TU ERES PEDRO Y TE DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS
ORACION COLECTA
Oh Dios, que unes los corazones de
tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y y
la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo,
nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor
Jesucristo
PRIMERA LECTURA
Lectura
del Profeta de Isaías 22, 19-23
Así dice
el Señor a Sobna, mayordomo de palacio: Te echaré de tu puesto, te destituiré
de tu cargo. Aquel día llamaré a mi siervo, a Eliaquim, hijo de Jilquias: le
vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los
habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá. Colgaré de su hombro la llave
del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie
lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la
casa paterna.
SALMO RESPONSORIAL (137)
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra
de tus manos.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los
ángeles tañeré para ti. Me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu
nombre. R.
Por tu misericordia y tu lealtad, porque tú promesa
supera a tu fama. Cuando te invoqué me escuchaste, acreciste el valor en mi
alma. R.
El Señor es sublime, se fija en el humilde y de lejos
conoce al soberbio. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de
tus manos. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 11,
33-36
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento el de Dios!.
¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!.
¿Quién conoció la mente del Señor?
¿Quién fue su consejero?.
¿Quién le ha dado primero para que él le devuelva?.
Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos.
Amén.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 16, 13-20
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de
Cesarea de Felipe y preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el
Hijo del Hombre?.
Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista,
otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.
Él les preguntó: Y ustedes, ¿quién decís
que soy yo?.
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón,
hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi
Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del Reino de los
Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Y les mandó a los discípulos que no
dijesen a nadie que él era el Mesías.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos a Dios todopoderoso y eterno, que nos conceda orar
con tal confianza que merezcamos obtener lo que pedimos.
1.- Por la Sana Iglesia de Dios, para que
el Señor la mantenga firme hasta el fin de los tiempos. Roguemos al Señor.
2.- Por las autoridades: para que bajo su
gobierno todos los pueblos progresen en paz, libertad y concordia, glorificando
a Cristo, nuestra esperanza. Roguemos al Señor.
3.- Por los enfermos, emigrantes y
desterrados, por los que se sienten oprimidos en su trabajo o carecen de el:
parra que el Señor sea su ayuda de su Hijo. Roguemos al Señor.
4.- Por cuantos estamos aquí reunidos, por
todas nuestras intenciones; para que el Señor nos guarde a todos en la fe y nos
reúna en el reino de su Hijo. Roguemos al Señor.
Padre de misericordia y Dios de todo consuelo, que tanto
amaste al mundo que le dice a tu Hijo Unigénito; escucha las oraciones que te
hemos presentado y danos tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Por el único sacrificio de Cristo,
tu Unigénito, te has adquirido, Señor, un pueblo de hijos; concédenos propicio
los dones de la Unidad y de la paz en tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Te pedimos Señor, que lleves en
nosotros a su plenitud la obra salvadora de tu misericordia; condúcenos a
perfección tan alta y mantennos en ella de tal forma que en todo sepamos
agradarte. Por Jesucristo nuestro Señor.
.
COMENTARIO
La región en que tiene
lugar la escena se encuentra al noreste de Galilea de los paganos. Mateo no
solamente muestra interés por el tema cristológico, que sin lugar a dudas es el
central, sino también por la Iglesia. Nos habla de ello en términos explícitos
y quiere llamar nuestra atención sobre su pertenencia
a Cristo ("mi Iglesia") y sobre su perenne estabilidad. La Iglesia es
una casa construida sobre roca, aunque se apoya en la fragilidad de los
hombres. Por tanto, una estabilidad atormentada, inquieta. El destino de la
Iglesia es como el de Cristo: un camino en la contradicción. Y no se trata
solamente de enemigos externos; dentro de la Iglesia habrá siempre pecadores;
por eso la Iglesia tiene necesidad de "atar y desatar"; continúa el
pecado; por eso debe continuar el perdón. Dentro del motivo cristológico y del
motivo eclesial es como se han de entender las palabras dirigidas por Jesús a
Pedro. Son palabras afines a otros dos textos célebres: Lc 22. 31ss. y Jn 21.
15-17. Por lo demás, el evangelio entero de Mt. muestra interés por Pedro. No
importa aquí saber si se trata o no de una inserción redaccional del
evangelista. El hecho es que estos vv. Están aquí y que su presencia confiere
un significado particular a este texto.
La función de
Pedro se define con tres metáforas: la piedra, las llaves, atar y desatar. Para
comprender la primera expresión podemos recurrir a otro texto de Mt (7, 24-27):
Pedro es la roca que mantiene firme a la Iglesia. En otras palabras, es el
punto alrededor del cual se constituye la unidad de la comunidad. La segunda
metáfora es todavía más clara: dar las llaves significa confiar una autoridad
verdadera y plena. Finalmente, la tercera metáfora (atar y desatar) tiene el
sentido de permitir y prohibir, de separar y perdonar. En conclusión, el texto
atribuye a Pedro títulos y prerrogativas que a lo largo de la Biblia se
atribuyen al Mesías. Es como decir que la autoridad de Pedro es vicaria; él es
imagen de otro, de Cristo, que es el verdadero Señor de la Iglesia. Más
precisamente porque es imagen de Cristo, la autoridad de Pedro es plena e
indiscutible. No obstante, hay todavía
otro punto que hemos de observar con particular atención; no es ciertamente
casual la presencia en el mismo fragmento de dos aspectos aparentemente en
contraste: la fe de Pedro y su incomprensión del misterio de Jesús: la
autoridad confiada a Pedro y el reproche que le hace Jesús. El tema es de
fondo, hasta el punto de que recorre todo el fragmento bajo la forma de
contraste entre debilidad y gracia. También los otros dos textos citados Evidencian
el mismo contraste; por una parte, la debilidad de Pedro; por otra, su carácter
de punto de referencia. Luego, los evangelistas subrayan intencionadamente este
contraste para acentuar que por gracia, en virtud de una elección divina y no
por dones naturales, es Pedro la roca sobre la cual funda Cristo la Iglesia.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 28: 1Ts 1, 1-5.8b-10; Sal 149; Mt 23, 13-22.
Martes 29: 1Ts 2, 1-8; Sal 138; Mc 6,
17-29.
Miércoles 30: Eclo 3, 17-24; Sal 15; Flp 3, 8-14; Mt 13, 31-35.
Jueves 31: 1Ts 3, 7-13; Sal 89; Mt 24, 42-51.
Viernes 01: 1Ts 4, 1-8; Sal 96; Mt
25, 1-13.
Sábado 02: 1Ts 4, 9-11; Sal 97; Mt 25, 14-30.
Domingo 03: Jr 20, 7-9; Sal 62; Rm 12, 1-2; Mt 16, 21-27.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mt 16, 13-20
Paralelos:
Mc 8, 27-30 Lc 9, 18-21
Mt 16, 13-20
Paralelos:
Mc 8, 27-30 Lc 9, 18-21
1.- La región en que tiene lugar la escena se encuentra al noreste de Galilea
de los paganos. Sin ser totalmente una tierra extranjera, la región participa
mucho de esta condición. Si a esto se añade el contexto precedente que habla de
la prevención contra la enseñanza específicamente religiosa judía, tendremos
que concluir que Mateo está presentando y escribiendo en clave y perspectiva de
una nueva realidad religiosa.
Esta nueva realidad va a recibir en este texto el nombre de Iglesia de
Jesús (v.18). Es la primera vez que el término Iglesia aparece en el evangelio
de Mateo para designar la comunidad de discípulos de Jesús, es decir, la
comunidad de creyentes en él.
El término griego empleado es el mismo que la traducción griega del
A.T., llamada de los Setenta, emplea para traducir pueblo, asamblea,
congregación.
En el texto de hace dos domingos escuchábamos de labios de los
discípulos el reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios (Mt 14. 33). Es el
mismo reconocimiento que escuchamos hoy de labios de Simón. Este reconocimiento
distingue al discípulo de la gente.
"¿Quien dice la gente... quién decís vosotros que soy yo?"
Mateo sigue operando con la división claramente introducida a partir del
capítulo de las parábolas.
PEDRO/PIEDRA: El reconocimiento de Simón adquiere la condición de fundamento o
cimiento sólido. A esta condición debe Simón su sobrenombre de Pedro. Algo del
juego de palabras del texto griego puede percibirse también en castellano:
Pedro-piedra.
Sobre este cimiento, consistente en el reconocimiento de la identidad
divina de Jesús por el hijo de Jonás, se levanta la comunidad o pueblo
creyente. Por tratarse de un cimiento sólido, el edificio construido sobre él
ofrece totales garantías. Esto es lo que quiere expresar la imagen recogida en
la frase "el poder del infierno no la derrotará". El edificio es inexpugnable
a la destrucción y a la muerte. Esta misma idea de la consistencia de un
edificio construido sobre cimientos sólidos la ha expresado Jesús con otra
imagen diferente en /Mt/07/25: "Vinieron las lluvias, se desbordaron los
ríos y los vientos soplaron violentamente contra la casa; pero no cayó, porque
estaba construida sobre un verdadero cimiento de piedra".
INFIERNO/HADES: A decir verdad, el término "infierno" no es la traducción
más adecuada del término "hades" empleado en el texto griego. En la
mitología clásica el hades es la mansión de los muertos, el lugar de la muerte,
equivalente al "sheol" de los judíos.
A propósito del v. 19 hay que hacer notar que en él no se identifican
Iglesia y Reino de Dios. Recuérdese que la expresión Reino de los cielos es la formulación
judía de la expresión Reino de Dios. A su vez, Reino de Dios no se equipara
tampoco con el cielo del más allá. Lo mismo que en el v. 18 se habla de la
Iglesia como de un edificio, el v. 19 concibe también el Reino de Dios como un
edificio. Ambos edificios son diferentes, pero están comunicados entre sí. El
cauce de comunicación es el reconocimiento de la identidad divina de Jesús por
el hijo de Jonás. Probablemente es así como hay que interpretar la imagen de
las llaves. Ese reconocimiento confiere el poder de perdonar, del que Pedro es
garantía en su condición de cimiento del edificio.
Comentario. El discípulo que Mateo va poco a poco diseñando tiene su
núcleo en la respuesta a una pregunta sobre Jesús. "¿Quién decís que soy
yo?". La pregunta es la misma ayer y hoy. La respuesta a ella dará la
medida del discípulo.
La superioridad de Pedro en la respuesta a esta pregunta no estriba en
la respuesta en sí. La respuesta en efecto, es la misma que la dada por los
demás discípulos hace dos domingos (ver Mt 14. 22-23). La superioridad de Pedro
reside más bien en conferir garantía de solidez a lo que los demás descubren.
Por ello mismo el modelo de Iglesia que el texto de hoy sugiere, leído el texto
en el contexto global del evangelio de Mt, es tal vez el inverso al
habitualmente practicado.
A. Benito, Dabar
1990 43
2. PEDRO/I: CASA CONSTRUIDA SOBRE ROCA AUNQUE SE APOYA EN LA DEBILIDAD
DE LOS HOMBRES
Mateo no solamente muestra interés por el tema cristológico, que sin
lugar a dudas es el central, sino también por la Iglesia. Nos habla de ello en
términos explícitos y quiere llamar nuestra atención sobre su pertenencia a
Cristo ("mi Iglesia") y sobre su perenne estabilidad. La Iglesia es
una casa construida sobre roca, aunque se apoya en la fragilidad de los
hombres. Por tanto, una estabilidad atormentada, inquieta. El destino de la
Iglesia es como el de Cristo: un camino en la contradicción. Y no se trata
solamente de enemigos externos; dentro de la Iglesia habrá siempre pecadores;
por eso la Iglesia tiene necesidad de "atar y desatar"; continúa el
pecado; por eso debe continuar el perdón. Dentro del motivo cristológico y del
motivo eclesial es como se han de entender las palabras dirigidas por Jesús a
Pedro.
Son palabras afines a otros dos textos célebres: Lc 22. 31ss. y Jn 21.
15-17. Por lo demás, el evangelio entero de Mt muestra interés por Pedro. No
importa aquí saber si se trata o no de una inserción redaccional del
evangelista. El hecho es que estos vv. están aquí y que su presencia confiere un
significado particular a nuestra perícopa. La función de Pedro se define con
tres metáforas: la piedra, las llaves, atar y desatar. Para comprender la
primera expresión podemos recurrir a otro texto de Mt (7. 24-27): Pedro es la
roca que mantiene firme a la Iglesia. En otras palabras, es el punto alrededor
del cual se constituye la unidad de la comunidad. La segunda metáfora es
todavía más clara: dar las llaves significa confiar una autoridad verdadera y
plena.
Finalmente, la tercera metáfora (atar y desatar) tiene el sentido de
permitir y prohibir, de separar y perdonar. En conclusión, el texto atribuye a
Pedro títulos y prerrogativas que a lo largo de la Biblia se atribuyen al
Mesías. Es como decir que la autoridad de Pedro es vicaria; él es imagen de otro,
de Xto, que es el verdadero Señor de la Iglesia. Mas precisamente porque es
imagen de Xto, la autoridad de Pedro es plena e indiscutible. No obstante, hay
todavía otro punto que hemos de observar con particular atención; no es
ciertamente casual la presencia en el mismo fragmento de dos aspectos
aparentemente en contraste: la fe de Pedro y su incomprensión del misterio de
Jesús: la autoridad confiada a Pedro y el reproche que le hace Jesús. El tema
es de fondo, hasta el punto de que recorre todo el fragmento bajo la forma de
contraste entre debilidad y gracia. También los otros dos textos citados (Lc
22. y Jn 21.) evidencian el mismo contraste; por una parte, la debilidad de
Pedro; por otra, su carácter de punto de referencia. Luego, los evangelistas subrayan
intencionadamente este contraste para acentuar que por gracia, en virtud de una
elección divina y no por dones naturales, es Pedro la roca sobre la cual funda
Xto la Iglesia.
Bruno Maggioni,
El Relato de Mateo, Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 173
3.- El relato se encuentra centrado en torno al doble intercambio de
títulos entre Jesús y Pedro. Este aplica al primero el título de Mesías; aquél
responde atribuyendo al segundo el título de Piedra y confiriéndole los poderes
mesiánicos de las llaves. Pedro rehúsa aplicar a Xto el título de Siervo
paciente, Xto replica atribuyéndole el título Piedra de escándalo.
Maertens-Frisque,
Nueva Guia de la Asamblea Cristiana V, Marova Madrid 1969.Pág. 300
4.- Contexto. Desde 15, 21, Mateo ha dotado a la dialéctica Jesús-viejo
Pueblo de una delimitación geográfica. Desde entonces demuestra interés por
situar a Jesús en territorio no típicamente judío. De esta manera Mateo recalca
la existencia de un nuevo Pueblo de dimensiones universales y que no deberá
reproducir la doctrina de fariseos y saduceos (cfr. Mateo 16, 12). En los
versículos del cap. 16 inmediatamente anteriores al Evangelio de hoy, Mateo
centra su atención en la principal línea dirigente del viejo Pueblo.
Texto. El autor ya no estructura el texto partiendo de Jesús solo, para
después ir dando entrada a unos y otros. El texto de hoy está estructurado
desde el comienzo a partir de Jesús y sus discípulos conjuntamente. Se trata de
una novedad importante en la técnica de composición de Mateo.
En consonancia con esta novedad, la forma literaria es coloquial desde
el comienzo. La conversación gira en torno a la persona de Jesús (¿quién es
Jesús?). El tema es también una novedad en lo que llevamos de evangelio.
La conversación adquiere su momento culminante en el diálogo entre Pedro
y Jesús. En lo que llevamos de obra es la segunda vez que Pedro aparece como
personaje activo. La primera fue hace dos domingos (Mt. 14, 22-33). En aquella
ocasión la actuación de Pedro fue negativa. Mateo lo resaltaba no haciéndole
participe del reconocimiento que el resto de discípulos hizo de Jesús (cfr. Mt.
14, 32-33). Es en esta segunda actuación cuando Pedro hace el reconocimiento
que entonces no hizo. Este reconocimiento le vale la felicitación de Jesús y el
reconocimiento a la recíproca por parte de Jesús: Tú has dicho de mí que soy el
Mesías; yo digo de ti que eres la Piedra.
Sentido del texto. La novedad en la técnica de composición pone de
relieve al nuevo Pueblo de Dios al margen del viejo. A partir de ahora, el
autor quiere dedicar su atención a esbozar un modelo positivo de Pueblo de
Dios. Hasta ahora ha desarrollado más bien un modelo negativo: el del viejo
Pueblo. Y lo ha hecho con una finalidad didáctico-preventiva: el nuevo Pueblo
no deberá reproducir ese modelo, pero tiene el peligro de hacerlo. Con el texto
de hoy Mateo comienza su tarea de esbozar un modelo positivo de Pueblo. El
Pueblo de Dios debe nutrirse de la búsqueda y del encuentro con Jesús; del
hallazgo fascinado y fascinador de su persona.
Búsqueda sosegada, contemplativa, hecha de silencios activos, de
aperturas disponibles, de docilidad dolorosa, de pasión indeficiente. El
encuentro tendrá lugar. Imprevistamente, imprevisiblemente, cuando a lo mejor
el esfuerzo de la carne y de la sangre menos lo podía imaginar. ¡Tú eres el
Hijo de Dios! En el momento tal vez en que veamos horrorizados cómo, pese a
todos nuestros esfuerzos, no sólo no nos hemos aproximado al fin, sino que
incluso parezca que nos hemos alejado de él, tal vez en ese mismo instante
experimentaremos la fuerza del Padre. ¡Tú eres el Hijo de Dios! El Pueblo de
Dios debe nutrirse de este encuentro, debe vivirse desde él, pero no debe
decirlo, no debe alardearlo (v. 20). Esto está bien para el proselitismo, pero
el Hijo de Dios no es vendible como un producto (cfr. Mt. 23, 15).
Este Pueblo así nutrido es la Iglesia de Jesús. Y esta Iglesia tiene en
Pedro su fuerza, su autoridad. La autoridad de confesar quién es Jesús, y en
cuanto tal confesor es refrendado por el mismo Dios. Ciertamente Mateo nos
presenta un Pedro incuestionable (cfr. exégesis de hace dos domingos a
propósito de Mt. 14, 22-33), pero ciertamente presenta un Pedro imprescindible.
Dabar 1981, 46
5.- Saliendo de Betsaida (Mc 8, 22) y remontando el valle del Jordán,
Jesús se retira con los "doce" a la región de Cesárea de Felipe, al
pie del monte Hermón. El Maestro quiere disponer de tiempo y de un lugar tranquilo
para iniciar a sus discípulos en el misterio de su persona. Para introducir el
tema, Jesús comienza preguntando qué han oído ellos sobre su persona y su
misión, de la gente.
Y cada uno de los discípulos dice lo que ha oído al respecto. Según sus respuestas,
hay que pensar que la gente se había formado un concepto ciertamente elevado de
Jesús: pero no había reconocido en su persona al Mesías prometido, al parecer
porque no veía nadie que su comportamiento se ajustase a los prejuicios
mesiánicos populares.
Jesús no hace ningún comentario y no valora la encuesta sobre la opinión
de la gente; pues lo que realmente le importa en estos momentos es conocer
hasta dónde le han comprendido sus discípulos y qué piensan éstos de él.
Todos han respondido a la primera pregunta según lo que han oído a la
gente; pero a la segunda responde únicamente Pedro según lo que ha sido
revelado por el Padre. Nadie puede penetrar en el misterio de la persona de
Jesús sin la ayuda del Padre (cf. 25ss). Algunos comentarios ponen en duda que
la confesión de Pedro sobre la divinidad de Jesús fuera ya tan explícita en
esta ocasión.
Adviértase que Mateo sigue ordinariamente el esquema del evangelio según
Marcos, y que éste en el lugar paralelo no menciona las palabras "Hijo de
Dios vivo". Tampoco las menciona Lucas (9, 20; cfr. Mc 8, 29). Es muy
posible que Mateo anticipe aquí lo que sólo sería un hecho después de la
experiencia pascual de la resurrección: la fe en la divinidad de Jesús y el
reconocimiento de que él es el Señor.
Que el conocimiento que Pedro tenía de Jesús no superara con mucho a la
opinión de la gente en aquella ocasión, parece probable si tenemos en cuenta su
comportamiento en la escena inmediata (vv. 21-23). Pedro confesaría entonces
que Jesús era el Mesías; pero la idea que tenía del Mesías estaba sin duda
viciada con todos los prejuicios de sus paisanos galileos.
La solemne bienaventuranza que pronuncia Jesús en favor de Pedro enlaza
con la confesión de éste de que Jesús es "el Hijo de Dios vivo".
Estas palabras de Jesús y la promesa del primado que hace seguidamente, se
encuentran, por otra parte, sólo en el texto de Mateo. Por esta razón parece
que deben situarse igualmente en un momento posterior a la Resurrección. En
general, Mateo se interesa más por una ordenación temática que cronológica.
D/ROCA: Jesús conoce
la misión que va a encomendarle a Simón; por eso le da también el nombre
apropiado. Se llamará Pedro, es decir, "roca". En el A.T se llama
"roca" a Yavé, también a Abrahán (Is 51, 1ss). Yavé es roca por su
fidelidad, porque no le falla al creyente que funda en él su vida. Abrahán y
Pedro sólo pueden ser roca por su fe y por su confianza en Dios.
Jesús elige a Pedro como fundamento de su iglesia. Jesús quiere
construir algo nuevo desde el fundamento; su iglesia no es un apaño del viejo
Israel. Y esta iglesia que Jesús edifica es suya, no de Pedro y de sus
sucesores.
Las "puertas del infierno" o "poder del infierno"
son, para los judíos, el poder de la muerte, que retiene sin vida a los
difuntos. Es el poder de la destrucción. Jesús promete que su iglesia
sobrevivirá, no obstante las fuerzas de la destrucción y de la muerte. Poseer
"las llaves" en sentido bíblico significa tener autoridad suprema en
la casa, en este caso, dentro de la Iglesia. "Atar y desatar" se
refiere a la potestad de interpretar auténticamente una ley o una doctrina;
pero, sobre todo, a la de expulsar y admitir en la comunidad eclesial. Todo ese
poder debe ejercerse con un espíritu de servicio, sin olvidar que la iglesia es
de Cristo, y que el fundamento de cualquier fundamento es, en definitiva, el
Señor.
Eucaristía 1987, 41
6.- -Lo que la gente opina de Jesús
Y yo, ¿que es lo que digo de Jesús? La pregunta sobre Cristo es la más
actual, la más importante. Los contemporáneos de Jesús no llegaban a abarcar
totalmente su misterio y habitualmente se equivocaban sobre su profunda
identidad.
Para llegar a ese descubrimiento de toda la hondura de su ser-región
inaccesible a nuestras investigaciones humanas. Se precisa una lenta, frecuente
y perseverante relación. Una persona enamorada no descubre en un solo día todas
las cualidades de la persona amable.
¿Cuánto tiempo paso cada día con Cristo?
"Nadie puede decir Jesús es Señor sino en el Espíritu Santo".
7.FE/DON
¿Quién es éste a quien obedecen el viento y el mar? ¿Quién dice la gente
que es el Hijo del hombre? Jesús pregunta qué opinión tienen los hombres de él.
El interrogante que Jesús abre en esta ocasión sigue abierto para todos los
hombres de todos los tiempos. ¿Y vosotros, quién decís que soy yo? La respuesta
solamente puede darse desde dos puntos de vista.
El punto de vista de los hombres, la apreciación humana sobre este
personaje de la Historia, y el punto de vista de Dios, el de la revelación y el
conocimiento sobrenatural. Pedro personifica la confesión cristiana de la fe;
el Mesías, el Hijo de Dios.
Pero esta confesión cristiana "no procede de la carne ni de la
sangre", es decir, no es posible llegar a través de la lógica y de la
razón humana, Se hace posible únicamente gracias a la revelación del Padre. Sí,
la fe viene de fuera. El hombre, por muy inteligente que sea, es radicalmente
incapaz de acceder a lo que es dominio misterioso de Dios.
"Mi Padre te lo ha revelado." Mi Padre: esa relación
fundamental de Jesús con ese otro a quien llama Padre, esa unión esencial con
el Padre: "mi Padre y Yo somos uno", y al mismo tiempo esa
distinción. Nos deja entrever el abismo infinito de su persona.