4. 12); más en concreto aún: en el monte de la
gran programación de Jesús (cf. Mt 5. 1). Los once son el nuevo pueblo, en
contraste con el viejo.
Desde Pascua,
el lector sabe que es Jesús quien tiene razón. El Templo ha quedado invalidado,
con el velo roto de arriba a abajo.
La autoridad,
pues, ya no la ejerce el Templo (como pretenden los guías religiosos), sino
Jesús: a Él es a quien Dios ha dado la razón. Este es el poder del que se habla
en el v. 18).
Dabar 1981/33
7. PAS/ASC
Estrictamente
hablando la Ascensión no añade nada a la Pascua. El hecho de que Jesús
resucitara no significa que reviviera como Lázaro o como uno que "vuelve a
nacer" después de muchos días en estado de coma. Significa que, después de
la muerte, continúa viviendo de un modo rico y pleno: como Dios; que ha sido
transfigurado a imagen y semejanza del Padre. Celebramos la Pascua durante
siete semanas. Hasta ese momento poníamos el acento en el hecho de que Jesús
vive -es el Viviente por excelencia-, que no nos ha dejado, que está con
nosotros. La Ascensión subraya su glorificación. La primera lectura lo explica
como una gran "representación teatral"; la segunda lectura afirma: el
Padre resucitó a Jesús de entre los muertos y lo sentó a su derecha
-Resurrección y Ascensión constituyen un único acontecimiento-; el evangelio
presenta al Señor de la gloria ejerciendo su soberanía: "Se me ha dado
pleno poder en el cielo y en la tierra".
J. Totosaus, Misa Dominical 1981/11
8.- La plena
manifestación de Jesús tiene lugar en Galilea. Allí habían sido encaminados
repetidas veces los discípulos (26,32; 28, 7-10). ¿Por qué en Galilea?
Probablemente para significar que Jerusalén había dejado de ser el centro del
culto y de la religiosidad. Desde ahora el acceso a Dios, el verdadero templo,
no se hallaba circunscrito a un lugar -ni aquí ni en Jerusalén (Jn 4, 21)- sino
a una persona, a la persona de Cristo.
La plena
revelación tiene lugar "en el monte que Jesús les había señalado".
Mateo no nos informa de este detalle en su evangelio. No sabemos de ningún
monte que Jesús les hubiese indicado previamente. El monte (MONTE/REVELACION) es mencionado únicamente por
razón de su simbolismo. El monte es el lugar de la revelación. La revelación de
Dios en el Antiguo Testamento tuvo lugar en el monte Sinaí. La revelación de
Jesús (nuevo Moisés; aspecto de Jesús particularmente querido y destacado por
Mateo) tiene lugar también en el monte: en el de la transfiguración (donde
manifiesta su naturaleza), en el de las bienaventuranzas (donde manifiesta su
enseñanza y sus exigencias morales) y en el de Galilea (donde manifiesta su
autoridad y misión).
La resurrección
de Jesús es un misterio inasequible e increíble desde la lógica humana.
Afortunadamente el temor y la duda -no sólo la alegría- fueron vividos en la
carne misma de los que más cerca estuvieron de Jesús. Es maravillosa la
acotación de Mateo; "al verlo lo adoraron, aunque algunos aún
dudaron".
La resurrección
de Jesús introdujo un cambio radical en la relación de sus discípulos con él.
Durante su vida terrena tenían frente a él la deferencia que el discípulo debe
al Maestro. Ahora aparece la relación del creyente frente a su Señor. La
postración -gesto reservado para el encuentro con los grandes monarcas
divinizados o considerados con categoría divina- de los discípulos, significa
claramente que los discípulos habían descubierto la divinidad en él (ver He 2,
36). La duda de algunos es explicable, y hasta plausible. Mientras no llega la
convicción profunda de la fe no resulta fácil, resulta imposible, descubrir en
Jesús a Dios. Este detalle de la duda de algunos resulta particularmente
significativo en la pluma de Mateo, que procura siempre que puede, e incluso a
veces forzando los textos, presentar a los discípulos como modelos perfectos.
Tal vez porque, cuando se constata la duda, el modelo resulta más humano y
atrayente. Aunque no es seguro que Mateo lo haya pensado así.
La
autorrevelación de Jesús se centra en su autoridad y la misión que encomienda a
sus discípulos. Su autoridad es la misma que la del Hijo del hombre. Y, para
formularla, recurre a las mismas palabras de Daniel: "Se le dio imperio,
gloria y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le servían. Su imperio
es un imperio eterno que nunca pasará, y su reino, un reino que no será
destruido jamás" (Dn 7, 14). El siervo de Yahveh, doliente y humillado es
el Hijo del hombre glorificado. Así se definía la verdadera categoría de Jesús
después de resucitado. Pero, a continuación, la naturaleza de su autoridad. Una
autoridad no impuesta sino aceptada libremente por la inserción en su misterio,
el misterio pascual, mediante la recepción del bautismo y manifestada en el
esfuerzo permanente por asimilar sus enseñanzas y cumplir sus exigencias.
Autoridad ejercida en el ámbito de un discipulado voluntario y comprometido.
Discipulado
adquirido de entre todos los pueblos de la tierra. Si durante su ministerio
terreno había estado limitado por el tiempo y el espacio -particularismo- ahora
caían todas las fronteras. Se inauguraba el universalismo total. De hecho,
cuando Mateo escribe su evangelio, se habían roto ya muchas fronteras.
La actividad
encomendada a sus discípulos se centra en introducir a los hombres en el
misterio de Cristo mediante el bautismo -actividad sacramental- y en la
enseñanza de cuanto el Señor dijo e hizo como norma vinculante del discípulo al
Maestro, del siervo a su Señor.
El evangelio
termina como comenzó. Al principio nos fue anunciado el nombre de Emmanuel (ASC/EMMANUEL), Dios con nosotros, que había sido
anticipado por el profeta Isaías (Is/01/23). Ahora se nos asegura que aquella
profecía se ha hecho permanente realidad: "estaré con vosotros todos los
días hasta el fin del mundo". En otras palabras, sigue siendo Emmanuel,
Dios con nosotros.
Comentarios a
la Biblia Litúrgica NT, Ediciones Marova/Madrid 1976.Pág. 1101
Contexto. Los
relatos pascuales. En ellos Mateo no busca hacer crónica, sino formular el
significado de Jesús resucitado. Salvo Mt. 28, 11-15, el resto del capítulo 28
está formulado en términos de anuncio de salvación.
Texto y sentido.
Un marco narrativo (vs. 16-17) introduce y destaca unas palabras de Jesús (vs.
18-20).
1. Marco
narrativo. Se sitúa en Galilea. Este dato nos remite al comienzo de la
actividad de Jesús (Mt. 4, 12). Mateo hace, pues, coincidir el lugar de
comienzo de la actividad de la Iglesia con el de comienzo de la actividad de
Jesús. Este procedimiento está al servicio de una intencionalidad precisa:
unidad indisociable entre Jesús y su Iglesia. Pero hay todavía más: para Mateo,
Galilea es algo más que un dato geográfico. Galilea funciona en calidad de
símbolo de país desilusionado y sin horizontes, al que Jesús devuelve la
ilusión y la esperanza. Para Mateo, pues, la Iglesia devuelve la ilusión y la
esperanza a una tierra desilusionada y sin horizontes. La Iglesia es el nuevo
pueblo de Dios, que toma el relevo del viejo pueblo judío surgido del monte
Sinaí (cfr. La mención del monte en el v. 16). Los once funcionan en Mateo en
calidad de germen eclesial.
El v. 17 es un
esbozo lacónico de toda la experiencia pascual de los discípulos . Estos
tuvieron el gozo de ver a Jesús, pasaron por la indecisión de dudar y
terminaron con la certeza de adorar.
2. Palabras de
Jesús (vs. 18-20). Síntesis lapidaria de lo más esencial del pensamiento de
Jesús acerca de sí mismo, de la Iglesia y del mundo. Su vocabulario y redacción
tiene el timbre peculiar e inconfundible de Mateo. Bajo la aparente rigidez de
un mosaico bizantino, en estas palabras se respira el gozo profundo de una
comunidad que vivía la experiencia de tener al Señor Jesús, Vida, Luz y Fuerza
de Dios.
Las palabras
están estructuradas formando un tríptico: panel central: vs. 19-20a (en
imperativo: mandato de misión); paneles laterales: vs. 18b y 20b (en
indicativo: fundamento y garantía del mandato, respectivamente). Nótese el
énfasis de totalidad, que se manifiesta en la reiteración del adjetivo
"todo".
Versículo 18b.
El Padre ha comunicado al Hijo la plenitud de su soberanía sobre el universo.
El parecido de este poder con el poder humano se limite a la sola fonética de
la palabra "poder".
El poder de
Dios es creativo y liberador.
Versículos
19-20a. En este mandato no hay ni sombra de los antiguos y modernos ensueños de
dominio y proselitismo políticos.
El Mesías
omnipotente no aspira a hacer de la universal comunidad humana su imperio. Ser
discípulo es entrar en una nueva relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu
de Dios. Esta relación relativiza y está muy por encima de todas las formas
humanas de convivencia, sean éstas fascistas o democráticas. Sólo quien haya seguido
a Mateo paso a paso desde sus comienzos podrá comprender lo que significa ser
discípulo y que el mandato de Jesús no tiene nada de propagandístico.
Versículo 20b.
Los discípulos tendrán que llevar a término su misión universal en un contexto
de sufrimiento, crisis y persecución. Cuando, en la historia bíblica, Dios
encomienda a alguien una misión, asegura al hombre comprometido su asistencia
eficaz: No temas, yo estaré contigo. Esta asistencia es garantía de eficacia y
estímulo de audacia humilde.
Dabar 1978/29
10.- Las
primeras palabras de Jesús (v. 18b) son una revelación: "Me ha sido dado
todo poder en el cielo y en la tierra". Con esto declara Jesús que es el
cumplimiento de la profecía de Daniel (/Dn/07/13-14) respecto al Hijo del
hombre (a lo cual había hecho ya referencia Jesús durante el proceso): "En
las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre; se dirigió hacia el
anciano y fue conducido a su presencia. Se le dio poder, gloria e imperio, y
todos los pueblos, naciones y lenguas le servían; su poder era un poder eterno,
que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás".
Este
"dominio universal" del Señor resucitado es la raíz de donde brota la
universalidad de la misión. Todo el breve discurso de Jesús está dominado por
la idea de plenitud y universalidad; el adjetivo "todo" aparece
cuatro veces (todo el poder, todas las gentes, todo lo que ha ordenado, todos
los días). La idea de la misión universal estaba también en el Antiguo
Testamento; pero allí en el orden de la espera (la misión universal era una
esperanza reservada para el tiempo mesiánico); aquí en el orden del
cumplimiento (la misión universal es un hecho).
Hacer
discípulos entre todas las gentes no significa necesariamente que todos hayan
de convertirse. Lo que importa es que el pueblo de Dios esté "entre todas
las gentes". CR/DISCIPULO: El fin de la
misión es "hacer discípulos" (19a). La expresión es interesante;
contiene todo el significado que posee en el evangelio "discípulo"
("machetes"). Es quizás la definición más sintética y correcta de la
existencia cristiana: el cristiano es un discípulo. No se trata de ofrecer un
mensaje, sino de establecer una estrecha relación con Cristo; una relación
personal y un seguimiento. Los discípulos de los rabinos no colocaban en el primer
puesto la relación personal con el maestro, sino la doctrina que el maestro
enseñaba. No ocurre así en el evangelio; el discípulo se liga a la persona del
Maestro y se compromete a compartir su proyecto de vida.
Dos son las
condiciones para hacer discípulos: el bautismo y la enseñanza. La segunda
reviste una importancia particular en el evangelio de Mateo. Jesús se define
Maestro en polémica con los malos maestros, tales como los escribas y los
fariseos (5,19; 15,9). Sólo en nuestro pasaje se dice que los discípulos deben,
a su vez, enseñar; pero no son maestros, sino que permanecen como discípulos.
Quizás parezca paradójico: discípulos y maestros simultáneamente. Pero es la
verdad. No enseñan algo propio, sino solamente "todo lo que les ha mandado".
Es una enseñanza con la fidelidad y la dependencia más absolutas; nace de una
escucha.
"Estoy con
vosotros hasta el fin del mundo" tal es la afirmación que cierra el
evangelio de Mateo. Es un final con sorpresa: el Señor resucitado no se ha ido,
sino que ha venido. Y la promesa que incluía el nombre de Jesús
("Emmanuel, Dios con nosotros") queda ahí mantenida.
Bruno Maggioni, El relato de Mateo, Edic.
Paulinas/Madrid 1982.Pág. 302
11.- Palabras
finales del evangelio de Mateo. Los discípulos van a "un monte" de
Galilea. En un monte Jesús sufrió la tentación del poder, en un monte se
transfiguró, en un monte proclamó su mensaje. Seguramente que hay que tener en
cuenta todas estas indicaciones del evangelio de Mateo para captar toda la
riqueza del "monte", que, además, es lugar de la presencia de Dios.
Los discípulos
se prosternan. Se hallan ante una manifestación divina. Jesús, que había
rehusado todo tipo de poder, ha recibido todo el poder de Dios. Y, con este
poder, confía una misión a los discípulos. Los envía a todos los pueblos,
también al de Israel, para "hacer discípulos".
Este
"haced discípulos" se concreta en "bautizar" y
"enseñar". Bautizar en el nombre de alguien significa establecer con
él una relación personal. Por el bautismo entramos en relación personal con el
Dios de Jesús, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La enseñanza no es otra que la
misma de Jesús. Quizá aquí hay que recordar la enseñanza fundamental que Jesús
hizo "en el monte" (capítulos 5-7 de este evangelio).
Finalmente
Jesús promete su presencia continuada en sus discípulos hasta el fin del mundo.
Aquel deseo del
pueblo de Israel se ha cumplido. Dios es el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Así,
el final del evangelio remite al comienzo, cuando el ángel comunica a José que
al niño "le pondrán Emmanuel".
J. M. Grané, Misa Dominical 1993/07