miércoles, 19 de julio de 2017

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVI TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 23 JULIO 2017

VIVIR CON LA CIZAÑA

ORACION COLECTA
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos los dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro de la Sabiduría 12, 13. 16-19

No hay más Dios que tú, que cuidas de todo, para demostrar que no juzgas injustamente. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total y reprimes la audacia de los que no lo conocen.
Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.

SALMO RESPONSORIAL (85)

Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R.

Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre: «Grande eres tú y haces maravillas, tú eres el único Dios.». R.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 26-27

Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 24-43

En aquel tiempo, Jesús propuso esta parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?. Él les dijo: Un enemigo lo ha hecho. Los criados le preguntaron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla?.
Pero él les respondió: No, que podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y atenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.
[Les propuso esta otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.
Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada.
Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.». Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.
Él les contestó: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.]

COMENTARIO

Estamos ante una lección de realismo; aceptar a vivir en un mundo en el que hay por todas partes buenos y malos, trigo y cizaña. A veces esto resulta tan duro que siente uno la tentación del celo; ¡arranquemos la cizaña! Jesús hablaba a personas llenas de esta impaciencia: ¿Por qué tantos malhechores? ¿Qué espera Dios para liquidarlos a todos? Es exactamente la idea que Juan Bautista tenía del Mesías como destructor implacable del mal: “¡Van a verlo! Trae la horquilla en la mano para aventar sus granos y reunir el trigo en su granero; la paja en cambio la quemará en una hoguera”. (Mt.3 12).
Jesús tiene que calmar estas impaciencias. ¡Y las nuestras! Sí, habrá un juicio al final de los tiempos. Y entonces el juez será únicamente Dios.
A veces nos tomamos por Dios: “Aquí, las personas decentes, allí, los irrecuperables, ¡al fuego! Siempre ha existido una tentación en los mejores cristianos: formar todos juntos un hermoso campo de trigo. Es una pena que haya tanta cizaña en el mundo; lo menos que podemos hacer es limpiar nuestro terreno, vivir entre verdaderos creyentes, entre gente limpia y bien educada. Se sueña con una Iglesia de puros, con una parroquia pura, con una comunidad pura, con una familia pura. ¡Arranquemos la cizaña! Estamos aquí, ante una peligrosa tendencia a la secta;  nada más que voluntarios y gente selecta, nada más que los que se conformar con las reglas; nada de desviados, nada de débiles, nada de semi-convencidos. Existen ciertamente grupos homogéneos que son fervorosos, heroicos; es el caso típico de los comienzos de las órdenes religiosas. Pero hay otros muchos mundillos escogidos contaminados por el orgullo del buen trigo: detestan la cizaña.
Jesús ve a su Iglesia de un mundo muy distinto. Un pueblo de amplia acogida y de paciencia, un pueblo de gente bonita y de gente fea. Un pueblo de humildad y de esperanza.
Humildad. ¿Quién eres tú para eliminar la cizaña? ¿Te crees campo de trigo? ¿Por qué no? Pero un campo mezclado. Mira tu corazón y tus hechos; así tolerarás mejor que los otros en el mundo y a tu alrededor sean también una mezcla sagrada.


Esperanza. Esa mezcla es una esperanza. Nadie es enteramente puro, pero tampoco hay nadie que sea enteramente malo. Todos pueden ir evolucionando positivamente, ¡gracias a Dios! Cuando se nos acepta pacientemente con nuestras taras, guardamos cierta esperanza de mejorar.  Y cuando somos nosotros los que aceptamos la cizaña, seguimos en contacto con ellos y podemos ayudarles a convertirse en trigo. Esta parábola de la paciencia es una maravillosa parábola del progreso.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos hermanos, a Dios Padre Todopoderoso y pidámosle que escuche al pueblo redimido por la sangre de Jesucristo:

1.-  Por nuestro Santo Padre el Papa Francisco, por los obispos, presbiterios y diáconos, por cuantos tienen un servicio en la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por el mundo y sus gobernantes, por nuestra nación y sus magistrados, por la justicia, la libertad y la paz de los pueblos. Roguemos al Señor.

3.- Por los que viven lejos de sus casas, por los que no tienen trabajo ni hogar, por cuantos padecen injusticia o hambre en el mundo. Roguemos al Señor.

4.- Por los que estamos aquí reunidos en la fe, en la piedad y en el temor de Dios por los bienhechores de nuestra comunidad  y por los que ayudan a los pobres. Roguemos al Señor.

Dios todopoderoso mira propicio a tu pueblo; y a quienes has llamado a los premios eternos, no les niegues en la tierra tu ayuda y tu consuelo. Por Jesucristo  nuestro Señor.


ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

¡Oh Dios!, que has llevado a la perfección del sacrificio único los diferentes sacrificios de la antigua alianza, recibe y santifica las ofrendas de tus fieles, como bendijiste la de Abel, para que la oblación que ofrece cada uno de nosotros en honor de tu nombre sirva para la salvación de todos. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Muéstrate propicio a tu pueblo, Señor, y a quienes has iniciado en los misterios del reino concédeles abandonar el pecado  pasar a una vida nueva. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 24: Ex 14, 5-18; Sal : Ex 15, 1-6; Mt. 12, 38-42.
Martes 25: Hch. 4, 33; 5, 12.27-33;  12, 2 (o bien 2Co 4, 7-15); Sal 66; Mt. 20, 20-28.
Miércoles 26: Ex 16, 1-5.9-15; Sal 77; Mt. 13, 1-9.
Jueves 27: Ex 19, 1-2.9-11.16-20b; Sal: Dn 3, 52-56; Mt. 13, 10-17.
Viernes 28: Is 9, 1-3.5-6; (o bien Flp 4, 4-9); Sal: Jdt 13, 18bcde.19; Lc 1, 39-47.
Sábado 29: Ex 24, 3-8; Sal 49; Jn 11, 19-27 (o bien: Lc. 10, 38-42).
Domingo 30: 1R 3, 5.7-12; Sal 118;Rm. 8, 28-30; Mt 13, 44-52.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 13, 24-43

1. - La llamada de atención con que se cierra la aclaración de la primera de las parábolas pone en guardia al discípulo de Jesús contra un riesgo que puede derivarse del hecho de experimentarse ciudadano del Reino de Dios. Es el riesgo de erigirse en guardián y juez de las situaciones y de la conducta ajena. A lo que el discípulo es invitado es a ser, sin más, buena semilla, no a compararse con los demás ni a establecer juicios de valor sobre lo que los demás sean. Un discípulo autocomplacido y fiscalizador resulta un espectáculo triste y desafortunado. La segunda parábola le recuerda, además, al discípulo que la realidad del Reino de Dios no está sujeta a sus criterios y juicios personales de valor. En el Reino de Dios tienen cabida todos, incluidos aquellos que el discípulo tal vez menos sospecha. ¡Que no nos vaya a pasar lo que a los judíos religiosos contemporáneos de Jesús! La invitación a ser buena semilla se completa con una nueva invitación en la tercera parábola a ser levadura, es decir, fuerza transformadora del medio ambiente en el que el discípulo viva.
Alberto Benito, Dabar 1990/38




2. IMPACIENCIA/MAL: EL ESCÁNDALO DE LOS SIERVOS CONSISTE EN QUE LA CIZAÑA NO SEA ARRANCADA AHORA MISMO. NO SE ENTIENDE LA PACIENCIA-POLITICA DE DIOS.  SALVARNOS.
Como la parábola del sembrador, también la del trigo y la cizaña va seguida de una explicación. Sin embargo, la parábola y la explicación no pertenecen al mismo nivel de tradición: la primera se debe a Jesús, la segunda pertenece a la comunidad. Esto nos impone dos lecturas: la parábola en sí misma y, luego, la parábola a la luz de su explicación.
La parábola enseña que en el campo hay buenos y malos (pero los hombres no están en condiciones de saber quiénes son los buenos y quiénes son los malos). La presencia de la cizaña no constituye una sorpresa. Y, sobre todo, no es señal de fracaso. La Iglesia no es la comunidad de los salvados, de los elegidos, sino el lugar donde podemos salvarnos. La Iglesia no se cierra a nadie.
Existen siempre "siervos impacientes" que querrían anticipar el juicio de Dios; pero el juicio de Dios no debe anticiparse (la misma enseñanza se contiene en la parábola de la red); no está reservado a los hombres. Los hombres no saben juzgar; no conocen el metro de Dios. Además, es Dios el que establece la hora; el bien y el mal deben llegar a sazón, a su plenitud; san Pablo diría a su "parusía". (...). El centro de la parábola no se encuentra simplemente en la presencia de la cizaña, ni tampoco meramente en el hecho de que más tarde el trigo será separado de la cizaña. El centro lo constituye el hecho de que la cizaña no sea arrancada ahora. Esto es lo que suscita la sorpresa y el escándalo de los siervos: esta política de Dios, esta paciencia suya.
Es obvio que la parábola quiere responder a una exigencia. Y es bastante fácil comprender que se trata de una exigencia presente en la comunidad y, ya antes, presente en la situación histórica de Jesús. Si nos colocamos en la situación de la comunidad, podemos advertir que la comunidad primitiva estuvo siempre agitada por el problema del escándalo frente a los pecados ocurridos después del bautismo. Sabemos, por ejemplo, que existió una polémica sobre la posibilidad de perdonar o no perdonar los pecados después del bautismo. Por lo demás, hay textos significativos: "Nada juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las tinieblas y declarará los propósitos de los corazones (1 Co 4. 5). Como se ve, la comunidad primitiva padeció pronto la tentación de la rigidez.
Pero podemos también colocarnos en la situación de Jesús. En su tiempo existía el movimiento fariseo, que pretendía ser el pueblo santo, separado de la multitud de los pecadores. También existía el movimiento de Qumran, con su idea de oposición y separación, de rígida santidad, que exigía rechazar a cuantos no eran puros. Y estaba la misma predicación del Bautista (Mt 3. 12), que anunciaba al Mesías como el que cribaría el grano y lo separaría de la cizaña. Llega Jesús y parece hacer lo contrario de todas estas tentativas: no se separa de los pecadores, sino que va con ellos. Incluso tiene en el círculo de los doce a un traidor.
Podemos, pues, decir que los zelotes, fariseos y Qumran querían las cosas nítidas; pretendían que el Reino interviniese de modo claro; afirmaban la santidad a costa de la separación. En este contexto se comprende toda la fuerza polémica de la parábola de Jesús. No es tanto una predicación moral, una invitación a la paciencia, sino una explicación teológica: una explicación de la política del Reino de Dios, una extraña política de tolerancia.
El mensaje es éste: ha llegado el Reino, aunque no lo parezca, aunque Israel no se haya convertido y aunque siga habiendo pecadores.
Bruno Maggioni, El relato de Mateo, Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 144




3.- Contexto. El viejo Pueblo religioso es un obstáculo para la Palabra que ha resonado en los caps. 5-7. Sólo el nuevo Pueblo la entiende y fructifica.
Texto. Como pasaba el domingo pasado, también hoy hay que distinguir dos partes, delimitadas por el mismo doble auditorio.
Primera (vs. 24-35): Jesús y la gente. Tres parábolas escuetas.
Segunda (vs. 36-43): Jesús y los discípulos. Explicación de la parábola de la cizaña.
Hay, sin embargo, dos cambios con respecto a la estructura del texto del domingo pasado. Primero: el porqué de hablar en parábolas se halla en la primera parte y no en la segunda.
Segundo cambio: el proverbio-reto ("el que tenga oídos que oiga") va dirigido a los discípulos y no a la gente. Esto constituye una auténtica novedad. A decir verdad, todo el texto refleja una fuerte y difícil elaboración de materiales previos por parte del autor.
Sentido del texto.
1. Jesús en medio del viejo Pueblo de Dios(vs.24-35). Más que nunca hay que hacer todo el esfuerzo necesario para interpretar las parábolas de hoy dentro del engranaje de la obra. En este sentido, no se debe perder de vista que las parábolas tienen en Mateo una función crítica respecto al viejo Pueblo.
La parábola de la cizaña continúa y avanza en la línea crítica de la parábola del sembrador. En ésta se le echaba en cara a los fundamentalistas religiosos (viejo Pueblo) el ser un continuo contratiempo para la cosecha. En la parábola de la cizaña se les echa en cara el ser precisamente cizaña. Uno no puede menos de recordar al profeta Amós en su crítica despiadada al Pueblo elegido, cuestionando y desmontando todas sus seguridades de hombres religiosos. Ya Amós cambió el calificativo "elegido" por el de maldito. En cuanto religiosos, sois cizaña: ésta es la crítica que Jesús les hace.
Las dos siguientes parábolas (grano de mostaza y levadura) son sinónimas. En ellas se apunta a la última parte de la parábola del sembrador: a pesar de los contratiempos hay cosecha. En cuanto religiosos, tampoco sois necesarios. Otros fructificarán abundantemente.
En su comentario de los vs. 34-35, Mateo cita el Salmo 78, 2, pero introduce un cambio en el final de la cita. Para Mateo, la crítica religiosa de Jesús no es algo nuevo. Culmina una línea que arranca de los comienzos mismos de la Biblia.
2. Jesús en medio del nuevo Pueblo de Dios (vs. 36-43). En la explicación se oponen dos órdenes religiosos. Los hijos del Reino y los hijos del Maligno son el nuevo y el viejo pueblo, pero en cuanto religiosos los dos. No se trata de una división entre buenos y malos, sino de una división entre dos tipos de buenos.
Los buenos al estilo de Jesús (hijos del Reino) y los buenos al estilo fundamentalista (hijos del Maligno; cfr. esta misma dirección en Jn. 8, 39-47). Todos son religiosos, pero puede haber religiosos que maten pensando que dan culto a Dios (cfr. Jn. 16,2 ). Religión y religioso no son conceptos ni experiencias unívocos. Un día aparecerá claro todo esto (cfr. vs. 41-43).
"El que tenga oídos, que oiga". Por tratarse de un proverbio-reto, choca su mención en un ambiente distendido y de intimidad como es el de Jesús con los suyos. ¿Es tal vez una llamada de atención a entender que nunca hay Pueblo de Dios descontado? Es la suposición que me parece más coherente.
Dabar 1981/41