miércoles, 2 de enero de 2013

ALGUNAS TRADICIONES SOBRE BELÉN Y LA NAVIDAD

ALGUNAS TRADICIONES SOBRE BELÉN Y LA NAVIDAD
 
 

0. INTRODUCCIÓN.
 
Perteneciente a la tribu de Judá y cuna histórica de la familia de David, la ciudad de Belén tiene una rica y larga historia:
 
- Lugar tradicional del enterramiento de Raquel, hija de Labán y esposa preferida de Jacob, madre de José y Benjamín. Murió al dar a luz a su último hijo y fue enterrada en el camino de Belén-Efratá (Gen 35,16-20).
- De la abundancia de trigo de sus campos deriva su nombre arameo- BEIT LEHEM- casa del pan. En sus fértiles campos espigaba Rut la moabita las espigas que caían de las manos de los segadores. Es el lugar del idilio amoroso entre Rut y Booz (Rut 4)
- En sus campos pastoreaba los rebaños de su padre Isaí el joven David cuando el profeta Samuel lo eligió como rey, sucesor de Saúl, y le ungió con el óleo santo (1Sam 16).
- El profeta Miqueas anunció ocho siglos antes que en Belén Efratá nacería el Mesías de Dios, esperado de los pueblos (Miq 5,1ss).
- Es el lugar del nacimiento del betlemita por excelencia, del pan de la vida, Jesús, el Hijo de María la Virgen (Lc 2,17).
- En los campos de Belén velaban por turno sus rebaños los pastores cuando un ángel del Señor se les apareció y les anunció la Buena Noticia: "Les anuncio una gran alegría; en la ciudad de Belén ha nacido el Mesías, el Salvador" (Lc 2,8-14).
- Hasta Belén llegan tres magos de Oriente siguiendo la estrella para rendir homenaje "al Rey que ha nacido, porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo" (Mt 2,1-12).
- El rey Herodes, temeroso de perder su trono a manos del rey recién nacido, manda matar a todos los niños recién nacidos en Belén y alrededores, y así acabar con la vida de aquel misterioso niño y de sus pretensiones regias (Mt 2,13-18).
Desde entonces, la pequeña aldea de la tribu de Judá, cabeza de la familia de David, se ha convertido en lugar de ensueño para niños y adultos, meta de peregrinaciones a lo largo de la historia y punto obligado en todas las celebraciones navideñas. Precisamente, para cortar el flujo de gentes que peregrinaban hasta Belén, el emperador Adriano profanó el lugar del nacimiento de Jesús y mandó construir un templo dedicado al dios Adonis, templo rodeado de un bosque. Esto sucedió hacia el año 134 d.C. Fue el año 326 cuando el emperador Constantino el Grande, influenciado por su madre Santa Elena mandó construir una gran basílica conmemorativa del nacimiento de Jesús sobre la gruta del nacimiento. Esta primera basílica fue destruía en la revuelta de los samaritanos del año 521. Poco tiempo después, el año 540 el emperador Justiniano mandó construir una nueva basílica sobre el emplazamiento de la basílica anterior. La construcción de la basílica justiniana sobrevivió a diversas invasiones posteriores: a la invasión de los persas de Cosroes del año 614, verdaderos destructores de casi todos los santuarios hasta entonces construidos en Tierra Santa. Respetaron el templo de Belén por respeto a los tres personajes esculpidos en el frontispicio de la fachada principal y que representaban a tres nobles vestidos al estilo persa y que representaban a los tres reyes magos; Resistió a la invasión de los árabes del año 647 por ser el monumento un monasterio dedicado a la Virgen María la madre de Jesús, tan venerada en el mundo musulmán. Tampoco fue destruida durante la invasión de El Hakén del año 1010 cuando fue destruida la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Con distintas reformas posteriores, sobre todo la llevada a cabo por los cruzados, la basílica que hoy contemplamos es la mandada construir por el emperador Justiniano, contemporánea de otros monumentos así mismo majestuosos y de gran importancia dentro del mundo cristiano: Monasterio de Santa Catalina del Sinaí y Basílica de Santa Sofía de Estambúl.
Cuando el peregrino o el simple turista entra en la Basílica de Belén queda agradablemente admirado al contemplar la majestuosa basílica de cinco naves en forma de cruz latina, separadas éstas por cuatro filas de columnas monolíticas de seis metros cada una, de pórfido rojo y en las que aparecen restos de pinturas de distintos personajes bíblicos y de Santos Padres. En las paredes de la nave central todavía pueden admirarse restos de mosaicos de la época cruzada en los que se representan escenas bíblicas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento y también escenas representativas de algunos de los Concilios Ecuménicos. Bajo al pavimento actual de la nave central aparecieron el año 1936 fragmentos de un rico mosaico, restos del pavimento de la basílica constantiniana, trazado con figuras geométricas, hojas, frutos y aves.
 
            1. LA GRUTA DEL NACIMIENTO
 

 
Bajo el altar mayor de la Basílica de la Natividad se encuentra la tradicional "Gruta del Nacimiento se Jesús", a la que se accede por unas escaleras situadas a ambos lados del presbiterio. En el lugar preferencial de la gruta hay un altar, y en la base de este altar una estrella con una inscripción en latín donde se lee: "Aquí, de María la Virgen, nació Jesús".
 
            1.1. ¿Qué nos dicen los evangelistas acerca de la gruta?
 
En la redacción de Lucas, único evangelista que relata la escena del nacimiento de Jesús, no se menciona expresamente la gruta. Tanto en el relato del nacimiento como en la posterior adoración de los pastores, se dice:
- "María acostó al niño en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada" (Lc 2,7).
- "Cuando llegaron los pastores presurosos a Belén, encontraron a María y a José, y al Niño acostado en un pesebre" (Lc 2,16).
No es de extrañar que no se cite expresamente la gruta por considerarla como la vivienda normal donde vivían la mayoría de las familias de aquellos tiempos, especialmente en el medio rural. Existían pocas edificaciones construidas, y menos en los núcleos rurales o pequeños pueblos. Así parece desprenderse de las múltiples grutas que hay en Betania, en el Monte de los Olivos, en Belén, en Nazaret, grutas estas últimas excavadas por el P. Belarmino Bagatti OFM en lo que se considera como el poblado de Nazaret en los tiempos de Jesús.
Las grutas servían como vivienda ordinaria, sobre todo para las gentes modestas y sencillas. Estaban dotadas de pequeños almacenes-silos para guardar las aceitunas, el trigo, y para la recogida del agua en los tiempos de lluvia. En la entrada solía haber un puesto para los animales domésticos y el pesebre donde estos pudiesen comer el pienso.
 
            2. LA GRUTA EN LA TRADICIÓN
 

 
A principios del siglo II existe ya constancia de la veneración de la gruta como lugar del nacimiento de Jesús.
- La profanación de Adriano del año 135.
-Orígenes, en su Lucha contra Celsum, dice "que Jesús nació en una gruta, y esto lo saben hasta los paganos".
-  El Apócrifo Protoevangelio de Santiago, del siglo II, habla de una gruta de luz.
- Otro Apócrifo de finales del siglo I o principios del siglo II llamado La Ascensión de Isaías, habla del nacimiento de Jesús en una gruta.
- San Cirilo de Jerusalén en sus catequesis y predicaciones sobre Belén habla del nacimiento de Jesús en una gruta.
- Eusebio de Cesarea, historiador del s. IV, aporta también en su obra "Demonstratio" el testimonio del nacimiento de Jesús en una gruta.
- San Jerónimo se retira desde Roma a Belén para vivir vida eremítica atraído por el misterio de la humillación y anonadamiento de Cristo, y se instala en las grutas contiguas a la del nacimiento de Jesús por no considerarse digno de ocupar la misma gruta donde nació el Salvador.
- En su "Itinerario de Tierra Santa", la española peregrina Egeria, monja gallega que a finales del siglo IV peregrinó a los Santos Lugares, ferviente e impulsiva, protesta porque con la construcción de la Basílica de Constantino que ella contempla no se ha respetado la gruta y la han transformado. Ella hubiera querido encontrarla tal y como era, sin cambio alguno.
 
            3. GRUTA DE LUZ
 
La luz y todos los elementos sinónimos: nube, rayo, fuego, brasas, estrella, llama, hoguera, son signos especialmente teofánicos. Indican una presencia de Dios en la vida de los hombres. El misterio de Belén suele ser representado como una irrupción de la Luz en la vida de los hombres. Nos encontramos con algunos testimonios:
 
            3.1. Antiguo Testamento.
 
- La verdad de Yavhé aparecerá como luz para todos los pueblos. (Is 5,1).
- Los pueblos que caminan en tinieblas son invitados a caminar en la luz "( Is 60,3).
- Un día de luz y de resplandor se anuncia a quienes son fieles a la alianza y permanecen justos (Is 9,1; 42,7; 49,9; Miq 7,8).
            3.2. Nuevo Testamento.
 
- A los pastores que velaban sus rebaños les envolvió una gran luz (Mt 4,16).
- Una estrella guía a los Magos de Oriente hasta la cuna de Belén (Mt 2,9-10).
- El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz ( Mt 2).
- El niño recién nacido es "la luz que viene de lo alto para alumbrar a los andan en tinieblas y en sombras de muerte"(Lc 1,78)
 
            3.3. Otros testimonios:
 
- El Protoevangelio de Santiago destaca que una nube luminosa se cernió sobre la gruta de Belén. Una luz grande iluminó la oscuridad de la cueva (19,2 a-b).
- La Iconografía bizantina describe la escena del nacimiento de Jesús en una gruta oscura y sombría. Sobre el Niño acostado en el pesebre desciende del cielo un rayo luminoso que disipa las tinieblas, transformando la escena en una catarata de luz. Este mismo rayo luminoso se posa sobre María, quien concibe por obra del Espíritu Santo y da a luz a la misma LUZ, Jesucristo.
En la gruta del nacimiento de Jesús hay colocada una estrella de plata. Esta estrella simboliza la luz que desde Belén irradia a todo el mundo.
 
4.  LOS REYES MAGOS

 
De la presencia de los tres Reyes Magos solamente nos habla el evangelista San Mateo (2,1-18).
4.1. ¿Quiénes eran estos tres misteriosos personajes?
 
Es difícil identificarlos por la imprecisión de los datos. Algunos autores sostienen que pudiera tratarse de miembros de una tribu de Media que en la religión persa estaban revestidos de funciones sacerdotales. De ahí que se diese el nombre de magos a los que poseían o ejercían una ciencia o poder secreto.
El origen de la palabra es incierto. Como los sacerdotes persas se ocupaban de la astronomía y de la astrología y eran considerados como los poseedores de una ciencia oculta, en la literatura astrológica de los griegos el nombre de magos vino a identificarse con hechiceros. El único dato preciso que nos da el relato evangélico es que eran unos magos venidos del oriente. ¿Eran sacerdotes persas?. ¿Se trata de unos astrólogos babilonios o caldeos?. Su patria de oriente bien pudiera ser Arabia, Mesopotamia, Babilonia o Persia.
En la Iconografía  cristiana antigua eran representados como adoradores del culto de Mitra.
Los judíos, a causa de las distintas dispersiones decretadas por los gobernantes ocupantes de turno al cabo de la historia, y también debido a su espíritu viajero, se hallaban dispersos por todo el mundo. Muy conocida es la colonia judía de Babilonia. Sin duda que ellos propagaron entre los pueblos donde vivían dispersos el contenido de sus tradiciones y de sus profecías sobre el nacimiento del Gran Rey de todo el mundo. Como todos los personajes importantes, también este Mesías, este Gran Rey debía tener su estrella que vaticinase su destino. De este prejuicio se sirvió Dios para conducir a los magos hasta Belén.
Nada nos dicen los evangelios a cerca del número de los magos. La tradición creyó que serían tres por los tres dones que ofrecieron al Niño: oro, incienso y mirra, productos de la región de Arabia. San Mateo precisa que le ofrecieron estos tres dones. El libro Apócrifo "La Gruta de los Tesoros", versión árabe 45 dice que cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso llevaron consigo oro, incienso y mirra, y que los guardaron consigo en la gruta donde estaban sepultados. Un día, mientras estaban en sus sepulcros, Adán dio a Eva los tres dones, diciéndole: "Esto es un regalo para ti. Consérvalo, porque esto será ofrecido al Hijo de Dios cuando venga a este mundo. El oro será símbolo de su reinado. El incienso arderá delante de él y la mirra servirá para embalsamar su cuerpo. Este será un testimonio entre los dos a cerca de nuestro salvador cuando venga a este mundo". Adán llamó a esta cueva "La gruta de los tesoros".
Cuando el Mesías nació, Adán llevó hasta Belén los tres dones que había conservado en su gruta para que los reyes magos pudieran ofrecerlos al recién nacido. Los Santos Padres ven simbolizados en estos tres dones: la realeza en el oro; su divinidad en el incienso, y la muerte y sepultura en la mirra.
 
5. LOS NOMBRES DE LOS TRES REYES
 
No aparecen en el texto evangélico de Mateo. Solo a partir del siglo VIII comenzó la tradición en la que se les llamaba con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar.
Beda el Venerable los considera como los representantes de los tres continentes hasta entonces conocidos.