ALGUNAS
TRADICIONES SOBRE BELÉN Y LA NAVIDAD
0. INTRODUCCIÓN.
Perteneciente
a la tribu de Judá y cuna histórica de la familia de David, la ciudad de Belén
tiene una rica y larga historia:
-
Lugar tradicional del enterramiento de Raquel, hija de Labán y esposa preferida
de Jacob, madre de José y Benjamín. Murió al dar a luz a su último hijo y fue
enterrada en el camino de Belén-Efratá (Gen 35,16-20).
-
De la abundancia de trigo de sus campos deriva su nombre arameo- BEIT LEHEM-
casa del pan. En sus fértiles campos espigaba Rut la moabita las espigas que
caían de las manos de los segadores. Es el lugar del idilio amoroso entre Rut y
Booz (Rut 4)
-
En sus campos pastoreaba los rebaños de su padre Isaí el joven David cuando el
profeta Samuel lo eligió como rey, sucesor de Saúl, y le ungió con el óleo
santo (1Sam 16).
-
El profeta Miqueas anunció ocho siglos antes que en Belén Efratá nacería el
Mesías de Dios, esperado de los pueblos (Miq 5,1ss).
-
Es el lugar del nacimiento del betlemita por excelencia, del pan de la vida,
Jesús, el Hijo de María la Virgen (Lc 2,17).
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En los campos de Belén velaban por turno sus rebaños los pastores cuando un
ángel del Señor se les apareció y les anunció la Buena Noticia: "Les
anuncio una gran alegría; en la ciudad de Belén ha nacido el Mesías, el
Salvador" (Lc 2,8-14).
-
Hasta Belén llegan tres magos de Oriente siguiendo la estrella para rendir
homenaje "al Rey que ha nacido, porque hemos visto salir su estrella y
venimos a adorarlo" (Mt 2,1-12).
-
El rey Herodes, temeroso de perder su trono a manos del rey recién nacido,
manda matar a todos los niños recién nacidos en Belén y alrededores, y así
acabar con la vida de aquel misterioso niño y de sus pretensiones regias (Mt
2,13-18).
Desde
entonces, la pequeña aldea de la tribu de Judá, cabeza de la familia de David,
se ha convertido en lugar de ensueño para niños y adultos, meta de
peregrinaciones a lo largo de la historia y punto obligado en todas las
celebraciones navideñas. Precisamente, para cortar el flujo de gentes que
peregrinaban hasta Belén, el emperador Adriano profanó el lugar del nacimiento
de Jesús y mandó construir un templo dedicado al dios Adonis, templo rodeado de
un bosque. Esto sucedió hacia el año 134 d.C. Fue el año 326 cuando el
emperador Constantino el Grande, influenciado por su madre Santa Elena mandó
construir una gran basílica conmemorativa del nacimiento de Jesús sobre la
gruta del nacimiento. Esta primera basílica fue destruía en la revuelta de los
samaritanos del año 521. Poco tiempo después, el año 540 el emperador
Justiniano mandó construir una nueva basílica sobre el emplazamiento de la
basílica anterior. La construcción de la basílica justiniana sobrevivió a
diversas invasiones posteriores: a la invasión de los persas de Cosroes del año
614, verdaderos destructores de casi todos los santuarios hasta entonces
construidos en Tierra Santa. Respetaron el templo de Belén por respeto a los
tres personajes esculpidos en el frontispicio de la fachada principal y que
representaban a tres nobles vestidos al estilo persa y que representaban a los
tres reyes magos; Resistió a la invasión de los árabes del año 647 por ser el
monumento un monasterio dedicado a la Virgen María la madre de Jesús, tan
venerada en el mundo musulmán. Tampoco fue destruida durante la invasión de El
Hakén del año 1010 cuando fue destruida la basílica del Santo Sepulcro de
Jerusalén.
Con
distintas reformas posteriores, sobre todo la llevada a cabo por los cruzados,
la basílica que hoy contemplamos es la mandada construir por el emperador
Justiniano, contemporánea de otros monumentos así mismo majestuosos y de gran
importancia dentro del mundo cristiano: Monasterio de Santa Catalina del Sinaí
y Basílica de Santa Sofía de Estambúl.
Cuando
el peregrino o el simple turista entra en la Basílica de Belén queda
agradablemente admirado al contemplar la majestuosa basílica de cinco naves en
forma de cruz latina, separadas éstas por cuatro filas de columnas monolíticas
de seis metros cada una, de pórfido rojo y en las que aparecen restos de
pinturas de distintos personajes bíblicos y de Santos Padres. En las paredes de
la nave central todavía pueden admirarse restos de mosaicos de la época cruzada
en los que se representan escenas bíblicas, tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento y también escenas representativas de algunos de los Concilios
Ecuménicos. Bajo al pavimento actual de la nave central aparecieron el año 1936
fragmentos de un rico mosaico, restos del pavimento de la basílica
constantiniana, trazado con figuras geométricas, hojas, frutos y aves.
1. LA GRUTA DEL NACIMIENTO
Bajo
el altar mayor de la Basílica de la Natividad se encuentra la tradicional
"Gruta del Nacimiento se Jesús", a la que se accede por unas
escaleras situadas a ambos lados del presbiterio. En el lugar preferencial de
la gruta hay un altar, y en la base de este altar una estrella con una
inscripción en latín donde se lee: "Aquí, de María la Virgen, nació
Jesús".
1.1. ¿Qué nos dicen los evangelistas
acerca de la gruta?
En
la redacción de Lucas, único evangelista que relata la escena del nacimiento de
Jesús, no se menciona expresamente la gruta. Tanto en el relato del nacimiento
como en la posterior adoración de los pastores, se dice:
-
"María acostó al niño en un pesebre, porque no había sitio para ellos en
la posada" (Lc 2,7).
-
"Cuando llegaron los pastores presurosos a Belén, encontraron a María y a
José, y al Niño acostado en un pesebre" (Lc 2,16).
No
es de extrañar que no se cite expresamente la gruta por considerarla como la
vivienda normal donde vivían la mayoría de las familias de aquellos tiempos,
especialmente en el medio rural. Existían pocas edificaciones construidas, y
menos en los núcleos rurales o pequeños pueblos. Así parece desprenderse de las
múltiples grutas que hay en Betania, en el Monte de los Olivos, en Belén, en
Nazaret, grutas estas últimas excavadas por el P. Belarmino Bagatti OFM en lo
que se considera como el poblado de Nazaret en los tiempos de Jesús.
Las
grutas servían como vivienda ordinaria, sobre todo para las gentes modestas y
sencillas. Estaban dotadas de pequeños almacenes-silos para guardar las
aceitunas, el trigo, y para la recogida del agua en los tiempos de lluvia. En
la entrada solía haber un puesto para los animales domésticos y el pesebre
donde estos pudiesen comer el pienso.
2. LA GRUTA EN LA TRADICIÓN
A
principios del siglo II existe ya constancia de la veneración de la gruta como
lugar del nacimiento de Jesús.
-
La profanación de Adriano del año 135.
-Orígenes,
en su Lucha contra Celsum, dice "que Jesús nació en una gruta, y esto lo
saben hasta los paganos".
-
El Apócrifo Protoevangelio de Santiago,
del siglo II, habla de una gruta de luz.
-
Otro Apócrifo de finales del siglo I o principios del siglo II llamado La
Ascensión de Isaías, habla del nacimiento de Jesús en una gruta.
-
San Cirilo de Jerusalén en sus catequesis y predicaciones sobre Belén habla del
nacimiento de Jesús en una gruta.
-
Eusebio de Cesarea, historiador del s. IV, aporta también en su obra
"Demonstratio" el testimonio del nacimiento de Jesús en una gruta.
-
San Jerónimo se retira desde Roma a Belén para vivir vida eremítica atraído por
el misterio de la humillación y anonadamiento de Cristo, y se instala en las
grutas contiguas a la del nacimiento de Jesús por no considerarse digno de
ocupar la misma gruta donde nació el Salvador.
-
En su "Itinerario de Tierra Santa", la española peregrina Egeria,
monja gallega que a finales del siglo IV peregrinó a los Santos Lugares,
ferviente e impulsiva, protesta porque con la construcción de la Basílica de
Constantino que ella contempla no se ha respetado la gruta y la han
transformado. Ella hubiera querido encontrarla tal y como era, sin cambio
alguno.
3. GRUTA DE LUZ
La
luz y todos los elementos sinónimos: nube, rayo, fuego, brasas, estrella,
llama, hoguera, son signos especialmente teofánicos. Indican una presencia de
Dios en la vida de los hombres. El misterio de Belén suele ser representado
como una irrupción de la Luz en la vida de los hombres. Nos encontramos con
algunos testimonios:
3.1. Antiguo Testamento.
-
La verdad de Yavhé aparecerá como luz para todos los pueblos. (Is 5,1).
-
Los pueblos que caminan en tinieblas son invitados a caminar en la luz "(
Is 60,3).
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Un día de luz y de resplandor se anuncia a quienes son fieles a la alianza y
permanecen justos (Is 9,1; 42,7; 49,9; Miq 7,8).
3.2. Nuevo Testamento.
-
A los pastores que velaban sus rebaños les envolvió una gran luz (Mt 4,16).
-
Una estrella guía a los Magos de Oriente hasta la cuna de Belén (Mt 2,9-10).
-
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz ( Mt 2).
-
El niño recién nacido es "la luz que viene de lo alto para alumbrar a los
andan en tinieblas y en sombras de muerte"(Lc 1,78)
3.3. Otros testimonios:
-
El Protoevangelio de Santiago destaca que una nube luminosa se cernió sobre la
gruta de Belén. Una luz grande iluminó la oscuridad de la cueva (19,2 a-b).
-
La Iconografía bizantina describe la escena del nacimiento de Jesús en una
gruta oscura y sombría. Sobre el Niño acostado en el pesebre desciende del
cielo un rayo luminoso que disipa las tinieblas, transformando la escena en una
catarata de luz. Este mismo rayo luminoso se posa sobre María, quien concibe
por obra del Espíritu Santo y da a luz a la misma LUZ, Jesucristo.
En
la gruta del nacimiento de Jesús hay colocada una estrella de plata. Esta
estrella simboliza la luz que desde Belén irradia a todo el mundo.
4. LOS REYES MAGOS
De
la presencia de los tres Reyes Magos solamente nos habla el evangelista San
Mateo (2,1-18).
4.1.
¿Quiénes eran estos tres misteriosos personajes?
Es
difícil identificarlos por la imprecisión de los datos. Algunos autores
sostienen que pudiera tratarse de miembros de una tribu de Media que en la
religión persa estaban revestidos de funciones sacerdotales. De ahí que se
diese el nombre de magos a los que poseían o ejercían una ciencia o poder secreto.
El
origen de la palabra es incierto. Como los sacerdotes persas se ocupaban de la
astronomía y de la astrología y eran considerados como los poseedores de una
ciencia oculta, en la literatura astrológica de los griegos el nombre de magos
vino a identificarse con hechiceros. El único dato preciso que nos da el relato
evangélico es que eran unos magos venidos del oriente. ¿Eran sacerdotes
persas?. ¿Se trata de unos astrólogos babilonios o caldeos?. Su patria de
oriente bien pudiera ser Arabia, Mesopotamia, Babilonia o Persia.
En
la Iconografía cristiana antigua eran
representados como adoradores del culto de Mitra.
Los
judíos, a causa de las distintas dispersiones decretadas por los gobernantes
ocupantes de turno al cabo de la historia, y también debido a su espíritu
viajero, se hallaban dispersos por todo el mundo. Muy conocida es la colonia
judía de Babilonia. Sin duda que ellos propagaron entre los pueblos donde
vivían dispersos el contenido de sus tradiciones y de sus profecías sobre el
nacimiento del Gran Rey de todo el mundo. Como todos los personajes
importantes, también este Mesías, este Gran Rey debía tener su estrella que
vaticinase su destino. De este prejuicio se sirvió Dios para conducir a los
magos hasta Belén.
Nada
nos dicen los evangelios a cerca del número de los magos. La tradición creyó
que serían tres por los tres dones que ofrecieron al Niño: oro, incienso y
mirra, productos de la región de Arabia. San Mateo precisa que le ofrecieron
estos tres dones. El libro Apócrifo "La Gruta de los Tesoros",
versión árabe 45 dice que cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso
llevaron consigo oro, incienso y mirra, y que los guardaron consigo en la gruta
donde estaban sepultados. Un día, mientras estaban en sus sepulcros, Adán dio a
Eva los tres dones, diciéndole: "Esto es un regalo para ti. Consérvalo,
porque esto será ofrecido al Hijo de Dios cuando venga a este mundo. El oro
será símbolo de su reinado. El incienso arderá delante de él y la mirra servirá
para embalsamar su cuerpo. Este será un testimonio entre los dos a cerca de
nuestro salvador cuando venga a este mundo". Adán llamó a esta cueva
"La gruta de los tesoros".
Cuando
el Mesías nació, Adán llevó hasta Belén los tres dones que había conservado en
su gruta para que los reyes magos pudieran ofrecerlos al recién nacido. Los
Santos Padres ven simbolizados en estos tres dones: la realeza en el oro; su
divinidad en el incienso, y la muerte y sepultura en la mirra.
5. LOS
NOMBRES DE LOS TRES REYES
No
aparecen en el texto evangélico de Mateo. Solo a partir del siglo VIII comenzó
la tradición en la que se les llamaba con los nombres de Melchor, Gaspar y
Baltasar.
Beda
el Venerable los considera como los representantes de los tres continentes
hasta entonces conocidos.