viernes, 6 de julio de 2018

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XIV T.O. CICLO B - 8 JULIO 2018

SE EXTRAÑABA DE SU FALTA DE FE


ORACION COLECTA

Oh Dios meditamos tu misericordia en medio de tu templo como tu nombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra. Tu diestra está llena de justicia.

03.- PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: «Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos. ».

SALMO RESPONSORIAL (122)

Misericordia, Señor, Misericordia

A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores. R.

Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. R.

Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullososR.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10.

Hermanos: Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.».
Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.
Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado?. ¿Y esos milagros de sus manos?. ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?. Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y esto les resultaba escandaloso.
Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.».
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

COMENTARIO

Cuando oímos esta observación de Marcos: “Se extrañaba de su falta de fe”, sentimos cierto temor, porque nunca estaremos bastantes atentos a la salud de nuestra fe; vivir alguna experiencia con Jesús depende por entero de la fuerza de nuestra confianza en él.
Podríamos decir que estamos repitiendo, pero es el evangelio el que se repite; no ha sido escrito más que para eso: despertar, nutrir, hacer progresar nuestra fe en Jesús. Esa fe es nuestra mirada sobre él, nuestro trato con él, nuestra unión con él, el medio de amarlo cada vez más, sin “escandalizarnos nunca de él”, como nos advierte también aquí Marcos.  Lo que ocurrió en Nazareth puede sucedernos a nosotros. Había venido “a su patria”, o sea, a su misma casa, y es precisamente esta familiaridad con él la que hace a esos hombres de Nazareth, una pequeña aldea en donde todo el mundo se conoce muy bien, ciegos y sordos.  Leer este episodio, no hace pensar en aquella afirmación del prólogo de Juan: "Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” (Jn 1, 11). Impresionados por este hecho, Jesús les recuerda el refrán: “Sólo en su tierra desprecian a un profeta”. 
Nos lo dice también a nosotros: aquí está la intención de este relato de Marcos. Creemos conocer a Jesús, pues Él forma parte de nuestra vida, por así decirlo.  Respecto a los no-creyentes nosotros somos paisanos suyos, hemos tratado siempre con él.
Algunas veces esta familiaridad con él nos cansa, la lectura del evangelio nos aburre; es algo bien conocido. Porque hacemos lo que nunca deberíamos hacer: una lectura distraída, despreocupada. El evangelio merece algo más. Merece el esfuerzo de meditación que hacemos en este momento para reventar toda esa familiaridad y desembocar en el asombro: ¡Señor, qué difícil eres de conocer! Allí comienza la aventura. Salimos de la aldea en donde Jesús era tan conocido que nadie se interesaba por él. Sentimos que hemos de deshacernos de estas ideas rutinarias.
Nos parecía que esas ideas nos hacían vivir algo con él. Pero alimentaban tan pobremente nuestra fe que “Jesús no podía hacer ningún milagro por nosotros”. Si nos preguntamos por el vigor de nuestra fe, hay aquí un test muy fácil: cuanto más fuerte es, más lo busca. Jesús puede entonces ser Jesús para nosotros; conociéndolo mejor, le pedimos más. Su decepción de Nazareth debe afectarnos muy profundamente: “Se extrañaba de su falta de fe”. Desde ahora en adelante Jesús abandona la enseñanza en las sinagogas; seguirá hablando, pero en medio de la gente, lejos de todo ambiente oficial. Señor, ¡Me gustaría tanto no decepcionarte!.
Cuando abrimos el evangelio con hambre de conocer a Jesús mucho más, descubrimos los horizontes de sus tres países: es de Nazareth, ciertamente, pero también es de la Trinidad y ahora de la resurrección. Habita en Dios y cohabita con todos los hombres. Ese ir y venir entre Dios y los hombres, cuando uno está cerca de él, produce vértigo algunas veces: “¿De dónde le viene esto?”. Vislumbra que creer en él es un camino largo y difícil pero, ¿en qué camino quedaríamos más colmados?.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos juntos, hermanos, elevando nuestra plegaria y los deseos de nuestro corazón hacia el Padre que nos da sentido y felic8idad:

1.- Por la Iglesia y por todas las tradiciones religiosas, para que juntas podamos cooperar a un mundo más solidario en el que seamos felices y plenos de sentido. Roguemos al Señor.

2.- Por los que trabajan por la justicia y la fraternidad, para que no decaigan en su deseo de transformar el corazón egoísta de nuestra sociedad. Roguemos al Señor.

3.- Por las comunidades cristianas que en el domingo se reúnen para celebrar la cena del Señor, para que, superados los individualismos, construyamos juntos un proyecto solidario que tienda hacia el Reino de Dios. Roguemos al Señor.

4.- Por los jueves y los niños. Estos son el fruto del mundo. Para que desde la infancia o la juventud sean conscientes de su misión humanitaria y así se sientan plenos y felices. Roguemos al Señor.

5.- Por todos los que son forjadores de la paz, para que tengan fuerza en su tarea en un mundo hostil y violento. Roguemos al Señor.

Sabemos que escucha nuestra oración, Señor. Pero te la presentamos para que tú las bendigas y las transformes según tu voluntad. Escúchanos, Señor, y concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Que la oblación consagrada a tu nombre nos purifique, Señor y nos lleve, de día en día a participar en la vida del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Colmados de tan grandes bienes, concédenos, Señor, alcanzar los dones de la salvación y no cesar nunca en tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 09: Os 2, 16.17b-18.21-22; Sal 144; Mt 9, 18-26.
Martes 10: Os 8, 4-7. 11.13; Sal 113b; Mt 9, 32-38
Miércoles 11: Os 10, 10, 1-3.7-8.12; Sal 104; Mt 10, 1-7.
Jueves 12:  Os 11, 1-4 8c-9,; Mt 10, 7-15
Viernes 13: Os 14, 2-10; Sal 50; Mt 10, 16-23.
Sábado 14: Is 52, 7-10( o bien 1Co 1, 18-25); Sal 95; Mc 16, 15-20.
Domingo 15: Am 7, 12-15; Sal 84; Ef 1, 3-14; Mc 6, 7-13.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 6, 1-6

1.- -El rechazo de Nazaret
Este trozo (6, 1-6) tiene, en la economía del evangelio de Marcos, una gran importancia cristológica: constituye una etapa fundamental en el camino de Jesús hacia el abandono y la cruz. Desde ahora en adelante Jesús abandona la enseñanza en las sinagogas; seguirá hablando, pero en medio de la gente, lejos de todo ambiente oficial.
Cuando se lee este episodio, no es posible dejar de pensar en aquella afirmación del prólogo de Juan: "Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron." Leído de esta manera, este episodio va mucho más allá de la repulsa de una oscura aldea de Galilea: figura la repulsa de todo Israel, una repulsa que por lo demás parece acompañar a toda la historia del pueblo de Dios. Incluso las motivaciones de esta repulsa van mucho más allá de la resistencia particular de los habitantes de Nazaret: son las resistencias de siempre, arraigadas en el corazón del hombre. Por este trozo de Marcos puede afectarnos también seriamente a nosotros.
Los habitantes de Nazaret no niegan la sabiduría de Jesús, sus milagros, la lucidez de su predicación; incluso se muestran sorprendidos por todo eso.
Pero discuten su origen (versículo 3). Ha trabajado de carpintero como cualquier otro, ha crecido entre nosotros, conocemos a su madre y a sus hermanos; ¿cómo es posible que venga de Dios? Esta es la primera y la fundamental razón de su repulsa: la invisibilidad de Dios, su manera de hacerse presente bajo las apariencias comunes. La grandeza de Dios parece contradecirse a sí misma, y esto constituye un escándalo. Nos parece oir la pregunta de los nazarenos: "De dónde le viene todo esto? ¿Qué pensar de su sabiduría?" En otras palabras, ¿cómo se explica su ciencia, la novedad y la eficacia de sus enseñanzas? La respuesta está ya en la misma pregunta: es una sabiduría que se le ha dado, que no viene de un hombre o de una escuela, sino de Dios.
Pero esta respuesta es del evangelista, no de los habitantes de Nazaret. A pesar de su admiración por una sabiduría que no se explica por sí misma, ellos no creen. Su desconcierto nace de la confrontación entre el esquema del sabio que viene de Dios al que están acostumbrados (su esplendor debería superar incluso al de Salomón) y la realidad concreta e histórica, fenoménica, de Cristo. Podemos concretar más todavía: el escándalo no viene tanto del hecho de que Jesús sea un carpintero, sino de que "es uno de nosotros, lo conocemos todos".
La repulsa por parte de los suyos no es ninguna sorpresa para Cristo. Que un profeta se vea rechazado por su pueblo no es ninguna novedad. La novedad sería precisamente lo contrario. Hay incluso un proverbio que lo afirma: un profeta es siempre despreciado en su país, entre sus parientes y en su propia casa (versículo 4). Se trata de un proverbio basado en una larga experiencia, que ha acompañado a toda la historia de Israel, que encuentra su más clara confirmación de la historia del Hijo de Dios y que se seguirá repitiendo puntualmente en la historia sucesiva. Dios está de parte de los profetas, pero los profetas se ven siempre rechazados: rechazados por su pueblo, por su comunidad, no por el mundo. Siempre se procura quitar de en medio a los hombres de Dios, aunque más tarde se les construya un monumento.
También por este motivo la fe se siente escandalizada y sometida continuamente a la prueba; pero esta vez el escándalo no está entre los escribas y los fariseos, ni entre el pueblo tranquilo y pretencioso (como los aldeanos de Nazaret), sino entre los discípulos, entre los pequeños que ven en el profeta una esperanza que ahora parece venirse abajo en medio de la indiferencia de Dios.
MIGROS/INCREDULIDAD: El episodio termina con una observación del propio evangelista: "No pudo hacer ningún milagro allí" (versículo 5). Jesús no puede hacer ningún milagro en donde tropieza con una incredulidad obstinada. ¿De qué iba a servir entonces un milagro? Los milagros de Cristo son la respuesta a la sinceridad del hombre que busca la verdad: no son un intento para forzar de algún modo el corazón del hombre. A diferencia de los hombres, Dios no utiliza la violencia para imponer sus propios derechos. Ni tampoco hace milagros en donde los hombres pretenden señalar que les permitan sustraerse al riesgo de la fe: las señales de Dios no son evidentes a toda costa. Ni hace milagros finalmente donde a los hombres les gustaría explotarlos en su propio provecho, para sostener sus propias pretensiones. Por todo ello, Jesús no hace milagros en Nazaret. Pero esta afirmación en términos tan absolutos es inexacta y Marcos la corrige: "Solamente sanó a unos pocos enfermos" (versículo 5). Así pues, también en Nazaret Jesús buscó a los enfermos y a los pobres. Dios los busca en todas partes. Pero no son éstos los milagros que les gustan a los hombres.
Bruno Maggioni, El relato de Marcos, Edic. Paulinas/Madrid 1981, Pág. 91



2.- Una pequeña observación a propósito del "desconfiaban de él" de la traducción litúrgica. El original es más contundente: "se escandalizaban de él", es decir, Jesús era piedra de escándalo para sus paisanos, daba lugar a que éstos se escandalizaran.
Comentario. Lo esencial del texto de hoy es la falta de fe en Jesús. Los paisanos de Jesús parten de los conocimientos que tienen sobre él, pero se encierran en esos conocimientos, no salen de ellos y son incapaces de ver más allá.
Si por fe en Jesús entiende Marcos un comunicarse con él, un abrirse a él, por falta de fe entiende un encerrarse en los propios esquemas, un no ver más allá de ellos y un no dar el salto a ese más allá.
Jesús será siempre el más allá de nuestros esquemas y modos de pensar sobre él. Si no damos el salto a Jesús porque nos encerramos y empeñamos en nuestros modos y hábitos de ser religiosos, Jesús siempre será motivo de escándalo para nosotros. Lo malo no está en partir de unos esquemas religiosos. Lo malo está en encerrarse en ellos.
Si nos encerramos en nuestros esquemas y no nos abrimos al más allá que es Jesús, jamás acontecerá en nosotros lo asombroso, el milagro.
A. Benito, Dabar 1988, 37



3.- El término griego que Marcos emplea en 6, 1 es susceptible de un doble significado; ciudad natal o país natal.
Tomando como punto de referencia a Mc. 1, 9, es lógico concluir que su sentido es el de ciudad natal y que se está refiriendo a Nazaret, Sin embargo, dada la bivalencia del término y la no mención explícita del lugar, el autor puede haberlo escogido intencionadamente como símbolo y anticipo de un rechazo más amplio.
Sinagoga y enseñanza, exactamente como en Cafarnaún (cfr. Mc. 1, 21). Enseñanza como actividad, rasgo muy típico de Marcos, a quien parecen interesar más las reacciones que los contenidos.
Estupefacción, extrañeza. Hasta aquí todo igual que en Cafarnaún. Las diferencias comienzan a partir de aquí, en la formulación de la extrañeza. Autoridad y novedad de Jesús (Cafarnaún); origen y naturaleza de lo que Jesús dice y hace (texto de hoy).
Centrándonos ya en él es fácil percibir los motivos de la extrañeza. Estos no son otros que el conocimiento de las raíces existenciales de Jesús; su trabajo, su familia. ¡Esas raíces no dan tanto de sí!, parecen gritar los conciudadanos, quienes, además de escépticos, adoptan incluso un tono insultante, como cuando, en forma inaudita para los hábitos judíos, describen a Jesús con referencia sólo a su madre, sin mención del padre. El realismo y la crudeza son una de las características de Marcos.
Compárense los paralelos de Mateo y Lucas y se podrá constatar cómo ambos son mucho más mitigados y menos crudos (cfr. Mt 13, 55; Lc. 4, 22).
ESCANDALO/QUÉ-ES:"Y se escandalizaban a causa de él" (mejor traducción que la litúrgica "y desconfiaban de él"). La palabra escándalo significa etimológicamente algo que hace tropezar a una persona o hacer caer a un animal en una trampa. Escandalizar: hacer tropezar, descarriar, seducir. Una vez más el realismo de Marcos, quien no tiene reparo en presentar a Jesús como un obstáculo para sus conciudadanos. Tenemos, pues, la situación: desconocimiento, incomprensión, rechazo. ¿Por qué esta situación? ¿Cuáles son sus causas? El diagnóstico apunta en una doble dirección: la experiencia humana hecha proverbio (v. 4) y la falta de fe (v.6). De nuevo la fe. Pedida a los compañeros de barca hace dos domingos; verificada el domingo pasado; ausente hoy. Falta de apertura y de confianza, de ojos abiertos y sencillos. Por eso, y en contraste con el domingo pasado, el mundo maravilloso de la utopía y de lo insospechado queda cerrado. La semilla sólo puede crecer bajo la tierra, nunca bajo el cemento. Este no es permeable a la lluvia; la tierra, sí.
A. Benito, Dabar 1985, 36



4.- Nazaret no se cita en el Antiguo Testamento ni en sus comentarios. Sin embargo, en 1962, Avi Jonah descubrió una lápida de mármol negro, datada en el siglo II a. C., en la que se contiene el nombre de esta aldea.
Lucas y Marcos nos narran de forma independiente este pasaje, colocándolo cada uno en el contexto que interesa a su teología.
Lucas añade detalles como los referentes al contenido de la predicación de Jesús y a que sus paisanos intentaron despeñarlo.
La extrañeza y el posterior rechazo de sus paisanos basándose en el origen humilde y conocido de Jesús tiene diversos acentos según el evangelista que lo narra. En Juan, por ejemplo, se recalca la extrañeza ante alguien que sabe de letras sin haber estudiado y se rechaza que pueda ser el mesías, puesto que el origen de este personaje será desconocido y el de Jesús lo conocen todos sus convecinos. La reacción que presenta Marcos tiene un cierto tono de insulto. Cuando un semita recuerda sólo a la madre de un hombre, y no al padre, intenta ofenderlo, como un hombre insignificante sin pasado ni porvenir (Nolli). La profesión de carpintero era bastante honorable y eran muchos los rabinos que tenían este oficio. En Israel, la actividad manual no tenía el tinte casi deshonroso que tiene en nuestra sociedad. La palabra griega que pone Marcos ("tekton": de la que viene arquitecto) significa propiamente "artesano", sin especificar cuál era su actividad concreta. San Justino afirma que Jesús construía yugos y arados de madera, San Hilario, sin embargo, sostiene que era herrero. Otros autores lo aplican a quienes construyen casas. Todos estos oficios caben dentro de la palabra griega, pero no hay que excluir en quienes lo traducen así una fuerte intención simbólica.
El milagro se encuentra principalmente en la interpretación de un hecho como acción salvadora de Dios. Sin la fe de los testigos de una curación no puede haber milagro. En este caso, los actos de Jesús no fueron "leídos" desde una óptica de fe, y el milagro no fue posible.
Eucaristía 1988, 32



5.- No desprecian a un profeta más que en su tierra.
El fragmento de hoy cierra la primera etapa del ministerio de Jesús. Es la etapa de la popularidad en Galilea, de las multitudes que se acercan a él para escucharle y para que les cure a los enfermos, la etapa en que se muestra como por Jesús llega a los hombres el Reino de Dios que transforma los corazones y libera del mal.
Marcos cierra esta etapa en Nazaret, su pueblo, que viene a ser como un símbolo de todo el pueblo de Israel. Porque, efectivamente, a pesar del éxito inicial y la popularidad, el conjunto del pueblo no puede aceptar que Dios manifieste su Reino a través de alguien que es un hombre como otro cualquiera, con una familia y un oficio como la demás gente. Jesús pretendía cambiar la vida de su pueblo, y de hecho, de entrada, parecía que los que le veían y le escuchaban quedaban cautivados por lo que decía y hacía. Pero poco a poco su pretensión les fue pareciendo excesiva: ¿qué credenciales podía exhibir Jesús para hacer y decir todo aquello? Y Jesús, después de esta escena-resumen, empezará a centrar su acción en sus discípulos. Continuará predicando y curando enfermos, y realizará la acción pública y simbólica de alimentar las multitudes multiplicando los panes y los peces, pero su interés estará centrado sobre todo en hacer comprender el sentido de su misión al grupo más reducido y cercano de los que van con él.
Resalta, en el texto de hoy, la manera cómo reacciona la gente ante la palabra de Jesús en contraste con las reacciones del inicio de la vida pública: allí la gente decía que "enseñaba con autoridad", y quedaban admirados ( 1,21 ss); aquí no importa cómo enseña, sino que de entrada no resulta aceptable que pueda tener autoridad alguien que es una persona normal.
Y después resalta que Jesús "no pudo hacer" ningún milagro. El domingo pasado, en los dos milagros que leíamos, se veía que la fe-confianza llevaba a la curación, y aquí no está presente esta fe-confianza. Por eso, "su tierra" queda excluida de la liberación, excepto "algunos enfermos": ¡no todo el pueblo se cierra a Jesús!
La "extrañeza" de Jesús ante el hecho de "su falta de fe" se convertirá, al final de la vida pública, en lamento sobre Jerusalén, que no ha querido recibir a su liberador.
Josep Lligadas, Misa Dominical 1994, 9